domingo, 23 de septiembre de 2007

Capítulo 19: "El Enviado Contra LuxFero"

El resplandor negro y rojo que cubría el cuerpo se expandió y Kerbasi dio un salto hacia atrás para no resultar dañado.

-Pagarás por lo que has hecho... -dijo Nerik tranquilamente con una voz grave, diferente a la suya.

Parecía estar triste, la expresión de enfado ya no se notaba en su rostro, miraba constantemente hacia el suelo como si estuviese avergonzado.
Kerbasi hizo aparecer una espada nuevamente en sus manos, la misma con la que había atacado a Eizan hacía un rato atrás. Extendió el arma y de esta se escapó una bola de fuego que se dirigió hacia Nerik. Pero en vez de impactarle comenzó a rodearle como si esta perteneciera a él.

-Maldición... -murmuró el rey.

La bola de fuego se expandió hasta convertirse en un manto de fuego que fue en busca de Kerbasi, pero al rededor de este apareció una esfera brillante que le protegió.

-Así que todo esto va en serio... -murmuró Kerbasi.

Mientras tanto, Eizan y los otros observaban desde los escombros atónitos por el nuevo poder de Nerik, ni siquiera el rey que tantos problemas les había causado lograba tocarlo.

-Hace unos momentos usted dijo algo sobre un plan y también escuché el nombre de mi padre -dijo Kosme a Eizan observándole fijamente.

Eizan no muy feliz asintió y le respondió:

-En cuanto salgamos de esta situación te contare todo acerca de tu padre y de ese plan. Te pido que tengas un poco de paciencia por favor.

Aun más intrigado Kosme guardó silencio y volvió a mirar al nuevo Nerik. June abrazaba con fuerza el cuerpo de Dazke, mientras que Isei intentaba despertar a su padre inconsciente.

-¡Excelente! -exclamó Kerbasi- Es lo que esperaba del Enviado. Ahora tú serás testigo de mi gran poder.

La piel de Kerbasi empalideció, sus ojos se volvieron de color amarillo y su cabello gris. Un resplandor negro y azul comenzó a rodearle.

-Llámame LuxFero, Enviado -dijo de repente Kerbasi-. En este momento nuestra gran batalla comienza, la gran batalla que cientos de ancianos profetizaron.

LuxFero voló rápidamente hasta Nerik y le golpeó en el rostro, pero el muchacho recuperándose inmediatamente le dio una patada en el vientre haciéndole retroceder. LuxFero dio un salto hacia atrás y lanzó un potente rayo que Nerik esquivó sin dificultad.

-Los dos son muy rápidos... -murmuró Kosme mientras observaba el encuentro atónito.

Nerik lanzó un grito de furia y LuxFero voló por todo el salón llegando a estrellarse con el muro y romperlo. El Enviado le siguió inmediatamente hasta fuera del palacio. LuxFero había subido hasta lo alto, entre todos los dragones que aun combatían. Las negras alas de Nerik se estiraron y voló hasta donde se encontraba su oponente. Llegó tan rápido como pudo y le dio un puñetazo en el estomago a LuxFero quien quedó unos segundos inmovilizado.

-No me has... ¡vencido aun! -gritó con fuerza y Nerik retrocedió.

Doce dragones negros advirtieron la presencia de LuxFero en el cielo, se acercaron a él y luego se abalanzaron sobre el Enviado, quien agitó sus alas una vez firmemente y la docena de criaturas cayeron abatidas al suelo.

Nerik voló hasta LuxFero, le sujetó fuertemente por la cabeza con su mano izquierda y con la derecha le lanzó un rayo de cerca que estalló sobre el vientre de la criatura ancestral. LuxFero comenzó a caer como si hubiese sido derrotado, pero a medio camino de estrellarse contra el suelo paró en seco. Sus ojos brillaron intensamente de un color rojo y desapareció unos segundos. Nerik se dio la vuelta con el puño en alto para encontrarse con el de LuxFero. Una explosión invisible alejó a todos los dragones que volaban cerca, llegando a tirar de ellos a quienes los montaban.
Ninguno de los dos estaba dispuesto a rendirse, seguían en la misma posición, acumulando toda la fuerza posible en sus puños. De pronto un dragón carmesí enorme pasó cerca de Nerik en picada. Era Teeka en busca de su hija Sora, quien había caído de Akira debido al choque entre él y LuxFero.

Nerik soltó un grito y como si este le diera más fuerza logró golpear a LuxFero y alejarse de él para ir en busca de Sora. Sus negras alas se juntaron y cayó directo al suelo, pasó a un lado del dragón carmesí y llegó cogió a Sora un poco antes de que se estrellara en el suelo. Voló rápidamente con ella hasta el techo del palacio donde la dejó.

-Nerik... gracias... -murmuró la muchacha sorprendida y aun asustada.

El Enviado ni siquiera le miró, su atención estaba puesta en LuxFero quien desde el cielo le miraba sonriendo. De repente vio que levantó las manos y una gran esfera brillante apareció sobre él.

-¡Alejate de aquí Sora! -ordenó Nerik- ¡Que todos se vayan de este lugar!

-Pero...

Al ver los brillantes ojos de Nerik, cargado de un poder desconocido, pero atemorizante para ella, le obedeció sin decir ni otra palabra. Akira llegó en ese momento y se la llevó de vuelta al cielo para darles la orden del Enviado.

LuxFero disparó la gran esfera brillante impulsada por un rayo, así llegaría con más rapidez hasta su objetivo.
El brillo de los ojos de Nerik se intensificó, sus alas se abrieron y el ataque de la criatura ancestral se detuvo unos metros por encima de él.

Eizan y los demás que aun seguían dentro del castillo sólo podían observar una línea brillante que bajaba desde el cielo y que se detenía cerca de donde estaban.

-Nerik está deteniendo el ataque... -dijo Eizan.

En ese momento entró el gran dragón carmesí de Teeka para llevárselos.

-El muchacho dice que debemos marcharnos de inmediato -les dijo mientras bajaba del dragón.

-¡Todos suban! -ordenó Eizan a Kosme y los otros.

-Sensei Nereo se encuentra bajó los escombros -dijo June antes de montar la criatura.

Eizan bajó la mirada, una expresión de sorpresa apareció en el rostro de la muchacha y en la de los otros.

-No hay nada que podamos hacer por él ahora... -comentó Teeka tristemente.

Subieron todos al dragón del padre de Sora y salieron rápidamente del palacio para luego dirigirse a las afueras de la capital junto con los otros guerreros que quedaban vivos, incluidos los que luchaban en las calles de la capital, de los cuales habían quedaban muy pocos.

La potencia del rayo se intensificó, ya no podría seguir deteniéndolo. Se percató de que todos ya se encontraban lo suficientemente lejos. Lanzó un grito de rabia y sus ojos brillaron aun más, en ese momento el rayo de LuxFero atravesó la barrera invisible creada por el Enviado y segundos después el ataque impactó sobre el palacio haciéndolo estallar en mil pedazos. La ciudad y todos los alrededores fueron bañados por una intensa luz blanca.

No hay comentarios.: