viernes, 29 de junio de 2007

Capítulo 23: "El Guerrero Kijutsu"

Hacía una semana que acampaban en las afueras del bosque. Eoin y el joven de la tribu Kijutsu aun no regresaban de la aldea y eso para algunos de los guerreros que estaban ahí era un mal presagio.

El día estaba soleado, tanto como uno de verano, pero la brisa era fría, aunque a ratos hacía mucho calor en otros hacía mucho frío y el enorme astro reluciente en el cielo no era suficiente para calentarse.
Kayla miraba hacía la ciudad preocupada, por Eoin y por lo que pudiese suceder desde ese momento en adelante. De pronto el anciano Amawta llegó a su lado.

-No recibir noticias es muy perturbante para los nervios -dijo el viejo-. Esperemos que todo esté bien. Ya no podemos seguir aquí, es necesario que entremos en la ciudad.

-Todo esto me tiene un poco intranquila -agregó Kayla.

Se quedaron en silencio unos momentos, era prudente pensar en que harían si es que los dos muchachos llegaban con problemas.

-No puede ser... -dijo Eizan mirando sorprendido a varios miembros de la tribu Kijutsu que lo rodeaban.

-Creelo amigo, no es broma -dijo uno de ellos.

-¿Energía?... Esos rayos que lanzaban es... ¿energía? -preguntó el Tsathi impresionado.

-Ya te dijimos varias veces que ¡SÍ! -dijo otro de los presentes.

Eizan retrocedió unos pasos y les pidió una explicación clara de eso.

-Todos aquellos que nacen dentro de nuestra tribu y algunos que lo hacen en lugares circundantes son entrenados desde pequeños -dijo uno de ellos-. Meditamos, nos hacemos diestros en el arte del combate, sólo para utilizarlo en una situación extrema. Debemos convivir con la naturaleza, mediante la concentración hacernos uno con nuestro entorno, estar en paz con todo lo que nos rodea, de esa forma nuestra energía, la energía vital conocida como KAWSAY, se combina con otro tipo de energía que proviene del medio, llamada AYA. Después de esto podemos lanzar fuera todo ese poder en la forma que más deseemos. Pueden ser rayos de luz, en forma de fuego o controlando alguno de los elementos básicos.

-Así que también son diestros con el fuego -dijo Eizan sonriendo-. Podríamos...

-No sólo con el fuego -lo interrumpió alguien que salía de la multitud-, sino que con el agua, las plantas y hasta con la tierra en sí.

Era un muchacho moreno, de cabello negro, fornido, un poco más alto que Eizan, tenía alrededor de veintidos años e iba vestido igual que todos los que estaban ahi. Se acercó al Tsathi y extendió el brazo para estrechar su mano.

-Mi nombre es Isao, mucho gusto -dijo mientras apretaba la mano de Eizan.

-Mi nombre es Eizan -respondió sonriendo.

-Me he dado cuenta de que estás muy sorprendido por nuestras habilidades -dijo Isao.

-Mucho. Nunca pensé que se pudiera realizar técnicas de esa forma, digo, con la anergía de uno y con la del entorno.

-Impresionante ¿no?

Eizan asintió.

-Estoy seguro de que gustaría ver una demostración... ¿me equivoco?

-¡Claro que no te equivocas! -respondió Eizan entusiasmado.

Isao habló con dos chicos y estos tomaron distancia entre ellos. Todos los demás se hicieron un lado formando un pasillo. Los dos jóvenes doblaron un poco sus rodillas y extendieron el brazo derecho dejando el izquierdo curvado.

-¡Ahora! -gritó repentinamente Isao.

Uno de los chicos lanzó varios rayos blancos, como el que Eizan había visto en el bosque, pero su contricante rápidamente alzó sus brazos, movimiento que fue seguido por el levantamiento de un muro de tierra que lo cubrió de todos los impactos.

-¡Vaya! -dijo el Tsathi maravillado.

El que había invocado a la tierra dio un salto por sobre el muro de la misma y lanzó un resplandeciente y delgado rayo azul a su oponente, al que impacto y lanzó al suelo de espaldas.
En ese momento Isao se interpuso entre y los dos y con una seña se terminó el encuentro. Eizan se acercó entusiasmado hasta él y le dijo:

-Ese combate, aunque corto, estuvo excelente.

-¿Corto? ¿Te gustaría presenciar otro? -le preguntó Isao.

Eizan asintió. Entonces Isao se alejó de él y luego le gritó:

-¿Preparado?

El Tsathi confundido no entendió la pregunta hasta que vio una centella que se aproximaba hacia él rápidamente. Eizan ródo hacia un lado y lo esquivó, pero al levantarse varias bolas de fuego pasaron rozando su cuerpo. Extendió sus dos brazos y una pantalla de fuego se combinó con las incandecentes bolas, en ese momento se dio cuenta de que no era sólo fuego, sino que eran rocas envueltas en fuego. Las piedras le golpearon el pecho y lo lanzaron al suelo dejándolo adolorido.

-¡Vamos! -exclamó Isao- ¡Aun no intentas nada!

Aquellas palabras resonaron en su cabeza como si fueran un duro golpe a su ego, aunque así era, el muchacho tenía razón, él no estaba haciendo nada.
Eizan se levantó y lanzó varias bolas de fuego a Isao, pero este las bloqueaba con pequeños muros de roca que lo pretegían.

-Tendrás que hacer algo mejor -murmuró Isao sonriendo.

El Tsathi enfadado corrió rápidamente hacia él y al estar unos metros cerca dio un gran saltó, abrió su boca y una llamarada cubrió por completo a Isao. Pero no era suficiente. Un rayo, más ancho y grande que los que normalmente lanzaba salió de entre el fuego y lo golpeo fuertemente logrando que cayera al suelo. Isao sonrió victorioso.
Eizan ya no tenía fuerzas y aun cuando era un encuentro amistoso o algo así, según él, no podía perder, pero ya era tarde, ya no podía más.

-Sin rencores ¿está bien? -le dijo Isao mientras le ofrecía su mano para ayudarle a ponerse de pie.

Eizan asintió, le dio la mano y se colocó de pie. En ese momento Kayla y el anciano Amawta llegaban. Los presentes hicieron una reverencia y se retiraron del lugar dejando a los que recien se incorporaban junto a Eizan y a Isao.

-Isao... Eizan... -dijo el viejo haciendo un gesto de saludo con su cabeza.

Isao hizo una corta reverencia, pero Eizan se quedó quieto en su lugar, sólo realizó un informal movimiento de cejas. Kayla lo observó un poco confundida por su actitud indiferente, aunque luego una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.

-Kayla -dijo Amawta mientras se colocaba entre los dos muchachos-. Este será tu protector desde ahora en adelante. Su nombre es Isao.

Hizo un reverencia frente a Kayla y luego dijo:

-Confie plenamente en mi señorita Kayla, no permitiré que algo malo le suceda.

Kayla sonrió un poco nerviosa.

-No preocupen... anciano Amawta, Isao -respondió ella-. Eizan es mi guardián.

El Tsathi la observó sorprendido, pero a la vez alagado y feliz. Ella lo había nombrado su defensor y eso le alegraba demasiado que sintió como si algo lo elevaba rápidamente hasta las nubes y luego lo traía de regreso suvitamente. Tal vez no era mucho por lo que sentirse bien, pero sus palabras le habían llenado de alegría.

-Estoy de acuerdo con eso Kayla, pero sería mejor que alguien más cuidara sus espaldas -sugirió el viejo

-Hace unos momentos tuvimos un enfrentamiento amistoso, señorita Kayla -dijo Isao-. Le puedo asegurar, con todo respeto a Eizan, que podré resultar de más ayuda si surge alguna situación peligrosa. Soy uno de los mejores guerreros de la tribu Kijutsu.

-Bien. No pude ver todo el duelo ¿podrías mostrarme tus habilidades? Ya sabes... para asegurarme -dijo Kayla con un poco de sarcasmo.

Isao se dispuso a buscar a uno de sus compañeros, pero la Anxelin lo detuvo.

-Usa tus habilidades en mi contra.

Los tres la miraron pasmados. Isao era un contrincante fuerte y de seguro no podría con él. Eizan se apresuró a sus dichos y dijo:

-Kayla. No importa, el tiene razón, yo...

-Tengo que estar segura Eizan -le interrumpió ella-. Vamos, enfrentate a mi guerrero Kijutsu.

Isao soltó una carcajada, Amawta le dio un suave golpe con su bastón y el chico de inmediato guardó silencio.

-Esta bien señorita Kayla -dijo Isao sonriente-. Pero debo advertirle que no seré compasivo.

-Como quieras... -respondió Kayla alejándose unos metros de él.

