Habían pasado varias horas desde el alba para cuando Nerik despertó. Kosme aun seguía esperando junto a Aixa, también llegaron Nereo y Garaadria y por último un muchacho pálido, de menor tamaño que Kosme, de cabello corto color castaño y ojos verdes pequeños, un poco gordo.
-¿Qué sucedió? -preguntó Nerik mirándolos a todos confundido-. Ese sujeto nos seguía...
-Calma, calma -le dijo Nereo antes de que terminara-. Ya ha pasado un mes desde eso.
-¡¿Un mes?! -exclamó Nerik- He dormido demasiado.
-En realidad despertaste varias veces, quejándote por el dolor -le informó Aixa-. No recuerdas eso ¿verdad?
-No...
Garaadria sonrió unos momentos y luego le dijo:
-Hoy podrás volver al dormitorio, con tus compañeros.
Nerik se quedó en silencio, observándolos como si no entendiera lo que ella le decía.
-¿Kosme? -preguntó un poco desconcertado al verlo ahí- ¿Qué haces aquí?
-Él se quedará aquí hasta cuando decida marcharse -se apresuró a contestar Nereo.
Kosme asintió sonriendo. De pronto el otro muchacho que los acompañaba se acercó a Nerik y dijo:
-¡Hola Nerik! Hemos estado esperando que despertaras... June y yo. Pero ella no ha podido venir ahora, tiene entrenamiento con La-Méng... digo, con el Sensei La-Méng.
Nerik se sintió bien, su amigo estaba ahí, y Kosme también, aunque lo conocía muy poco. Nereo siempre le había apoyado y Garaadria, aunque era muy estricta en cuanto a su formación, siempre estaba ahí para darle uno que otro consejo.
-No hagas mucho esfuerzo, si lo haces, puede que las heridas en tu pecho se abran -le dijo Aixa mientras le entregaba un poco de ropa.
-Esta bien, pero... -dudó un poco el muchacho- ¿podrían salir para que me cambie?
Los cinco entraron en la habitación contigua a esa, donde Aixa tenían varias repisas llenas de frascos con hierbas que sólo ella conocía, entre otras cosas, como un bastón muy bien cuidado, al parecer era de alguien a quien recordaba con frecuencia.
Nerik se levantó y miró la ropa que le habían dejado. Una camisa de cuero, color rojo, con mangas cortas que le llegaba hasta un poco más arriba de las rodillas y unos pantalones negros.
-¡Esta camisa es muy grande! -gritó desde la otra habitación.
-¡Hay un cinturón ahí también! -contestó Aixa cerca de la puerta-. Este muchacho, debería observar bien a su alrededor.
-¡Ya lo encontré! ¡Ya pueden venir!
Entraron nuevamente a la sala donde estaba Nerik, ahora vestido, con ropas nuevas.
-¿Te gusta? -preguntó Nereo.
-No mucho... lo siento -respondió Nerik un poco triste-. Es que esta faldita, no es de mi agrado.
La mayoría hizo un gesto de molestia, como si estuviesen aburridos del muchacho.
-Pero Nerik, varios usan ese tipo de ropa en este lugar Incluso Dazke -dijo Nereo apuntando al chico pálido-. Bueno, si lo prefieres, puedes hacerle las modificaciones que gustes.
-Bien, bien, se acabó la visita. Nerik está sano y ahora pueden hablar fuera del templo -dijo Aixa empujando a los tres muchachos hacia afuera-. Tengo que hablar cosas importantes con Nereo y Garaadria.
Les cerró la puerta en la cara, dejándolos en el pasillo iluminado por las antorchas. Caminaron hasta el salón principal, en el cual se encontraban las puertas que llevaban a todos lados en el templo, sin decir una sola palabra. Al llegar ahí salieron al aire libre, la luz del sol los encandiló un poco.
-Al fin fuera -dijo Nerik- ¿Me he perdido de algo?
Dazke asintió con un poco de vergüenza.
-Kai-Wén quemó tu cama, por "accidente" -respondió su amigo.
-Excelente... -dijo con ironía.
-Si quieres -habló de repente Kosme-, puedes cambiarte a mi cuarto. Sobran dos camas.
Nerik sonrió.
-Podría ser la habitación de los tres. Así Kai-Wén ya no molestaría con tanta frecuencia.
-¡June! -gritó de pronto Dazke.
Una hermosa muchacha, de cabello blanco, ojos azules, nariz pequeña, delgada y piel tan pálida como la nieve, se acercó a ellos trotando.
Vestía una chaqueta de mangas cortas, con una ajustada camisa debajo, una falda que le llegaba hasta sus rodillas, con aberturas verticales en el lado izquierdo y derecho que llegaban cerca de su cinturón marrón en el que portaba una daga. Llevaba puesto un pantalón de tela delgada por debajo de la falda y unas botas del mismo color que el cinturón.
-Nerik, que gusto verte de nuevo -dijo ella haciendo un gesto con la cabeza como si estuviese asintiendo algo.
Nerik sonrió y dijo:
-Amigos, quisiera presentarles a Kosme, el vivirá con nosotros desde ahora en adelante.
June y Dazke sonrieron e hicieron una corta reverencia.
-¡Bienvenido! -dijeron los dos al mismo tiempo.
-Es también un agrado, invitarle a formar parte de nuestro equipo -dijo Nerik dándole una palmada en la espalda.
Kosme se sorprendió un poco, apenas lo conocían y ya le estaban invitando a formar parte de un equipo. Se sintió feliz, también un poco honrado y nervioso a la vez, como si fuese un niño.
-Apenas me conocen... -dijo Kosme sonrojándose.
-No importa, sé que tu puedes ser parte de nuestro equipo. Desde ahora serás nuestro amigo -dijo Dazke mientras June y Nerik asentían.
Kosme sonrió y respondió:
-Bien... me quedo con ustedes.
-¡Excelente! -exclamó Nerik-. El equipo Daichi está completo.
Ahora comenzaba todo en realidad. Kosme había hecho nuevos amigos, los que le acompañarían para todo la vida, a pesar de los malos entendidos y problemas que pudieran afectarles. Aquella amistad nunca sería rota, ni aun por la muerte.
-Hiciste bien en no contarle Aixa -dijo Nereo mientras miraba por la ventana a un grupo de muchachos que hablaban fuera del templo-. Su padre estaría orgulloso de él.
-Es una lástima que suceda todo esto -agregó Garaadria.
-No es una lástima, así debía suceder, tarde o temprano pasaría. Pronto se librará del engaño que dejaron caer sobre él. Pero fue por seguridad, además su madre también lo deseó así.
Los tres se acercaron a las ventanas.
-Por ahora dejemosle, la tranquilidad le hará bien. Ha hecho nuevos amigos, con ellos se sentirá feliz y el dolor se irá, lentamente, pero se irá.
Dedicado al primer grupo: J - A - K - C
sábado, 4 de agosto de 2007
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