sábado, 15 de diciembre de 2007

Capítulo 1: "Comienza la Búsqueda"

Llovía con fuerza aquel día, no había nadie fuera de sus casas; todos se encontraban seguros y abrigados en sus hogares. Sólo un grupo de seis sujetos envueltos en capas con capucha caminaban por el lodoso camino que separaba las casuchas de madera. No se inmutaban por la lluvia, lo único que les interesaba era llegar a su destino y rápido. Los tiempos no eran buenos, con LuxFero conquistando todos los reinos cercanos a Hóng-Lían y enviando mercenarios a cada rincón del continente todos los que le declaraban la guerra o entorpecían su camino terminaban muertos; lo mismo había sucedido con varias tribus que intentaron derrocarle, entre ellas la tribu Kaji, una de las primeras en desaparecer después de la caída del Enviado.
Los seis individuos se detuvieron frente a la puerta de la última casa de la calle y golpearon dos veces, despues esperaron unos segundos e hicieron lo mismo. Una mujer de unos veinte y tantos años, de cabello plateado muy hermosa les abrió con una pequeña sonrisa dibujada en el rostro.

-Adelante... -dijo la mujer.

Entraron sin vacilar, como si hubiesen estado esperando con ansias aquello. La mujer del cabello plateado cerró la puerta sin antes de mirar a todos lados; debía asegurarse de que nadie les estuviese vigilando.

-June... -dijo uno de los que recien habían entrado mientras se quitaba la capucha- es bueno volver a verte.

Era un muchacho algunos años menor que ella, de cabello negro y rizado. June se quedó pazmada con los ojos bien abiertos mirándole fijamente como si no pudiese creer lo que veía. Después se lanzó a sus brazos sollozando.

-!Isei¡ -gritó con felicidad mientras se refugiaba bajo los brazos del muchacho.

Los otros se quitaron las capas empapadas y las dejaron cerca de la puerta. Todos eran viejos conocidos a los que no veía desde hacía más de siete años.

-Ha pasado demasiado tiempo... -dijo otro de cabello negro y gris que se sentaba en una de las esquinas de la habitación en la que se encontraban.

-Sensei... Eizan -dijo June con algo de sorpresa-, pensé que había muerto en el ataque al templo de la tribu hace años.

-Bueno, eso pensaron muchos; pero en realidad permanecí un tiempo escondido para reencontrarme con Isei hace un par de meses. Estuve con los Tsathis, debía advertirles del peligro.

Una mujer de cabello rubio y largo se acercó a June y le saludó con un beso en la mejilla. June la observó con algo de confusión, parecía no recordarla.

-Soy Malena... -dijo ella con desagrado por no haberla reconocido.

-Malena... también pensé que estabas muerta. Oí que tu hermana...

-Sí... -interrumpió Malena- la muy idiota intentó matar a LuxFero en el palacio... era obvio que terminaría asesinada por ese monstruo.

Todos guardaron silencio. Cada uno de los que estaba ahí había perdido a un ser querido por culpa de las intensas guerras que se libraban en todo el continente debido a la presencia y el afán de conquista de LuxFero.

-Sensei Garaadria... Trakay y Sensei Isao... -murmuró June al ver a los otros que le sonreían.

Después de quitarse las capas mojadas todos se sentaron frente al fuego encendido en un recuadro en medio de la casa. Se miraban unos a otros, nadie deseaba comenzar ha hablar, aunque era importante que lo hicieran. June tomó una tetera y sirvió un poco de te en unos vasos de arcilla que parecían muy viejos.

-Pensé que irían hasta la capital de Terraconce en busca de nuevos aliados -comentó June mientras se sentaba al lado derecho derecho de Isei.

-Eso haríamos -respondió Isao de inmediato-; pero todo salió mal luego de la batalla en las montañas. La mayoría de los refugiados murieron ahí, sólo unos pudimos salir con vida. Fue imposible, después de eso, viajar por los caminos, estaban todos custodiados por soldados de Luxfero. Con un poco de suerte logramos llegar hasta este lugar.

-LuxFero anda en busca de todos nosotros -agregó Trakay-. No es seguro quedarse en un sólo lugar por varios días, además sus siervos registran cada aldea. Lo mejor sería que todos nos marcharamos a las ruinas del antiguo templo de los Kaji.

Los demás se sorprendieron de escuchar aquello, ninguno había pensado nunca en volver; pero ahora que Trakay lo mencionaba no era una mala idea, pues era el lugar más seguro en esos momentos.

-Éstaríamos más cerca de la capital del reino y lo mas importante, mucho más cerca de Luxfero -dijo Garaadria entusiasmada con la idea.

-Todo eso esta bien; pero hay que recordar que hay algo pendiente, algo que es muy importante... -dijo Isei haciendo que todos bajaran la mirada, menos June.

-¿Qué cosa? -preguntó June al ver que todos los demás deseaban obviar el tema.

-Debemos encontrar a Nerik... -contestó Eizan- es prioridad hacerlo.

June sintió como algo surgía desde lo más profundo de su corazón al oír el nombre del antiguo Enviado, el nombre de aquel que los había traicionado.

-Nerik... -murmuró ella e Isei la miró de reojo notando algo extraño.

-Pero es poco probable encontrarle después de tantos años, tal vez haya muerto por ahí luchando -dijo Isei con un poco de malicia en su voz.

-No lo creo -refutó June dejando a Isei sorprendido por el tono de voz en que lo decía, un tono de voz firme y decidido-. Nerik no era de aquellos que se rendían fácilmente, estoy segura de que ha pasado todos estos años entrenando, mejorando e intentando salir adelante... solo.

-Tienes razón -agregó Eizan-. Nerik se parecía mucho a su madre en eso.

-Hay que comenzar a buscarle, él es el único capaz de vencer a LuxFero y después de todo este tiempo debe haber cambiado -dijo Garaadria.

-Nerik no es él único -contradijo Isei a la mujer con enfado-. Aixa dijo que otro Enviado nacería cuando él nos traicionó. Si hay que buscar a Nerik es para destruirle, él no puede seguir con vida; en cualquier momento se unirá a LuxFero y entonces todo terminará. Sensei Kyosho tuvo razón al intentar matarle hace siete años.

-¡Tú no estabas ahí! -gritó June con furia a Isei.

Isei se quedó boquiabierto por la actitud de June, ni siquiera pudo articular palabra para contestarle algo. Los otros la miraron confundidos. June se dirigió a la puerta rápidamente y salió a la calle empapándose por completo en unos segundos.

-¡June! -llamó Isei e intentó seguirla, pero su padre, Isao, lo detuvo.

-Déjala unos momentos, necesita estar sola... -dijo el hombre cabello gris y rizado mientras le sujetaba por el brazo.

-¿Qué haremos con respecto al asunto de Nerik? -preguntó Malena mientras cruzaba los brazos como si no hubiese otra solución que de encontrarlo.

-Nos dividiremos en dos grupos de tres personas -propuso Eizan-. Un de los grupos buscará a Nerik dentro de este continente, el otro deberá viajar al continente Este.

Todos asintieron; aunque Isei lo hizo sin mucho agrado ni convencimiento ya que aun pensaba que era inútil ir en busca de Nerik.

-Isao, Garaadria y Malena, ustedes buscarán aquí -dijo Eizan-. Trakey, Isei y yo buscaremos en el otro continente.

La lluvia caía con fuerza, pero a June no le importaba. Sus azules y hermosos ojos estaban puestos en el gris cielo mientras recordaba la última vez que había visto a Nerik. Entonces algo que no había sentido desde aquellos tiempos surgió desde su interior, algo que había ocultado de todos, incluso de su marido, Isei.

-¿Qué es esto que siento...? -se preguntó a sí misma en voz baja.

Le dolía el pecho, y sentía enormes ganas de llorar y gritar con fuerza; pero había una razón para no hacer nada de aquello, una razón muy poderosa. Su hijo. Un muchacho de cinco años de cabello plateado y ojos tan azules como los de ella.

-No pueso dejar de pensar... ¿por qué tenían que decir su nombre?

Se calmó un poco; aun cuando el fantasma de Nerik rondaba sus pensamientos. Entró nuevamente en la casa, nadie hablaba, Isei la observaba y no había enfado en su mirada, eso le aliviaba un poco más.

-Saldremos durante la madrugada, así la noche cubrirá nuestros pasos -avisó Eizan.

-¿Se... irán? -preguntó June desconcertada.

-Iremos en busca de Nerik -contestó Malena.

-Yo quiero ir también... por favor -pidió June.

-No, no puedes -respondió Eizan-. Tienes un hijo que cuidar, nadie más aparte de ti se puede hacer cargo de él en estos momentos. Aixa está en Hiver y nosotros tenemos una misión que cumplir.

June se quedó en silencio y en ese momento un niño de unos cinco años apareció desde otra habitación cubriendose los ojos por la luz de la fogata.

-Mamá... -dijo el pequeño caminando hacia June quien lo levantó en brazos.

-Ierik -le llamó June-, tu padre ha regresado.

El niño intentó resistir el encandilamiento para ver a su padre.

-Ierik... -se acercó Isei con una feliz sonrisa en el rostro- han pasado tres años desde que no te veía.

El niño no lo recordaba mucho, pero le reconocía con facilidad, era como algún tipo de conexión que les unía con fuerza. Ierik le abrazó con fuerza sonriendo.

-Tu abuelo también está aquí, hijo -dijo June caminando hasta Isao.

Ierik se le quedó observando un poco confundido, jamás había visto al padre de su padre.

-Es mejor que descansemos todo lo posible -aconsejó Eizan-. El viaje será muy largo.

-Isei -llamó June a su marido en voz baja-, puedes hacer que duerma, estará más feliz contigo ahora.

Isei asintió y lo llevó a la otra habitación en la que había sólo una cama grande, en la que dormía June y él. Le recostó con delicadeza sobre la cama y le dijo:

-Cada que he pasado fuera tu recuerdo ha sido lo que me ha dado fuerza para seguir adelante.

Ierik no entendía muy bien lo que su padre le decía; pero de todas formas le sonrió.

-Papá -dijo de repente Ierik cambiando la expresión de su rostro a una confusa-, he tenido un sueño extraño.

-¿De qué trataba? -preguntó Isei.

-Un hombre vestido de negro, que parecía estar muy triste, me hablaba desde otra tierra, una tierra muy verde y llena de árboles.

-¿Qué te decía?

-Que tenía que estar listo... -respondió Ierik- que pronto sería mi turno...

-¿Tuviste miedo? -preguntó Isei un poco sorprendido por el sueño de su hijo.

-No, no le tuve miedo; en realidad sentí que él era muy cerano a mi.

Isei besó a su hijo en la frente y lo arropó, luego se dio la vuelta y caminó hasta la entrada de la habitación.

-Tienes que irte de nuevo... ¿no es así? -preguntó Ierik antes de que Isei saliera.

-Lo siento hijo; pero volveré lo más pronto posible y haré que aquel hombre de tu sueño desaparezca.