Amawta y Eizan se hicieron un lado. En un segundo llegaron varios de los otros jóvenes y viejos que rondaban cerca curiosos por la pelea a realizarse.
Cuando estuvieron preparados sólo atacaron, sin nunguna señal que indicara el momento justo en hacerlo, tal y como había sucedido en la pelea con Eizan.

-¡Anqas! -gritó Isao y una centella azul salió disparada hacia Kayla.

El rayo se detuvo sorpresivamente frente a ella, giró unas cuantas veces a su alrededor y se presipitó sobre el suelo levantándo algo de polvo y dejando un rastro negro, como si hubiese encendido fuego en aquel lugar.
Murmullos entre los presentes, nadie había visto algo así antes, incluso Isao, pero no se dejaría arrastrar por eso, sólo había detenido uno de sus ataques.

-¡Impresionante! -exclamó el muchacho a la vez que seguía lanzando pequeños y largos rayos blancos hacia Kayla.

La chica comenzó a correr hacia Isao evadiendo cada una de las centellas enviadas en contra de ella frente a las impresionadas miradas de todos los que observaban. Se detuvo subitamente frente a él, colocó su mano sobre el pecho del chico y acto seguido este salió disparado a varios metros de ella.

-¡Suficiente! -gritó de repente Amawta.

Kayla caminó hasta donde se encontraban el viejo y Eizan como si nada. Momentos después Isao se reunió con ellos. Su expresión era totalmente triste, le habían ganado sin mayor esfuerzo.

-Con todo respeto Isao -dijo Kayla-. Tendrás que practicar más, por ahora Eizan seguirá siendo mi protector. Tal vez seas el mejor guerrero Kijutsu, pero no eres mejor que yo, y si no lo eres no puedes protegerme. Eizan me derrotó una vez, estoy segura de que algún día podrás hacerlo tú.

La Anxelin hizo una reverencia frente al viejo y al muchacho, luego los dejó seguida por el Tsathi. Cuando ya estuvieron alejados el muchacho le dijo:

-Destruiste su orgullo...

-Tenía que hacerlo, sólo de esa forma comenzará a preocuparse por los demás. Él no podía ser mi protector, su ego llegaba hasta las nubes... había que traerlo de vuelta a la tierra -dijo Kayla sonriendo-. Estoy segura de que tu lo comprendes.

Eizan sonrió por unos momentos, de repente se detuvo, se frotó la barbilla y exclamó:

-¡Oye!

La Anxelin soltó una carcajada y apuró el paso hasta las mismas rocas donde hace días habían estado platicando. Eizan rió y trotó un poco hasta alcanzarla.

jueves, 28 de junio de 2007

Capítulo 22: "Kayla y Eizan"

Eizan caminó hasta donde estaba Kayla, pero se detuvo a medio camino, no sabía si hablarle, no sabía que hablarle.

-Mejor vuelve con los otros... -murmuró para si.

Pero en ese instante la Anxelin le hizo señas para que se acercara, no podía reusarse, no podía ser descortés con ella. Eizan caminó lentamente, ruborizado, nervioso, sin habla. Al llegar se sentó en la hierba a unos metros de ella. Kayla hizo lo mismo.

-No había tenido tiempo para agradecerte -dijo ella mirándolo y sonriendo dulcemente.

-Agradecerme... ¿por qué? -preguntó sonrojado aun más.

No tenía parecido alguno con el Tsathi al que se había enfrentado hace unos días, ahora era distinto, algo ocurrió en él, algo que ella no comprendía, pero de alguna forma le hacía sentir bien. Aquel endurecido ser, aquel con mirada asesina y una sed de venganza insaciable, hasta ese momento, no era el mismo que la acompañaba en ese instante, este era otro.

-Por defenderme cuando intentaron hacerme daño -contestó Kayla.

Ah!... bueno no tienes que hacerlo -contestó nerviosamente.

-Hace unos días jamás hubiese pensado en que podríamos sentarnos a conversar, así como lo estamos haciendo ahora.

Eizan guardó silencio, encogió las piernas y rodeó sus rodillas con los brazos. Pero de repente se dispuso a preguntar algo que le rondaba en su mente desde el primer encuentro con la chica.

-¿Por qué no me mataste? Ese día en la playa, vi en tus ojos que deseabas hacerlo, pero te detuviste... ¿sentiste lástima?

Kayla lo miró de reojo y sonrió.

-No, no sentí lástima -contestó ella-. Pero no sé como explicarlo... cuando yo...

Ella se detuvo, miró al cielo y volvió a sonreír.

-Sonríes cuanto sientes tristeza... ¿has sufrido mucho? -preguntó el Tsathi mirándola con preocupación.

-Mucho... no entiendo cómo estoy en pie después de todo lo que ha pasado... algunas veces siento que estoy a punto de derrum...

No alcanzó a terminar la frase cuando Eizan se levantó rápidamente y la miró de reojo con una expresión seria.

-Quejándote siempre no llegaras a ningún lado y no me refiero a que no puedas sentir tristeza, pues siéntela, pero después debes seguir adelante, seguir hasta que tu cuerpo ya no pueda más y yo creo que tú aun estás en condiciones de hacerlo.

Ella lo miró con tristeza, sus ojos y su sonrisa contrastaban. Su mirada era totalmente triste, pero su sonrisa parecía amortiguar el dolor que llevaba escondido dentro, dolor que no podía expresar y que tal vez nunca llegaría a expresar.

-Tienes razón, de todas formas no soy la más indicada para hacerlo, para dejarme llevar por la tristeza y las cosas pasadas.

El Tsathi tenía razón, pero una fuerza dentro de ella luchaba por el derecho a quedarse estancada en los recuerdos de su marido, de su amiga y de la buena vida que llevaba en Hiver. Esta fuerza era la que rechazaba de alguna manera al bebé y culpaba de todo a quien la había elegido a ella para llevarlo.

Eizan se arrepintió un poco de haberle dicho aquello, sus palabras habían sido duras y frías, pero ese era el resultado de alguien que sufría desde hacía tanto tiempo. Intentó disculparse, pero las palabras no le salieron de la boca, Kayla lo observó y sonrió. Ella sabía que quería hacerlo, no importaba si no lo decía.
En ese instante un sentimiento muy grande creció dentro de los dos, uno que había nacido secretamente el primer día en que sus miradas se cruzaron. Pero al mismo tiempo intentaron despojarse de todo aquello. Kayla recordó a Tensai, su marido desaparecido y Eizan pensó en su mujer, quien había sido asesinada tiempo atrás por asesinos que jamás pudo encontrar.

-Tal vez... sea mejor que vuelva con los demás... siento un poco de frío -dijo Eizan comenzando a caminar hacia la multitud reunida frente al fuego.

Kayla no dijo nada sólo dejó que se fuera. Los latidos de su corazón estaba acelerados y respirar se le hacía difícil, todo con observar a aquel individuo que de un día para otro que había causado en ella algo que creía olvidado. Cerró los ojos unos momentos y luego miró al cielo.

Eizan se marchó rápidamente, le faltaba la respiración, su corazón estaba acelerado y ya no podía seguir ahí o si no demostraría lo que dentro de su ser se manifestaba con fuerza. Después de haber llegado a la fogata se volteo para observar a la Anxelin, esta miraba fijamente al cielo, entonces sintió tristeza y sonrió, igual como lo hacía ella.

miércoles, 27 de junio de 2007

Capítulo 21: "Razón de Existir"

Un camino de tierra los guió hasta la salida del espeso bosque en el que habían vagado por varios días. Al llegar pudieron apreciar desde ahí una pequeña ciudad a lo lejos en el medio de dos montañas. Mucho más allá una cordillera se levantaba prominente.
Todo el lugar en el que se encontraban estaba cubierto por verde hierba que no se acababa hasta Jumú. Por el lado este había un ancho río que saciaba la sed de cuanto ser viviera en los alrededores, este provenía de la cordillera al norte y llegaba hasta la playa luego de pasar a través del bosque.

-¡Esto es hermoso! -dijo la Anxelin emocionada observando todo a su alrededor.

-Levantaremos el campamento en este lugar -dijo Amawta-. Mañana seguiremos.

Mientras Eizan se acercaba a un grupo de jóvenes para preguntar en que podía ayudar Kayla, Eoin y el anciano Amawta se retiraban un poco de la multitud para poder conversar de mejor forma. Se sentaron sobre unas piedras cercanas al bosque.

-Se que has pasado por muchos problemas Kayla -dijo un poco apenado el viejo-. Pero era imposible que el viaje fuera fácil.

Kayla confundida le preguntó:

-¿Por qué imposible?

-Verás, no todos están de acuerdo con que tengas a ese bebé. Existen muchos que desean seguir viviendo sus vidas como si nada y por eso se oponen, pero otros, muy pocos debo decir, han sido elegidos para tomar parte de todo este asunto, quieren colaborar para que el mundo en el que se hayan vuelva a nacer.

