lunes, 30 de abril de 2007

Capítulo 9: "Esperanza"

El sol salía brillante por el oriente revelando la celebración de una reunión de siete individuos frente al templo de cristal en lo alto de una de las tantas montañas que rodeaban la enorme ciudad capital. Ahí se encontraban el supremo mensajero, Taripay y otros cinco Anxelin, Batsu incluido entre estos.
Estaban formados frente al sabio quien les hablaba caminando de un lado a otro nerviosamente.

-¿Han buscado en todas las ciudades? -les preguntó Taripay.

-Si señor -respondió Batsu-. Ni siquiera pistas hallamos de ellos.
Hubo una pausa.

-Creo saber en donde están -dijo de repente el mensajero acercándose a ellos lentamente-. Vayan a Xue.

-Perdone, pero ya hemos estado ahí durante la madrugada -le informó uno de los Anxelin.

Tres de los cuatro Anxelin que acompañaban a Batsu no poseían ninguna diferencia entre ellos, salvo tamaño o contextura de cuerpo, pero el otro era diferente, sus ojos eran rojos, y siempre tenía una mirada fría, asesina, sin piedad.

-Deben volver, si se dan prisa los alcanzaran justo a tiempo -les ordenó el mensajero.

Los cinco no titubearon, hicieron una reverencia y se marcharon dejándolos.

-Deberías ayudarlos -sugirió Taripay al mensajero.

-Si deseo que se cumpla la voluntad de aquel para el que trabajo, entonces no debo hacerlo. Todo ya está predestinado -respondió el sujeto mientras observaba volar a los Anxelin con dirección norte.

Tensai, Kayla y Akemi habían salido muy temprano de la casa de Toshi. Debían llegar al mar antes del medio día, ya que según Tensai, si volaban con gran velocidad llegarían antes de que cayera la noche a Terraconce. Iban cabalgando sobre unos animales de cuatro patas, un poco más altos que ellos que poseían una gruesa capa de grasa y pelo que los protegía muy bien del gélido aire de Hiver. Tenían una cola larga de cabello planteado y sus cuellos eran cortos, a diferencia de sus hocicos, los cuales eran alargados.

-¿Qué es Terraconce? -preguntó Kayla de repente a su marido.

-Es... bueno... es una gran ciudad habitada por humanos -respondió Tensai sonriendo.

-¿Estás seguro de que queda hacia el norte? -le preguntó Akemi arqueando una ceja.

-!Claro que sí! -contestó el Anxelin algo enfadado por la duda de la joven-. Cuando estudié con los eruditos pude analizar muchos mapas del mundo. Se supone que existen tres continentes más un conjunto de islas. Uno de estas tierras es nuestro Hiver y los otros dos.... no se como se llaman, pero se que están habitados totalmente por humanos y otras criaturas que desconozco.

Ningún Anxelin salía de Hiver a menos de que los sabios los autorizaran, ya que estos pensaban que las malas costumbres de las personas podían afectar al comportamiento de un Anxelin, un ser casi perfecto en el mundo. No deseaban perder aquellos que hacía que marcaran la diferencia.

-Más adelante todo se ve azul -dijo Kayla poniendo su mano en la frente y mirando hacia el horizonte.

-!Ya casi llegamos! -dijo con alegría Tensai-. Lo azul que ves es el mar, el maravilloso y gigantesco mar.

Hicieron correr a los animales para llegar rápido, el tiempo era algo que no les sobraba en ese momento.
Los animales agitados se detuvieron cerca de un enorme precipicio. Los Anxelin se bajaron de ellos y caminaron hasta el borde, abajo el agua golpeaba suavemente las rocas.
Tensai dio la vuelta y dirigiéndose a las criaturas de blanco pelaje dijo:

-Estoy seguro de que saben volver a casa.

Kayla y Akemi oyeron como le hablaba a los animales y sonrieron. Tensai les dio una palmada cerca de la cola a cada uno y comenzaron a caminar siguiendo el mismo camino por el que habían llegado.

-Esos animales... son de pocas palabras ¿no? -le dijo Akemi a Tensai con sarcasmo.

El anxelin la miró de reojo y respondió:

-Algunas veces suelen hablar mucho.

Akemi soltó una carcajada al igual que su amiga, Tensai sólo mostró una pequeña sonrisa.

-Escuchen, es mejor que salgamos rápido de este lugar -les dijo Tensai mientras estiraba sus alas, preparándolas para el vuelo.

La dos asintieron e hicieron lo mismo, sus alas se expandieron, contrastando las negras de Kayla con las blancas de los otros dos.
Se miraron y sonrieron, sería un largo camino, pero llegarían y podrían cuidar al bebé, ya no habría peligro.

-No tan rápido...

Una voz, no conocida, los hizo voltear y abandonar sus planes y esperanzas por ese momento. Cinco Anxelin los observaban sonriendo, seguros de si mismos, seguros de que lograrían cumplir con lo que se les había encomendado.

sábado, 28 de abril de 2007

Capítulo 8: "Pequeña Revelación"

No tenía idea de lo que estaba hablando, tal vez la había confundido, qué era eso de Shinigami.
Kayla se sentó nuevamente vigilada por las confundidas miradas de Tensai y Akemi.

-¿Qué es Shinigami? -preguntó Akemi.

-Yo no se su significado, pero se que es el enviado del supremo -respondió Toshi-. También se, que tu amiga de cabello negro lo lleva en su vientre.

Los tres quedaron perplejos, sus ojos abiertos al máximo revelaban la sorpresa que se habían llevado. Toshi soltó una carcajada y luego entre risa dijo:

-Creo... que no... lo sabían.

Tensai, Kayla y Akemi se miraban confundidos.

