miércoles, 27 de junio de 2007

Capítulo 21: "Razón de Existir"

Un camino de tierra los guió hasta la salida del espeso bosque en el que habían vagado por varios días. Al llegar pudieron apreciar desde ahí una pequeña ciudad a lo lejos en el medio de dos montañas. Mucho más allá una cordillera se levantaba prominente.
Todo el lugar en el que se encontraban estaba cubierto por verde hierba que no se acababa hasta Jumú. Por el lado este había un ancho río que saciaba la sed de cuanto ser viviera en los alrededores, este provenía de la cordillera al norte y llegaba hasta la playa luego de pasar a través del bosque.

-¡Esto es hermoso! -dijo la Anxelin emocionada observando todo a su alrededor.

-Levantaremos el campamento en este lugar -dijo Amawta-. Mañana seguiremos.

Mientras Eizan se acercaba a un grupo de jóvenes para preguntar en que podía ayudar Kayla, Eoin y el anciano Amawta se retiraban un poco de la multitud para poder conversar de mejor forma. Se sentaron sobre unas piedras cercanas al bosque.

-Se que has pasado por muchos problemas Kayla -dijo un poco apenado el viejo-. Pero era imposible que el viaje fuera fácil.

Kayla confundida le preguntó:

-¿Por qué imposible?

-Verás, no todos están de acuerdo con que tengas a ese bebé. Existen muchos que desean seguir viviendo sus vidas como si nada y por eso se oponen, pero otros, muy pocos debo decir, han sido elegidos para tomar parte de todo este asunto, quieren colaborar para que el mundo en el que se hayan vuelva a nacer.

-Por eso es que hemos venido a ayudarte -le dijo Eoin sonriendo.

Kayla se levantó y caminó unos segundos en círculos, luego se detuvo y dijo:

-Se que la seguridad es importante en todos estos momentos, pero lo que necesito ahora son respuestas... respuestas claras. Antes de salir de mi tierra un Anxelin nos dijo a mi marido y a mí que nuestro bebé estaba en peligro. Lo que nadie me ha explicado es el por qué de todo aquello.

Amawta golpeó su bastón en la tierra una vez, como si estuviese llamando a alguien y dijo:

-No todas las respuestas las conozco, pero creo que puedo brindarte un poco de tranquilidad al explicarte lo principal, lo que deseas saber... es lo único que puedo hacer por ti.

Kayla lo observó detenidamente, su corazón llegó a saltar, desde hace tanto tiempo que quería saber lo que realmente sucedía y ahora lo sabía, era el momento que estaba esperando con ansias.

-Adelante... habla sobre todo lo que sepas -dijo la Anxelin volviendo a sentarse en la roca.

-Nuestra tribu se caracteriza por ser una de las más cercanas al mundo de los espíritus, al mundo conocido como Tengoku. Hace años, cuando yo aun era muy joven, varios de mis compañeros comenzamos a tener visiones, las mismas visiones para todos. Una tierra desolada, azotada por los ejércitos del Jigoku, lugar habitado por las almas perdidas. Pero en el medio de esta una mujer de cabello negro, piel blanca como la nieve y vestida con una túnica blanca caminaba como si nada, sostenía a un bebé al que apretaba con fuerza a su pecho para que nada le hiciera daño. Las frecuentes visiones pronto hicieron que nuestro líder se preocupara. Un día todos meditábamos en el gran patio de nuestro templo cuando un individuo llamado Metatrón apareció de repente. Nos explicó que debíamos prepararnos para la batalla del Armagedón, pero antes debíamos encontrar y proteger a la mujer de nuestras visiones, a ella y a su bebé. También agregó que vendría de una tierra lejana, una tierra que nunca ha sido pisada por humanos, una tierra blanca y hermosa...

Amawta se detuvo cuando se dio cuenta de que Eizan se acercaba, en ese instante Kayla se levantó y caminó hacia él. Luego de unos momentos el Tsathi se marchó nuevamente y la Anxelin volvió.

-Continúa por favor -le pidió Kayla mientras se sentaba.

-Los años pasaron y cada generación de nuestra tribu se preparó para la gran batalla de la que se nos advirtió y para estar en forma el día en que aparecieras. Entonces hace algunos meses Metatrón, pero esta vez sólo habló conmigo, el último que quedaba desde su última visita. Me advirtió de que algunos llegarían para entorpecer nuestro camino, para hacernos luchar contra quien no debíamos luchar. Esta vez dijo que aparecerías en este bosque y que desde aquí tendríamos que llevarte hasta la ciudad más cercana, ahí estarías a salvo. Desde luego antes de marcharse se dio cuenta de mi confusión y se dispuso a contarme todo.

Amawta se levantó de la roca repentinamente ante las miradas confundidas de Kayla y Eoin.

-¿Se va? -preguntó Eoin.