Isei salió de la casa con enfado, no podía sorportar lo que sucedía; tal vez no era tan así como el pensaba, pero de alguna forma Nerik entraba en su familia. Entonces estuvo decidido a acabar con su existencia, pues era peligroso dejarlo con vida tal y como lo había dicho Kyosho varios años atrás. Empuñó la manó y golpeó un árbol cercano a la pequeña casa; se dio cuenta entonces que en aquel árbol y justo en el lugar donde había caído su puño estaba grabado el nombre de su hijo.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Libro III: Los Cuatro Guerreros

La Caída del Enviado marcó el principio de una época, el principio de la época en que LuxFero reinaría con mano de hierro. Los reinos cayeron uno a uno bajo su poder y bajo su enorme ejército de humanos corrompidos por su poder. Sólo Terraconce quedó en pie y los pocos sobrevivientes a las masacres comentidas por sus siervos se ocultaron en aquel reino desesperados.

Al igual que Terraconce, las islas del norte luchaban por que las fuerzas del tirano no les invadieran. Los Guerreros de muchas tribus clandestinas se unieron y pelearon contra las fuerzas de LuxFero, pero todos cayeron sin piedad alguna.

Los años pasaron y sólo muy pocos se oponían a LuxFero, los demás habían declinado por el miedo. Las tribus desaparecieron, a excepción de los Tsathi que se lograron ocultar a tiempo. LuxFero dominaba casi todo, las islas del norte ya habían quedado bajo su poder y los rebeldes de una pequeña fortaleza al sur de la capital de Terraconce, construida sobre las ruinas de Jumú, eran los únicos oponentes a su reinado.

Hacía siglos atrás los sabios habían predecido aquello, pues si el Enviado se volvía en contra de lo que tenía que salvar todo estaría perdido, y así sucedió. Con la caída del Enviado y su posterior desaparición LuxFero tomó el control de todo lo que había su alrededor, ya nadie le podía hacer frente. Pero no todos perdieron la fé, existía otra posibilidad.

En los escritos antiguos se hablaba de cuatro seres que estarían para proteger al mundo cuando éste se colmara de maldad. Pero nadie sabía quienes eran ni donde se encontraban. Era el momento de iniciar la búsqueda de los cuatro guerreros que salvarían de una vez al mundo.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Epílogo

Nerik despertó sobresaltado en medio de la noche. Se encontraba en una oscura habitación. Los vidrios de las ventanas estaban rotos y la brisa nocturna era bastante fría. Se levantó con cuidado al mismo tiempo que recordaba lo sucedido; todo lo que había hecho, a todos los que había matado, incluyendo a Kyosho. Lo recordaba a la perfección. Se acercó a las ventanas y miró hacia afuera, no había nadie, parecía que estaba sólo en el gran templo.

-Ya no puedo seguir aquí... no después de lo que hice -dijo para sí en voz baja.

Afortunadamente se encontraba en el segundo piso del edificio, por lo que fue fácil escapar por la ventana. Al estar afuera tuvo una sensación de libertad y paz, pero no entendía la razón de aquello. Pensó en ir lejos, a un lugar donde nadie lo reconociera, entonces podría reflexionar sobre todo y aprender a controlar lo que había en él, sus poderes y sus sentimientos; tal vez podría expulsar todo el odio que sentía aun en ese momento, y sólo entonces regresaría.

Caminó a través del bosque hasta el lago, pensando en algún lugar al que pudiera ir. Llegó frente al lago, avanzó hacia la orilla y el agua tocó sus negros zapatos.

-Nerik... -llamó en voz baja alguien que le resultaba conocido.

Se giró y se encontró con June, quien le observaba desde los árboles. La muchacha se acercó a él a paso lento. Nerik retrocedió hacia el lago, no importándole que el agua entrara en sus zapatos y mojara sus pies.

-Yo... yo sólo he venido a despedirme -dijo June con expresión triste-. La anciana Aixa me dijo que debía ser de esta forma.

Nerik escondió ligeramente el rostro, sus ojos azules brillaron con la luz de la luna llena y la muchacha pudo ver una lágrima escapar y caer al suelo.

-June, yo... -fue lo único que pudo decir, sintió que ya no tenía palabras y que ninguna explicación valía.

-Espero que alguna vez volvamos a encontrarnos... -dijo June sonriendo a medias.

-June, quiero decirte que...

-No hable más... -interrumpió la muchacha ocultando el rostro- creo saber lo que me dirás y si llego a escucharlo de tu boca yo... no podré permitir que te vayas...

Nerik respiró profundamente y unas negras alas brotaron de su espalda. Estaba listo para marcharse.

-Vendré a buscarte... -le prometió Nerik cuando comenzaba a elevarse sobre el lago.

June no respondió nada, sino que esperó a que el muchacho se hubiese alejado lo suficiente para decir:

-Yo nunca te olvidaré, no importa el tiempo que pase, no importa si otra persona está conmigo, pero tú siempre estarás en mi mente...

June le vio volar directo hasta la luna, hasta que ya fue imposible divisarlo.

Capítulo 34: "La Caída del Enviado"

-¡Vuelvan al templo! -ordenó Kyosho.

La multitud comenzó a entrar en el bosque, sólo algunos guerreros Kaji se quedaron junto a Kosme, Eizan y June.
Nerik observaba sonriente mientras movía con el pie el cuerpo de Bohutt, como si estuviera jugando.

-Deben comprender que este ya no es el Nerik de antes, este es uno totalmente distinto, movido por el odio y por el resentimiento -explicó Kyosho-. No pueden dudar si los ataca, pues el no dudará si ustedes intentan algo.

Eizan y Kosme asintieron, pero June no parecía muy convencida; ella no se había quedado para luchar o algo parecido, sino que deseaba de alguna forma hacer volver a Nerik.

-Ahora... -murmuró Kyosho.

Los tres comenzaron a correr hacia Nerik rápidamente; intentarían un ataque en conjunto, tal vez así lo podrían inmovilizar.
Kosme dio un salto muy alto, mientras Eizan y Kyosho se dirigían por los lados. Nerik ni siquiera se movió, sólo los observaba con un cierto entusiasmo.
A unos cuantos metros de caer sobre su amigo, Kosme sintió como si un gancho lo tirara hacia atrás con fuerza. Por otro lado Eizan lanzó una bola de fuego, pero esta se esfumó antes de llegar a Nerik. Kyosho intentó algo más grande; una llamarada se escapó de sus manos y cubrió por completo al muchacho. Pero segundos despues esta le rodeó y se devolvió contra él. Kyosho levantó las manos, como si intentara mover el fuego y este obedeció cambiando de dirección hacia el cielo. En ese instante Nerik se movió tan rápido hacia él que nisiquiera lo notó hasta que el muchacho le dio un fuerte puñetazo en el vientre. Kyosho voló hasta los árboles, debido a la fuerza del golpe.

-¡Vuelve, Nerik! -exclamó Eizan de repente.

Nerik sonrió burlonamente, le apuntó con la mano y de esta salió disparada una esfera, muy parecida a una burbuja de agua, que le golpeó lanzándolo hacia los arbustos cercanos y dejándolo fuera de combate.
Aprovechando la distracción, Kosme reunió varios rayos de luz en sus manos, tal y como había hecho en la batalla contra Satsujin, y estos se convirtieron en un potente rayo que lanzó contra Nerik sin siquiera dudar.
El rayo azul impató a Nerik en el pecho y lo mandó a volar hasta el lago.

-Lo logré... -murmuró Kosme, como si hubiese acabado de matar a un enemigo.

-¡Nerik! -exclamó June para luego echar a llorar.

-Era necesario, June -explicó Kyosho mientras se acercaba a ella un poco cansado y dolorido por el golpe que el muchacho le había propinado.

De pronto todo comenzó a temblar, el agua se separó por la mitad hasta el centro del lago, donde se encontraba Nerik mirándolos como si nada.

-No me esperaba eso... -dijo Kosme.

-Vayan al templo y ocultense ahí -ordenó Kyosho mientras avanzaba hacia el lago.

Kosme sujetó a June del brazó y corrió hacia el bosque rápidamente.

-No puedo creer que te hayas dejado engañar por ese pobre sujeto -dijo Kyosho.

Nerik salía del lago y el agua que se había movido para dejarle pasar volvía a su posición normal.

-No me engañó -refutó Nerik-. Todo lo que dijo era lo que yo también sentía por parte de todos ustedes. Tú me entrenabas, lo hacías para que lograra controlar mis habilidades y eso te lo agradezco, pero eres consciente de que en el interior pensabas en matarme si llegaba el momento en que decidiera otro camino.

-No negaré que lo pensé, Nerik y ahora verdaderamente me arrepiento de no haberlo hecho en el momento que pude -contestó Kyosho al mismo tiempo que comenzaba a mover sus brazos de una manera extraña-. Desafortunadamente creí en ti, y ahora este es el resultado, tú traición. Has asesinado y he visto el placer en tu rostro, pero no dejo de pensar que en realidad es tu dolor y tristeza lo que te hace actuar así.

-¡Silencio! -exclamó Nerik y una onda invisible se escapó de su cuerpo lanzando a Kyosho hacia atrás.

-He tocado tú punto débil -celebró el Sensei-. Todo esto es porque tus amigos se alejaron de ti, por temerte, por considerarte como un animal salvaje; si no se puede controlar se elimina. No puedo mentirte Nerik, eso fue lo que realmente sucedió, fueron nuestros errores, jamás debimos pensar y actuar de es forma.

Nerik comenzó a llorar discretamente, sintiendo el dolor y la tristeza, todo lo que había contenido durante largo tiempo. Pero ya era tarde.

-Yo... yo no quise... -tartamudeó entre lágrimas.

-Lo sé, lo sé; pero no puedo dejarte ir. Ahora que has probado el poder, ahora que has sentido el placer de matar a alguien, eres tan peligroso como LuxFero. Cada vez que te enfades intentarás hacer lo mismo. Nadie estará a salvo en este mundo contigo -dijo Kyosho.

Lo que le había dicho el viejo le había herido más aun; aquello fue como si le hubiesen golpeado directamente en el alma. Sintió un dolor extraño en todo su cuerpo, sus manos parecían entumesidas y sus piernas le temblaron por un segundo.
El fuego comenzó a rodear a Kyosho, como si fuera una especie de cadena gruesa diera vueltas a su alrededor mientras el movía sus manos.

-Lo siento, Nerik, pero es la única salida -dijo Kyosho mientras la gran cadena de fuego se dirigía hacia el muchacho rápidamente.

Nerik se quedó pasmado, su mirada estaba perdida, parecía que se dejaría morir; pero justo en el momento que el ataque del Sensei estaba a punto de tocarlo, agitó el brazo con fuerza y golpeó la cadena como si nada para desviarla. Kyosho quedó boquiabierto frente a la reacción del muchacho y frente a lo que había hecho con su ataque.

-Si usted pretende matarme, yo tengo derecho a defenderme -dijo Nerik-. No me quedaré de brazos cruzados, aunque ya he comprendido lo mal que he hecho.

-Que bueno que hayas comprendido, pero eso no servirá para que tu vida sea perdonada -dijo Kyosho mientras corría hacia él.

El Sensei le cayó con varios golpes, que Nerik fácilmente bloqueó.

-Esto es por el bien del mundo Nerik... -le dijo Kyosho mientras daba un salto y le propinaba una patada que el muchacho cubrió con el brazo.

