sábado, 8 de septiembre de 2007

Capítulo 14: "Despedida"

Tres guerreros Kaji entraron en los dormitorios muy temprano por la mañana despertando a todo el mundo. Una reunión de emergencia se celebraría en el templo, tal y como Nereo había dicho a Kosme y sus amigos.

-No creí que fuese tan temprano... -dijo Nerik volviendo a cerrar los ojos.

Kosme y Dazke le observaron mientras se cambiaban de ropa. Guardaron silencio todo el momento hasta que salieron y le dejaron solo. Nerik se sentó sobre su cama, pensativo. El sueño no era lo único que le acechaba en ese momento.

Isei se levantó sin problemas. Había dormido muy poco durante la noche, todo lo que se avecinaba le tenía demasiado preocupado, unido a esto se encontraba la situación complicada con Nerik.
Salió de la habitación al mismo tiempo que lo hacía Nerik. Observó con atención la mirada de sorpresa de su viejo amigo, la que cambió luego de unos segundos por una de desprecio.
No pudieron evitar caminar juntos por el vació pasillo hasta la escalera y después hasta la salida del edificio.

-¿Has mejorado con el fuego? -preguntó de pronto Isei como si entre ellos no hubiese problema alguno.

-Creo que no es de tu incumbencia... Isei -respondió Nerik con desagrado.

-Tal vez Sensei Nereo tiene razón -dijo Isei.

Nerik paró en seco y le observó con desconcierto.

-¿Razón?

-Me refiero a dejar atrás las diferencias -contestó Isei sonriendo.

Nerik ni siquiera se contuvo, agarró a Isei por el cuello con las dos manos, incluso llegó a levantarlo un poco. Apretó con fuerza por unos momentos.

-¡Jamás! Olvidar todo sería un insulto a la memoria de Sigfried. Sabes que llegado el momento te mataré y me reiré de la misma forma en que tu lo hiciste.

Sintió como la ira recorría su cuerpo, como llenaba su corazón, como nublaba su mente, pero de alguna manera se sentía muy bien.

Isei sujetó los brazos de Nerik e intentó alejarlos, pero su fuerza era descomunal. No podría soltarse, sólo esperaba con impaciencia que el muchacho le soltara. Ya casi no podía respirar.

Nerik lo lanzó al piso, lo miró con odio, con deseos de matarle, pero no podía, algo le detenía. Prefirió reunirse con Kosme y Dazke que ya se encontraban en el templo, tal vez junto a June.

-Maldición... -farfulló Isei.

Se levantó adolorido y tocó su cuello, le ardía como si le hubiesen quemado levemente. Observó con sorpresa su mano, como si pudiera ver el cuello reflejado en ella y salió a toda prisa del edificio con dirección al templo.

El terreno estaba ocupado por varios dragones de casi tres metros de altura y de largo, todos de color carmín a excepción de uno un poco más pequeños que los otros de un tono verde muy claro.
Nerik los observó con atención, era primera vez que veía uno fuera de un libro. Caminó entre ellos como si los conociera, en ese instante las criaturas aladas se giraron a verlo fijamente.

-Has llamado la atención de los dragones -le dijo un hombre alto de cabello y barba larga color negro. Vestía una túnica del mismo color de los dragones con algunos símbolos parecidos a estrellas que el muchacho no podía comprender-. Mi nombre es Teeka y soy el líder de la tribu Xing.

-Mucho gusto -respondió Nerik e hizo una reverencia-. Mi nombre es Nerik y soy miembro de la tribu Kaji.

-Nerik... creo que he oído hablar de ti muchacho -agregó Teeka sonriendo.

Nerik le miró confundido, no podía ser que alguien le hubiese hablado de él, siendo que su existencia en la tribu no era para nada relevante.
Momentos después una muchacha llegó al lugar acompañada del único dragón verde. Sus ojos eran de color marrón, su cabello castaño y de tez blanca, con pecas en el rostro y nariz pequeña. Era ligeramente menor que Nerik. Vestía una ligera armadura de combate color azul muy brillante con lineas blancas en todo el contorno.