Amawta se sentó en la verde hierba y contestó:

-No seas tonto muchacho, es mi trasero, me ha dolido demasiado sentado en eso -Amawta se acomodó y continuó unos momentos después-. Me comentó de que habías nacido especialmente para llevar a este bebé en tu vientre, para llevarlo y protegerlo, para ser la madre de un ser tan poderoso que cuando su verdadera identidad se manifestara la mitad de los habitantes del Tengoku caerían desmayados. El bebé está destinado a enfrentarse a una antigua criatura, una que existe desde la fundación del mundo, una que poco a poco gana más seguidores y que pronto se revelará contra el Supremo -en ese momento Kayla tocó su vientre con suavidad-. Pero lamentablemente la criatura está enterada de todos sus planes y ha enviado a sus mejores servidores a detener el nacimiento de tu bebé. Me advirtió de que incluso habían seducido con sus mentiras y artificios a muchos reyes y tribus completas para que ordenaran buscar a la madre del bebé...

-Ahora... -dijo Kayla, pero Amawta inmediatamente le interrumpió.

-Todavía no termino, hija mía -la Anxelin guardó silencio sin protestar-. Metatrón se fue y unos días después nos visitó en la aldea un peculiar extraño. Iba vestido de blanco completamente, no dejaba ver su rostro ya que una capucha se lo ocultaba, sólo su boca era visible. Este individuo nos habló del Armagedón, dijo que debíamos unirnos con todos los reinos, pueblos y tribus para impedirlo. Todos en ese momento guardaron silencio, se dio cuenta de que no nos convencía y entonces comenzó a hablar sobre los placeres de la vida, pero lo que no sabía era que nosotros desde que somos niños abandonamos todo lo que tenga que ver con una vida mundana, una vida simple, una vida que se lleva por inercia. Note su enojo cuando se lo expliqué, pero insistía, insistía en que debiamos matar a una muchacha que llevaba a un bebé. En ese momento recordé las palabras de Matatrón. Pero desafortunadamente siempre existen algunos que se dejan llevar por las mentiras y que son fáciles de manipular, así fue como varios de los nuestros lo siguieron. Después se marchó con sus nuevos seguidores, de todas formas había ganado con sólo haber convencido a algunos.

-Yo... lo siento mucho -dijo Kayla con tristeza.

-Este Metatrón... ¿también se presentó frente a los otros? -preguntó Eoin.

-Claro que no muchacho, yo se lo dije a todos después. Metatrón me autorizó.

Ahora entendía todo, como lo había supuesto, su bebé estaba predestinado a algo grande. Se sintió orgullosa en ese momento, no sabía por qué, pero se sentía bien. Aceptó todo con una perturbadora naturalidad.

-No puede ser... -dijo de repente Eoin.

-¿Qué sucede? -preguntó Amawta.

-Si ese sujeto anda convenciendo a todo mundo puede ser que ya se haya encontrado con mi gente. Si es así... no estaremos a salvo en Jumú por mucho tiempo.

-¿Está cerca tu aldea? -preguntó Amawta.

-A unos cuantos kilómetros al norte de Jumú, a los pies de la gran cordillera que se puede ver desde aquí -dijo Eoin señalando las montañas cubiertas de nieve en lo más alto.

-No podemos ir a Jumú, si nos encuentran podríamos morir y ahora que sé toda la verdad no puedo permitir que mi bebé corra peligro.

-Tienes razón, en un tiempo más tu panza crecerá bastante y poco podremos hacer en tu estado si atacan de nuevo -dijo Eoin.

Se quedaron en silencio, pensando los tres que es lo que podían hacer, entonces Amawta golpeó una vez el suelo con su bastón, como si quisiera llamar la atención del muchacho y de la Anxelin.

-No podemos guiarnos de especulaciones en este momento. Eoin -el muchacho se giró hacia el viejo-, volverás a tu aldea y te informarás de lo que está sucediendo. Uno de los jóvenes de mi tribu irá contigo. Si los han engañado... no intentes contradecirlos sólo regresa con nosotros. Mientras tanto buscaremos un lugar seguro por aquí cerca para quedarnos.

-¿Qué puedo hacer? -preguntó Kayla de pronto.

-Tu misión es la más importante Kayla, protegete a ti misma y cuidarás del bebé -le respondió Amawta.

El muchacho y el viejo se levantaron y caminaron hasta la multitud que se encontraba frente a un fuego recién encendido, con ayuda de Eizan. La Anxelin observó como el anciano hablaba con un chico y momentos después se marchaban rápidamente protegidos por las sombras de la noche y guiados por las estrellas.
Se acercaba el momento, ella lo sabía, una situación de la que no escaparía nunca, estaba destinada a vivirla. Pronto una batalla que haría derramar mucha sangre se desencadenaría para protegerla a ella y al bebé, cuyo nacimiento sería un preludio al fin del mundo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

es weno kewin , que mas puedo decirte, voy a seguir leyendo mejor...