-No moriré, yo te mataré primero -respondió Nerik sonriendo al mismo tiempo que le propinaba una patada en el rostro y lo lanzaba al suelo.

Kyosho lanzó una gran bola de fuego muy cerca de Nerik, la que se estrelló justo en su pecho y lo mandó a volar. El Sensei aprovechó aquello para colocarse de pie y lanzar una potente llamarada que envolvió por completo a Nerik. Pero al esfumarse el fuego algo parecido a un manto negro cubría al muchacho.
Nerik volvió a la tierra y un par de alas negras se expandieron de su cuerpo, como si antes hubiesen estado pegadas a él con el único fin de protegerle.

-En cuanto tu ataque me alcanzó ellas me protegieron; son mis alas -dijo Nerik con alegría.

Kyosho no dijo nada, sólo extendió sus brazos y lanzó otra gran bola de fuego hacia Nerik, la que se detuvo frente a él. Los ojos del muchacho resplandecían y era aquel poder único de los Anxelin para mover las cosas o detenerlas sólo con desearlo. El viejo lanzó una llamarada hacia la bola de fuego, haciendo que creciera de tamaño, entonces Nerik tuvo dificultad para contenerla. Kyosho seguía lanzando fuego a diestra y siniestra, mientras Nerik resistía. Entonces el chico levantó el brazo, apuntó con el dedo y disparó un relámpago, pero esta vez era azul, no rojo como con el que había matado a Bohutt.
La gran bola de fuego se encontró con el relámpago de Nerik causando una enorme explosión que los envió a volar a los dos.

-June, es mejor que te quedes en este lugar -aconsejó Kosme-. Estarás a salvo con los demás.

Varios guerreros Kaji, acompañados por Aixa, Garaadria y La-Meng peramanecían frente al templo, esperando que la batalla entre Kyosho y Nerik culminara.

-Yo quiero volver -contradijo la muchacha con firmeza-. Nerik es mi amigo, no lo dejaré... ya lo hice una vez y eso causó que me odiara.

Kosme bajó la mirada avergonzado, pues él también había apartado a Nerik luego de la muerte de Dazke. Se suponía que eran amigos.

-Tienes razón, es nuestro deber volver -dijo Kosme sonriendo.

June asintió y de repente unas grandes alas blancas se desplegaron en su espalda. La Anxelin sujetó al chico de la mano y juntos volaron hacia el lago frente al asombro de los presentes.

Kyosho se levantó, la cabeza le dolía y todo le daba vueltas, el golpe había sido muy fuerte. El viejo observó más allá del agujero dejado por la gran explosión y vio a Nerik de rodillas, intentando colocarse de pie.

-Esta es mi oportunidad... -murmuró Kyosho reuniendo toda la energía que le quedaba para crear fuego.

Nerik levantó el rostro y vio a su antiguo Sensei apuntándole con el brazo, entonces se apresuró en ponerse de pie.
Una gran bola de fuego se acumuló frente a Kyosho, quien después de unos segundos, cuando hubo el blanco estaba quito la disparó.

-Lo siento mucho, Nerik... -dijo el viejo cerrando los ojos.

Nerik ya estaba de pie cuando la bola , casi de su mismo tamaño, llegó a él, pero sus alas le protegieron justo en el instante en que estalló, logrando que sufriera ninguna herida.
Kyosho abrió los ojos y vio al muchacho con las negras alas extendidas, mirándole con tristeza y rabia; apuntando con su dedo, a través del cual soltó un relámpago como el de antes que atravesó en un abrir y cerrar de ojos el pecho de Kyosho causándole una muerte instantanea.

-¡Sensei! -gritó June, quien llegaba en ese momento junto a Kosme.

Eizan salió de entre los árboles, herido en el brazo izquierdo gracias a la fuerza con la que Nerik le había empujado hacía un rato atrás. Eizan se quedó inmovil al ver el cuerpo del viejo Sensei y a su hijo de pie, casi a punto de caer al suelo, apuntando con su dedo y jadeando de cansancio.

Nerik no estaba prensente, su mirada perdida y su inmovilidad lo hacían notar. Kosme y Eizan recogieron el cuerpo de Kyosho, sin hacer nada en contra de Nerik. Entonces, June se acercó a él sollozando.

-Nerik... -dijo en voz baja, pero el muchacho no reaccionó- Nerik... estás... bien...

-Mira lo que he hecho... -dijo Nerik de repente bajando el brazo con el que apuntaba y cayendo de rodillas- todo lo que reprimí por tanto tiempo causó esto en mi. Al principio se sintió bien, pero ahora... ahora no siento nada, es como tener un vacío dentro. No siento miedo, no siento odio, no siento rabia, no siento tristeza... no siento nada.

Nerik cayó inconsciente en ese instante. June se echó a llorar, ya no parecía la mujer fuerte de antes, sentir le había hecho débil, lo que sentía por Nerik le había hecho débil.
Pronto Aixa, Garaadria y otros miembros de la tribu llegaron.

-Nerik hizo todo esto... -dijo Garaadria mientras miraba los cuerpos de aquellos que habían muerto bajo su poder repartidos por el lugar.

-Era lo que más temía... -dijo Aixa al mismo tiempo que levantaba con la ayuda de June el cuerpo de Nerik.

-¿Lo llevarás al templo? -preguntó Garaadria horrorizada.

-Por supuesto... no dejaré que muera en este lugar -contestó la vieja-. June, sujeta sus alas, procura que no les suceda nada.

En ese instante las negras alas de Nerik comenzaron a entrar en su cuerpo y sólo quedaron dos pequeñas protuberancias en donde antes habían estado. Aixa sonrió a medias al igual que June.

-¿Qué haremos cuando despierte? -preguntó la joven Anxelin a la vieja mientras cargaban el cuerpo a través del bosque.

-Sacarlo de este lugar -respondió Aixa.

-¡¿Qué!?

-Aquel que se quede como nuevo líder hará lo que sea para eliminar a Nerik. Estoy segura de que te has dado cuenta de la mirada de los Kaji cuando lo cargabamos hacia el templo.

-Tiene razón, pero es algo que se puede comprender -dijo June-. Nerik casi se decide a acabar con todos. Es extraño que a última hora sólo se haya quedado enfrentando al Sensei Kyosho.

-Puede haber sufrido un cambio en el momento que se quedaron solos, tal vez Nerik comprendió lo que hacía, tal vez lo lamento. Sólo basta que sienta culpabilidad por lo que hizo para que vuelva en sí.

June y Aixa guardaron silencio cuando llegaron al templo; varios los observaban con asombro, otros miraban con odio y repugnacia al muchacho que cargaban.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Capítulo 33: "La Revelación de Nerik"

June lanzó un relámpago, para sorpresa de Nerik, y tres Tecelots perecieron al instante al estallar cerca de ellos. Nerik corrió hasta donde se encontraban los dos restantes; las criaturas intentaron golpearle, pero ninguno acertó.

-Hasta aquí llegan... -murmuró Nerik al mismo tiempo que extendía los brazos hacia ellos.

Las dos criaturas salieron disparadas hacia el lago del que no salieron más.

-Excelente... -dijo Asnaq quien se econtraba bajo la sombra de unos árboles- los has hecho bastante bien, Enviado. Veo que controlas un poco mejor tus habilidades sin necesidad de perder el control. Supongo que ya no tienes dolor de cabeza.

Entonces, Nerik recordó que antes, al intentar usar ese tipo de habilidad, un intenso dolor de cabeza le afectaba. Pero ahora ya no sucedía lo mismo.

-Tu ojo derecho, también es azul ahora -dijo June de repente sin quitar la mirada del rostro del muchacho.

-Verás, he dejado ir a los otros que acompañaban porque matarlos no es parte de mi misión -dijo Asnaq mientras se acercaba lentamente hacia ellos-. Mis amigos se encargaran de asesinarlos tarde o temprano.

-¡No te acerques! -exclamó Nerik.

-Vaya... está bien, no lo haré, pero debes escucharme Nerik -pidió Asnaq sonriendo.

Nerik y June confundidos por la petición del enviado de LuxFero pusieron mucha atención.

-Te he estado observando y escuchando todo este tiempo, desde la batalla en la capital. Ese rayo de luz que me lanzaste en aquella ocasión me dejó una fea cicatriz en el pecho.

-Pues bien te lo tenías merecido... -contestó Nerik.

-Me he dado cuenta, durante la observación, que tu enfado y odio te han llevado a obtener grandes poderes. Especialmente por la muerte de tú amigo; también se que has matado a Akemi, cumpliendo así con tu venganza. Dime, Nerik ¿acaso no sientes ansias de hacer lo que quieras? ¿te has dado cuenta de que con el poder que hay en ti no hay restricciones?

-¡No lo escuches! las cosas que dice son mentiras... -dijo June con enfado.

Asnaq arqueó una ceja, esperando una respuesta de Nerik, quien miraba al suelo con verguenza.

-Vamos, no te sientas mal -agregó Aznaq-. Todos en este mundo sienten eso, pero con la diferencia de que sus habilidades son limitadas, por lo tanto siempre encuentran un obstaculo. Pero tú eres grande, te has dado cuenta de que si sigues desarrollando tus poderes nada podrá detenerte. Sé que LuxFero no te importa demasiado, has vengado a tú amigo y he sentido un mayor paz interior que emana de ti.

Nerik no decía nada, ahora miraba a Asnaq fijamente, escuchando con atención todo lo que le decía, asintiendo en sus pensamientos cada una de las cosas que el enviado de LuxFero decía.

-También estoy seguro de que has sentido el alejamiento de tus amigos. En el momento que más los necesitaste te aislaron, pensando que eras un fenomeno, teniendo miedo de ti, por la rabia que sentias, temiendo que en cualquier momento pudieras hacer algo. Pero no sólo ellos, también tu Maestro, sí, ese anciano llamado Kyosho, siempre pensando en detenerte cuando fuera necesario, llegando al punto de intentar destruirte si tus poderes se salían de control. Si no hubiese sido por esta pequeña invasión, él te habría matado.

Una lágrima cayó del ojo izquierdo de Nerik. Cada una de las cosas que Asnaq le comentaba era cierta; había sentido el alejamiento de sus amigos, especialmente el de June, incluso llegó a sentir odio hacia ella por dejarlo.

-Nerik, es mentira, lo que te dice es mentira, vamonos de...

-Silencio, June, quiero escuchar todo lo que tiene que decirme. Hay mucha verdad en sus palabras -dijo Nerik con un poco de enfado.

June quedó pasmada, no podía creer lo que escuchaba; sintió miedo y retrocedió lentamente.

-Observa bien, Nerik, hasta la muchacha que antes te acompañó sin vacilar ahora retrocede invadida por el miedo. Ese es el efecto que causa tu presencia en tus supuestos amigos...

Nerik miró a su lado, June ya no estaba, entonces se giró para mirar al bosque y ahí vio a Kyosho que venía acompañado por Kosme, Eizan y otros guerreros Kaji.

-Al fin llegaron, ¡todos llegaron para observar al que consideran un fenómeno de la naturaleza! -exclamó Asnaq.

-Nerik, no lo escuches -advirtió Kyosho.

-¿Por qué? -preguntó Nerik con desafío.