-Por eso es que hemos venido a ayudarte -le dijo Eoin sonriendo.

Kayla se levantó y caminó unos segundos en círculos, luego se detuvo y dijo:

-Se que la seguridad es importante en todos estos momentos, pero lo que necesito ahora son respuestas... respuestas claras. Antes de salir de mi tierra un Anxelin nos dijo a mi marido y a mí que nuestro bebé estaba en peligro. Lo que nadie me ha explicado es el por qué de todo aquello.

Amawta golpeó su bastón en la tierra una vez, como si estuviese llamando a alguien y dijo:

-No todas las respuestas las conozco, pero creo que puedo brindarte un poco de tranquilidad al explicarte lo principal, lo que deseas saber... es lo único que puedo hacer por ti.

Kayla lo observó detenidamente, su corazón llegó a saltar, desde hace tanto tiempo que quería saber lo que realmente sucedía y ahora lo sabía, era el momento que estaba esperando con ansias.

-Adelante... habla sobre todo lo que sepas -dijo la Anxelin volviendo a sentarse en la roca.

-Nuestra tribu se caracteriza por ser una de las más cercanas al mundo de los espíritus, al mundo conocido como Tengoku. Hace años, cuando yo aun era muy joven, varios de mis compañeros comenzamos a tener visiones, las mismas visiones para todos. Una tierra desolada, azotada por los ejércitos del Jigoku, lugar habitado por las almas perdidas. Pero en el medio de esta una mujer de cabello negro, piel blanca como la nieve y vestida con una túnica blanca caminaba como si nada, sostenía a un bebé al que apretaba con fuerza a su pecho para que nada le hiciera daño. Las frecuentes visiones pronto hicieron que nuestro líder se preocupara. Un día todos meditábamos en el gran patio de nuestro templo cuando un individuo llamado Metatrón apareció de repente. Nos explicó que debíamos prepararnos para la batalla del Armagedón, pero antes debíamos encontrar y proteger a la mujer de nuestras visiones, a ella y a su bebé. También agregó que vendría de una tierra lejana, una tierra que nunca ha sido pisada por humanos, una tierra blanca y hermosa...

Amawta se detuvo cuando se dio cuenta de que Eizan se acercaba, en ese instante Kayla se levantó y caminó hacia él. Luego de unos momentos el Tsathi se marchó nuevamente y la Anxelin volvió.

-Continúa por favor -le pidió Kayla mientras se sentaba.

-Los años pasaron y cada generación de nuestra tribu se preparó para la gran batalla de la que se nos advirtió y para estar en forma el día en que aparecieras. Entonces hace algunos meses Metatrón, pero esta vez sólo habló conmigo, el último que quedaba desde su última visita. Me advirtió de que algunos llegarían para entorpecer nuestro camino, para hacernos luchar contra quien no debíamos luchar. Esta vez dijo que aparecerías en este bosque y que desde aquí tendríamos que llevarte hasta la ciudad más cercana, ahí estarías a salvo. Desde luego antes de marcharse se dio cuenta de mi confusión y se dispuso a contarme todo.

Amawta se levantó de la roca repentinamente ante las miradas confundidas de Kayla y Eoin.

-¿Se va? -preguntó Eoin.

Amawta se sentó en la verde hierba y contestó:

-No seas tonto muchacho, es mi trasero, me ha dolido demasiado sentado en eso -Amawta se acomodó y continuó unos momentos después-. Me comentó de que habías nacido especialmente para llevar a este bebé en tu vientre, para llevarlo y protegerlo, para ser la madre de un ser tan poderoso que cuando su verdadera identidad se manifestara la mitad de los habitantes del Tengoku caerían desmayados. El bebé está destinado a enfrentarse a una antigua criatura, una que existe desde la fundación del mundo, una que poco a poco gana más seguidores y que pronto se revelará contra el Supremo -en ese momento Kayla tocó su vientre con suavidad-. Pero lamentablemente la criatura está enterada de todos sus planes y ha enviado a sus mejores servidores a detener el nacimiento de tu bebé. Me advirtió de que incluso habían seducido con sus mentiras y artificios a muchos reyes y tribus completas para que ordenaran buscar a la madre del bebé...

-Ahora... -dijo Kayla, pero Amawta inmediatamente le interrumpió.

-Todavía no termino, hija mía -la Anxelin guardó silencio sin protestar-. Metatrón se fue y unos días después nos visitó en la aldea un peculiar extraño. Iba vestido de blanco completamente, no dejaba ver su rostro ya que una capucha se lo ocultaba, sólo su boca era visible. Este individuo nos habló del Armagedón, dijo que debíamos unirnos con todos los reinos, pueblos y tribus para impedirlo. Todos en ese momento guardaron silencio, se dio cuenta de que no nos convencía y entonces comenzó a hablar sobre los placeres de la vida, pero lo que no sabía era que nosotros desde que somos niños abandonamos todo lo que tenga que ver con una vida mundana, una vida simple, una vida que se lleva por inercia. Note su enojo cuando se lo expliqué, pero insistía, insistía en que debiamos matar a una muchacha que llevaba a un bebé. En ese momento recordé las palabras de Matatrón. Pero desafortunadamente siempre existen algunos que se dejan llevar por las mentiras y que son fáciles de manipular, así fue como varios de los nuestros lo siguieron. Después se marchó con sus nuevos seguidores, de todas formas había ganado con sólo haber convencido a algunos.

-Yo... lo siento mucho -dijo Kayla con tristeza.

-Este Metatrón... ¿también se presentó frente a los otros? -preguntó Eoin.

-Claro que no muchacho, yo se lo dije a todos después. Metatrón me autorizó.

Ahora entendía todo, como lo había supuesto, su bebé estaba predestinado a algo grande. Se sintió orgullosa en ese momento, no sabía por qué, pero se sentía bien. Aceptó todo con una perturbadora naturalidad.

-No puede ser... -dijo de repente Eoin.

-¿Qué sucede? -preguntó Amawta.

-Si ese sujeto anda convenciendo a todo mundo puede ser que ya se haya encontrado con mi gente. Si es así... no estaremos a salvo en Jumú por mucho tiempo.

-¿Está cerca tu aldea? -preguntó Amawta.

-A unos cuantos kilómetros al norte de Jumú, a los pies de la gran cordillera que se puede ver desde aquí -dijo Eoin señalando las montañas cubiertas de nieve en lo más alto.

-No podemos ir a Jumú, si nos encuentran podríamos morir y ahora que sé toda la verdad no puedo permitir que mi bebé corra peligro.

-Tienes razón, en un tiempo más tu panza crecerá bastante y poco podremos hacer en tu estado si atacan de nuevo -dijo Eoin.

Se quedaron en silencio, pensando los tres que es lo que podían hacer, entonces Amawta golpeó una vez el suelo con su bastón, como si quisiera llamar la atención del muchacho y de la Anxelin.

-No podemos guiarnos de especulaciones en este momento. Eoin -el muchacho se giró hacia el viejo-, volverás a tu aldea y te informarás de lo que está sucediendo. Uno de los jóvenes de mi tribu irá contigo. Si los han engañado... no intentes contradecirlos sólo regresa con nosotros. Mientras tanto buscaremos un lugar seguro por aquí cerca para quedarnos.

-¿Qué puedo hacer? -preguntó Kayla de pronto.

-Tu misión es la más importante Kayla, protegete a ti misma y cuidarás del bebé -le respondió Amawta.

El muchacho y el viejo se levantaron y caminaron hasta la multitud que se encontraba frente a un fuego recién encendido, con ayuda de Eizan. La Anxelin observó como el anciano hablaba con un chico y momentos después se marchaban rápidamente protegidos por las sombras de la noche y guiados por las estrellas.
Se acercaba el momento, ella lo sabía, una situación de la que no escaparía nunca, estaba destinada a vivirla. Pronto una batalla que haría derramar mucha sangre se desencadenaría para protegerla a ella y al bebé, cuyo nacimiento sería un preludio al fin del mundo.

martes, 26 de junio de 2007

Capítulo 20: "La Tribu Kijutsu"

Uno de los Geta desenfundó la enorme espada que llevaba en su espalda y se abalanzó sobre Kayla y Eizan. El Tsathi y la Anxelin saltaron hacia los lados para esquivarlo, pero el otro Geta ya estaba listo y le asesto a Eizan una fuerte patada en el rostro haciéndolo rodar por el suelo. Kayla al darse cuenta intentó ir en su ayuda, pero la otra criatura bloqueo su camino.

-Tu te quedas -le dijo el Geta sonriendo maliciosamente.