-Bien... se los diré -les dijo calmándose y tragando bocanadas de aire-. Hace ciento cincuenta años mi padre dijo que había tenido una visión, en la que aparecía un muchacho humano vestido de negro y con un pañuelo rojo atado en el brazo izquierdo, inclusive, el lo dibujó.

Tensai frunció el entrecejo y recordó aquel sueño, la descripción del joven era como la del mismo que él había visto antes.
Toshi entro a una sala contigua y luego de unos segundos regresó con un cuadro , con marco de cristal, y se lo mostró a los tres.

-¿Quién es él? -preguntó Akemi levantándose y acercándose a Toshi.

-Él es el Shinigami -respondió el viejo.

En la pintura aparecía un ser cubierto con una capa negra. De su espalda se expandían dos alas tan oscuras como la noche. Sostenía un cetro de cristal con una cuchilla curva ensartada en la parte superior de este.
El individuo estaba de pie sobre una gran roca. A su alrededor se podían ver claramente el agitado mar, un huracán que bajaba del cielo y un volcán que hacía erupción.

-No es de este mundo -informó Toshi-, él es un enviado del supremo que mora en el Tengoku.

-¿Qué tiene que ver conmigo? -preguntó Kayla.

Toshi colocó el cuadro en el piso, volvió a entrar en el cuarto contiguo para salir nuevamente con otra pintura que les mostró.
Kayla observó detenidamente, la expresión confusa de su rostro pasó a ser de asombro, no podía creer lo que veía.
En la pintura se apreciaba una mujer, vestimenta, cabello y alas negras que tomaba de la mano a un niño, el cual era muy parecido a ella.

-Soy... yo -dijo Kayla sorprendida.

Al escucharla Tensai se acercó y vio el cuadro. Era sorprendente, el parecido era sorprendente.

-Después de hacer estos dos, mi padre hizo una vara de cristal y le colocó una afilada cuchilla en curva, como la que sostiene el Shinigami en la pintura. En la otra, el muchacho al que le das la mano es tu hijo -dijo Toshi.

La expresión de sorpresa en los rostros de Tensai y Akemi volvió a aparecer, al contrario de Kayla, quien sólo sonrió.

-Él se está desarrollando dentro de ti -le informó Toshi con una gran sonrisa en el rostro.

-De alguna forma... de alguna forma lo sé, puedo sentirlo -respondió Kayla tocando su vientre.

Tensai sintió como algo inundaba todo su ser, algo que no podía explicar, una emoción muy fuerte, era algo que lo hacía extremadamente feliz. Pensó en acercase a su mujer y darle un fuerte abrazo, pero en ese instante Toshi lo interrumpió.

-Estoy seguro de que sientes bastante felicidad, tu hijo es el enviado del supremo -le dijo el viejo riendo.

-Mi felicidad se da por el simple hecho de que es mi hijo, que sea el enviado poca relación tiene con lo que siento -respondió Tensai mientras se acercaba a Kayla.

-¿Qué nombre le pondrás? -preguntó Akemi tocando el hombro de su amiga.

-Debo pensarlo -contestó Kayla sonriente.

Toshi se acercó a los tres Anxelin, su expresión se tornó oscura, seria. Faltaba algo que decir.

-Tengan extremo cuidado, puesto que muchos persiguen a esta criatura, él debe nacer en un lugar donde el mal no le aceche -informó el viejo.

Aquello los trajo de vuelta al mundo real, se habían desviado tanto de su camino con la excelente noticia que olvidaron por completo que estaban huyendo. No podían dejarse atrapar y menos ahora cuando un bebé venía en camino. Tensai y Akemi caminaron hasta la puerta de la casa dejando atrás a Kayla y a Toshi.

-Debo entregarte algo muchacha -le dijo el viejo cuando los otros dos salieron del salón.

Kayla asintió y Toshi salió del salón, después de unos momentos regresó con una vara de cristal casi del mismo tamaño de la Anxelin. El anciano se la entregó y le dijo:

-Mi padre dijo que un día llegarías acompañada de otros dos y que tenía que darte esto.

-Muchas gracias por todo -respondió Kayla sonriendo-, especialmente por esta vara.

Toshi cerró los ojos y meneó la cabeza, luego arrebató suavemente el baston de cristal de las manos de Kayla, golpeó el suelo con este una vez y una afilada cuchilla en curva se levantó rápidamente de la vara sorprendiendo a la Anxelin.

-Algún día la necesitaras -dijo Toshi devolviéndole la vara-. Sólo basta un golpe y la cuchilla se levantará.

Kayla la recibió y asintió, en ese momento Tensai y Akemi volvían.

-Hay varios Anxelin en la calle, no podremos escapar -dijo Akemi.

-No se preocupen, pasen la noche aquí y recuperen fuerzas -les dijo Toshi-. Yo no permitiré que algo las suceda.

Decidieron quedarse. Toshi no parecía ni era alguien malvado, de seguro los ayudaría sin importar lo que pasara. Pero ahora habían cosas más importantes rondando en la mente de los tres, el bebé.
Entonces comprendieron, los sabios no estaban detrás de Kayla, sino que detrás del bebé, pero aun era confuso, no sabían la razón que tenían para hacerlo, pero fuese lo que fuese no permitirían que nada malo les sucediera a los dos. Tenían que llegar a Terraconce lo más rápido posible.

viernes, 27 de abril de 2007

Capítulo 7: "Toshi"

Taripay esperaba ansioso en el templo a los Anxelin, no podían perder más tiempo, si Kayla salía de Hiver... ni siquiera quería imaginar eso. En ese instante desde las sombras de una esquina de la edificación de cristal apareció el supremo mensajero.