-El sirve a LuxFero, no es de confianza -agregó Eizan-. Nosotros somos tu familia.

-¿Mi familia...?

-Eso lo dice un padre que estuvo ausente la mayor parte de su vida... -dijo Asnaq con burla.

-Él tiene razón, te vi una o dos veces en todos estos años... además, ni siquiera eres mi verdadero padre...

Eizan escondió el rostro, se sentía avergonzado, pues lo dicho era verdad y lo lamentaba demasiado.

-No caigas en esto Nerik, él no lo hace para que te sientas bien, él desea que te enfades y que te sientas triste -le dijo Kyosho mientras avanzaba hacia él.

-¿Acaso yo no puedo enfadarme? -preguntó Nerik a su Sensei.

Kyosho se quedó inmovil, no podía moverse por voluntad propia; en ese momento los ojos de Nerik resplandecieron y el viejo voló hasta los árboles para estrellarse en medio de ellos. Varios guerreros Kaji se acercaron a Nerik amenazadoramente.

-¡No! -gritó Kyosho mientras se colocaba de pie- No se acerquen a él...

-Las personas suelen tener esas reacciones cuando ven que has tomado un camino diferente, uno muy diferente a el de ellos, creen que tienen la razón y acuden a la destrucción para detenerte. Sé que te has dado cuenta de eso, se empeñan demasiado en que destruyas a LuxFero, sin tener en cuenta lo que sientes, sin pensar en lo que sientes, sólo ellos quieren estar seguros y felices. Ahora lo han demostrado, te mataran si te vas por tú cuenta.

Nerik se quedó mirando a la multitud recien llegada, ninguno de ellos mostró signo de lo que Asnaq decía era mentira, todos lo observaban con miedo y listos para atacar si fuera necesario.

-Por ahora no me importa detener a LuxFero, haré lo que se me dé la gana... -dijo Nerik y luego sonrió maliciosamente.

-¡No, no lo harás! -de pronto exclamó Kosme- Mi padre murió por qué creía en ti, el murió para que tú cumplieras con tu destino, destruir a LuxFero. Yo no permitiré que tomes otro camino.

Nerik soltó una carcajada, burlándose de su amigo; ya no parecía él sino otra persona muy distinta.

-Resultaste ser igual que los otros... pensé que eras mi amigo-dijo Nerik con tristeza-. Saluda a tú padre de mi parte, cuando se vean en el otro mundo...

Nerik extendió su brazo con rápides hacia Kosme y de su mano disparó un potente relámpago; pero anticipadamente Eizan quitó lo empujó hacia un lado y los dos cayeron al suelo pasando el ataque por encima de sus cabezas.
Cinco guerreros Kaji corrieron hacia Nerik y entre ellos lograron hacer un gran manto de fuego que dirigieron al muchacho.

-¡Ahí lo tienes! -exclamó Asnaq con entusiasmo- Ahora te atacan después de haber pasado años entres ellos, después de que pensaste que te estimaban y te cuidaban. Fuiste demasiado iluso Nerik.

El manto de fuego se devolvió de inmediato a quienes lo habían invocado envolviendolos e incinerándolos.

-¡Nerik, no! -gritó Kyosho mientras los guerreros Kaji se convertían en cenizas frente a sus ojos.

-¡Esto es culpa de ustedes! -respondió Nerik ante el asombro de los presentes- No me quedaré de brazos cruzados si se acercan.

En ese momento todo se volvió negro para el muchacho, la multitud desapareció frente a sus ojos, parecía que todo se había esfumado. Entonces frente a él aparecieron tres personas. Uno de ellos era el anterior Enviado, el otro tenía el cabello plateado, ojos azules y envuelto en ropas blancas, de mirada triste; la otra era un mujer, de cabello negro, tez blanca como la nieve y ojos azules, una hermosa mujer, pero de corta edad y al igual que el otro le miraba con tristeza.

-¿Qué haces? -preguntó el anterior Enviado.

-Me dijiste que siguiera el camino que escogiera -respondió Nerik.

-Pero no puedes ir por ahí asesinando a quien se te dé la gana, Nerik -explicó el anterior Enviado.

-Ellos piensan que soy como un animal, si no pueden controlarme entonces me destruyen... así de simple... mis amigos y mis compañeros de la tribu, todos piensan igual, todos me tienen miedo -dijo Nerik sollozando.

-No hagas algo de lo que te puedas arrepentir, no hagas nada Nerik, no escuches a ese individuo, él sólo quiere que suceda esto, él quiere que destruyas a todos.

-Tal vez se lo merecen... -respondió Nerik secándose las lágrimas y mirando con odio al anterior Enviado.

-Nerik, no lo hagas -le pidió la mujer.

Nerik la observó con atención, guardaban un cierto parecido.

-Mamá... -dijo y luego miró al hombre que estaba a un lado de ella- papá...

Los dos asintieron sonriendo a medias.

-Nerik -dijo el hombre-, te sacamos de Hiver para que pudieras vivir una vida junto a nosotros, lamentablemente tú madre y yo perdimos la vida en el intento. Pero no por eso te abandonamos, te hemos observado todo este tiempo, desde un lugar privilegiado. No hagas esto, no sigas con esto.

-El odio que sientes se está apoderando de tu corazón, desde hace tiempo que lo único que sientes es tristeza y dolor, todo eso hace que no puedas elegir correctamente; tú sabes que cometes un error.

-No puedo, no puedo sacar eso de mi, todos se alejaron en cuanto Dazke murió, por eso me volví frío, para no sentir estas cosas, para ignorarlas. Incluso June se alejó para estar con Isei... se que ellos tienen algo... yo la quería...

Kayla y Tensai, los padres de Nerik, se acercaron y le abrazaron con fuerza, Nerik hizo lo mismo.

-Siento tanta rabia dentro de mi, siento tanto odio hacia ellos... mamá, papá... lo siento...

Kayla y Tensai se separaron y lo miraron con desconcierto.

-Los mataré a todos... me vengaré por lo que han hecho, por pensar en asesinarme cuando estuviera fuera de control, por dejarme cuando los necesitaba.

-Nerik... -murmuró Kayla.

-Que resentido... nada de esto te llevará a algún lugar, pensé que contigo sería de otra forma. Desde ahora en adelante ya no serás conocido más como el Enviado, no porque yo lo diga, sino porque así es, pronto nacerá uno nuevo y tal vez ese logre terminar contigo. Ahora eres un ser que no tiene destino definido en este mundo. Lo malo de esto, es que seguiras poseyendo todas las habilidades y poderes de un Enviado, eres tan peligroso como LuxFero. Pronto alguien llegará para destruirte.

-No importa, que venga, veremos si me puede detener... -respondió Nerik sonriendo.

Los ojos del muchacho resplandecieron con fuerza. Poco a poco su madre, su padre y el anterior Enviado se alejaron de su vista. Ahora la oscuridad se desvanecía y frente a él pudo observar nuevamente a la multitud, otros guerreros Kaji se acercaban, entre ellos Bohutt. Asnaq ya había desaparecido del lugar. Parecía que todo se movía con lentitud, entonces sonrió y los Kaji que se acercaban volaron por los aires golpeados por una tremenda fuerza invisible que les quitó la vida de inmediato para luego caer entre los árboles. Sólo Bohutt quedó a unos cuantos metros de Nerik.

-Tú recibirás un trato especial... -le dijo sonriendo.

-Nerik... ¡detente! -exclamó Bohutt comenzando a correr hacia él.

Nerik extendió le apuntó con dos dedos y de estos se escapó un relámpago de color rojo, el cual se dirigió rápidamente hacia Bohutt y le atravesó el pecho. El muchacho cayó al suelo muerto.
Nerik se acercó hacia el cuerpo lentamente, sonriendo, disfrutando lo que había sentido al lanzar aquel ataque, era algo que no podía describir; Nerik ya no se dentendría ante nada ni nadie.

Capítulo 32: "El enviado de LuxFero"

Una criatura envuelta en vendas, de ojos rojos, piel arrugada y tan negra como la noche atravesó el muro de la habitación como si esta estuviera hecha de papel.
Aixa agitó uno de sus brazos bruscamente y los escombros los rodeadon sin hacerles daños.
Otro de los mismo entró siguiendo al primero y le dio un fuerte empujón a Aixa, la que voló por la habitación hasta estrellarse contra dos camas.

-¿Qúe dia...?

El ser golpeó a Bohutt con fuerza en la cara, tanto que el muchacho quedó inconsciente inmediatamente.

Los dos se acercaron a Kosme, pero de repente se quedaron paralizados y luego salieron disparados a través del mismo agujero que habían dejado al entrar. Kosme se giró y vio a Aixa con los brazos extendidos; sus ojos brillaban con intensidad.

-Nibas... -murmuró Aixa.

-¿Nibas? -preguntó Kosme.

-Son humanos maldecidos por el poder de LuxFero; hace cientos de años le juraron lealtad. Cambiaron todo lo que eran sólo por las ansias de poder -respondió Aixa-. LuxFero los ha enviado para aniquilar a la tribu Kaji.

-June... Nerik... -dijo Kosme en voz baja.

-Lleva a Bohutt a un lugar seguro -ordenó Aixa.

Kosme asintió y subió a Bohutt a su espalda. Aixa se acercó al agujero dejado por los Nibas y después de unos segundos hizo una seña para que saliera. Kosme corrió con rapidez, salió al patio y miró a todos lados. Unas criaturas aladas vigilaban el lugar desde el aire, mientras que docenas de Nibas se enfrentaban a un grupo de guerreros Kaji. Se dirigió hacia una esquina del templo velozmente y desde ahí vio a un grupo de niños entrando en el bosque siendo seguidos por Nerik.

-¿Qué fue eso? -preguntó June al escuchar una explosión.

-Iré a revisar -respondió Garaadria-. Adelante, entra, Isao cuida de Isei.

Garaadria volvió por oscuro pasillo y dejó a June, quien abría con mucho cuidado la puerta. Al ingresar su visión se hizo nula por la brillante luz que entraba a través de las grandes ventanas de la habitación.
Isao se encontraba arrodillado a un lado de la cama, levantó la cabeza ligeramente para verla y sonrió.

-Me alegra que estés a salvo, June -dijo en voz baja-. Isei se despertó unas cinco veces, siempre para preguntar por ti.

June sonrió avergonzada. Isei yacía en la cama herido de gravedad, mientras que sus pensamientos siempre habían estado con Nerik.

-Yo... lo siento mucho -se disculpó June.

-No, no te preocupes, no es tú culpa, June -contestó Isao.

De pronto la habitación temblo ligeramente.

-¿Sentiste eso? -preguntó Isao colocándose de pie.

-Si, es un poco extraño. Hace unos momentos oímos una explosión, pero Sensei Garaadria fue a investigar -contestó June.

Nuevamente tembló, pero esta vez más fuerte. De pronto esucharon que alguien corría por el pasillo, directo al cuarto en el que estaban. La puerta se abrió de golpe y Garaadria entró rápidamente.
El brazo de la mujer estaba herido, la sangre se resbalaba por su extremidad; Garaadria se tambaleó, June se acercó a ella y le ayudó a mantenerse en pie.

-¿Quién te hizo eso? -preguntó Isao.

