-¡Debemos llegar al bosque! -exclamó Teeka.
Una docena de dragones carmesí volaron hasta el bosque que rodeaba la capital y se ocultaron entre los árboles cuando la cegadora luz cubrió por completo la ciudad.
-¡¿Qué sucedió con Nerik?! -preguntó June con desesperación.
-Se quedó ahí... -respondió Eizan cabisbajo- pero no te preocupes demasiado, él es el Enviado.
Poco a poco comenzaron a llegar varios guerreros heridos de la tribu Kaji y otro de la tribu Xing, eran los que habían logrado escapar a la batalla con vida. La liberación de Hóng-Lián había sido un fracaso.
Isei y Kosme dejaron apoyado en un árbol el cuerpo sin vida de Dazke.
-Me salvó la vida... -murmuró June sollozando arrodillada frente a él.
De pronto una sombra la cubrió, como si el sol se hubiese ocultado repentinamente, se giró a mirar y vio una negra ala por encima de ella. Un poco más allá estaba Nerik sosteniendo en brazos a Nereo, quien había perecido bajo el dragón negro y los escombros del techo del palacio.
-¡Nerik! -exclamó la muchacha corriendo hacia él.
Los ojos de Nerik dejaron de brillar y sus alas entraron en su cuerpo lentamente, desapareciendo de la vista de los que le rodeaban, segundos después cayó al suelo inconsciente junto al cuerpo de Nereo.
-Debe estar herido... -dijo Teeka.
Eizan revisó en busca de algún daño, pero no tenía nada, ni siquiera un rasguño. Luego lo tomó en brazos y lo dejó recostado en la hierba a la sombra de un árbol. Mientras que Isao colocaba el cuerpo del Sensei Nereo a un lado del de Dazke.
-Todo fue un fracaso... -dijo de pronto Isao.
Varios de los que estaban presentes dirigieron sus miradas a la crecida hierba. Isao tenía razón.
-Si el poder del Enviado no hubiese despertado, no estaríamos aquí ahora -agregó Teeka-. El escape fue nuestra única salida para seguir viviendo...
-Entonces podemos intentarlo una vez más... -interrumpió Isao con un poco de alegría.
-Inténtalo tú -dijo Eizan-. No permitiré que la vida de mi hijo sea puesta en peligro de nuevo.
Isao sonrió, para sorpresa de los presentes que aun lamentaban la muerte de muchos de sus compañeros y amigos.
-Padre... -murmuró Isei mirando a Isao con desconcierto.
-Nerik puede hacerlo, yo creo en él, sólo necesita un poco de entrenamiento y estará listo. Pronto podremos hacer frente a LuxFero y entonces será derrotado.
-No lo...
-Vamos, Eizan -interrumpió Isao-. Nerik está destinado para esto... no puede ser, tuve la misma discusión con Aixa. Además ni siquiera es tu hijo.
-Idiota. Tú eres padre también, te has dedicado a cuidar de Isei de la misma manera en que yo...
Eizan se quedó en silencio, no podía seguir hablando, no podía decir que había cuidado de su hijo de tan buena forma, pues no era verdad.
-Creo que no es momento de discutir eso -dijo Teeka-. Hay que volver al templo de la tribu Kaji. Tal vez los seguidores de LuxFero vengan en nuestra busqueda.
Era lo mejor que podían hacer en ese instante. Los heridos fueron montados en los dragones, los que fueron conducidos a través del bosque para que no los descubrieran. Los cuerpos de Dazke y Nereo eran llevado por Akira, el dragón de Sora. Todos los demás caminaban.
Nadie hablaba, todos en silencio marcharon de vuelta, sin gloria y sin alegría.
Eizan llevaba en sus brazos a Nerik, que dormía profundamente.
-Muy pocas veces desde que eras un bebé te sostuve en mis brazos -murmuró Eizan a su hijo-. Después de la muerte de Kayla ya nada fue lo mismo, parecía que había perdido mis sentimientos; dejarte con los de la tribu fue mi plan. Te he fallado hijo, te he fallado porque todos estos años no estuve contigo. Espero que un día me perdones.
Eizan sonrió a medias y miró el anaranjado cielo de la tarde. La primera estrella ya era visible.
-No están por ningún lado mi señor -dijo un sujeto vestido de negro que cubría su rostro con una capucha del mismo color.
-Entonces el Enviado aun sigue con vida -dijo LuxFero apareciendo en su rostro una mirada furiosa.
-¿Qué haremos ahora mi señor? -preguntó Akemi desde un lado del casi derrumbado salón del trono.
-Tengo un plan -respondió LuxFero sonriendo-. Si resulta como espero, el Enviado se convertirá en nuestro aliado tarde o temprano.
-¿Qué hay de los Serpens señor? -preguntó el individuo que cubría su rostro con una capucha.