-El rey me dijo que te encargarías de Kayla -le dijo sonriendo a medias-. Veo que te has tomado tu trabajo en serio.

Taripay no se arrodilló como lo había hecho antes, ni siquiera demostró algún signo de respeto hacia el sujeto.

-¿Hicieron demasiadas preguntas? -le preguntó Taripay.

-Hicieron las preguntas que pensamos que harían -contestó el mensajero sonriendo-, nada fuera de lo normal.

Taripay comenzó a rascarse el brazo de repente, algo molesto frunció el entrecejo y se quejó.

-¿Qué sucede? -preguntó el mensajero.

-Este cuerpo... me hace sentir un poco incomodo... -contestó el sabio mientras se seguía rascando.

En ese instante cinco Anxelin ingresaron en el templo, entre ellos venía Batsu. Se acercaron a Taripay quien disimulaba una picazón e hicieron una pequeña reverencia.


El sol se escondía por el occidente, las estrellas comenzaban a adornar el hermoso cielo y la noche hacía su aparición, lista para reinar entre la penumbra.
Al caer la noche, Tensai, Kayla y Akemi llegaron a un pequeño pueblo cercano al mar.

-Xue, su nombre es Xue -informó Tensai con tono cansado.

-Debemos dormir un poco -dijo Akemi-. Busquemos una posada o algo.

Comenzaron a caminar por las calles del, a esa hora, desierto pueblo. Pero no encontraron nada. Todas las puertas cerradas, y no había señales de que los habitantes estuviesen despiertos.
Los tres se acercaron a una enorme casa de cristal al lado de una calle pequeña, si se quedaban ahí el viento no les molestaría. Se acurrucaron e intentaron dormir. En ese momento alguien salió del lugar trayendo consigo algo brillante en la mano, lo que causó que abrieran con disgusto sus ojos.

-Pasen, pasen, adentro hay comida y podrán descansar mejor -dijo un viejo Anxelin de prominente barba y ojos verdes con amabilidad.

Tensai, Kayla y Akemi le hicieron caso sin desconfiar y entraron a la casa de inmediato. El Anxelin los guió hasta un espacioso salón en el que varios cristales brillaban sobre una mesa repleta con platos de comida.

-Tomen asiento y coman todo lo que quieran -les dijo el Anxelin con la misma sonrisa de antes, parecía que era imborrable.

Akemi fue la primera en hacerlo, seguida por Kayla y luego Tensai. Dudaron unos segundos, miraron a quien los había invitado.

-Adelante, no tengan miedo -les dijo frotándose las manos.

Comenzaron a comer rápidamente, tan rápido que de vez en cuando se atoraban, especialmente Tensai que luego de golpearse el pecho, para lograr que la comida pasara hasta su estomago, le dijo:

-Perdone mi descortesía señor, pero ¿quién es usted?

El Anxelin sonrió. Kayla y Akemi dejaron de comer y lo observaron con atención esperando ansiosas la respuesta.

-Mi nombre es Toshi -le respondió.
Hubo una pausa.

-Los he estado esperando desde hace mucho tiempo... especialmente a ella -dijo unos momentos después apuntando a Kayla.

-¿Por qué a mí? -preguntó Kayla confundida.

-Tengo algo para ti... y para el Shinigami.

El viejo sonrió como antes frente a las incrédulas miradas de los tres jóvenes Anxelin.

lunes, 23 de abril de 2007

Capítulo 6: "El Enviado"

Justo después de que Taripay cruzó la puerta del salón del trono apareció el mismo sujeto encapuchado del templo en el umbral. El rey y los sabios se giraron y al verlo se arrodillaron inmediatamente. El individuo caminó hasta donde se encontraban.

-No hay mucho tiempo -dijo de repente el extraño-. De pie todos.

Los Anxelin hicieron caso y se levantaron, era la primera vez que lo observaban directamente y podía ser un poco extraño, no se sentían cómodos al estar frente a alguien tan superior a ellos.

-¿Han eliminado a la muchacha? -preguntó el sujeto.

-No señor -respondió el rey-, Taripay trabaja en eso.

-Es de suma importancia que la hagan desaparecer lo más rápido posible -les advirtió el encapuchado.

Uno de los sabios bajó su rostro y dijo:

-Sabemos que si no la encontramos nuestro mundo estará perdido, pero ¿Por qué?

El individuo giró su cuerpo hacia donde estaba el sabio y caminó hacia él. El erudito tembló por completo, no quería que le sucediera lo mismo que a su compañero en el templo aquel mismo día en la mañana.

-No tiembles -lo tranquilizó el mensajero-. Explicaré todo detalladamente.

Los sabios y el rey se acercaron un poco más para no perderse nada de lo que diría.

-Todo estuvo planeado desde antes de la creación de este mundo. Cuando la tierra ya no pudiera aguantar el mal de los que la habitan, el Armagedón llegaría. Entonces nacería uno que traería la destrucción y la separación. Pasaron los siglos y los milenios, la maldad creció y todos se destruían unos a otros en incontables guerras causadas por la ambición. Así la furia de mi señor creció y decidió que el tiempo era este, el tiempo en que su enviado prepararía la antesala para el Armagedón.

Los sabios y el rey temblaron ante lo dicho, el extraño les contaba una verdad que nadie más sabía, una verdad divina.

-Kayla... ¿Kayla es la enviada? -preguntó el gobernante nervioso.

-Esta Anxelin Kayla es muy querida e importante para mi señor, ya que ella... dará a luz a su enviado... el Shinigami -respondió el individuo.

-¿Shinigami? ¿Qué es eso? -preguntó uno de los sabios.

