martes, 31 de julio de 2007

Capítulo 4: "El Domador de Fuego"

Un resplandor rojo cubrió los ojos de Satsujin y Kosme salió disparado hacia los árboles estrellándose en medio de estos.

-¡No me puedes ganar! -exclamó sonriendo.

El muchacho lanzó una bola de fuego que se esfumó frente a quien intentaba matarlo.

-Mi venganza estará completa. Pronto podrás reunirte con tu maldita madre -le dijo Satsujin con aire de desprecio.

-¡No! -gritó Kosme mientras se abalanzaba hacia él.

Su puño se detuvo frente a Satsujin y nuevamente fue lanzado hacia atrás contra los árboles.

-Mocoso insolente... -murmuró el Anxelin.

Satsujin le apuntó con su mano y esta comenzó a brillar con intensidad. Pero de pronto el resplandor desapareció, la expresión de triunfo se cambió por una de dolor. Sus brazos temblaron y cayó de rodillas.

-No... te saldrás... con la tuya -dijo Nerik.

El chico sujetaba un puñal ensangrentado en su mano. Lo había clavado en la espalda del Anxelin, en medio de las alas que escondía.
Nerik escupió sangre y cayó al suelo. Kosme se levantó rápidamente y se acercó a él para intentar ayudarlo, pero Satsujin lo sujetó fuertemente por el brazo.

-Ese maldito... me hirió... -farfulló el Anxelin.

Kosme se libró y pateo en el rostro a su atacante logrando que se alejara un poco. Satsujin extendió sus brazos y una llamarada se dirigió hasta el muchacho rápidamente. Alcanzó por poco a darse vuelta y usó sus manos para detener el potente ataque.

-¡De todas formas arderás! -exclamó Satsujin.

En ese instante el fuego extrañamente se elevó hacia el cielo y se esfumó como si nada.

-Su poder...

Pero no podía ser, el muchacho estaba en el suelo observando sus rojas manos, heridas por las llamas.
Satsujin sonrió y se acercó hacia él con un poco de dificultad. La herida no era profunda, podría sin problemas terminar el trabajo, pronto todo habría acabado. Pero de pronto una bola de fuego de gran tamaño pasó cerca de él, provenía del bosque, de entre las sombras de los árboles.

-¿Quién es? -preguntó Satsujin con desesperación.

Apareció frente a él un muchacho vestido con unos ropajes de cuero y una capa negra; llevaba un sable en su espalda. Tenía el cabello carmesí al igual que sus ojos, de tez blanca y constitución delgada.
El recién llegado echó una mirada sobre Nerik y luego de unos momentos observó a Kosme.

-No sabes a que te enfrentas -dijo de repente Satsujin.

Otra llamarada se escapó de sus manos dirigida hacia el sujeto que ni siquiera se movía. El extraño movió un poco sus brazos y el ataque pasó por su lado para luego terminar envolviéndolo.

-¡No, tu no sabes a quien te enfrentas! -exclamó.

Ahora el fuego le obedecía. Parecía que las llamas se había revelado en contra de su propio creador, pues se acercaban a él amenazantes. Satsujin volvió a lanzar otro ataque y los dos impactaron causando una implosión en medio.

-Un domador de fuego... -dijo el Anxelin dando un salto hacia atrás.

Satsujin envió algunas bolas de fuego, pero todas terminaban por rodear al su oponente y luego desaparecían frente a él.
De pronto desde los árboles apareció una mujer, de tez blanca, delgada, su nariz era un poco larga; tenía cabello ondulado de color castaño al igual que sus ojos. Vestía ropas de color marrón, de tela en su mayoría a excepción de una falda de cuero que llegaba hasta sus rodillas.
Tras ella llegaron dos hombres, uno de cabello gris, ojos marrones, de menor tamaño que su compañero, quien era al parecer mucho más joven; tenía el cabello de un color azul muy oscuro. Los dos vestían igual que el otro individuo que había llegado primero.

-Demasiados. Volveré cuando todo esté más equilibrado -dijo Satsujin levantando la voz.

Desapareció en un abrir y cerrar de ojos.
Kosme se levantó del suelo sorprendido por el corto, pero asombroso enfrentamiento de habilidades.

-Muchacho... ¿estás bien? -preguntó el individuo que le había salvado la vida.

-Si... si. Muchas gracias -respondió con amabilidad.

Los dos hombres se acercaron mientras la mujer tomaba en brazos a Nerik.

-Está muy herido, Nereo -dijo con tono preocupado-. Hay que llevarlo inmediatamente con Aixa o podría morir.

-Vete rápido, yo me quedaré aquí unos momentos Garaadria -dijo el muchacho de cabello carmesí.

Al escuchar el nombre Kosme se emocionó, al fin le había encontrado, ella estaba cerca y era verdad que vivía en algún del bosque o en la montaña, de todas formas no le importaba, lo único que le hacía feliz era haber llegado a su destino.

-¿Quién eres tú? -preguntó Nereo acercándose.

-Mi nombre es Kosme. Estoy aquí porque busco a Aixa -dijo con alegría.

Los ojos de Nereo se abrieron al máximo, la sorpresa le había invadido. Desenfundó el sable que cargaba en su espalda y lo colocó apuntando al cuello del chico.

-¿Qué necesitas de ella?

Kosme retrocedió unos pasos y respondió:

-Mi padre me habló de ella. Dijo que viniera a este reino a buscarla... ella era una amiga de él.

Nereo se quedó observándolo con mirada desconfiada unos momentos hasta que retiró el arma y dijo:

-Ven con nosotros. Hace varios meses te esperábamos. Desde que supimos acerca de la aniquilación completa de la tribu Kijutsu.

Se sintió a salvo, pero no podía confiarse completamente, tal vez lo engañarían igual que en la posada, quizás la pelea con Satsujin había sido un acto. Pero decidió a ir con ellos, arriesgarse era mejor opción que volver a la aldea.
Se adentraron en el bosque, caminando entre los matorrales. No podía explicarse que clase de lugar podría haber sido construido en tan espesa vegetación, si con dificultad todos los rayos del sol penetraban ahí.

No hay comentarios.: