viernes, 21 de septiembre de 2007

Capítulo 18: "El Despertar del Verdadero Enviado"

-¡Asnaq! -llamó Kerbasi a uno de los sujetos vestidos se negro- Quédate conmigo, que los otros vayan con Akemi.

Uno de ellos asintió sin decir ni una palabra, apuntó a la Anxelin y los otros que vestían como él fueron hacia donde ella se encontraba.

-No te apartes de mi, Nerik -ordenó Eizan al ver que Kerbasi extendía sus brazos hacia ellos.

Nerik asintió y se apegó más a su padre, ligeramente más alto que él.
De las manos del rey salieron disparados varios rayos resplandecientes acompañados por los de color rojo y negro que lanzaba Asnaq con su espada. Eizan se apresuró a crear un muro de llamas para protegerse, mientras Nerik lanzaba bolas de fuego sin cesar, pero ninguna de estas tenía efecto ya que Kerbasi las bloqueaba con sus propias manos.

Kosme, June, Isei y Dazke esquivaban con dificultad los ataques de sus cuatro oponentes al mismo tiempo que lanzaban bolas de fuego.

-Tengo una idea... -dijo Isei.

Isei extendió su brazo con la palma de su mano abierta y de esta se escaparon varios rayos de color azul que impactaron a sus atacantes de forma directa haciendoles retroceder un poco. June aprovechó esto para apartar a Akemi del grupo lanzándole una bola resplandeciente que estalló cerca de ellos. Isei siguió lanzando rayos de luz azules acompañado de las bolas de fuego de Kosme y Dazke. Por otro lado June se encargaba de Akemi golpeandola.

-Parece que no sabes defenderte muy bien -dijo June mientras le daba un puñetazo cerca del vientre.

Akemi cayó arrodillada por el dolor y June le dio una patada en el rostro dejándola fuera de combate por unos momentos.

De repente un potente rayo de luz, que se escapó de las manos de Nerik, impactó directamente en el pecho de Asnaq empujándolo hasta el muro y logrando que perdiera la espada que utilizaba para atacar. Kerbasi se enfadó aun más y sus ataques se volvieron cada vez más potentes.

-Nerik -dijo Eizan-, quedate aquí, no te muevas y cuidate de los ataques.

Nerik asintió un poco preocupado, pero debía hacerle caso a su padre. Eizan corrió hasta Kerbasi e intentó herirle con la espada, pero el rey era demasiado ágil como para bloquear todos los golpes.

-¡No estás a mi nivel! -exclamó Kerbasi al mismo tiempo que lanzaba un fuerte rayo de color negro.

Eizan colocó su espada por delante y el ataque impactó en esta, pero no resistiría mucho tiempo. El rayo comenzó a empujarlo hacia atrás, si continuaba así lo mataría.

-No... me derrotarás... -murmuró Eizan.

Empuñó la espada con fuerza y avanzó. El rayo negro salió disparado en todas partes haciendo hoyos en los muros de la sala del trono. Eizan aprovechó esto, abrió la boca todo lo que pudo y de esta se escapó una gran llamarada que dirigió a Kerbasi.
El rey enfadado por tal osadía volvió a lanzar otro rayo, pero esta vez uno de color rojo envuelto por pequeños rayos negros, al parecer mucho más potenten que el otro.
El ataque de LuxFero, en el cuerpo de Kerbasi, y la llamarada de Eizan se estrellaron en medio del salón provocando una enorme explosión que envió a todos a volar y destruyó gran parte de la sala, casi quedando al aire libre.

Kerbasi fue el único que quedó en pie, protegido por una esfera de luz. De a poco comenzaron a levantarse entre los escombros los otros que fueron afectado por el ataque.

-¿Están todos bien? -preguntó Eizan que sostenía a un incosciente Isao.

-Pa... padre... -dijo Isei colocándose de pie a duras penas.

-¿Dónde están Nerik y los otros? -preguntó June mientras se quitaba algunas piedras pequeñas de encima.