-Es el nombre del enviado. Está escrito en una lengua muy antigua hablada sólo por mi señor y algunos moradores del Tengoku. Su significado no es conocido para mi -respondió el mensajero.

El rey se acercó un poco más a él y le dijo:

-Has dicho que Kayla es muy importante para él, entonces ¿Por qué debemos matarla?

-Con el nacimiento del enviado comenzarán a desatarse los hechos que darán paso al Armagedón -volvió a decirles- y mi señor "se ha arrepentido". Los habitantes del mundo han cambiado, el mal ya no azota a la tierra.

Lo observaron algo confundidos, pues les parecía un poco extraño el cambio de opinión del ente divino, aunque prefirieron quedarse callados, no deseaban atentar contra la autoridad de aquel individuo con sus preguntas.

-Pero no hay de que preocuparse. Una vez que muera la Anxelin, el alma del Shinigami regresará al Tengoku sin problemas -les aclaró el mensajero con una diminuta sonrisa que apenas se podía apreciar a través de su capucha-. Estoy seguro de que ahora ya no sienten mucho temor en cuanto a todo este cambio. Pronto los visitaré.

Después de decir aquello el mensajero desapareció en un abrir y cerrar de ojos dejando a losa sabios y al rey con más preguntas de lo que el había creído, no podían hacer nada. Les dolía mucho acabar con la vida de uno de ellos, pero tenían que cumplir las ordenes divinas. Kayla debía morir aunque fuera necesario perseguirla por todo el continente.

domingo, 22 de abril de 2007

Capítulo 5: "La Visión"

Algunos guerreros se acercaron a Taripay y le ayudaron a ponerse de pie. El sabio enfadado agitó sus brazos para que lo soltaran y sacudió su túnica.

-Quiero que cuatro de ustedes me acompañen al palacio -ordenó mirando a los Anxelin que lo habían ayudado antes.

Batsu no quitaba la mirada de las montañas. En esa dirección había escapado su enemiga.

-Batsu -llamó Taripay arrebatándolo de su distracción-. Vamos.

Los seis Anxelin abandonaron el lugar, caminando entre la inquieta multitud, hacia el palacio.

Kayla, Tensai y Akemi aterrizaron en una de las montañas que rodeaban a la ciudad capital para descansar, los tres estaban exhaustos.
Tensai dio una fuerte pisada y tres pequeños montículos se elevaron de la tierra, se acercaron a ellos y se sentaron.

-¿Qué sucedió en la ciudad Kayla? -preguntó Tensai dirigiendo la mirada confundida a su mujer.

Kayla no respondió.

-No sabía que podías hacer eso... eso de los rayos en el cielo -dijo de repente Akemi sonriendo a medias.

Tensai rascó su cabeza y dio un suspiro, luego se levantó precipitadamente.

-Kayla ¿Qué sucedió? -preguntó el Anxelin ansioso.

-Fue algo que se desató de repente dentro de mi -contestó casi inmediatamente-. No sé como explicarlo, nunca antes sentí algo así.

Tensai y Akemi la observaron confundidos y preocupados. Kayla no supo responder bien a la pregunta de su marido y eso la entristeció un poco.

-No me creen... -dijo Kayla cabizbaja.

Tensai se acercó y la abrazó cariñosamente. El tampoco podía entender lo que sucedía con ella, y aunque intentara de todas las formas no lo podría adivinar nunca, estaba destinado a no enterarse.

-Creemos en lo que dices -contestó su marido-. Pero estamos un poco confundidos con todo lo que está pasando.

Akemi se acercó también, puso su mano sobre el hombro de su amiga y le sonrió. En ese instante Kayla se sintió tranquila, deseó que aquel momento no terminara nunca.

Taripay entró apresurado en la sala del trono, los otros sabios ya se encontraban ahí, inclinados frente a un Anxelin de gran tamaño, de ojos azules y tez blanca, su plateado cabello le tocaba los hombros y se acariciaba constantemente la crecida barba. Llevaba puesta una armadura dorada que cubría su pecho y una larga túnica parecida a la de los sabios.

-¿Dónde está ella? -preguntó el rey cuando Taripay se acercó.

El sabio se arrodilló y contestó:

-Escapó su alteza, no pudimos hacer nada.

El rey abrió aun más sus ojos, se puso de pie y le apuntó enfadado.

-¡Te confié la misión Taripay y me has decepcionado! -gritó el gobernante-. ¡Si ella sigue con vida no podremos salvar nuestro hogar!
El sabio sintió como la furia del rey aumentaba y antes de que empeorase le dijo:

-No se preocupe mi señor... ella no saldrá de Hiver, se lo prometo.

Taripay sonrió y el rey se volvió a sentar un poco más tranquilo.

-Algo me dice que lograras tu objetivo, tarde o temprano, pero lo harás -dijo el Anxelin acariciando su barba-. Ahora vete y averigua en donde se encuentra.

Taripay asintió, se colocó de pie, hizo una reverencia y se marchó del lugar. Afuera Batsu lo esperaba. El sabio pasó a un lado de él, como si no estuviera ahí, caminando rápidamente hacia la gran puerta del enorme muro de cristal que rodeaba al palacio.

-Reune a los mejores Anxelin -le ordenó Taripay-, luego los veré en el templo de las afueras de la ciudad. Irán de cazaría.

Habían improvisado un pequeño refugio en el que se ocultaron para que no los vieran desde el cielo. Tenían que recuperar fuerzas para lo que fuera que pudiese venir.
De pronto, Tensai, se vio en un verde y enorme campo, en ese lugar el sol brillaba con mucha más fuerza que en Hiver. En un abrir y cerrar de ojos, un muchacho de cabello desordenado y ojos negros, tez pálida y mirada penetrante, apareció frente a él. Iba vestido de negro y en su brazo izquierdo tenía amarrado un paño rojo.