-Esas criaturas aladas... tienen una fuerza increible... -respondió Garaadria- han invadido el lugar.

La puerta se desplomó y dos Teceleto entraron sonrientes y ansiosos por destruir.
Isao lanzó una bola de fuego que la criatura bloqueó con su brazo como si nada. Uno de los Teceleto se avalanzó sobre Isei, pero Isao lo quitó rápidamente, mientras que la criatura destruía la cama como si se tratara de un simple pedazo de madera.
Los ojos de June resplandecieron y el Tecelot que había intentado matar a Isei salió disparado por la ventana. La otra criatura se aprovechó de la distracción y tomó a la chica por el cuello.

-¡Sueltala! -gritó Isao mientras dejaba a Isei en el suelo.

Garaadria saló a la espalda de la criatura y lo sujetó con fuerza del rostro.

-Arde maldito... -farfulló la mujer.

Las manos de Garaadria fueron envueltas en fuego; la criatura comenzó a gritar con desesperación, pues si bien el fuego no afectaba ninguna otra parte de su cuerpo, si sus ojos eran vulnerables.
El Tecelot soltó a June y se sacudió con fuerza logrando sacarse a Garaadria de encima, pero en ese instante Isao le quitó un puñal que llevaba en la cintura y lo enterró en su frente. El Tecelot cayó muerto al instante.

-Al parece ya adivinamos cual es la forma de matarlos... -dijo Isao mientras respiraba agitado.

-Hay que sacar a Isei de aquí -dijo June mientras corría hasta donde se encontraba el muchacho.

-Concuerdo con eso -agregó Garaadria.

-Sácalo por la ventana, June -pidió Isao.

La Anxelin asintió sin dudar y lo tomó en sus brazos. En ese momento tres Tecelots llegaron a la habitación.

-¡Sácalo de aquí, rápido! -gritó Isao mientras las criaturas se dirigían hacia ellos.

June corrió hacia la ventana con dificultad y saltó hacia abajo, pues se encontraban en el segundo piso del templo.

-¡June! -exclamó Isei al verla justo cuando ella aterrizaba.

June dejó a Isei en el suelo y abrazó con fuerza a Kosme.

-Estaba preocupado por ti -dijo el muchacho sonriendo.

-¿Dónde está Nerik? -preguntó la muchacha.

-De eso te iba a hablar -respondió Kosme-. Lo he visto hace unos momentos llevando a un grupo de niños hacia el bosque.

-Van hacia el lago, eso es seguro... -dijo June.

-Debemos seguirlo, Isei y Bohutt estarán más seguros ahí -agregó Kosme.

June asintió, luego entraron en el bosque.

-¡Más rápido! -ordenó Nerik a los niños quien parecían bastante cansados.

En ese momento un sujeto de cabello blanco con un parche negro sobre el ojo izquierdo apareció frente a ellos bloqueandoles el camino.

-¿Dónde está Kosme? -preguntó el sujeto sin quitar la mirada de Nerik.

-En algún lado, pero no aquí... -respondió Nerik al mismo tiempo que hacía un ligero movimiento con su rostro hacia adelante.

El extraño sujeto voló hacia atrás, como si algo hubiese estallado frente a él. A duras penas se detuvo a varios metros de distancia; el poder con el que lo habían empujado era enorme, y eso él lo entendió.

-Ya veo... -dijo el individuo- no pude reconocerte antes, tus ojos son de otro color y al parecer has crecido un poco.

Nerik hizo que los niños junto a La-Meng retrocedieran.

-Hace mucho tiempo tú me apuñalaste por la espalda, justo cuando lograría cumplir con mi venganza. No valías la pena en ese entonces ¿verdad?.

Nerik le observó con sorpresa, ahora lo recordaba, era el sujeto que había intentado matar a Kosme hacía mucho tiempo atrás. La rabia dentro de Nerik creció y sus ojos azules brillaron con intensidad. Satsujin era su nombre.

-Esta vez... no podrás conmigo... -murmuró Nerik.

La tierra frente a Satsujin se levantó bruscamente, una fuerza invisible, muy poderosa, lo levantó y lo lanzó contra los árboles. El ojo derecho de Satsujin brilló de color rojo y su cuerpo intentó detenerse. Nerik corrió hacia él a toda velocidad y al alcanzarlo en el aire le dio un puñetazo en el vientre. Satsujin escupió sangre y luego de parecer que se había quedado inmovil frente al golpe cayó al suelo cavando un gran agujero. Nerik itentó atacarlo de nuevo, pero esta vez fue él el que retrocedió por causa del invisible ataque lanzado por Satsujin. El Anxelin salió herido desde hoyo en el que se encontraba.

-Nada... mal... -dijo Satsujin sonriendo.

Se limpió la sangre que brotaba de su boca y sacudió el polvo de sus ropas. De inmediato se lanzó contra Nerik con el puño en alto, el muchacho hizo lo mismo y los dos se estrellaron con fuerza, pero ninguno cedió.

-¡Nerik! -llamó alguien.

La-Meng y los niños se giraron, entonces vieron a Kosme y a June corriendo hacia ellos.
Satsujin se alejó de Nerik en ese momento.

-Satsujin... -murmuró sorprendido Kosme al verle ahí frente a Nerik.

-¿Qué hacen aquí? -preguntó La-Meng como si sólo él y los niños tuvieran el privilegio de estar en el bosque.

Kosme dejó a Bohutt en el suelo e intentó despertarlo, mientras La-Meng recibía a Isei.

-Al fin has llegado... -dijo Satsujin sonriendo con satisfacción- temía acabar con tu amigo y no poder encontrarte.

Nerik corrió hacia ellos ignorando a Satsujin. Bohutt se colocó de pie algo desconcertado y con el rostro dolorido.

-Me alegra verlo a salvo... -dijo Nerik mientras abrazaba a los dos.

June y Kosme le devolvieron el abrazo. Luego se separaron y la muchacha le dijo:

-Tenemos que poner a todos a salvo... los Kaji están siendo eliminados por esas criaturas.

-En cuanto deje a los niños iré a ayudar... -dijo Nerik- pero antes debo terminar con esa pobre existencia.

Los tres observaron a Satsujin, quien les devolvía la mirada con entusiasmo.

-No -refutó Kosme de pronto-, es mi deber hacerlo, él eliminó a todos mis seres queridos, él asesinó a mi padre- Seré yo quien lo detenga.

Nerik asintió con un poco de duda; Satsujin había demostrado ser un poderoso luchador al resistir sus ataques, tal vez Kosme no resultaría victorioso en aquella batalla, pero aun así no le podría detener.

-Pueden seguir tranquilos hacia el lago -les dijo Kosme sonriendo, confiado de sí mismo-. En unos momentos los alcanzaré.

Así fue que los dejaron; de una vez por todas podrían arreglar las cuentas.
Satsujin lanzó tres puñales hacia Kosme, pero el muchacho los esquivó con agilidad. Kosme corrió hacia su atacante, sabía que el asesino tenía habilidades iguales a las de June o Nerik, pensaba que en cualquier momento podía quedar paralizado, y así fue.

-Demasiado confiado... -se burló Satsujin.

Su ojo rojo resplandeció. El asesino se acercó hasta el muchacho, una extraña energía oscura rodeó su mano derecha.

-Esta es una versión nueva y diferente del relámpago utilizado por los Anxelin -dijo sonriendo.

Kosme intentaba luchar, salir del control de Satsujin, pero no podía, era inutil hacerlo. Entonces vio como el asesino de su padre levantaba el brazo y le apuntaba con la mano. Recordó a todos sus amigos, todos los que habían perecido por culpa del asesino. No podía ser vencido, tenía que vengarlos de alguna manera.
Un relámpago negro escapó de la mano de Satsujin y se dirigió directo hacia Kosme, pero una explosión en medio de los dos lanzó a Satsujin lejos de él. El asesino se colocó rápidamente de pie, para evitar cualquier ataque sorpresa y vio a Kosme, ya no sometido a su control, parado a unos metros de él entre el polvo y la tierra.

-Al parecer se te ha olvidado que a pesar de ser mitad Tsathi fui entrenado con los Kijutsu... puedo controlar la naturaleza...

Las ramas de los árboles se movían, sus raíces se levantaban de la tierra y danzaban amenazantes cerca de él.

-¡A ver si puede con esto! -exclamó Satsujin levantando sus brazos.

Una onda lanzó lejos todo a su paso, pero Kosme se quedó inmovil. Sus pies parecían haber sido tragado por la tierra.

-No puedo comprender con claridad el poder que realizas con tu mente, puede mover cosas a tu antojo, pero no tienes el poder para desear que alguien muera y así suceda. Mientras esté firme, tu no podrás vencerme.

Satsujin se enfurenció por las palabras del chico, pues lo acababa de humillar, a él y a sus habilidades. Entonces otra vez su mano fue envuelta en la energía oscura de antes.

-¡No lo harás de nuevo! -exclamó Kosme al mismo tiempo que varias raices brotaban de debajo de Satsujin y sujetaban sus brazos, impidiendole hacer cualquier movimiento.

Kosme apuntó con dos de sus dedos y disparó varios rayos de azules, parecían servir sólo para iluminar, pero cuando tocaban a Satsujin le producían una dolorosa quemadura.
El Anxelin gritó de dolor y su ojo derecho volvió a resplandecer, las raíces que lo sujetaban se convirtieron en cenizas de inmediato y los rayos que Kosme lanzaba se desviaban en cuanto se acercaban demasiado.

-Maldito... -farfulló Kosme.

Satsujin corrió a toda velocidad hacia Kosme, quien a cada momento hacía que del suelo se levantaran rocas para intentar detener el avance de su atacante. Pero no servía de nada.

Satsujin llegó hasta donde se encontraba Kosme e intentó golpearle, pero el chico bloqueó el ataque, entonces Satsujin rápidamente le dio una patada en el pecho lanzándolo hacia atrás. Kosme cayó al suelo y Satsujin se avalanzó sobre él para terminar la pelea, pero el muchacho rodó a un lado para evitar el golpe. El Anxelin era demasiado rápido, parecía que había liberado toda su fuerza de una vez.

Ambas manos de Satsujin fueron rodeadas de energía oscura y comenzó a lanzar rayos a todos lados. Kosme a duras penas lograba esquivarlos y debes en cuando debía hacer que las rocas le protegieran de los impactos. El muchacho atacó con rayos de luz, pero esto no surtían efectos, desaparecían cuando estaban a punto de tocar el cuerpo del Anxelin.

-¡Ahora no tienes duda de mi poder! -gritó Satsujin para luego soltar una macabra carcajada.

Kosme se escondió detrás de un árbol, intentaría hacer algo que jamás se le hubiese ocurrido de no estar en esa situación desesperada. Los rayos de luz color azul que lanzaba contra el Anxelin rodearon sus manos, tal y como él lo hacía con esa extraña energía antes de disparar relámpagos. Cuando ya hubo suficientes envolviendo sus manos el árbol estalló en mil pedazos por causa de uno de los ataques de Satsujin.
Kosme apuntó ambos brazos, los juntó rápidamente y extendió dos dedos de cada mano. Los rayos azules giraron más rápido aun y se convirtieron en una sola fuente de energía. Satsujin sonrió e hizo lo mismo, pero de sus manos de escaparon dos relámpagos. Kosme disparó la energía azul en su mano y esta colisionó contra el ataque del Anxelin.

