jueves, 27 de septiembre de 2007

Capítulo 21: "El Anterior Enviado"

Se despertó en un sitio oscuro, ni siquiera podía verse a él mismo. De pronto una luz que venía desde lo alto iluminó una pequeña parte del sitio a unos cuantos metros de él.

-¿Quién está ahí? -preguntó Nerik con desconcierto.

Una silueta apareció entre la luz y la oscuridad, se quedó inmóvil una vez que Nerik pudo ver su imagen.

-Estoy seguro de que lo sabes.

Nerik un poco confundido retrocedió unos pasos.

-No creo que tengas miedo -dijo el extraño-. Eres el Enviado, tú deberías ser el único sin miedo aquí.

-¿El... Enviado?

-Desde hace miles de años los ancianos profetas de todo el mundo han hablado sobre la venida de un individuo que cambiaría la tierra, más allá de eso no sabían, me refiero a cuales serían tus verdaderas intenciones. Ese es el Enviado, el que debe destruir al enemigo de todo lo vivo, de todo lo que creado, una criatura que ha vivido entre los habitantes de esta tierra casi desde que el mundo se fundó.

-Ya entiendo...

-No pensé que lo tomarías tan a la ligera... -dijo el extraño al ver la desinteresada reacción de Nerik.

-Es algo que debo aceptar obligadamente ¿no?

-Tal vez tengas razón, pero me gusta pensar que no es así. Verás cuando yo estuve con vida tomé mi papel tal como lo decían las profecías e intenté destruir al enemigo, pero fallé y... ahora estoy muerto.

-¿Quién eres? -preguntó Nerik.

-Quién fui sería la pregunta correcta -respondió el extraño-. Yo, al igual que tú, alguna vez fui el Enviado. Se que sorprenderás, estoy seguro de que llegaste a pensar que eras el único, pero, lamento decírtelo, no es así, incluso, antes de mí vinieron muchos más.

-Yo no...

-Silencio muchacho. Al principio acepté mi destino como si nada, me emocioné por ser alguien especial, pero luego, cuando fui separado de mi familia, de mis amigos y de todos los seres que amaba para ser entrenado por los mejores guerreros me sentí triste y ya no quise seguir cono todo aquello, pero los sabios me ataron al destino, diciendo que era mi deber destruir al enemigo del mundo y así me quede por varios años entrenando duro hasta que fui enviado a luchar contra LuxFero. Recuerdo perfectamente que tenía un enorme ejército y nosotros eramos muy pocos, ni siquiera los Anxelin habían enviado ayuda, sólo unos cientos de humanos y otras guerreros como Tsathis, Awakus y Serpens. Todo fue un desastre, la batalla no duró más de una hora, pero logré destruir el cuerpo de LuxFero con mi arma, aunque eso no fue suficiente. Poco tiempo después fallecí debido a las graves heridas que sufrí. De todas formas fallé.

-¿Qué debo hacer? -preguntó Nerik.

-Elige tu propio camino...

-¿Mi propio camino?

-Las profecías dicen que el Enviado ha venido a destruir al enemigo de este mundo, pero por alguna razón todos aquellos a quienes se les ha encomendado esta misión han fracasado. Pero en ti sentí algo diferente, por eso comencé a ayudar a tus padres, me encargué de que nunca les atraparan, dándoles visiones y haciendo todo lo necesario para que vida estuviese asegurada. Kayla y Tensai arriesgaron sus vidas para mantenerte a salvo, jamás vi tal devoción por un hijo, aun sabiendo que estabas destinado para algo grande y que debías quedarte con los Anxelin, pero ellos jamás permitieron que les fueras arrebatado.

-Mis padres... pero mi padre se llama Eizan... ¿no es así?

-Eso no te lo aclararé yo, Nerik. En los momentos más oportunos te visitaré. Pero debes tener cuidado con lo que hagas, si eliges seguir tu propio camino torcerás la mano al destino y puede ser que al final destruyas a LuxFero o podría suceder que otro tenga que reemplazarte en el futuro.

Nerik bajó la mirada, no estaba seguro de lo que haría, jamás le había gustado la idea de que alguien le controlara de una forma u otra, pero elegir el propio camino podía ser desastroso, podía no salir como él esperaba.

-Ya es hora de que despiertes...

Nerik abrió los ojos de forma repentina, como si hubiese tenido una pesadilla. Aixa e Isei le observaban sonrientes. Le dolía demasiado la cabeza y todo el cuerpo, no recordaba mucho de lo sucedido en la batalla del palacio, pero si recordaba con claridad la conversación con aquel individuo.

-Vieja -dijo de repente Nerik mirando a Aixa-. Quiero saberlo todo.

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