-¿Quién eres? -preguntó Tensai.

El muchacho se acercó a él y le respondió:

-Huye de Hiver... huye a Terraconce.

Tensai quiso hablarle, pero ya no salía ni un sonido de su boca.
El Anxelin despertó de un sobresalto. Su mujer y Akemi dormían tranquilamente. Estaban cansadas. Pensó en la extraña pesadilla, pero luego de unos momentos el sueño hizo que volviera a recostarse, en ese instante las palabras del chico resonaron en su cabeza, volvió a levantarse y miró a las dos Anxelin, no quería despertarlas, aunque de alguna forma sintió que debía hacerlo, ya no podían quedarse más tiempo.

viernes, 20 de abril de 2007

Capítulo 4: "Conspiración"

Taripay sintió que la victoria era suya. Tensai y Akemi estaban fuera de combate, nadie se interpondría en su camino. Pero todo cambió cuando su discipulo Batsu voló por los aires hasta llegar a sus pies debido a un golpe por parte de Kayla. No podía ser, ella no era tan fuerte, ni siquiera sus habilidades estaban bien desarrolladas, pero ahí estaba, de pie frente a él. Un resplandor azul se escapaba de sus furiosos ojos.
Sintió miedo, y era la primera vez en muchos años. La Anxelin se acercaba a él caminando imponente, entonces se dio cuenta de que no podría contra ella.

-¡No te acerques! -le ordenó Taripay.

Parecía que no escuchaba, no se detenía. Sonrió y luego corrió hasta su oponente.
El sabio cruzo sus brazos frente a él para utilizarlos como escudo, pero Kayla dio salto sobre el Anxelin y le dio una fuerte patada en la espalda. Taripay cayó al suelo soltando un grito de dolor. Kayla cogió la túnica del erudito y lo lanzó hacia fuera de la casa en donde una multitud estaba reunida, mirando con sorpresa lo que sucedía.
Taripay se puso de pie y miró a su alrededor. Varios Anxelin lo miraban atónitos, era la oportunidad perfecta.

-¡Asesinos! -gritó con fuerza- ¡Un sabio ha sido asesinado en el templo!

Algunos se alejaron del lugar con la intención de buscar a los guerreros que protegían a los ciudadanos, mientras que el Anxelin seguía en el blanco suelo gritando con desesperación.
Se percataron de que alguien salía de la casa, sus miradas se posaron sobre ella, sobre Kayla.
Taripay sonrió y la apuntó.

-¡Es ella, ella y sus amigos lo han hecho! -la inculpó delante de todos.

La multitud retrocedió, algo no andaba bien. Kayla se dirigió a él sin preocuparse por los que la observaban, pero de repente alguien por detrás la detuvo, se giró y vio a Batsu utilizando sus habilidades para frenar su avance, los ojos de este resplandecían de un color verde.
Kayla despareció en un abrir y cerrar de ojos, Batsu miró a todos lados sin encontrarla.

-Creo que estás perdido, la persona que buscas está detrás de ti.

La voz femenina resonó en sus oídos, ni siquiera alcanzó a darse la vuelta cuando ya se vio volando de forma involuntaria hasta donde estaba Taripay.
Batsu cayó al suelo dolorido, Kayla lo había golpeado tan fuerte que lo alejó bastante de ella, ahora se encontraba al lado del sabio.
La muchacha extendió su brazos con dirección a ellos y empuñó su mano de golpe, en ese instante varios cristales salieron de la tierra y los encerraron en un tipo de prisión.
Batsu se levantó para romperlos.

-No lo hagas -le ordenó en voz baja.

Batsu no hizo ningún movimiento, sólo se quedó observándola. En ese preciso momento llegaron unos veinte Anxelin con armaduras y la rodearon, desenfundaron sus sables y le pidieron entregarse.
Kayla extendió sus brazos hacia los lados y una onda invisible, con gran fuerza, los envió lejos a todos los guerreros y otros que observaban con interés lo que pasaba. Después aprovechó para dirigirse a la casa. Akemi y Tensai salían de esta sin comprender lo que sucedía.

-Huyamos -dijo Kayla seriamente a los dos.

De la espalda de los tres se expandieron unas hermosas alas. Las de Kayla eran negras.
Volaron rápidamente hacia el cielo, desaparecían entre las nubes.

-¡Nos siguen! -alertó Akemi.

-No entren a las nubes -ordenó Kayla.

Tensai y Akemi se miraron unos segundos algo confundidos y luego se desviaron hacia las montañas que rodeaban la ciudad capital.
Kayla levantó su mano y las nubes se unieron para esconder al brillante sol de aquel día, el cielo se oscureció y los rayos abundaron, de repente estos golpearon a los que la perseguían haciéndolos caer a la tierra donde los ciudadanos observaban pasmados.
La Anxelin bajó el brazo y las nubes se dispersaron inmediatamente, se dio la vuelta y siguió a Tensai y Akemi que ya se veían a lo lejos, cerca de las grandes montañas cubiertas de nieve.

miércoles, 18 de abril de 2007

Capítulo 3: "El poder del Anxelin"

Tensai voló lo más rápido que pudo por el despejado cielo de aquel día. La ciudad se veía hermosa, pero algo más ocupaba su mente, el destino de Kayla. Divisó la casa de cristal en la que vivía su mujer y se apresuró a bajar. Cuando estuvo en frente tocó la puerta desesperado hasta que una Anxelin que no era Kayla le abrió y sin percatarse de quien era exclamó:

-¡Tenemos que irnos! Ya no estas segura aquí.