-Padre, Sensei Nereo ha dicho que debemos dirigirnos al salón principal del templo.

Teeka sonrió y asintió.

-Nerik, esta es mi hija Sora -ambos hicieron una reverencia-. Ven con nosotros al templo. Sora, Akira debe quedarse aquí.

El dragón que acompañaba a la chica era más pequeño que los otros, y en su color también se diferenciaba. Parecía ser aun muy joven y feliz, durante algunos momentos parecía que sonreía.
Sora acarició el hocico de la criatura y se marchó acompañada por su padre Teeka y el joven Nerik.

-Nerik ha estado muy irritado desde que vio a Isei ayer por la noche -comentó Dazke.

-Es normal, desde hace varios años han estado enfadados, más Nerik que Isei, creo -agregó June, a quien habían buscado una vez que estuvieron en el templo.

-¿Conoces la razón? -preguntó Kosme.

June asintió y luego hubo una pausa.

-Durante un verano en el que Dazke no estuvo aquí llegaron Isei y su padre. Teníamos diez años si mal no recuerdo. Nos conocimos y entablamos una muy buena amistad. Pero las cosas empeoraron cuando Isei comenzó a frecuentar al grupo de Kai-Wén. Un día prepararon una broma para Nerik; lo esperarían en el lago para jugarle una broma. Isei se encargaría de que llegase ahí. Nerik acudió acompañado con Sigfried, un muchacho de once años, eran amigos desde que tenían memoria. Pero una vez ahí apareció un oso del bosque que los atacó. Nerik no sabía crear fuego, por lo tanto no podía hacer nada, pero Sigfried intentó detenerlo resultando gravemente herido. Al cabo de tres días murió. Nerik no asistió a su funeral y no habló por varias semanas. No entiendo cómo resistió, ni siquiera una lágrima vi salir de sus ojos. Un día cuando caminaba por el bosque escuchó a Kai-Wén reunido con sus amigos, incluyendo Isei, hablando sobre Sigfried y de la broma que le jugarían a Nerik. Se supone que el oso le asustaría, pero nada más que eso. Nerik me contó que Kai-Wén no mostraba arrepentimiento, sino que se mofaba del actuar de Sigfried e Isei hacía lo mismo. Desde ese momento el odio hacia ellos creció de manera considerable. Creí que con el tiempo todo pasaría, pero ya veo que no es así. Hay que tener cuidado con él.

-Que historia más triste... -dijo Kosme conmovido.

-Amigos, hablamos de Nerik, no de un loco -aclaró Dazke.

-Vigilen a Isei de cerca... tal vez Nerik intente hacer algo.

Kosme y Dazke le miraron con horror, hablaban de Nerik, el muchacho alegre, el que parecía que nunca mataría ni siquiera a un insecto.

-Ahí viene -murmuró Kosme-. No digan nada acerca de lo hablado.

Nerik llegó acompañado a la amplia sala principal acompañado de Sora, Teeka les había dejado hacía unos momentos atrás para reunirse con Nereo y otros miembros de importancia. La sala contaba con varias ventanas de gran tamaño que permitía la entrada a la luz del sol. En uno de los muros había un pilar de unos tres metros, con unas escaleras de piedra apegadas a el. Nereo subió por estas y una vez en la parte más alta, donde todos le podía ver dijo:

-Miembros de la tribu Kaji, miembros de la tribu Xing; me dirijo a ustedes para comunicarles una grave noticia. Lo que mas temiamos se ha cumplido. La criatura ancestral ha invadido la capital de nuestro reino, trayendo consigo a cientos de subditos dispuestos a eliminar cualquier tipo de oposición -la multitud murmuró, sobre todos los miembros más adultos, por unos momentos-. Junto a la tribu Xing hemos planeado una liberación total de la ciudad y del palacio, así, de una vez por todas, nos libraremos de la amenaza constante. He convocado esta reunión especial para hacer el llamado a los domadores de fuego que deseen unirse a la fuerza de combate. Aquellos que no tengan este título ni podrán asistir y se quedarán aquí al cuidado de Sensei Garaadria. Recuerden que nuestro mundo peligra, todo lo que queremos podría desaparecer en un instante si nos quedamos con los brazos cruzados. Por último, el combate programado para hoy entre los jóvenes Dazke Futoi y Kai-Wén serán suspendidos hasta nuevo aviso. Los interesados deben quedarse, los demás pueden retirarse.