Las ramas de los árboles que los rodeaban se agitaron con fuerza, como si tuvieran vida propia para hacerlo que desearan, las raices hicieron lo mismo en todo el suelo.

-Esto es por mi padre... -murmuró Kosme.

El rayo azul devolvió los relámpagos al que los había lanzado provocando una gran explosión que lanzó a Kosme varios metros hacia atrás.

-¿Qué fue eso? -preguntó June al sentir el ruido de la explosión en el momento que llegaban al lago.

-No lo sé, pero espero que Kosme se encuentre bien... -respondió Nerik mirando hacia el bosque.

Poco a poco todo se calmó, la ráfaga causada por la explosión y el polvo se desvanecieron. Kosme se levantó lentamente, un poco cansado, pero no del todo.

-Creo que lo logré... -dijo a sí mismo con entusiasmo.

Caminó hasta un agujeron en el suelo causado por el ataque, deseaba ver el cuerpo del asesino para quedarse tranquilo, pero Satsujin no estaba ahí.

-¡Maldito gusano! -exclamó al momento de salir entre los árboles.

El Anxelin, ya sin energía como para poder realizar ataque alguno se lanzó sobre Kosme con una daga en su mano. Kosme sujetó sus brazos con fuerza, para evitar ser herido, en ese instante, sorpresivamente, Satsujin dejó de forcejear, de su boca brotó sangre y desde su pecho aparecieron varias ramas afiladas en sus puntas, como si un carpintero las hubiese preparado efectivamente para eso.

-Adios... Satsujin... -dijo Kosme mientras las ramas levantaban el cuerpo sin vida de uno de los más grandes asesino conocidos- este era tu destino...

Kosme se levantó y le echó una última mirada al Anxelin, desde ahora en adelante se quitaba un gran peso de encima, ya nunca más se sentiría perseguido. Luego de unos momentos comenzó a caminar tranquilamente con dirección al lago.

-Al fin aparecen, creí que mis amigos los habían matado en el templo... -dijo un sujeto vestido de negro, de tez pálida, cabello plateado, como el de un Anxelin y tenía los ojos de color rojo, tan amenazantes que ni siquiera le podían mirar a la cara

El extraño estaba rodeado de varios Tecelots y Nibas. Habían aparecido de repente frente a ellos en el lago.

-Mi nombre es Asnaq, el gran LuxFero me ha enviado... -dijo sonriente mientras las criaturas desenfundaban sables y otras armas como hachas.

Nerik y June retrocedieron de inmediato, el poder del nuevo enemigo era tanto que infundía miedo a quienes se acercaran tan sólo unos metros.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Capítulo 31: "La Invasión"

-Ahí está -avisó Teeka-; la parte más alta del templo, puedo verla.

El dragón carmesí comenzó a descender lentamente hasta que casi tocó la copa de los árboles que rodeaban el lugar habitado por los Kaji.

-Todo está tranquilo... -dijo Garaadria mientras miraba con atención hacia los alrededores del templo.

La criatura tocó el suelo frente a las puertas del templo con forma de pirámide. Kyosho salió de inmediato, seguido por Aixa y Eizan.

-Es un alivio que todo... -Aixa se quedó muda al ver que Kosme y Bohutt bajaban del dragón el cuerpo de Kai-Wén- ¿qué sucedió?

-Kai-Wén murió a manos de la misma mujer que mató a Dazke en el palacio -dijo Kosme mientras pasaba entre ellos llevando el cuerpo.

-Ya debo irme, mi hija debe estar preocupada; adiós amigos -se despidió Teeka, el dragón agitó las alas y se elevó hacia el cielo.

-Nerik... ¿estás bien? -preguntó Eizan.

-Si, papá, estoy más que bien... -respondió Nerik con expresión sombría.

-¿Qué sucedió con el secuestrador y la otra mujer? -preguntó Kyosho.

-La mujer murió, pero el secuestrador escapó... -respondió Garaadria.

Aixa, Eizan, Camela y Malena siguieron a Kosme y Bohutt, mientras Kyosho y Garaadria se quedaban con los otros.


-Cuentame todo, Nerik -ordenó Kyosho al muchacho.


Pero Nerik no se inmuto, miraba al suelo sin pestañear, parecía no estar presente. Kyosho se acercó y lo sacudió por los hombros. Nerik levantó el rostro y respiró hondo como si acabara de despertar.


-Sensei... -dijo Nerik mirándole fijamente.


-¿Qué sucedió durante la batalla? -insistió Kyosho.


Nerik se quedó en silencio.


-Vamos al templo, hablaremos con más tranquilidad.


Kyosho entró con Nerik en el edificio.


-Sesei Garaadria -llamó June-, quiero ver a Isei.


La mujer asintió y le hizo una seña para que le siguiera hacia el templo.


-No pensé que esto pudiera terminar así... -dijo Kosme mientras recostaban el cuerpo de Kai-Wén sobre una de las camas en la habitación donde Aixa atendía a los heridos.

-Es lo que sucede normalmente en las batallas... uno siempre debe estar preparado para ver a sus amigos morir -agregó Aixa.

-Kai-Wén era un idiota... pero al final demostró ser un buen compañero -comentó Bohutt-. Salvó la vida de Camela.

-Todo ha cambiado con la llegada de LuxFero, ya nadie está a salvo, debemos estar preparados para morir en cualquier momento -dijo Aixa mientras cubría el cuerpo con una manta.

Se quedaron en silencio por unos momentos.

-Primero Dazke, luego Isei y ahora Kai-Wén... -lamentó Kosme- por cierto, ¿dónde está Isei?

-En otra habitación -respondió Aixa-. Lo cambiamos a una habitación en el cuarto piso del templo.

En ese instante un estruendo proveniente de algún lugar del templo les alertó.

-¿Qúe sucedió? -preguntó Kyosho mientras se asomaba por la gran ventana de la habitación, como si estuviese vigilandolo todo.

-Pude sentir el poder, todo el poder corriendo por mi cuerpo... -respondió Nerik- es el poder del Eviando ¿no es así?

Kyosho se quedó en silencio, sin dejar de darle la espalda.

-No podía derrotar a esa mujer, la que había asesinado a Dazke; deseaba tanto hacerlo, matarla, pero tenía que salvar a June primero... entonces, ya no pude controlarme...

-¿A qué te refieres? -preguntó Kyosho sin girarse.

-El anterior Enviado ofreció controlar mi cuerpo -respondió Nerik con entusiasmo-. Yo no puedo hacerlo aun, por eso accedí; sólo de esa forma pude matarla, perodón, pudimos matarla.

-¿Qué ha pasado contigo? -murmuró Kyosho asombrado por el entusiasmo que mostraba Nerik al hablar.

-He cumplido con mi venganza... ahora me siento mucho más libre para hacer lo que quiera...

Cada palabra que salía de la boca de Nerik era como una puñalada para Kyosho, el muchacho al fin había caído en un lugar del que no podría salir con facilidad. Pensó que era el momento de detenerlo, pues si liberaba su poder sin precausión todo los miembros de la tribu acabarían muertos.

-Puedo eliminar a quien sea, puedo hacer lo que sea... nadie entorpecerá mi camino, no vivirá el que me desafíe... -agregó Nerik sonriendo.

-¿Qué te sucede, muchacho? -preguntó Kyosho, esta vez mirándole.

-El poder no se ha ido de mi, Sensei; aun puedo sentirlo correr por todo mi cuerpo, siento que puedo hacer lo que sea...

En ese momento el ruido de una fuerte explosión, en la entrada del templo, les llamó la atención.
Kyosho miró por la ventana hacia abajo, Nerik llegó a su lado desconcertado, ansioso de saber lo que había sucedido.

-¿Qué es eso que viene volando hacia acá? -preguntó Nerik apuntando hacia el cielo.

Kyosho observó con atención y vio a una docena de criaturas aladas acercarse con rápides, una de ellas directo a la habitación en la que se encontraban.

-¡Apártate! -ordenó Kyosho empujando a Nerik hacia atrás.

El muchacho cayó tras el escritorio que había, la criatura con alas se estrelló contra el vidrio, haciendolo estallar en mil pedazos y entró como si nada.
Kyosho le lanzó una bola de fuego y esta estalló en el pecho del extraño visitante, pero no le hizo nada.
El ser que parecía un humano, pero de piel bastante oscura, como si le hubiesen puesto en una hoguera; los colmillos le sobresalían de la boca, el cabello tan negro como su piel caía sobre sus hombros y llevaba puesta una resistente armadura plateada en el pecho, en sus piernas y en sus brazos.

-Un... Tecelot... -dijo Kyosho.

Nerik justo se colocó de pie.

-Vete... encuentra a tus amigos y evacúen todo el lugar... -ordenó Kyosho sin dejar de observar al ser alado, quien sonrería como si todo se tratara de un juego.

-Sensei...

El Tecelot dio un pequeño hasta Kyosho y le dio una patada en el pecho logrando que cayera por la ventana. Nerik intentó acercarse, pero la criatura le dio un fuerte empujón y lo lanzó hasta la puerta.

-Tengo que desearlo... tengo que desear... -dijo para sí en voz baja.

El Tecelot se acercó a él amenazante, pero se detuvo de inmediato cuando vio al muchacho ponerse de pie.
Los dos ojos de Nerik estaban azules ahora, no resplandecían ni nada, pero le hacían ver a la criatura que no podría contra él.

-Muere... -dijo Nerik.

El Tecelot comenzó a retorcerse de dolor, pronto comenzó a salir humo de su boca, oídos y nariz. El ser ardió en llamas desde dentro y se convirtió en ceniza sólo en unos cuantos segundos.
Nerik se apresuró a mirar por la ventana, Kyosho se sujetaba con dificultad un poco más bajo. El chico extendió el brazo y le ayudó a subir de nuevo. Un hilo de sangre brotaba de la boca del Sensei.

-¿Cómo lo hiciste? -preguntó Kyosho al ver las cenizas en el suelo.

-Hice que se quemara por dentro... -respondió Nerik con expresión de rabia en su rostro.

La habitación tembló unos momentos.

-Debemos ayudar a los demás, Nerik -dijo Kyosho mientras abría la puerta-. Pensé que estos seres ya no existían en este mundo, pero al parecer LuxFero hizo posible su regreso.

-¿Qué son? -preguntó Nerik mientras corrían por los pasillos y bajaban escaleras.

-El Tecelot es una aberración de la naturaleza; son los seguidores más leales de LuxFero, aparecieron cuando él lo hizo, pero fueron encerrados hace cientos de años por Mordad, quien era uno de los aliados del Enviado. Se dice que construyó una puerta hacia otro mundo, un mundo de desolación, y ahí los encerró una vez que el cuerpo de LuxFero fue destruido.

-Entonces, él debe haberlos liberado ahora -agregó Nerik.

Kyosho asintió y agregó:

-La única forma de eliminarlos es cortando sus cabezas o rebanarlos por la mitad, bueno, también como tú lo hiciste allá arriba, pero dudo que otros puedan hacer lo mismo.

Llegaron al salón de la entrada, ahí estaba Eizan cortando la cabeza de uno Tecelot.

-Eizan -llamó Kyosho-, ve a ayudar a los más jóvenes que se encuentran afuera.

Eizan asintió y salió corriendo.

-¿Qué hacemos? -preguntó Nerik.

-Llevaremos a los más pequeños al lago, ahi estarán fuera de peligro, por un tiempo -respondió Kyosho-. La-Meng les enseñaría hoy sobre el fuego en la sala de reuniones.

Los dos corrieron por los pasillos, de pronto el muro se derrumbó y un muchacho cayó muerto a los pies de Kyosho; inmediatamente apareció un Tecelot sonriendo victorioso. El Sensei sacó una daga escondida en su cinturon y lo apuñaló en el cuello sin que la criatura pudiera reaccionar.

-Sensei... no podemos quedarnos -dijo Nerik mientras Kyosho empujaba a un lado el cuerpo del Tecelot.

El templo temblaba por completo, las criaturas lo estaban destruyendo y asesinaban a quien se encontraban en el camino, incluso mujeres y niños.
Nerik y Kyosho siguieron avanzando a toda velocidad hasta el lugar, en donde se encontraron con la puerta fuertemente sellada.
Kyosho la golpeó con fuerza, pero no abrió.

-¡Sensei La-Meng! -llamó Nerik.

En ese momento escucharon una explosión proveniente del otro lado y de inmediato gritos de niños.
Nerik golpeó la puerta, pero no se abrió.

-No puede ser... -murmuró Kyosho mientras seguía oyendo los gritos de los pequeños.

Los ojos de Nerik comenzaron a resplandecer; colocó sus manos sobre la puerta de hierro que no les permitía pasar y esta salió disparada con tanta fuerza que voló hasta el exterior del lugar atravesando la ventana y llevándose a unos cuantos Tecelot.
Kyosho entró sin vacilar; La-Meng se enfrentaba con dificultad a dos de las criaturas, las que claramente eran mucho más ágiles que él.

-¡Nerik, ahí! -gritó Kyosho apuntando a los Tecelot.

Sólo bastó una mirada del muchacho para que los dos seres volaran por los aires y se estrellaran con el sólido techo de la gran sala.

-Hay que sacar a los niños de aquí, Kyosho -dijo La-Meng.

-Eso haremos -respondió el Sensei-. Nerik te escoltará hasta el bosque, desde ahí sigue hasta el lago.

La-Meng nerviosamente asintió y ordenó a los niños que lo siguieran; les calmó diciendo que estarían a salvo y que el muchacho vestido de negro los escoltaría.

-¿Qué hará usted, Sensei? -preguntó Nerik antes de guiar a los niños y a La-Meng.

-Ayudaré a los que quedan dentro del templo -contestó Kyosho.

Nerik asintió un poco preocupado, pues si bien tenía el poder para destruir a cualquier Tocelot que se le cruzara, no estaría cerca de Kyosho o de sus amigos para defenderlos.

-June... Kosme -murmuró Nerik mientras veía al Sensei alejarse del salón a través del mismo pasillo por el que habían llegado.

-¡Nerik! -llamó La-Meng desde el patio- ¡Debemos irnos!

Nerik reaccionó y corrió hacia él rápidamente, aun pensando en sus dos amigos, preocupado por lo que pudiera haberles ocurrido.










viernes, 2 de noviembre de 2007

Capítulo 30: "La Puerta de Mordad"

-Deberíamos estar aniquilando a los Kaji mientras el Enviado no está... -dijo Satsujin con impaciencia.

-No te preocupes, he cambiado algunas cosas acerca del plan -respondió LuxFero con tranquilidad-. Además, nuestros nuevos aliados no tendrán problemas en acabar con ellos.

-¿Qué hay del Enviado en ese caso? No estoy seguro de que puedan con él -habló uno que se encontraba arrodillado frente a LuxFero, vestido de negro y protegido por una brillante armadura plateada.

-Necesito que el Enviado esté presente... él terminará el trabajo si todo resulta como espero.

La sala en la que se encontraban era espaciosa, parecía estar en algún lugar bajo tierra, como un refugio para el rey en caso de emergencia.
En aquel instante la puerta se abrió y un sujeto con un antorcha en la mano, vestido igual que aquel que seguía arrodillado frente a LuxFero, hizo una reverencia y entró.

-¿Todo listo Tlajaná? -preguntó LuxFero, ansioso de recibir una respuesta positiva.

-Así es, mi señor -respondió el fiel sirviente del rey.

LuxFero se levantó del trono y caminó hasta el umbral de la puerta. Asnaq se colocó de pie y le siguió junto a Satsujin, quien mantenía un aire de indiferencia respecto del rey y sus servidores.

-¿A dónde vamos? -preguntó el Anxelin.

-Visitaremos la Puerta de Mordad... -respondió LuxFero sonriente.

-Sube rápido, Nerik -ordenó Garaadria desde el lomo del dragón carmesí de Teeka.

Nerik obedeció. Todos sus compañeros ya estaban arriba, agobiados por la muerte de Kai-Wén y por la batalla contra Akemi, que si bien fue corta, les costó demasiado.
El dragón se elevó hasta por encima de las nubes, por orden de Teeka y desde ahí se dirigió a gran velocidad hacia el norte.

-Isei... -dijo de repente June, Kosme se giró para verla- ¿él está bien?

-La herida fue grave, pero sobrevivirá -respondió Kosme.

June sonrió y asintió, luego miró hacia atrás, donde iba Nerik. Parecía triste y a la vez enfadado. Quitó la mirada rápidamente, de alguna forma sentía que le engañaba.

-Háblame más acerca de lo que te dijo ese sujeto, June -pidió Garaadria.

La muchacha asintió nerviosa y le respondió:

-Comentó que LuxFero invadiría el lugar de la tribu, que el objetivo era eliminarlos a todo. Mi secuestro fue una trampa para sacar al Enviado y dejar a los Kaji indefensos. Según él, a estas alturas los miembros de la tribu deben estar muertos.

-Entonces debemos ir más rápido... -dijo Camela- nuestra tribu jamás será destruida tan fácil, debemos llegar y ayudarles.

-LuxFero no está jugando -agregó Garaadria-. Ha planeado muy bien su movimiento. Al llegar puede que nos encontremos con una gran batalla... necesito que estén preparados.

Todos asintieron con firmeza, ninguno estaba dispuesto a huir. Teeka sonrió e hizo que el dragón aumentara la velocidad. Pronto llegarían.

-Tu tendrás tu venganza, no te preocupes por eso, Satsujin -dijo LuxFero.

-Lo que más deseo es destruir a ese mocoso... -agregó Satsujin empuñando su mano derecha y sonriendo.

-¿Te refieres al hijo de Kayla? -preguntó Asnaq.

-Sí -respondió Satsujin sin vacilación-. Yo lo destruiré.

-Pues te llevarás una gran sorpresa -advirtió Tlajaná.

Bajaron por una larga escalera que los llevaría hasta lo más profundo del palacio; un pasadizo que nadie antes había descubierto.

-¿Cómo es que sabes el camino? -preguntó el Anxelin.

-Verás, Satsujin, este antes era mi hogar, yo mismo ordené construir todo esto. Claro, antes de que mi cuerpo fuera destruido y mi espíritu encerrado en esa maldita espada. Todos los reyes que han gobernado este reino, fueron mis descendientes. Es justo que quiera volver a tener lo que me pertenece.

LuxFero sonrió satisfecho.

-Ahí está la entrada... -apuntó Tlajaná a una puerta frente a la que terminaba la escalera por la que bajaban.

La puerta se abrió por dentro y los cuatro entraron; Dengojí y Zuthú los esperaban ahí. Era como una cueva común y corriente, con antorchas en los muros para iluminar el lugar. Pero al final había una puerta de hierro, firmemente sellada.

-Al fin... -dijo LuxFero acercándose.

-Hemos descubierto que la puerta se abrirá sólo si se le otorga una gran cantidad de energía -informó Zuthú.

-Ya saben que hacer... -dijo LuxFero con la mirada fija en la puerta.

El rey colocó su mano en el medio de la puerta, pronto de esta salieron varios hilos de energía color purpura y negro. Asnaq, Tlajaná, Dengojí y Zuthú se colocaron sus manos en la espalda de LuxFero y le transmitieron sus energías.
Poco a poco la puerta de hierro comenzó a ceder.

-Ya es suficiente... todos retrocedan de inmediato -ordenó LuxFero mientras quitaba la mano con rapidez.

Se alejaron lo suficiente y la puerta se abrió de golpe, una fuerte ráfaga salió desde dentro. Las antorchas se apagaron y todo quedó a oscuras.
Asnaq extendió la palma de su mano y sobre esta apareció una llama que volvió a iluminar el lugar.

-Mis fieles siervos... -dijo de repente LuxFero- he venido a liberarlos, la Puerta de Mordad ha sido abierta, ya pueden vagar por el mundo de nuevo.

Se oyeron gritos escalofriantes provenientes desde el otro lado y segundos después comenzaron a salir varios hombres envueltos en vendas negras, sus ojos eran de color rojo y brillaban con intensidad, parecían tener la piel quemada; entre ellos venían otros seres alados muy parecidos a los Anxelin, pero de piel oscura y colmillos que sobresalían de sus bocas.
Todos se arrodillaron frente a LuxFero, sólo Satsujin quedó de pie.

-Nuestros ejércitos están listos para servirte amo... -dijo uno de los seres parecidos a los Anxelin con voz ronca.

-Lo mismo digo, su alteza... -agregó uno de los hombres con vendas negras y ojos rojos brillantes.

-Bien, muy bien -dijo LuxFero sonriendo-. Reunan a todos frente al palacio, ahora.

Los hombres vendados y las criaturas aladas se hundieron en el suelo, como si este fuera agua y se convirtieron en sombras que volvieron al lugar del que habían salido.

-Salgamos de aquí -ordenó LuxFero-. Ahora nadie podrá hacerme frente...

Satsujin y sus leales siervos le siguieron de inmediato.
Con esta nueva fuerza LuxFero tenía todo lo necesario para destruir lo que se le antojara. Ni siquiera la tribu Kaji se escaparía. Todo era parte de su perfecto plan.

-¿Quiénes son? -preguntó Satsujin con curiosidad a LuxFero.

-Son mis antiguos siervos y aliados, ellos estuvieron conmigo al momento de luchar contra el anterior Enviado. Sólo hay una forma de matarlos, por eso son casi invencibles, claro está que no te diré como hacerlo; y lo más importante es que el fuego no les afecta en lo absoluto.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Capítulo 29: "El Principio y el Fin"

-Tengo que llegar... -se dijo a él mismo mientras corría a toda velocidad a través del bosque.

Su ojo izquierdo brillaba con intensidad, reflejando el conflicto de emociones en su interior. Tristeza, ira, odio, cosas que sentía desde que el poder del Enviado se había manifestado en él.

-¡Nerik!

Una voz conocida; alguien gritaba su nombre desde atrás. Pero no se giró para mirar, sino que corrió con más prisa hasta que salió del bosque y se encontró con un enorme planicie verde. Se detuvo abruptamente y se quedó mirando; a lo lejos había una ciudad en ruinas.