Akemi se hizo un lado y luego se giró para ver a Kayla. Tensai entró rápidamente y la Anxelin cerró la puerta.
-¿Qué sucede? -preguntó preocupada Kayla.
Akemi se acercó a su amiga temerosa por como actuaba el marido de esta.
-Un supremo... un supremo mensajero... apareció en el templo y dijo que debíamos eliminarte -dijo tartamudeando y caminando en círculos.
-¡Mi abuelo no permitirá eso! -dijo Akemi con enfado.
Tensai la observó unos momentos con el entrecejo fruncido como si estuviera recordando en que momento la había visto aparecer en la casa, luego de unos segundos le dijo:
-Tu abuelo está de acuerdo, él junto a Taripay y los demás sabios vendrán a buscar a Kayla, es por eso que debemos escapar.
Kayla sintió que su corazón latía mucho más rápido, el nerviosismo y miedo la inundaban. Aquellos que le habían enseñado tantas cosas, aquellos que la habían criado ahora la querían muerta. No lograba entenderlo.
En ese instante la puerta de cristal estalló en mil pedazos. Tres Anxelin con armaduras plateadas y portando sables, de forma amenazadora, entraron en la casa seguidos por Taripay y otro joven parecido a Tensai con ojos verdes y mirada penetrante.

-Sabía que vendrías por ella -dijo Taripay con tranquilidad- Hemos llegado en el momento justo.

Akemi y Kayla retrocedieron, mientras que Tensai se preparó para lo que obviamente vendría.

-Llevenselos -ordenó Taripay.

Dos guerreros Anxelin corrieron hacia Tensai para atraparlo, pero este ágilmente dio un salto hacia adelante y pasó entre ellos. Tensai rápidamente agarró a uno por la capa que llevaba y lo azotó contra la pared, el otro se giró e intentó herirlo con el sable, pero el Anxelin sujetó su mano y lo golpeó en el pecho fuertemente dejándolo fuera de combate inmediatamente.
El tercer guerrero se acercó a Akemi y a Kayla. Hasta el último momento se mostraron indefensas para que el Anxelin se confiara y se acercara lo más posible. En el instante en que estuvo frente a ellas y listo para arrestarlas Akemi saltó y le dio una patada con giro lanzándolo contra el muro de cristal. El guerrero cayó, pero se volvió a levantar casi inmediatamente, estaba enfadado.

Kayla! -gritó Tensai mientras se acercaba a ella, pero joven que acompañaba a Taripay le bloqueó el camino.

El Anxelin se acercó, Akemi intentó golpearlo, aunque esta vez no lo logró, ya que el guerrero esquivó sus ataques tomándola del brazo la lanzó contra una mesa. Kayla retrocedió un poco.

-Si se resiste, acaba con ella -ordenó Taripay sonriendo y cruzando los brazos.

Los ojos de Kayla resplandecieron y el guerrero salió disparado hacia atrás saliendo de la casa destrozando el muro de cristal, luego dejaron de brillar.

-Vaya, vaya -dijo Taripay demostrando una falsa sorpresa- Batsu, es tu turno.

El joven Anxelin sujetó por el cuello a Tensai y lo lanzó hacia arriba pasando a través del techo del primer piso y cayendo sobre el segundo.
Akemi se levantó un poco adolorida, ordenó su blanca vestimenta y corrió sin decir una palabra con dirección a Taripay, pero este era mucho más fuerte. Extendió su brazo y la Anxelin se detuvo en contra de su voluntad frente a él.

-Mi abuelo se enterará de esto -dijo Akemi intentando salir de la técnica de su oponente.
-Tu abuelo está de acuerdo -informó Taripay.
El sabio hizo que Akemi se estrellara contra la pared, dejándola fuera de combate.
Kayla se quedó sola frente a sus oponentes. Tensai yacía en el segundo piso y Akemi estaba a unos metros desmayada por el golpe. El miedo y la tristeza se apoderaron de su cuerpo, no sabía como reaccionar.

-Atrápala Batsu -ordenó Taripay al joven Anxelin.

Batsu se acercó a ella caminando tranquilamente. De repente los ojos de Kayla brillaron, pero más de lo normal, su expresión cambió de golpe, ya no se veía temerosa sino que enfadada, bastante enfadada. Cuando Batsu tomó su brazo Kayla lo agitó y lo golpeó fuertemente, tanto que el Anxelin cayó cerca de donde se encontraba Taripay.
El sabio quedó sorprendido, Kayla no podía ser tan fuerte.
Los ojos de la Anxelin resplandecían de color azul sin cesar, no era normal.

Capítulo 2: "Unión es Perdición"

Kayla se había levantado temprano. Tenía que estar lista para cuando su visita llegara. Entrenó y meditó, como lo hacía cada día desde que tenía memoria. Vivía en una casa de cristal muy hermosa de dos pisos en plena calle principal del centro de la ciudad capital. Pasaron las horas, hasta que el sol estuvo en medio del cielo, y alguien golpeó la puerta de cristal. Kayla sintió como un nudo se le hizo en el estomago, pero no de tristeza, sino de alegría y nerviosismo. Abrió y ahí estaba, una Anxelin vestida completamente de blanco, blanco que solo contrastaba con sus azules ojos.

Su nombre era Akemi y conocía a Kayla desde pequeña ya que era una de las nietas de los sabios que la criaron. Tenía una personalidad muy parecida a la de su amiga, pero se diferenciaban en que Akemi podía llegar a ser muy osada, especialmente con los eruditos y con las decisiones que estos tomaban para el bien común de Hiver. También muchas veces lograba que Kayla la siguiera en sus aventuras, como cuando escaparon de casa para mostrarle la ciudad a esta.

