-¡Aquí! -gritó Eoin alertando a quien pasaba por encima de la cubierta de tierra hecha por Kayla.
La Anxelin se aferró al cuerpo de Eizan y unos segundos después un gran brazo atravesó el rocoso techo. Aquel que había traspasado los límites de la guarida la cogió de la ropa y la lanzó por los aires junto a Eizan para caer sobre algunos arbustos cercanos.
-¡Al fin! -celebró el que le había sacado del escondite.
Con un poco de dificultad Kayla dejó el cuerpo de Eizan sobre el suelo. Entonces se colocó de pie para observar bien a sus atacantes. Uno era alto, con grandes y musculosos brazos, tenía hocico de lagarto, ojos amarillos y piel verdosa. Vestía una armadura negra y en su espalda llevaba la funda de una ancha y larga espada, casi del tamaño de ella. El otro aun seguí como Eoin, no lo comprendía, cómo podía ser igual al muchacho.
-¿Dónde está Eoin? -les preguntó la Anxelin con enfado.
Los dos se miraron un segundos y después rieron, luego, el que parecía lagarto le dijo:
-Digamos que está inconsciente... ¿eso te deja tranquila?
Kayla extendió el brazo con rapidez hacia la criatura y esta de inmediato salió disparada hacia atrás hasta impactar con un árbol, mientras que el que se parecía a Eoin daba un salto hacia ella para intentar atraparla.
La Anxelin rodó por el suelo para escapar del impostor.
-¡No intentes escapar! -le advirtió el falso Eoin.
Kayla se puso de pie y lanzó varias bolas de fuego al muchacho, pero este las esquivaba todas dando saltos por doquier. De repente sintió un terrible dolor en la espalda e inmediatamente después se vio volando contra su voluntad por unos cuantos metros hasta que cayó sobre unos matorrales. Aquel que había lanzado antes lejos de ella era el que le devolvía el "favor".
-No estaba enterado de ese tipo de habilidad tan extraña que posees -dijo la criatura de hocico largo y piel verde mientras se quitaba un poco de tierra de su armadura.
-Acompáñanos y no te haremos más daño -le dijo el chico con una sonrisa de oreja a oreja.
Kayla sintió rabia y confusión, ahora si que estaba atrapada, nadie le ayudaría, pero de pronto su expresión de furia cambió a una de asombro y sus atacantes se dieron cuenta de esto.
-¡Deténganse!
Aquella voz de mando les hizo girar. La sorpresa para los dos fue grande cuando se encontraron con Eizan, el Tsathi que antes habían visto inconsciente cerca de Kayla.
-¡Eizan! -dijo con tono alegre la criatura de piel verde.
En ese instante Eoin comenzó a cambiar, de apoco se deformó hasta adquirir su verdadera apariencia y esta era la de un muchacho muy delgado, con brazos largos y flacuchos al igual que sus piernas. Su mandíbula superior se encontraba unos centímetros hacia afuera de su boca, lo cual hacia creer que sus dientes eran largos. Sus ojos eran azules, su piel amarillenta y tenía el cabello rubio. Su mirada era perturbadora, como la de un desquiciado.
-Así que este es el famoso Eizan -dijo el delgado individuo.
Eizan lo miró con desprecio y luego caminó hacia donde se encontraba Kayla pasando en medio de los dos sin hacerles caso. Su misión era clara.
La Anxelin por alguna razón no sintió miedo, era como si Tensai, su marido se acercara a ella. Eizan extendió su brazo y le ayudó ponerse de pie.
-¿Qué haces? -le preguntó la criatura confundido estirando su largo y musculoso brazo como si quisiera detenerlo.
Eizan se giró hacia ellos. Estaba furioso, tan sólo la idea de pensar que había estado a punto de matar a quien no debía le hacía sentir más ira. Aquella criatura de hocico largo y piel verde le había mentido.
-Geta, me engañaste... ¡Mentiroso! -le gritó enfadado.
Su amigo de la infancia sonrió unos momentos y luego comenzó a reír a carcajadas.
-Perdona... es que... no puedo aguantar... la risa -contestó entre risas.
El otro sujeto delgado le siguió y también se mofó. Pero después de unos momentos una bola de fuego impactó frente a ellos borrándoles la sonrisa de sus rostros.
-Bien, bien... no tengo la menor idea de su condición de asesina, pero si su embarazo -le confesó Geta-. Pero si lo sabías nunca te interesarías.
-Estamos ansiosos de terminar el trabajo -dijo de repente el muchacho delgado acercándose a donde estaba Kayla.
Con un rápido movimiento Eizan le dio una patada al chico lanzándolo al suelo con fuerza. Geta sorprendido exclamó:
-¡No permitiré que te quedes con toda la recompensa, nosotros también somos parte de esto!
-Pues ya no... -respondió El Tsathi a su amigo.
Geta intentó desenfundar la gran espada que llevaba en su espalda, pero una fuerza invisible lo detuvo y lo lanzó contra los árboles fuertemente. Eizan se dio la vuelta y vio a Kayla de pie, con su dos brazos extendidos y sus azules ojos brillando.
-Así que ahora... estás de su parte... -dijo el muchacho flacucho mientras se ponía de pie-.Ese golpe... si que me dolió.
El chico comenzó a cambiar de nuevo, su cuerpo se deformó, creció, su piel se hizo verde y su boca ahora era un largo hocico.
-Se convirtió en Geta... -murmuró Eizan.
Eizan tomó posición de pelea y luego de unos momentos, inesperadamente, Kayla llegó a su lado e hizo lo mismo. Eizan la observó con asombro, ella se había decidido a luchar junto a él. El Tsathi y la Anxelin se colocaron uno al lado de otro, como si estuviesen listos para hacer frente a cualquier cosa que viniera sobre ellos.
viernes, 22 de junio de 2007
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