El tono de voz de los presentes se elevó considerablemente entre los presentes cuando Nereo terminó de hablar. Comenzaron a salir de apoco los más jovenes que aun no eran llamados domadores de fuego seguidos por uno que otro adulto miembro activo de la tribu; estos se quedaban exclusivamente para asegurar el templo y los terrenos circundantes de los enemigos, sobre todo ahora que la situación se había vuelto más complicada.

Dazke comenzó a caminar hacia la salida, pero se giró a mirar al lugar donde estaban sus amigos cuando se dio cuenta de que avanzaba sin compañía. Kosme y June permanecían estáticos, como si fueran estatuas.
Nerik se acercó a ellos acompañado de Sora. Sus amigos tenían una mirada extraña.

-Ustedes... pretenden ir ¿no es cierto? -preguntó Nerik deseando con fuerza que la respuesta fuese negativa.

June le sonrió y Kosme asintió. Dazke se acercó rápidamente a ellos.

-No es necesario que vayan -informó Nerik con una sonrisa nerviosa-. Kosme, tú no eres miembro de la tribu y June... recien ayer fuiste nombrada domador de fuego.

En ese momento llegaron al lado del grupo Nereo acompañado de Isao.

-Kosme -llamó Nereo-, debemos hablar contigo.

El muchacho aceptó, se acercó a ellos y luego se alejaron de los otros.

-June...

-Nerik, debo ir, es mi deber, ya soy un miembro activo de esta tribu. Es menester que los acompañe, más aun si es algo tan importante como la liberación de la capital.

-Esa criatura, nadie la conoce, ni siquiera sé de lo que habló el Sensei. Por favor... no vayas.

June negó haciendo un gesto con la cabeza y luego se alejó.

-No podremos hacerle cambiar de opinión... -dijo de repente Dazke.

Nerik se giró y le vio observando con tristeza.

-Dazke, ella es Sora -presentó sonriendo-, miembro de la tribu Xing.

Nerik se alejó de ellos, hacia un rincón de la sala, no podía contener muy bien lo que sentía dentro, un sentimiento tan fuerte que le producía dolor en cada parte de su cuerpo. Los miembros que quedaban obligaban a los más jóvenes a desalojar el lugar.

-Debes salir Nerik -le ordenó uno de los Kaji-. Sabes que no puedes quedarte.

El chico obedeció sin oponer resistencia. Mientras caminaba se volteo para ver a sus amigos, June y Kosme le miraron también y le sonrieron, sin ser capaces de realizar otro gesto. Nerik hizo lo mismo. Se sentió solo en aquel momento, estaban tan lejos de él y tenía miedo de perderlos, no deseaba que sucediera de nuevo. Fuera le esperaba Dazke junto a Sora, quien ya se había despedido de su padre.
Los llevaron hasta los dormitorios, donde Sora se quedó con Nerik y Dazke. No les dejaron ni siquiera quedarse frente al templo. El dragón verde de Sora se quedó fuera del edificio, haciendo guardia frente a la entrada.

-Estarán bien, estoy seguro de eso... -dijo Dazke.

-Pueden ir a despedirlos antes de que se vayan -agregó Sora-. Mi padre me comentó que partirían al atardecer.

Nerik sonrió y asintió, no deseaba que ellos le vieran preocupado, ni que tampoco se enteraran de que se sentía triste. Se acercó a la ventana de la habitación que compartía con Kosme y Dazke. En el reflejo pudo ver sus peores miedos, su dolor, su tristeza y su ira. De alguna forma estaba cambiando; la llegada de Isei, la partida de June y Kosme a una batalla contra alguien desconocido para él habían desencadenado una serie de antiguos recuerdos desagradables.

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