-Ya no nos servirán más, además su líder, Serpai, ha muerto. Mata a los que queden con vida, desde ahora nuestro aliados serán más poderosos.
Haciendo una reverencia el sujeto vestido de negro que cubría su rostro se marchó del lugar.
-Akemi -llamó LuxFero-. Quiero que te reúnas con Alberich y le cuentes de todo esto. Necesitaremos de su ayuda desde ahora en adelante para que mi plan se lleve a cabo. Una pequeña visita al territorio de los Kaji le caerá muy bien.
Akemi sonrió e hizo una reverencia. Unas alas blancas comenzaron a crecer en su espalda, luego salió de la sala volando.
Al amanecer llegaron todos a unas puertas de gran tamaño con un triángulo tallado en ella. Dos guardias sorprendidos al verlos les abrieron sin reparo. Cuando vieron el cuerpo de Nereo sobre uno de los dragones más pequeños abandonaron sus puestos y siguieron al grupo que ingresaba.
Aixa fue una de las primeras en salir del templo, seguida por Garaadria y otros miembros de la tribu más jóvenes.
-Cuando atrape a esos...
Garaadria se quedó muda al ver a los recien llegados, al ver como bajaban los cuerpos de Nereo y Dazke del dragón de Sora. El pecho le dolió y sintió como si el estomago le estuviese dando vueltas.
-¿Qué sucedió? -le preguntó Aixa a Isao.
-Luego te contaré, por ahora ayudanos a llevar a los heridos dentro del templo. Ahí atrás vienen Eizan y Nerik.
La expresión de preocupación en el rostro de Aixa se hizo notar aun más al escuchar aquello. Corrió tan rápido como pudo, una sonrisa a medias se dibujó en su rostro por unos momentos, pero al ver a Eizan cargando a un inconsciente Nerik desapareció por completo.
-Aixa... -dijo Eizan.
Aixa se acercó a él y le ayudó a cargar a Nerik hasta el templo.
-La gran sala de reuniones... deberá ser abierta para dejar a los heridos... ahí -dijo Garaadria.
La Sensei aun no se recuperaba muy bien del impacto al encontrarse con los cuerpos de Nereo y Dazke, pálidos y sin vida alguna dentro de ellos. Pronto deberían cremarlos. Luego de que la multitud ingresara en el edificio ella se quedó sola en el patio, siendo bombardeada por cientos de miles de recuerdos. Deseaba llorar y gritar con tanta fuerza, pero una parte de ella se lo impedía. Se arrodilló cerca de la pared frontal del templo y lamentó el fallecimiento de los dos en silencio.
Al medio día todo el salón había sido implementado con camas provenientes de los dormitorios vacios que ocupaban los que entrenaban para ser reconocidos como domadores de fuego.
-No encuentro ningún tipo de herida en su cuerpo -dijo Aixa mientras revisaba el cuerpo de Nerik-. Entonces ¿ellos se enfrentaron?
-En una gran batalla, algo que nunca antes había visto -respondió Eizan-. Si no hubiese sido por él ninguno de nosotros hubiese llegado a este lugar.
-Cuando despierte pedirá bastantes explicaciones...
-Y yo seré quien deba darselas...
-Se parece a su madre, ella habría ido a luchar por los suyos -agregó Aixa.
-Kayla era un poco imprudente... -dijo Eizan sonriendo- es bueno que tenga algo de ella, ya que de mí no tiene nada.
Aixa guardó silencio, no encontró las palabras necesarias para intentar alegrarle.
-Me arrepiento demasiado de no haberme quedado con él -agregó.
-No podría decir lo contrario Eizan -le dijo Aixa-, pero él jamás estuvo desprotegido en este lugar. No es muy respetuoso, especialmente conmigo, estoy segura de que piensa que soy una bruja. Eso no me molesta, le estimo de igual forma que a Kayla.
-Gracias por cuidarlo todos estos años, si algo le sucediera yo...
-No te preocupes muchacho, mientras esté viva le cuidaré tanto como él quiera o no.
En ese momento, Kosme se acercó a Eizan.
-Creo que debemos hablar -dijo el muchacho.
Eizan sintió y le acompañó hasta la salida del salón, mientras que Aixa se quedaba con Nerik.
-Es lamentable que Nereo y tu amigo hayan muerto -murmuró Aixa al oído de Nerik-, pero no te preocupes, yo puedo entender aquel dolor, estaré aquí si me necesitas muchacho.
-Con todo respeto le pido que me explique aquello de mi padre y el plan -pidió Kosme.
-Está bien Kosme, te contaré todo -respondió Eizan.
La batalla en la capital había terminado en un total fracaso, ninguno pensó que sería así, estaban tan seguros de ganarle al rey sin ayuda del Enviado, pues pensaron que sus poderes no eran tan grandes. Ahora tenían que esperar a que Nerik despertase de su sueño y que los poderes del Enviado lo hicieran con él.
martes, 25 de septiembre de 2007
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