La criatura extendió el brazo muy rápido y una bola de fuego salió disparada de su palma con gran velocidad hacia Kayla. Los ojos de la Anxelin brillaron, de un tono azul, con intensidad y el ardiente balón se desvió y cayó como si nada en la tierra levantando mucho polvo.

Con dificultad Eizan se colocó de pie e intentó ver entre la nube de tierra, pero en ese momento sintió que lo golpearon con fuerza en el rostro. Nuevamente se vio en el suelo. Observó con problemas la sombra que se acercaba, confiaba en que no fuera la chica, no era ella, estuvo seguro, entonces abrió su boca y una llamarada impactó en la silueta lanzándola hacia atrás.

-Vamos... ataca con fuego -dijo Eizan mientras se ponía de pie.

La nube de polvo se disipó al fin. Su atacante corría con furia hasta donde se encontraba, pero no lo atacaba con fuego y esa era una mejor opción. Era el que se había transformado, el falso Geta. Eizan levantó sus dos brazos, abrió las palmas de sus manos y de ella salieron varias bolas de fuego que estallaban cerca del usurpador, pero ninguna de ellas lograba tocarlo, era demasiado agil y las esquivaba con saltos y giros mientras se acercaba peligrosamente.

-¡Achik!

Una grave voz se escuchó desde los matorrales e inmediatamente después un resplandeciente y delgado rayo blanco se estrelló contra la espalda del falso Geta tirándolo de bruces al suelo inconsciente.

Eizan retrocedió, Kayla y Geta observaron confusos. La misma palabra de antes, pero ahora dicha por varios individuos a la vez, se volvió a escuchar en el bosque y varios rayos que venían de distintas direcciones impactaron a Geta causando el mismo efecto que en aquel que había usurpado su identidad.
Kayla y Eizan se acercaron al centro del claro en el que se encontraban, desde ahí tal vez podrían reaccionar más rápido a cualquier ataque, puesto que no estaban seguros si aquellos chorros de luz venían de amigos o de enemigos. De repente, desde los árboles, apareció Eoin.

-Vaya batalla -dijo el chico-. Pero duró muy poco tiempo.

Kayla arqueó una ceja y Eoin sonrió nerviosamente.

-Lo siento mucho... ese que cambia se transformó en ti y me engañó, me golpeo en la cabeza y perdí el conocimiento.

En ese momento aparecieron desde los matorrales y árboles unos diez individuos, jóvenes y ancianos, todos vestidos con camisas de mangas largas, pantalones y botas cafés. No parecía que poseyeran mucho dinero, sus ropajes estaban viejos.

-¿Quiénes son ustedes? -preguntó Eizan colocándose frente a Kayla.

Eoin entrecerró los ojos y contestó:

-Así que ahora la proteges... esto es bastante extraño. ¡Tengo la certeza de que en cualquier momento tú...!

-Basta Eoin -dijo Kayla de repente-. Ahora él está de nuestro lado.

El chico la observó confundido y luego de unos segundos cruzó los brazos e hizo un gesto indiferente.
Uno de los ancianos que habían aparecido, uno que llevaba un largo bastón rodeado por dos ramas, entrelazadas entre ellas, ajustadas, de modo que parecían una trenza.

-Es una placer para mi y para todos nosotros estar en su presencia, Kayla de Hiver -dijo el viejo mientras hacía una reverencia-. Hemos venido a escoltarla hasta Jumú.

La felicidad del anciano marcaba presencia en su notable sonrisa, parecía como si verla fuera lo mejor de todas las cosas en el mundo. Kayla se sintió segura y ahora mucho más por la presencia de Eizan en el grupo.

-Mi nombre es Amawta y soy el líder de la tribu Kijutsu.

Kayla hizo una reverencia, Eizan retrocedió y se quedó tras la Anxelin.

-Es hora de irnos -dijo Eoin de repente-. Todavía falta un poco para salir de este bosque, luego caminaremos medio día y al fin llegaremos a Jumú.

Los diez individuos rodearon a Kayla, Eizan y al anciano Amawta, de esta forma los acompañarían hasta la salida del bosque.

-¡Esperen! -ordenó Eoin.

El repentino llamado del chico los hizo girar a todos.

-¡El Tsathi no irá!

Eizan frunció el entrecejo, se decidió a contestar, pero la Anxelin se adelantó.

-Eso no lo decidirás tú -dijo Kayla con firmeza-. Tu deber, como bien dijiste antes, es protegerme y proteger al bebé que llevo dentro. Pues mi bebé y yo hemos decidido viajar con Eizan, si te gusta puedes venir, si no, el lugar es espacioso y podrás retirarte a cualquier área que desees.

Todos quedaron pasmados, el dicho de la Anxelin había dejado a Eoin sin habla. El anciano Amawta sonrió y observó a Eoin.

-Pero... yo... él...

-Deja de balbucear y has lo que te dice, después de todo ella tiene toda la razón -dijo Amawta.

Todos rieron unos momentos y luego comenzaron a caminar, dejando atrás a Eoin, que luego de meditarlo no más de unos segundos los siguió.
Kayla miró a los ojos a Eizan y este se ruborizó, no sabía que decirle, no sabía ni siquiera como hablarle, esperaba que ella se diera cuenta de que estaba agradecido por dejar que los acompañara, el también tenía que cumplir un deber con ella.

viernes, 22 de junio de 2007

Capítulo 19: "El Tsathi y La Anxelin"

-¡Aquí! -gritó Eoin alertando a quien pasaba por encima de la cubierta de tierra hecha por Kayla.

La Anxelin se aferró al cuerpo de Eizan y unos segundos después un gran brazo atravesó el rocoso techo. Aquel que había traspasado los límites de la guarida la cogió de la ropa y la lanzó por los aires junto a Eizan para caer sobre algunos arbustos cercanos.

-¡Al fin! -celebró el que le había sacado del escondite.

Con un poco de dificultad Kayla dejó el cuerpo de Eizan sobre el suelo. Entonces se colocó de pie para observar bien a sus atacantes. Uno era alto, con grandes y musculosos brazos, tenía hocico de lagarto, ojos amarillos y piel verdosa. Vestía una armadura negra y en su espalda llevaba la funda de una ancha y larga espada, casi del tamaño de ella. El otro aun seguí como Eoin, no lo comprendía, cómo podía ser igual al muchacho.

-¿Dónde está Eoin? -les preguntó la Anxelin con enfado.

Los dos se miraron un segundos y después rieron, luego, el que parecía lagarto le dijo:

-Digamos que está inconsciente... ¿eso te deja tranquila?

Kayla extendió el brazo con rapidez hacia la criatura y esta de inmediato salió disparada hacia atrás hasta impactar con un árbol, mientras que el que se parecía a Eoin daba un salto hacia ella para intentar atraparla.
La Anxelin rodó por el suelo para escapar del impostor.

-¡No intentes escapar! -le advirtió el falso Eoin.

Kayla se puso de pie y lanzó varias bolas de fuego al muchacho, pero este las esquivaba todas dando saltos por doquier. De repente sintió un terrible dolor en la espalda e inmediatamente después se vio volando contra su voluntad por unos cuantos metros hasta que cayó sobre unos matorrales. Aquel que había lanzado antes lejos de ella era el que le devolvía el "favor".

-No estaba enterado de ese tipo de habilidad tan extraña que posees -dijo la criatura de hocico largo y piel verde mientras se quitaba un poco de tierra de su armadura.

-Acompáñanos y no te haremos más daño -le dijo el chico con una sonrisa de oreja a oreja.

Kayla sintió rabia y confusión, ahora si que estaba atrapada, nadie le ayudaría, pero de pronto su expresión de furia cambió a una de asombro y sus atacantes se dieron cuenta de esto.

Deténganse!

Aquella voz de mando les hizo girar. La sorpresa para los dos fue grande cuando se encontraron con Eizan, el Tsathi que antes habían visto inconsciente cerca de Kayla.

Eizan! -dijo con tono alegre la criatura de piel verde.

En ese instante Eoin comenzó a cambiar, de apoco se deformó hasta adquirir su verdadera apariencia y esta era la de un muchacho muy delgado, con brazos largos y flacuchos al igual que sus piernas. Su mandíbula superior se encontraba unos centímetros hacia afuera de su boca, lo cual hacia creer que sus dientes eran largos. Sus ojos eran azules, su piel amarillenta y tenía el cabello rubio. Su mirada era perturbadora, como la de un desquiciado.

-Así que este es el famoso Eizan -dijo el delgado individuo.

Eizan lo miró con desprecio y luego caminó hacia donde se encontraba Kayla pasando en medio de los dos sin hacerles caso. Su misión era clara.
La Anxelin por alguna razón no sintió miedo, era como si Tensai, su marido se acercara a ella. Eizan extendió su brazo y le ayudó ponerse de pie.