Kayla se abalanzó sobre ella y la abrazó fuerte con una brillante sonrisa. Akemi devolvió el abrazo con el mismo cariño, luego entraron en la morada y se sentaron en una de las sillas que rodeaban la mesa de un espacioso salón.
-Tanto tiempo ha pasado, dime ¿Cómo has estado? -preguntó Kayla a Akemi sonriendo.
Akemi se acomodó en la silla y se acercó un poco a su amiga.
-Un poco aburrida en este último tiempo, pero ayer se mudó al lado de mi casa una familia muy simpática y tienen una hermosa bebé llamada June -le dijo Akemi devolviendo la sonrisa.

Kayla se levantó algo nerviosa y dijo para disimular:
-¿Quieres un poco de agua?
-No, gracias, no tengo sed -respondió Akemi- Tu estás un poco extraña.
Kayla apartó la mirada.
-¡Sabes que puedes confiar en mí! -exclamó Akemi.
-Tengo... que contarte algo -habló Kayla dudosa.
Hubo una pausa.
-Estoy casada desde hace tres meses con Tensai -dijo Kayla mirando hacia el suelo.
Akemi abrió los ojos hasta lo que más pudo, no podía creer lo que escuchaba, aunque no sintió rabia ni tristeza, ella podía hacer lo que quisiera, pero la sorpresa de la noticia la dejó paralizada.
-No te enfades... por favor -pidió Kayla a su amiga.
Akemi se levantó de la su asiento y se acercó. Kayla se asustó un poco, creía que su amiga la reprendería, pero esta al contrario la abrazó con fuerza.

-No importa lo que hagas, siempre que lo que hagas te traiga felicidad -le dijo Akemi con cariño.

Kayla se sintió tranquila, su amiga la apoyaba y aunque fuera la única que lo hiciera al final, no le importaría. En ese instante alguien tocó a la puerta con desesperación. Akemi se acercó con extrañeza y la abrió, preparada para lo que fuera. Era Tensai, agitado y con expresión de horror, como si hubiese visto algo terrible.

-¡Tenemos que irnos de inmediato! -exclamó Tensai dirigiéndose a Kayla- No estás segura aquí.

sábado, 14 de abril de 2007

"Mensaje Divino": Parte II

Como todos los días, los seis eruditos se dirigieron al templo, donde meditaban, en lo alto de una blanca montaña alejada de la ciudad. Caminaban en fila hacia arriba, sin decir ninguna palabra, vestidos con túnicas plateadas que barrían el suelo.

Al llegar se percataron de que la puerta de la pequeña edificación, construida de cristal, estaba abierta. Ingresaron sin temor, pero con cuidado de no hacer ruido. Oyeron pisadas. De repente, de entre las sombras apareció un individuo cubierto con una capa blanca, sólo su boca era visible.
Uno de los sabios, el más joven, avanzó hacia él y le preguntó con desafío levantando el puño:
-¿Quién eres?
El extraño extendió su brazo con dirección al que le había hecho la pregunta.
-Los jóvenes nunca sienten respeto -dijo el sujeto con tono de enfado.
Inmediatamente después el joven cayó al suelo sin vida.

Su gran poder era evidente, ningún habitante era tan poderoso como para acabar con alguien con sólo señalarlo. Estaban seguros, era un ser que no pertenecía a su mundo. Se arrodillaron inmediatamente.
-Traigo un mensaje para los sabios de Hiver -dijo el extraño causando nerviosismo entre los presentes.
-¿Qué mensaje? -preguntó sumiso uno de los eruditos.
Hubo una pausa.
-Ella debe morir -dijo el individuo sin vacilar
Los cinco que estaban arrodillados temblaron ante sus palabras.
-Deben hacer la voluntad del que me envía -ordenó con voz firme mientras avanzaba hacia ellos.
En ese momento uno de los sabios se atrevió a hablar sin levantarse.
-Hace veinte años nuestros predecesores dijeron que debíamos cuidarla hasta que...
-Yo apareciera -interrumpió el encapuchado deteniéndose-, entonces les diría que hacer a continuación. Hicieron bien en criarla, pero este era el destino que se le tenía preparado.
-No es lógico lo que esta diciendo -se levantó desafiante el joven erudito.
Sus compañeros no dijeron nada, se quedaron en el piso esperando a que el mensajero no les hiciera nada por tal falta de respeto.
-Eres demasiado joven para entender todo -respondió con calma y continuo su camino hasta la puerta del templo, luego se giró- Valoras muy poco tu vida.
En ese instante el joven sabio creyó que moriría a manos de aquel sujeto, pero este después de decir esas palabras desapareció en un abrir y cerrar de ojos.
Los cuatro que continuaban arrodillados al fin se levantaron y sacudieron sus plateadas túnicas. El joven se acercó con enfado a otro erudito más viejo y le dijo:
-Esto es absurdo señor Taripay. Es imposible que se nos ordene en primer lugar protegerla y ahora eliminarla.
El Anxelin no respondió, lo trató con indiferencia y se dirigió a sus compañeros.
-Debemos hacer lo que se nos ha ordenado -dijo alzando la voz-. Eliminaremos a la muchacha.
Luego de decir esto Taripay se acercó al joven sabio que antes le había dirigido la palabra. Colocó su mano sobre el hombro de este y le sonrió.
-Querido Tensai -dijo con amabilidad-. Eres el menor de nosotros y estoy seguro de que esto te ha confundido mucho. Especialmente porque eres muy cercano a ella.
Tensai se quedó pasmado. La sonrisa de Taripay se desvaneció, su expresión se torno seria.
-La próxima vez intenta guardar silencio frente a uno de los mensajeros divinos -dijo el erudito con enfado-, o puedes terminar como tu amigo.
Taripay señalo al que yacía en el suelo y luego se marchó sin decir otra cosa junto a los otros sabios dejándolo solo en el lugar.
Aun cuando fuera un mensajero divino, como decían sus compañeros, su mandato era dudoso, no parecía tener sentido haberla cuidado por tantos años para después tener que matarla. El no lo permitiría, y pondría todo de su parte para impedir que se llevara a cabo tal orden. En ese instante unas blancas alas en su espalda se expandieron y voló con dirección a la ciudad que se veía a lo lejos.