Cerca de ella se levantó Dazke arrastrando a Nerik que se encontraba malherido, seguido por Kosme. En ese momento Akemi, reuniendo lo poco que le quedaba de fuerza, lanzó un resplandeciente rayo blanco hacia June. Dazke soltó a Nerik y se lanzó para intentar bloquear el ataque, pero este le atravesó el pecho.
Las miradas atónitas de todos se posaron sobre el muchacho que parecía caer lentamente sobre los escombros.
Kosme se levantó lo más rápido que pudo para acercarse a Dazke, pero era demasiado tarde, este ya no respondía, su cuerpo no daba señales de vida y su mirada parecía perdida. Había sido tan rápido, sólo con el impacto había muerto instantaneamente, todo para salvar a June, su amiga de la infancia.

-¡Maldita! -gritó Kosme con toda su fuerza.

Kosme comenzó a lanzar varios rayos, parecidos a los de Isei, a Akemi, pero Kerbasi la protegía bloqueando todos los ataques. Después de unos momentos el muchacho cayó exhausto.
June se arrastró hasta el cuerpo de Dazke y comenzó a llorar amargamente.

-Será mejor que pronto lo entierres -aconsejó Kerbasi con tono de burla-. Su apestoso olor me hace vomitar.

El rey y Akemi comenzaron a reir sin parar. Nerik no podía ver bien, pero sabía lo que sucedía. El dolor invadió todo su cuerpo, lo mismo que le sucedió cuando Sigfried había muerto hacía varios años atrás. Las lágrimas se acumularon en sus ojos, pero ninguna caía por su mejilla. Apretó los dientes con fuerza y empuñó las mano, ya no tenía fuerzas para pelear, jamás podría vengar la muerte de su amigo. Entonces todos los bueno recuerdos bombardearon su mente provocándole aun más dolor, además del eco de los persistente dichos de Dakze de no ir a la batalla; al final él había ocacionado la muerte de uno de sus mejores amigos.

De pronto la risa de los dos malvados terminó de golpe, algo sucedía. La atmósfera del lugar se tornó pesada, parecía que no podían mantenerse en pie, necesitaban recostarse para sentirse bien, el cuerpo lo pedía, a todos los presentes.

En ese instante de entre los escombros una figura con un par de alas se levantó rodeada de un resplandor negro y rojo.

-¿Qué sucede...? -murmuró Kerbasi atónito por lo que veía.

Todos se giraron a ver al nuevo individuo que aparecía. Comenzó a caminar hacia donde se encontraba el rey, los escombros se levantaban con cada paso que daba.

-Nerik... -dijo Eizan.

Kosme y los otros se giraron hacia Eizan por un momento al escuchar el nombre de su hijo y luego volvieron a mirar al sujeto que se acercaba.

Sus ojos brillaban de un color azul intensamente, un par de alas tan negras como la noche salían de su espalda y estaba rodeado de un resplandor negro y rojo. Nerik se colocó entre sus amigos y Kerbasi, ya no permitiría que nada les sucediera.

-Es el Enviado... -dijo Isei.

-No puede ser -negó June-. Pensé que el Enviado era Kosme. Todo apuntaba a que él lo era.

-Entonces el engaño resultó mejor de lo que Ningen esperó -agregó Eizan.

-El hijo de Kayla y Tensai... -murmuró Akemi.

Akemi retrocedió unos pasos, pero Kerbasi se mantuvo quieto, atónito frente a su principal enemigo en el mundo. De pronto Nerik desapareció unos segundos.

-¿Dónde está? -preguntó Akemi asustada, pues sabía que ella sería la primera en caer.

Apareció en un abrir y cerrar de ojos detrás de la Anxelin. La tomó por el cuello, aun cuando era un poco más bajo que ella, como si nada y la arrojó contra lo que quedaba del muro del salón. Kerbasi se giró e intentó golpearle, pero el puño del rey se detuvo frente al rostro de Nerik, no podía tocarle.
Al percatarse que Akemi intentaba de escapar, luego de estrellarse contra la pared, Nerik extendió su brazo izquierdo y de este disparó un rayo de color negro y azul que impactó directamente en Akemi dejándola inconsciente.

-Luego la mataré... -dijo Nerik con un tono grave y extraño que no era el suyo, parecía como si otro dijera las palabras a través de él.

Kerbasi retrocedió, el puño le ardió como si hubiese golpeado algo muy duro. Eizan ordenó a los otros que retrocedieran y se ocultaran entre los escombros.

El Enviado por fin había despertado, ahora de él dependía que LuxFero desapareciera para siempre. La batalla esperada por muchos estaba a punto de comenzar.

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