-¿Qué haces? -le preguntó la criatura confundido estirando su largo y musculoso brazo como si quisiera detenerlo.

Eizan se giró hacia ellos. Estaba furioso, tan sólo la idea de pensar que había estado a punto de matar a quien no debía le hacía sentir más ira. Aquella criatura de hocico largo y piel verde le había mentido.

-Geta, me engañaste... ¡Mentiroso! -le gritó enfadado.

Su amigo de la infancia sonrió unos momentos y luego comenzó a reír a carcajadas.

-Perdona... es que... no puedo aguantar... la risa -contestó entre risas.

El otro sujeto delgado le siguió y también se mofó. Pero después de unos momentos una bola de fuego impactó frente a ellos borrándoles la sonrisa de sus rostros.

-Bien, bien... no tengo la menor idea de su condición de asesina, pero si su embarazo -le confesó Geta-. Pero si lo sabías nunca te interesarías.

-Estamos ansiosos de terminar el trabajo -dijo de repente el muchacho delgado acercándose a donde estaba Kayla.

Con un rápido movimiento Eizan le dio una patada al chico lanzándolo al suelo con fuerza. Geta sorprendido exclamó:

-¡No permitiré que te quedes con toda la recompensa, nosotros también somos parte de esto!

-Pues ya no... -respondió El Tsathi a su amigo.

Geta intentó desenfundar la gran espada que llevaba en su espalda, pero una fuerza invisible lo detuvo y lo lanzó contra los árboles fuertemente. Eizan se dio la vuelta y vio a Kayla de pie, con su dos brazos extendidos y sus azules ojos brillando.

-Así que ahora... estás de su parte... -dijo el muchacho flacucho mientras se ponía de pie-.Ese golpe... si que me dolió.

El chico comenzó a cambiar de nuevo, su cuerpo se deformó, creció, su piel se hizo verde y su boca ahora era un largo hocico.

-Se convirtió en Geta... -murmuró Eizan.

Eizan tomó posición de pelea y luego de unos momentos, inesperadamente, Kayla llegó a su lado e hizo lo mismo. Eizan la observó con asombro, ella se había decidido a luchar junto a él. El Tsathi y la Anxelin se colocaron uno al lado de otro, como si estuviesen listos para hacer frente a cualquier cosa que viniera sobre ellos.

jueves, 21 de junio de 2007

Capítulo 18: "El Recuerdo Más Importante"

Había llegado a tiempo, sus amigos aun estaban esperándolo, sólo faltaba él.

-Por fin te apareces "Kuskan" -dijo uno que tenía hocico largo, ojos amarillos y piel verde.

-Les he dicho que no me llamen así -reprochó Eizan.

Otro de ellos, el que antes había ido a su casa le dijo:

-Pero si eso eres, un Kuskan, un Tsathi mitad humano... bueno, un humano más que Tsathi, ya que sólo tienes la sangre, pero ninguna de nuestras habilidades o apariencia.

Se quedaron todos en silencio. El despectivo comentario no sólo insultó a Eizan, sino que a sus otros amigos, no porque fueran mestizos, pero si porque eran amigos del muchacho.

-Esta bien, basta de todo esto Aayín -dijo otro con apariencia de humano, con excepción de sus puntiagudas orejas, que parecía ser el mayor de todos-. Será mejor que entremos de una vez a este bosque.

La expresión de Eizan era un poco triste en ese instante.

Se adentraron y caminaron entre la espesa flora del lugar, cosa que era muy difícil, ya que las innumerables ramas de los árboles y los incontables arbustos en el suelo dificultaban mucho el avance.

-Podría utilizar fuego ahora -dijo el de hocico largo y piel verde-. Sí, estoy seguro de que nos abriríamos paso de...

-Estás loco -le interrumpió el que tenía apariencia de humano-, ni siquiera podrías crear una bola de fuego como para arder estas malezas.

Los tres rieron a carcajadas mientras el de muchacho de hocico largo intentaba pasar por alto aquella broma. De repente el grito distante de lo que parecía ser una chica les hizo guardar silencio.

-Eso si que sonó espantoso -dijo Aayín acercándose a sus amigos.

Eizan se dio cuenta de esto y con tono burlón le dijo:

-¿Acaso te asustó? ¡Eres un Tsathi cobarde!

Aayín era un chico bastante altivo con todos los que lo rodeaban, siempre se jactaba de sus habilidades o de lo famosa y adinerada que era su familia, pero jamás había demostrado un atisbo de miedo, este era el momento perfecto para Eizan, lo dejaría en ridículo.

-¿Tú te crees muy valiente? -le preguntó Aayín arqueando una ceja.

-Claro que no -respondió Eizan y unos momentos después agregó-. Te propongo algo...

Aayín lo miró con desconfianza.

-¿Qué cosa?

-Separémonos e intentemos encontrar la fuente de aquel grito... o sonido que escuchamos hace unos momentos -dijo Eizan sonriendo-. De esa forma podrás demostrar tu valentía.

Pensativo el Tsathi altanero luego de unos segundos respondió:

-Hecho, pero... ¿qué sucederá con Geta y Ningen?

Eizan se rascó la barbilla y luego dijo sonriente:

-Pueden seguir juntos, de cualquier forma, ellos no tienen nada que ver en esto, tu eres el que debe demostrar valor... "Tsathi".

Aayín lo miró con enfado, se dio vuelta y caminó hacia el norte. Los otros dos se fueron por el sur y Eizan siguió hasta el este.

Kayla! -le dijo Eoin desesperado saliendo de unos arbustos.

-¿Qué sucede? -le preguntó la Anxelin preocupada.

-¡Alguien viene, parece un dragón... es un Tsathi, estoy seguro, uno de gran tamaño!

-Acércate... -le pidió la chica.

Eoin obedeció como si ella fuese su jefa. Después de unos momentos Kayla tocó la tierra y esta se hundió unos metros.

-¿Y esto...? -preguntó Eoin.

-Silencio... ayúdame con Eizan.

Entre los dos lo recostaron en el fondo del agujero, luego ellos se escondieron junto a él y Kayla de alguna manera hizo que la tierra cubriera la hendidura como si fuera una especie de techo. Al pasar unos minutos sintieron pisadas sobre ellos.

-Esto no se derrumbará... ¿cierto? -dijo Eoin un poco nervioso.

-¿Desde cuando eres tan miedoso? -murmuró la Anxelin.

Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro del muchacho, una sonrisa victoriosa.

-¡Aquí! -gritó de repente con fuerzas para llamar a quien caminaba por encima de ellos.

Kayla sorprendida abrazó con fuerza el cuerpo del Tsathi.

No sabía donde se encontraba, desde hace unos momentos había comenzado a oscurecer, pronto ya no vería nada.

-Tengo que encontrar una salida rápido... -se dijo a si mismo en voz alta.

-¡Oye tú!

Después de llegar a saltar por causa de tal repentino llamado se dio la vuelta para encontrarse con quien no esperaba.

-¿Tú? ¿Qué haces en este lugar? -le preguntó la misma muchacha humana que había conocido en la tienda de Enzo.

Luego de quedarse mudo un par de segundos Eizan respondió:

-Podría preguntarte lo mismo.

Ella sonrió dulcemente y Eizan sintió como si pudiese tocar cada una de las estrellas del cielo.

-¿Deseas acompañarme? -le preguntó la chica.

-Yo... bueno... está bien.

Eizan caminó junto a ella a través del bosque hasta que llegaron a un pequeño precipicio, ahí se sentaron sobre la crecida maleza. Pronto la luna reinó en el cielo y las estrellas le hicieron compañía.

-Con toda la prisa de hoy olvidé decirte mi nombre -dijo la muchacha.

-Yo también lo olvidé... quiero decir, el mío -le dijo Eizan un poco nervioso.

-Soy Tsuki.

-Yo Eizan.

-Eizan... es un bonito nombre -dijo ella sonriendo.

Algo le pareció extraño. Creyó haber escuchado lo mismo antes, en un sueño tal vez, pero no lo recordaba con certeza.
Los dos miraron la luna, parecían hipnotizados por ella.

-Cuando el enviado sea concebido será tu deber protegerlo. Pero no te confundas, muchos intentarán entorpecer tu juicio, que no sea así, pues podrías ser incluso tú el que acabase con su vida.

Su voz fue extraña, como si otra persona le hubiese hablado en aquel momento. La observó con extrañeza y le preguntó:

-No entendí lo que acabas de decir.

Ella le devolvió la misma mirada confusa y le respondió:

-La luna es muy hermosa... eso fue lo que dije Eizan.

-Lo siento... creí que habías dicho otra cosa -se disculpó el muchacho.