Capítulo 1: "Mensaje Divino"

En el lado sur del mundo se encontraba, bastante alejado de los otros, el continente blanco, Hiver, donde el invierno era eterno y donde las ciudades eran de cristal. Este era el hogar de los Anxelin, una extraña raza en la que todos tenían casi los mismos rasgos. Tez y un par de alas blancas como la nieve, cabello plateado, ojos azules en su mayoría, algunos los tenían verdes, y orejas puntiagudas. Los Anxelin nunca salían de su tierra, a menos de que sucediera en "el mundo de los humanos", como ellos decían. Poseían habilidades extrañas tales como mover objetos o algun ser viviente con sólo desearlo y lograban facilmente manipular el fuego, la tierra y el agua. Todo lo hacían con entrenamientos físicos y meditación.

Pocos habitantes fuera de Hiver los habían visto, algunos creían en la existencia de estos seres, pero otros dudaban. Generalmente aquellos que contaban historias a los más pequeños los utilizaban como heroes en sus relatos.

Los Anxelin adoraban a un ser superior que no tenía nombre, este hablaba directamente con los sabios o enviaba a mensajeros en su nombre. Se hacía la voluntad de este ente divino, fuese lo que fuese, así había sido su sistema por más de mil años.

Un día, mientras los eruditos meditaban en el templo, apareció un extraño cubierto con una larga capa blanca. Este les dijo que nacería de entre ellos un Anxelin diferente a todos los otros, al que deberían criar hasta que fuera mayor, entonces él vendría nuevamente para darles otro comunicado. Pasó el tiempo y encontraron a una bebé que tenía algo que la hacía especial. Era su cabello, este era negro. Los padres la entregaron a los sabios, luego de oir que la voluntad del ser supremo era que ellos la educaran. Le pusieron por nombre Kayla.

Kayla creció rodeada de libros y pergaminos antiguos que enriqucieron su conocimiento. Fue entrenada física y espiritualmente, lo que la convirtió en una gran guerrera a la hora de luchar.
Era amable, inteligente, fuerte y su cariño era enorme, especialmente para los que la habían criado. Su extraña afición con observar las estrellas y la luna, la llevaba a dar largos paseos durante la madrugada.

Vivió sin sobresaltos durante todo lo que llevaba de vida y nunca llegó a prensentir lo que se acercaba. Una conspiración en su contra le haría abandonar la tranquilidad y todo lo que había tenido hasta ahora.

Continuará...

Libro I: Advenimiento: Prólogo

Se acercaba el tiempo en el que nacería aquel que separaría a los habitantes de este mundo, aquel que llevaría a unos a una tierra hermosa, con prados verdes e infinitos terrenos cubiertos de flores, allí habrían moradas para tantos como estrellas había en el cielo. Otros serían llevados a una tierra desierta y negra, abatida por el dolor, dolor que llevarían por toda la eternidad, un lugar donde los lamentos abundaban sin cesar.
"Un día se levantará el que guiará a unos hacia el descanso y a otros hacia el dolor, cuando suceda, el ARMAGEDÓN habrá llegado..."
Algunos temían, otros se reían, ya que nadie podía aseverar que se cumpliría lo que los antiguos eruditos habían escrito. Pero no sabían que los acontecimientos que se avecinaban estremecerían al mundo por completo. En esos tiempos unos sobrevivirían y otros morirían.
Los habitantes del mundo se sentían tan seguros. Estaban protegidos por algunos que habían nacido con ciertos dones un poco extraños, y aunque era así desde hacía miles de años, todavía uno que otro sentía una especie de repulsión hacia ellos, pero no importaba demasiado, pues si bien eran llamados guardianes, no serían precisamente ellos los que guardarían a la multitud al final de los tiempos. No estaba escrito así.
"... Y llegará que ni aquellos que poseen el gran don los podrán salvar. Antes del fin ya no existirán, pues intentaron detener a quien no debían detener y no lograran proteger a los que quisieron proteger..."
Los sabios de la antigüedad así lo habían oído y así lo habían escrito de quien no pertenecía a este mundo, de quien nombre no se sabía ni se supo nunca.

miércoles, 11 de abril de 2007

Nuevo Comienzo

Bien, la idea de hacer este blog surgió cuando pensaba en como dar a conocer la historia que he estado ideando y escribiendo. Antes lo hacía en word y lo mandaba a los que se mostraran interesados, pero muchas veces los archivos se perdían ya que no las podían leer en ese momento o si bien las leían quedaban con ansias de leer el próximo capítulo y como en el ordenador no fluye tanto la escritura, en mi caso por supuesto, en ocasiones me tardaba más de un mes en terminar un sólo episodio. Bueno que más me queda por escribir en este tipo de introducción... si, ya se! Darle las gracias a todos los que han leído lo que escribo y les ha gustado, muchas gracias porque me inspiran a seguir haciéndolo y porque me apoyan, especialmente a una muy buena amiga, muchas gracias de verdad.

Por último, muy pronto escribire el prólogo y el primer capítulo. Espero que les guste y espero sus comentarios.