Uno de los Geta desenfundó la enorme espada que llevaba en su espalda y se abalanzó sobre Kayla y Eizan. El Tsathi y la Anxelin saltaron hacia los lados para esquivarlo, pero el otro Geta ya estaba listo y le asesto a Eizan una fuerte patada en el rostro haciéndolo rodar por el suelo. Kayla al darse cuenta intentó ir en su ayuda, pero la otra criatura bloqueo su camino.
-Tu te quedas -le dijo el Geta sonriendo maliciosamente.
La criatura extendió el brazo muy rápido y una bola de fuego salió disparada de su palma con gran velocidad hacia Kayla. Los ojos de la Anxelin brillaron, de un tono azul, con intensidad y el ardiente balón se desvió y cayó como si nada en la tierra levantando mucho polvo.
Con dificultad Eizan se colocó de pie e intentó ver entre la nube de tierra, pero en ese momento sintió que lo golpearon con fuerza en el rostro. Nuevamente se vio en el suelo. Observó con problemas la sombra que se acercaba, confiaba en que no fuera la chica, no era ella, estuvo seguro, entonces abrió su boca y una llamarada impactó en la silueta lanzándola hacia atrás.
-Vamos... ataca con fuego -dijo Eizan mientras se ponía de pie.
La nube de polvo se disipó al fin. Su atacante corría con furia hasta donde se encontraba, pero no lo atacaba con fuego y esa era una mejor opción. Era el que se había transformado, el falso Geta. Eizan levantó sus dos brazos, abrió las palmas de sus manos y de ella salieron varias bolas de fuego que estallaban cerca del usurpador, pero ninguna de ellas lograba tocarlo, era demasiado agil y las esquivaba con saltos y giros mientras se acercaba peligrosamente.
-¡Achik!
Una grave voz se escuchó desde los matorrales e inmediatamente después un resplandeciente y delgado rayo blanco se estrelló contra la espalda del falso Geta tirándolo de bruces al suelo inconsciente.
Eizan retrocedió, Kayla y Geta observaron confusos. La misma palabra de antes, pero ahora dicha por varios individuos a la vez, se volvió a escuchar en el bosque y varios rayos que venían de distintas direcciones impactaron a Geta causando el mismo efecto que en aquel que había usurpado su identidad.
Kayla y Eizan se acercaron al centro del claro en el que se encontraban, desde ahí tal vez podrían reaccionar más rápido a cualquier ataque, puesto que no estaban seguros si aquellos chorros de luz venían de amigos o de enemigos. De repente, desde los árboles, apareció Eoin.
-Vaya batalla -dijo el chico-. Pero duró muy poco tiempo.
Kayla arqueó una ceja y Eoin sonrió nerviosamente.
-Lo siento mucho... ese que cambia se transformó en ti y me engañó, me golpeo en la cabeza y perdí el conocimiento.
En ese momento aparecieron desde los matorrales y árboles unos diez individuos, jóvenes y ancianos, todos vestidos con camisas de mangas largas, pantalones y botas cafés. No parecía que poseyeran mucho dinero, sus ropajes estaban viejos.
-¿Quiénes son ustedes? -preguntó Eizan colocándose frente a Kayla.
Eoin entrecerró los ojos y contestó:
-Así que ahora la proteges... esto es bastante extraño. ¡Tengo la certeza de que en cualquier momento tú...!
-Basta Eoin -dijo Kayla de repente-. Ahora él está de nuestro lado.
El chico la observó confundido y luego de unos segundos cruzó los brazos e hizo un gesto indiferente.
Uno de los ancianos que habían aparecido, uno que llevaba un largo bastón rodeado por dos ramas, entrelazadas entre ellas, ajustadas, de modo que parecían una trenza.
-Es una placer para mi y para todos nosotros estar en su presencia, Kayla de Hiver -dijo el viejo mientras hacía una reverencia-. Hemos venido a escoltarla hasta Jumú.
La felicidad del anciano marcaba presencia en su notable sonrisa, parecía como si verla fuera lo mejor de todas las cosas en el mundo. Kayla se sintió segura y ahora mucho más por la presencia de Eizan en el grupo.
-Mi nombre es Amawta y soy el líder de la tribu Kijutsu.
Kayla hizo una reverencia, Eizan retrocedió y se quedó tras la Anxelin.
-Es hora de irnos -dijo Eoin de repente-. Todavía falta un poco para salir de este bosque, luego caminaremos medio día y al fin llegaremos a Jumú.
Los diez individuos rodearon a Kayla, Eizan y al anciano Amawta, de esta forma los acompañarían hasta la salida del bosque.
-¡Esperen! -ordenó Eoin.
El repentino llamado del chico los hizo girar a todos.
-¡El Tsathi no irá!
Eizan frunció el entrecejo, se decidió a contestar, pero la Anxelin se adelantó.
-Eso no lo decidirás tú -dijo Kayla con firmeza-. Tu deber, como bien dijiste antes, es protegerme y proteger al bebé que llevo dentro. Pues mi bebé y yo hemos decidido viajar con Eizan, si te gusta puedes venir, si no, el lugar es espacioso y podrás retirarte a cualquier área que desees.
Todos quedaron pasmados, el dicho de la Anxelin había dejado a Eoin sin habla. El anciano Amawta sonrió y observó a Eoin.
-Pero... yo... él...
-Deja de balbucear y has lo que te dice, después de todo ella tiene toda la razón -dijo Amawta.
Todos rieron unos momentos y luego comenzaron a caminar, dejando atrás a Eoin, que luego de meditarlo no más de unos segundos los siguió.
Kayla miró a los ojos a Eizan y este se ruborizó, no sabía que decirle, no sabía ni siquiera como hablarle, esperaba que ella se diera cuenta de que estaba agradecido por dejar que los acompañara, el también tenía que cumplir un deber con ella.
martes, 26 de junio de 2007
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1 comentario:
Vas bien, vas bien....taba wendy el capitulo con emoción y tranquilidad, buena combinación pa relajarse un poco.
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