De repente todo se volvió negro, la luna y las estrellas desaparecieron, el bosque hizo lo mismo y Tsuki ya no se encontró más a su lado. Estaba solo en medio de las sombras. En ese momento una una especie de luz muy brillante iluminó a un extraño de piel blanca y cabello negro, su vestimenta era del mismo color que el de su pelo y en su brazo izquierdo llevaba amarrado un pañuelo rojo.

-¿Quién eres? -le preguntó Eizan mientras se acercaba a él.

El chico sonrió y le dijo:

-No es tiempo para tal revelación... por ahora tu deber es proteger a la mujer que antes perseguías.

-¿Por qué debería hacerlo? -contestó Eizan con desafío.

-Es tu deber...

-¿Mi deber?

-¿Piensas que has nacido por un simple capricho?

Eizan se quedó pasmado.

-Claro que esa no será tu única obligación en la vida... Eizan.

-Nací con un propósito...

-Exacto y eso es lo que nadie sabe. Todos dicen haber nacido para gozar de esta vida o algo así, pero cada vez que están a punto de morir se arrepienten de no haber hecho una u otra cosa y eso se debe a que no cumplieron con su propósito en la vida.

Eizan retrocedió unos pasos, su corazón palpitaba con fuerza, tenía miedo, ganas de gritar, ganas de llorar, todo al mismo tiempo.

-Tú padre siempre dijo que no habías nacido por un simple antojo... Hombre sabio ¿no lo crees?

-¿Quién eres? -volvió a preguntar Eizan luego de haberlo escuchado todo aquel rato.

-¡Vaya! -exclamó el extraño- Eres bastante insistente, pero no te lo puedo decir ahora. En cuando el bebé nazca te lo haré saber. Por ahora protégelo con tu vida, luego podrás ir a visitar a tu padre, se que tienes muchas ganas de hacerlo.

Eizan se sintió triste. Desde hacía años que no lo veía.

-Acompaña a la muchacha hasta Jumú y luego regresa a la casa de tu padre... pronto yo también iré a visitarlo.

La expresión de asombro de Eizan hizo sonreír al extraño con el cual dialogaba, aquel que inmediatamente después desapareció en un abrir y cerrar. De alguna forma supo lo que significaba eso, deseó estar ahí, con la persona que lo había cuidado siempre, pero debía hacer algo antes.

El Tsathi abrió los ojos y se levantó rápidamente, parecía que fuerzas no le faltaban. Se encontraba en el mismo bosque en el que había vagado durante algunos días. Frente a él habían dos individuos dándole la espalda, a uno, el más alto, lo conocía desde su niñez. Delante de ellos, tan sólo a unos metros, estaba la mujer que desde ahora debía proteger.

-¡Deténganse! -gritó con furia.

Los dos sujetos se giraron sorprendidos y se llevaron una gran sorpresa al verlo de pie, lleno de energías, energías que utilizaría para frenarlos a toda costa.

Capítulo 17: "Eizan"

Se despertó sobresaltado, no sabía porque, pero estaba sudando. De seguro había tenido un mal sueño, un mal sueño que no recordaba para nada. La habitación era de piedra roja, una piedra que sólo se encontraba en un lugar, las Montañas Shan. Estaba adornada con varios cuadros de verdes paisajes que mostraban una tierra lejana, una tierra que él no conocía y en una de las esquinas había un ropero. Se colocó de pie sobre su cama para mirar por una pequeña ventana en el muro, el sol brillaba con fuerza, lo que le hizo sentir más ganas de salir de aquel lugar.
Eizan caminó hasta el armario, lo abrió y sacó una camisa roja de mangas cortas y un pantalón negro. Después de haberse vestido se colocó unas botas café y un cinturón oscuro, luego salió de la habitación. Bajó una pequeña escalera hasta llegar a un estrecho salón en el que sólo cabían dos sillas y una mesa.

Eizan!

Una grave voz le llamó, pero no era un sonido desconocido, sino algo que escuchaba a diario.

-¡Ya me he levantado! -contestó el muchacho.

Desde otra habitación apareció un sujeto de gran tamaño, robusto, de barba negra al igual que su cabello, era moreno y llevaba puesto una camisa de mangas largas verde y un pantalón café.

-Ve a comprar dos filetes, Enzo me dijo que hoy tendría algunos.

El individuo se acercó al chico y le entregó dos monedas relucientes. Eran monedas de plata.

-Está bien papá. ¡Ah! Te recuerdo que hoy iré al bosque a explorar con los otros Tsathi.

El muchacho abrió una pequeña puerta para salir de la casa y se fue lo más rápido que pudo.
Todo era montañas y rocas rojizas, uno que otro árbol, pero nada más fuera de eso. Él y su padre vivían un poco alejados de la comunidad del lugar, la principal razón era porque no compartían la misma sangre con los que habitaban ahí.

Todas las casas y otras construcciones del pequeño pueblo estaban hechas de roca, a excepción de sus puertas, las cuales provenían de las comunidades de los bosques. Algunas veces los Tsathi bajaban de las montañas a comprar cosas en otras localidades, como los filetes, ya que los únicos animales que vivían en sus tierras eran dragones de menor tamaño a los cuales consideraban hermanos, esa era una razón muy buena para no intentar cazarlos, pero la otra era que sus pieles, al igual que las de los Tsathi era demasiado dura, aunque bien podía servir de vestimenta.

Ezan caminó directamente a una de las tiendas más cercanas del pueblo, una que tenía un letrero afuera que decía:

"Hoy se vende CARNE"

El lugar estaba lleno, montones de pueblerinos habían tenido la misma idea de su padre, comer carne. Se hizo paso entre la muchedumbre y logró llegar hasta el mostrador, ahí se encontraba un sujeto de estatura baja, su piel era blanca, de hocico corto y ojos rojos.

Eizan¡ Me alegro mucho de verte muchacho -dijo de repente el Tsathi.

-Yo... también Enzo... -contestó Eizan mientras varios individuos lo apretaban.

-!Tendrás que esperar unos momentos¡ ¡Atenderé a esta multitud y luego hablamos!

Eizan asintió con dificultad mientras una gorda Tsathi lo empujaba hacia un lado. El chico salió como pudo del lugar y se decidió a esperar afuera.
El tiempo pasó y aun la tienda no se desocupaba, su padre lo regañaría mucho por llegar tarde, pero después de todo no era su culpa, Enzo le había dicho que esperara hasta después que atendiera a todos.

-Hola...

Una dulce voz resonó en sus oídos, una voz que nunca antes había escuchado, una voz que le hizo volar por los cielos. Eizan miró hacia su lado y vio a una extraña muchacha, de piel blanca, ojos cafés, cabello castaño, estaba vestida con arapos y no llevaba ningún tipo de calzado, parecía que durante mucho tiempo había vivido en la calle.

-Hola... -contestó Eizan mirándola fijamente a sus ojos.

La chica movió su mano frente a él, como si estuviese limpiando algo, y le preguntó:

-¿Estás bien?

Eizan se quedó mudo por unos segundos, y luego de un sobresalto volvió a la normalidad.

-Si, si... estoy bien... no te preocupes -le contestó sonriendo nerviosamente.

-Nunca te he visto por aquí... bueno, tampoco he de salid mucho, pero cuando vengo a la tienda con la señora no me he fijado en ti -dijo ella mirándolo con interés.

-Yo no vivo en el pueblo... vivo un poco más arriba en la montaña.

-¡Vaya! yo sólo puedo vivir a esta altura, si siguiera subiendo mi cuerpo no lo resistiría.

-¿Tu sirves a alguien en el pueblo? -le preguntó Eizan.

-La señora le hace creer a todo el mundo que no, ella se auto-proclama "la más generosa" -dijo imitando otra voz y haciendo un gesto burlón-, la verdad, me tiene como una criada en su casa.

Eizan sonrió por la imitación y luego su expresión se torné seria.

-Deberías escaparte entonces -le dijo el muchacho.

Ella se entristeció y le contestó:

-No puedo...

-¿Por qué?

-Porque allá abajo, en la tierra de los humanos yo no tengo a nadie... aquí no tengo comodidad, pero no me falta comida, agua o vestimenta.

Eizan observó los arapos que llevaba puestos.

-Claro, no es la mejor ropa, pero estoy vestida.

Los dos rieron por unos momentos. En ese instante salió la misma Tsathi que antes lo había empujado dentro de la tienda.

-Es hora de irnos... -dijo la Tsathi gorda al mismo tiempo que miraba a Eizan con desprecio.

La muchacha ni siquiera le había dicho su nombre, ni él el suyo a ella. Ahora se iba, pero estaba seguro de que en alguna otra oportunidad se encontrarían.

-No te enamores de una humana Eizan, ya sabes como son en este lugar -la voz de Enzo le hizo incorporarse de nuevo, aquella chica había ocasionado que algo dentro de él saliera de su cuerpo.

