En el lado sur del mundo se encontraba, bastante alejado de los otros, el continente blanco, Hiver, donde el invierno era eterno y donde las ciudades eran de cristal. Este era el hogar de los Anxelin, una extraña raza en la que todos tenían casi los mismos rasgos. Tez y un par de alas blancas como la nieve, cabello plateado, ojos azules en su mayoría, algunos los tenían verdes, y orejas puntiagudas. Los Anxelin nunca salían de su tierra, a menos de que sucediera en "el mundo de los humanos", como ellos decían. Poseían habilidades extrañas tales como mover objetos o algun ser viviente con sólo desearlo y lograban facilmente manipular el fuego, la tierra y el agua. Todo lo hacían con entrenamientos físicos y meditación.
Pocos habitantes fuera de Hiver los habían visto, algunos creían en la existencia de estos seres, pero otros dudaban. Generalmente aquellos que contaban historias a los más pequeños los utilizaban como heroes en sus relatos.
Los Anxelin adoraban a un ser superior que no tenía nombre, este hablaba directamente con los sabios o enviaba a mensajeros en su nombre. Se hacía la voluntad de este ente divino, fuese lo que fuese, así había sido su sistema por más de mil años.
Un día, mientras los eruditos meditaban en el templo, apareció un extraño cubierto con una larga capa blanca. Este les dijo que nacería de entre ellos un Anxelin diferente a todos los otros, al que deberían criar hasta que fuera mayor, entonces él vendría nuevamente para darles otro comunicado. Pasó el tiempo y encontraron a una bebé que tenía algo que la hacía especial. Era su cabello, este era negro. Los padres la entregaron a los sabios, luego de oir que la voluntad del ser supremo era que ellos la educaran. Le pusieron por nombre Kayla.
Kayla creció rodeada de libros y pergaminos antiguos que enriqucieron su conocimiento. Fue entrenada física y espiritualmente, lo que la convirtió en una gran guerrera a la hora de luchar.
Era amable, inteligente, fuerte y su cariño era enorme, especialmente para los que la habían criado. Su extraña afición con observar las estrellas y la luna, la llevaba a dar largos paseos durante la madrugada.
Vivió sin sobresaltos durante todo lo que llevaba de vida y nunca llegó a prensentir lo que se acercaba. Una conspiración en su contra le haría abandonar la tranquilidad y todo lo que había tenido hasta ahora.
Continuará...
sábado, 14 de abril de 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
saludos
kvin
oye bkn lo leido
pero es muy diferente a la historia k
estabas escribiendo
¿dime k paso ??
por que esta yo la veo muy distinta
me gusto lo k lei
espero k te valla bm en tu historia
y seria eso
cuidate y nos estamos viendo po ahi
tauzzz
Publicar un comentario