-¿Es humana? -preguntó Eizan.

-Claro, vive con esa embustera y altiva, por suerte hoy el lugar estaba repleto y no se quedó hablando de cuanto dinero tiene, que cuida de una chica humana y de otras cosas que ni quiero recordar -dijo Enzo con molestia.

Entraron en la tienda y después de unos momentos Eizan salió con dos filetes envueltos en una delgada tela blanca.

Adiós Enzo! ¡Gracias! -gritó el muchacho mientras se alejaba del pueblo.

Llego a su casa una hora después desde que su padre le había dado el encargo.

-No creo que te hayas quedado jugando por ahí ¿cierto? -le dijo su padre al mismo tiempo que habría la puerta de la pequeña, pero acogedora, casa de piedra.

Eizan sonrió y le entregó la carne.

-Ya tengo dieciocho años papá, si tardo en venir no será porque me entretuve jugando.

El Hombre sonrió y le hizo pasar.

-Hoy conocí a una mujer, una humana -le dijo Eizan de repente mientras se sentaba en una de las sillas de la pequeña sala.

-¿Qué hacía por estos lados? -le preguntó el hombre desde la cocina.

-Vive con una Tsathi del pueblo, una que me miró con desprecio -dijo Eizan sonriendo-. Creo que tiene mucho dinero, según lo que me dijo Enzo.

-Se de quien se trata -le contestó su padre-. Ella... ¿no te dijo nada?

-No, sólo me observó por unos segundos, luego se marchó con la chica... ni siquiera se despidió de mi, tal vez fue porque...

En ese momento golpearon la puerta. Eizan se levantó y abrió despacio.

-Hola "Kuskan" -le dijo un muchacho cubierto con una capa negra y ropa color café. Sus ojos eran amarillos y su piel rojiza.

-¿Qué haces aquí? -le preguntó en voz baja Eizan juntando la puerta.

-Ten calma muchacho... he venido a informarte que la exploración de esta noche se ha adelantado, nos adentraremos en el bosque que se encuentra a las faldas de la montaña dentro de una hora.

-Bien, bien, estaré en la entrada del lugar, pero no se vayan sin mí ¿entendiste?

-Por supuesto "Kuskan", te esperaremos.

El sujeto se fue corriendo, después de unos segundos desapareció de la vista de Eizan.

-¿Quién era?

La voz de su padre llegó incluso a asustarlo, este estaba parado detrás de él.

-Uno de los chicos, vino para avisar que la exploración se adelantará, en una hora más nos reuniremos.

-Ya veo... será mejor que entres y comas, necesitarás fuerzas.

Cuando entraron se sentaron frente a la mesa y comieron. Un filete y dos huevos para cada uno, no era mucho, pero era lo único para lo que les alcanzaba, aun así agradecían, ya que a lo menos tenían algo que comer.
Después de una hora Eizan salió rápidamente de la casa, su padre lo acompañó hasta la puerta y desde ahí lo observó hasta que ya no lo pudo ver más.
El muchacho corrió tan rápido que parecía que volaba, y no duró mucho en llegar hasta la entrada del espeso bosque, desde lejos pudo ver a sus amigos esperándolo.

Kayla estaba preocupada, ya llevaba un día durmiendo, esperaba con ansias que se despertara, deseaba que estuviese bien, en ese momento miró su rostro y por un momento Eizan sonrió, al parecer estaba soñando algo acogedor o algún recuerdo feliz pasaba por su mente, uno que desde hacía años no recordaba. Eoin lo miraba con seriedad, esperando el momento en que se levantaría y los mataría, eso era lo que él decía. Kayla tocó su frente y se sintió más tranquila, todo por aquella sonrisa.

sábado, 16 de junio de 2007

Capítulo 16: "Sorpresa"

Ahí estaba, recordaba muy bien su nombre, Eizan. Ahora él deseaba la revancha y Kayla no sabía si esta vez ganaría... probablemente no. La agradable brisa que mecía las ramas de los árboles de pronto se detuvo, parecía que el tiempo se había detenido, pero no era así, sólo faltaba que alguno atacara primero, el escenario estaba listo.

Muevete! -gritó Eoin al mismo tiempo que se lanzaba sobre Kayla.

Una bola de fuego pasó volando cerca de ellos cuando cayeron al suelo. Eizan había comenzado, deseaba terminar con todo esto lo antes posible.

-No tendrás tanta suerte la próxima vez -dijo el guerrero dando un salto hacia donde se encontraban.

Eoin se levantó con prisa y agitó el brazo en el aire, como si intentara golpear a su oponente, pero de la manga de su camisa salieron disparadas varias dagas pequeñas y afiladas. Eizan colocó su brazo por delante y una capa de fuego lo cubrió de las cuchillas.

-¡Huye! -le gritó Eoin a Kayla.

La anxelin gateo por el suelo, luego se levantó a toda prisa y corrió hacia unos arbustos.

Eizan intentó golpear a Eoin, pero este esquivaba todos sus golpes con gran agilidad. El Tsathi no jugaba, estaba decidido a que este fuera el último encuentro. De repente Eizan abrió su boca y una bola de fuego salió de esta impactando a Eoin en el pecho y lanzándolo hasta los árboles.

-Deberías haber tomado esta batalla en serio... -le aconsejó Eizan sonriendo, mientras caminaba.

Confiado se acercó a los árboles para buscar el cuerpo del chico, pero se llevó una gran sorpresa al no verlo ahí. Eizan se giró y en ese instante lo golpearon fuertemente en el rostro lanzándolo a tierra.

-La he tomado... con seriedad... -le respondió Eoin jadeando.

Debajo de su camisa llevaba otra, más delgada, pero mucho más resistente a casi cualquier tipo de ataque, especialmente a los de fuego. Era piel de dragón, de color rojo, como el de la sangre.
El muchacho lo tomó por el cuello y comenzó a golpearlo sin piedad. Su prioridad era la salvación de Kayla, no importaba si tenía que matar a su atacante. Aquella convicción tan grande, no sabía de donde venía, tal vez las visiones que desde hacía meses tenía, pero lo llenaba por completo, que era imposible intentar quitarla de él, inclusive, estaba dispuesto a morir por esa causa, algo le daba fuerzas para llevar a cabo tal tarea.

La piel de los Tsathi era bastante gruesa, y los golpes de un simple humano jamás lograrían desgarrarla lo suficiente. Eizan, esperó el momento indicado, y con una patada se sacó al muchacho de encima.
El Tsathi se levantó furioso, dispuesto a matarlo, pero en ese instante su cuerpo se paralizó, lo único que podía hacer era parpadear. Kayla apareció corriendo de entre los arbustos, se arrodilló frente a Eoin y le ayudó a ponerse de pie.

-Vete... no te mataré si lo haces... -le dijo Kayla mientras sus azules ojos brillaban con furia.

Eizan sonrió y le contestó:

-Tu no podrás derrotarme.

No se lo pudo explicar, de repente Eizan ya no estuvo bajo su control, ya no estaba paralizado, ahora caminaba hacia ella rápidamente, pero a sus ojos todo se movía con lentitud, incluso cuando el Tsathi extendió sus brazos y una llamarada se dirigió hacia ella. Sólo con sus manos se protegió del terrible ataque, no fue suficiente y cayó al suelo gritando de dolor. Parecía que el ardor jamás se iría.
Eoin rápidamente quitó de la funda de la espalda de Kayla la vara de cristal y golpeó a Eizan en el pecho haciéndole retroceder unos pasos.
La Anxelin se retorcía de dolor en suelo, mientras que Eoin intentaba inútilmente hacerle frente a Eizan, por muy bueno que fuera en el combate, el Tsathi lo superaba grandemente.

Eoin cayó al suelo sin fuerzas, ya no podía más, había fallado en su misión, no podría proteger a Kayla de aquel desalmado ser. Eizan se acercó a Kayla, desenfundó un sable que portaba en su cinturón y se preparó para asestarle el golpe final. La Anxelin no sabía que hacer, aquellas habilidades tan grandes que se manifestaban en ella no aparecían, estaba perdida, moriría sin duda en aquel lugar, un dolor enorme le oprimía el pecho, sentía tanta tristeza, tanta que deseo gritar con fuerza y llorar todo lo que fuese necesario. Entonces sus ojos se llenaron de lágrimas, ya no resistía.

-Por favor, no me mates... no ahora, espera a que mi hijo nazca... te lo ruego... después me podrás asesinar... -rogó a Eizan.

Al escuchar aquellas palabras el Tsathi quedó pasmado. La mujer que cazaba estaba embarazada, lo habían engañado. Aquella sorpresa lo había dejado paralizado.
Retrocedió, la expresión de horror en su rostro dejó confundida a Kayla, no comprendía, tal vez sus palabras lo habían conmovido, pero no estaba segura.
Cientos de recuerdos vinieron a la mente de Eizan en ese instante. Había prometido cazar a todos los asesinos que pudiera, para vengar la muerte de su mujer y de su hijo que nunca nació. Un sentimiento horrible inundó su ser, deseó morir en aquel momento. Una lágrima cayó por su mejilla izquierda. Todo el dolor que había guardado por tanto tiempo salía de golpe, entonces cayó al suelo inconsciente. Era suficiente, ya no podía esconderlo por más tiempo.

Kayla perpleja vio como de repente Eizan caía al suelo, parecía que sus ojos se habían nublado, parecía estar muerto, aquel individuo se había apiadado de ella.
La Anxelin pasó el brazo por su rostro para secar las lágrimas, poco a poco volvía a tranquilizarse. Eoin se acercó a ella débilmente y le dijo:

-Debemos aprovechar este momento... huyamos mientras está desmayado.

Su parecido con Tensai era tan grande, que no deseaba alejarse. Necesitaba tanto de su marido en aquel momento, no podía imaginarse en qué lugar podía encontrarse, pero cuando lo encontrara no lo regañaría, sino que lo abrazaría con todas sus fuerzas y jamás se separaría de su lado.

-No...

Eoin la observó confundido.

-No nos iremos...

El muchacho se sorprendió por la respuesta, y estuvo a punto de decir algo, pero después se dio cuenta de que ella estaba sufriendo, la mirada triste de Kayla sobre el Tsathi que había intentado matarlos significaba algo que en ese momento él no entendía, pero que tal vez pronto lo haría. Cerró sus ojos y descansó.

sábado, 9 de junio de 2007

Capítulo 15: "El Guía"

-No es posible, alguien como tu ya debería haberla cazado hace varios días.

Eizan siguió caminando a través de un frondoso bosque, el mismo que se encontraba frente a la playa en donde había sido derrotado por Kayla. Hace tres días que deambulaba por el lugar buscando entre los árboles y matorrales, pero sin éxito, tal vez ella ya estaba muy lejos.

-No me molestes...

Un individuo de gran tamaño le observaba desde atrás de unos matorrales. Un sujeto que vestía una negra armadura que cubría todo su cuerpo y en su espalda portaba una prominente espada, gruesa y casi de la misma estatura de su dueño. Pero su rostro era diferente al de cualquiera, tenía hocico de lagarto, blancos colmillos y amarillos ojos.

-Es hora de que actúes con seriedad Eizan, los Tsathi no toman las cosas a la ligera, debes tener en cuenta esto si quieres ser considerado como uno de nosotros. Escupir fuego no es suficiente -le dijo el individuo haciendo una mueca burlona.

Eizan se dio la vuelta y lo miró con rabia.

-Vete de este lugar o te demostraré lo que es escupir fuego -le contestó el guerrero.

-Bien, bien, ya me largo de aquí, pero escúchame bien, yo también estoy tras la pista de esa mujer, sería aburrido si permites que llegue a ella primero.

El sujeto dio un salto hacia uno de los árboles y así continuó hasta desaparecer de la vista de Eizan. El guerrero siguió con su búsqueda, caminando entre el bosque, aunque estaba seguro de que ya se habría alejado de ahí. Encontrarla era demasiado importante, pero por alguna extraña razón algo dentro de si mismo le hacía avanzar con lentitud.

-¿Todavía tienes nauseas? -preguntó Eoin.

Kayla salió de entre unos matorrales, su expresión demostraba totalmente que se sentía enferma, sus ojos a punto de cerrarse, su piel más pálida de lo normal.

-Es por mi embarazo, ya se van a cumplir tres meses desde que...

De repente algo la detuvo, sus ojos se abrieron muy grande y corrió hasta el lugar de donde antes venía.

-Creo que por este día nos quedaremos aquí, de todas formas queda muy poco camino que recorrer para salir del bosque, después de eso sólo tendremos que pasar por las montañas y llegaremos a nuestro primer destino -le informó Eoin sentándose en el suelo.

Pasado unos minutos la Anxelin regresó, se dejó caer en el suelo débilmente.

-Mientras tanto, infórmame de todo lo que sabes -le dijo ella con tono de mando.

El chico la miró pensativa, sabía a lo que se refería, pero dudaba un poco, no estaba muy seguro, pero luego pensó bien, todo aquello le concernía a ella, no era justo que le fuera siguiendo todo el tiempo sin saber nada.

-Creo que ha pasado suficiente tiempo... -dijo Eoin.

Kayla lo miró seriamente, seguiría insistiendo hasta que él le contestara todas sus preguntas.

-Como ya sabes mi nombre es Eoin, tengo 15 años, pero no tomes como a cualquier muchacho, fui entrenado desde pequeño en las artes del combate cuerpo a cuerpo y en la utilización de armas. Mi misión es llevarte sana y salva hasta Jumú, yo soy tu guía Kayla.

-Eso lo podría haber deducido en cualquier momento... dime más, dime por qué sabes tanto acerca de mí y de lo que he pasado hasta llegar a esta tierra -le dijo Kayla con firmeza.

-Visiones, todo fue por visiones, pero no sólo yo, sino que muchos más. Verás, yo pertenezco a un grupo que se ocupa fundamentalmente de velar por la seguridad del reino y no somos los únicos ya que en cada ciudad importante hay uno, es necesario en estos tiempos. Hace varios meses un extraño sujeto cubierto por una capa blanca llegó diciendo que debíamos poner nuestros esfuerzos en buscar a una muchacha que llegaría a esta tierra, una muchacha con tu exacta descripción. El tiempo pasó y de repente muchos de nosotros comenzamos a tener extraños sueños en donde te veíamos a ti luchando en una blanca tierra llamada Hiver, era como si pudiéramos ver cada uno de tus pasos. Sabemos que tienes un marido y que perdiste a una muy querida amiga en ese lugar. Pero no debes temer, no te haremos daño, sólo queremos que tu bebé nazca en un lugar seguro, por eso es que me enviaron a buscarte -le explicó Eoin mientras se paseaba de un lado a otro.

-¿Sabían que llegaría a esa playa donde te vi por primera vez? -le preguntó Kayla.

-Claro que sí, pero ese Tsathi no estaba en mis visiones, ese sujeto que te atacó -le contestó Eoin pensativo.

-¿Por qué no me ayudaste entonces? -le preguntó Kayla frustrada.

-Lo siento mucho, no podía hacerlo, se me dieron ordenes estrictas de asegurarme de que eras tu, necesitaba verte en batalla para corroborar tu identidad. La razón es que existen muchas criaturas en esta tierra que se pueden transformar en otros con sólo poder ver un retrato y creeme cuando te digo que tu retrato está en todos los lugares, se te culpa de asesinato -le aclaró Eoin un poco extrañado.

-De esa forma será muy fácil que mis enemigos me encuentren aquí.

-El precio a tu cabeza es muy alto, todos los caza recompensas te estarán buscando en este preciso instante.

-Gracias por darme ánimos... -dijo Kayla mirándolo de reojo.

Eoin sonrió a medias, el sarcasmo de la muchacha le había parecido un poco chistoso.

-La noche anterior a encontrarte en la playa me encontré en este mismo bosque con un sujeto, no recuerdo muy bien su apariencia, pero el me dijo que debía protegerte pasara lo que pasara. También me informó que estabas embarazada y que el bebé era lo más importante.

-¿Quién era ese individuo? -preguntó Kayla.

-No lo sé, cuando apareció por alguna razón todo se volvió más oscuro, no recuerdo su rostro ni como estaba vestido -contestó Eoin mientras frotaba su mentón.

Se quedaron en silencio por algunos momentos. La información proporcionada le había servido de mucho, ahora Kayla estaba aun más segura de que cosas más grandes que cualquier persona en aquel mundo estaban sucediendo, cosas que poco a poco se iban aclarando.

-Creo que ya me siento bien. Caminemos hasta Jumú, supongo que podré resistir sin mareos ni nauseas -dijo Kayla poniéndose de pie sorpresivamente.

-Si tu lo dices... -dijo Eoin levantándose.

En ese instante una bola de fuego estalló frente a ellos haciéndoles retroceder. Los dos rápidamente se giraron para ver quien intentaba atacarlos.

-Es hora de la revancha... -dijo Eizan, quien los observaba desde las ramas de un árbol, una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.

Kayla y Eoin sorprendidos adoptaron posturas de combate, y aunque ella lo había derrotado antes no estaba muy segura de hacerlo esta vez, de seguro él ahora lucharía con todas sus fuerzas. Sólo podía confiar en los dichos de Eoin, esperaba que de verdad fuera un buen guerrero, de otra forma... estarían muertos en unos minutos.