-Nerik... -jadeó Kosme al llegar a su lado.

Pero no dijo nada más, se quedó mirando al mismo punto que su amigo.

-Ahí está June... lo sé -dijo Nerik a Kosme.

Kosme asintió y sin esperar corrieron a gran velocidad a través del enorme campo.

-Nerik... -murmuró June al despertar sobresaltada.

Alberich, que estaba sentado cerca de ella, la miró de reojo y se colocó de pie.

-Tus amigos han tenido la osadía de acercarse demasiado -dijo el cazador mirando a todos lados, como si los estuviese buscando entre los escombros-. Creo que tendré que llevarte antes a Hiver.

Los ojos de June resplandecieron y Alberich salió disparado hasta uno de los muros que después de tantos años permanecían en pie. La muchacha se arrastró intentando alejarse, pero al momento sintó que la tiraban del cabello.

-Eres bastante insolente... podría matarte de una vez por todas -dijo Alberich con enfado lanzándola a unos metros de él-. Maldito LuxFero y sus planes.

-¿Qué planes? -preguntó June con interés.

Alberich soltó una carcajada.

-Los miembros de la tribu Kaji ya deben estar muertos a estas alturas. Tu secuestro ha sido una trampa para el Enviado. Era evidente que vendría en tu búsqueda, así LuxFero acabaría por completo con la tribu.

La sorpresa se apoderó del rostro de June.

-Así es pequeña -se burló Alberich-. Tus amigos se encontraran con una gran sorpresa al regresar.

Una bola de fuego, proveniente desde arriba, impactó en medio de los dos, levantando polvo y escombros. Alberich saltó inmediatamente y se encontró con Kosme quien le golpeo en el rostro con la rodilla devolviendole al suelo.

-¡Nerik! -exclamó June de felicidad al ver al muchacho que la tomaba en sus brazos.

El cazador se levantó, sus ojos resplandecieron y Kosme se retorció en el aire de dolor. Otra bola de fuego estalló cerca haciendo que perdiera la concentración; Kosme cayó a tierra.

-Vuelvo enseguida... -dijo Nerik dejando a June apoyada en un pilar.

Alberich se adentró entre el polvo que la segunda bola de fuego había levantado, de pronto sintió dolor terrible en el estómago, miró a su lado y vio a un muchacho, un poco más bajo de estatura que le golpeaba con tremenda fuerza.
El cazador cayó varios metros lejos de ellos, entre los escombros. Pero no se rendería tan fácilmente, pues desde el suelo comenzó a lanzar varios relampagos.

-¡Al suelo! -chilló June cuando uno de los ataques pasaba cerca de Kosme.

-No veo nada... maldición -farfulló Alberich mientras se ponía de pie, aun dolorido por el golpe.

En ese instante Nerik apareció de la nada y lo sujetó con fuerza por el cuello. Su ojo iquierdo brillaba con intensidad, mientras que el derecho no lo hacía con tanta fuerza.

-El Enviado... -murmuró Alberich mientras intentaba librarse de las manos del airado Nerik, quien apretaba con más fuerza cada segundo que pasaba.

De pronto una bola de fuego estalló en la espalda de Nerik, lo que hizo que soltara al cazador. Nerik cayó de rodillas intentándo resistir el dolor.

-Todavía no es tan poderoso -dijo Akemi observando desde un pilar.

Alberich aprovechó la ocación para alejarse.

Kosme rompió las ataduras de June y le ayudó a ponerse de pie, en ese momento vio a Akemi, quien se suponía estaba luchando contra los otros.

-¡¿Dónde están los otros?! -demandó saber Kosme furioso.

Akemi se dio la vuelta para observar a los dos y entonces se echó a reir. Kosme lanzó una bola de fuego, pero Akemi la esquivó de un salto y se dirigió hacia donde se encontraban.

-¡Maldita! -gritó June quien extendía su brazo con rápidez.

Una onda invisible se escapó de las manos de la muchacha e impactó justo en el pecho a Akemi mandándola a volar.
Alberich apareció en un abrir y cerrar de ojos y de un golpe derribó a Kosme, luego sujetó a June de las manos para impedir que se moviera.
Akemi se levantó de entre los escombros, se sacudió la tierra que tenía encima y caminó con total delicadeza hasta Alberich, pero de repente un relámpago le atravesó el pecho.

El cazador lanzó a June hacia un lado y corrió hasta Akemi, quien caía al suelo sin expresión en el rostro, tal como si estuviese muerta.

-¡Maldito! -dijo a Nerik quien estaba de pie a unos metros atrás de ella.

Nerik cayó al suelo, con un terrible dolor de cabeza, además, no podía ver bien y sus rodillas le temblaban.
Alberich sujetó a Akemi en sus brazos, pero esta no reaccionaba; un hilo de sangre salía desde su boca; su ropa, a la altura del pecho, estaba negra, como si se hubiese quemado.
El cazador la dejó en el suelo, un dolor inmenso se adueñaba de su ser, no podía resistirlo. Se avalanzó contra Nerik rápidamente, vengaría a toda costa a la única mujer por la que alguna vez había llegado a sentir algo. Pero sus planes se frustraron cuando una cortina de fuego le bloqueó el paso. Miró a su alrededor para encontrar al autor, y vio a una mujer de cabello castaño y crespo que apareciá desde unas columnas seguida por otros dos individuos que no alcanzaba a ver muy bien.

-Me las pagaras... -farfulló para luego correr hasta donde yacía Akemi y desaparecer junto a ella en un parpadeo.

-Sensi Garaadria... -dijo Kosme mientras se acercaba junto a June.

La cortina de fuego se esfumó y Garaadria junto a Camela y Malena ayudaron a Nerik a ponerse de pie, quien aun se quejaba por el dolor de cabeza.

-¿Qué le sucede, Sensei? -preguntó June.

-Ha utilizado habilidades que sólo puede usar teniendo pleno dominio del poder del Enviado -contestó la mujer mientras cubría los ojos de Nerik con sus manos.

-He vengado... he vengado a mi amigo... -balbuceó Nerik y luego sonrió.

Kosme observó a todos lados, buscando a la mujer que los atacaba.

-La mató -dijo June-, mató a la mujer que asesinó a Dazke en el palacio de la capital. Esa Anxelin... Alberich debe habersela llevado.

-Al parecer, el sentimiento de venganza de Nerik ha desaparecio... -dijo Kosme- ya que lo único que deseaba era vengar a Dazke.

-Ese relámpago debe haberla matado de inmediato... -murmuró June.

Ninguno de ellos se sintió feliz por lo sucedido, que alguien muriera, fuera del bado que fuera, no era motivo de celebración alguna.

-Ya es suficiente... -dijo de repente Garaadria- demasiada gente ha muerto...

Kosme le observó preocupado, algo en la mirada de la mujer le hizo pensar que alguno de sus compañeros había fallecido, pero no quiso preguntar nada, sintió que no era el momento.

-Akemi... -murmuró Alberich mientras dejaba el cuerpo de la mujer sobre un campo de flores.

En ese lugar sus sollozos no serían escuchados por nadie. Sujetó con fuerza la mano de Akemi.

-Sé que eres fuerte... no te mueras aquí, resiste un poco más... LuxFero podría ayudarte.

Las lágrimas cayeron por su rostro, nunca había sentido tanta tristeza en su vida y jamás pensó que la llegaría a sentir. El corazón casi le estallaba de dolor. En ese instante, Akemi abrió un poco los ojos, aun estaba con vida.

-¡Akemi! -celebró Alberich.

-Alberich... -murmuró ella- eras demasiado joven...

Akemi sonrió, su brazo se levantó tembloroso y tocó el húmedo rostro del muchacho. Alberich cerró sus ojos y apretó los dientes, el dolor era demasiado, sólo había una manera posible de soportarlo.

-Te vengaré... lo juro... -dijo sintiendo inmendo odio hacia Nerik al mismo tiempo que hacía un esfuerzo increible por aguantar la tristeza.

-No lo hagas... -contestó ella sorpresivamente.

-¿Qué? -preguntó Alberich desconcertado.

-Tú bien sabes... que yo, hace muchos años... prometí cuidar de ese niño... el hijo de Kayla debe sobrevivir... he cumplido mal con mi destino... si hubiese mantenido mi palabra en vez de guiarme por el odio hacia quienes me torturaron y ocacionaron la muerte de Kayla... si deseas hacer algo por mi, entonces cuídalo... pero en secreto, ese fue mi plan desde que lo vi por primera vez en la capital... lamentablemente asesiné a uno de sus amigos... mi muerte le agradará bastante...

-Akemi... -murmuró Alberich.

-Hazlo... por mi... este lugar es perfecto para mi muerte... al fin me reuniré con mis amigos... al fin entendí toda la verdad... lamento tanto no haber cumplido con mi promesa... espero que Kayla y Tensai me perdonen...

Akemi cerró los ojos y sonrió. Después de haber ocultado por tantos años su dolor podía morir en paz.
Alberich se levantó, cortó algunas flores y las dejó sobre su pecho, ennegrecido por el ataque de Nerik.

-No me olvidaré de lo que me has dicho... -dijo el cazador antes de marcharse, dejándola en aquel hermosa lugar que se convertía en la tumba de la Anxelin.

Garaadria llevaba a Nerik con ayuda de Kosme, mientras Camela, Malena y June les seguían de cerca. Pronto llegaron al claro en el que anteriormente habían estado luchando contra Akemi. Bohutt se encontraba ahí, junto al cuerpo sin vida de Kai-Wén.

Kosme se detuvo de golpe al observar al muchacho tirado en el suelo. June se quedó boquiabierta, mientras Camela y Malena apartaban la vista de tan dolorosa escena.

-Kai-Wén... -murmuró Nerik.

El muchacho presentaba una herida en el pecho, hecha por un sable, junto a una gran quemadura.

-Camela -llamó Garaadria-. Ayuda a Bohutt a cargar el cuerpo de Kai-Wén. Tenemos que volver de inmediato. Si no llegamos a tiempo, toda nuestra tribu habrá sido eliminada.

Camela asintió y reanudaron el paso; no era momento para lamentarse, muchos otros tendrían el mismo destino que Kai-Wén si no se apresuraban.

-Tardaremos demasiado... -dijo Kosme.

-No, un amigo me ha traído... el nos llevará en su dragón, tardaremos unas pocas horas...

Kosme sonrió y asintió, podía imaginarse de quien se trataba.

Nerik se sintió extraño al ver al muchacho ahí muerto, una sencación parecida a la tristeza brotaba en su interior. Entonces entendió. La muerte de Kai-Wén causaba tristeza en él, aunque no lo reconocía del todo. No importaban las rivalidades, ni el rencor, después de todo los dos pertenecían a la misma tribu, al final todos eran como hermanos.

-Si pudiera regresar al tiempo en que era niño, no dudaría en intentar hacer amistad con todos ellos... -murmuró mientras miraba Camela, Malena, Bohutt y Kai-Wén.

Buscó en su interior, el odio, impotencia y la ira se alejaban poco a poco, entonces se sintió bien. Observó a June unos momentos, estaba decidido a contarle lo que sentía por ella; pensó en que serían felices juntos.

martes, 30 de octubre de 2007

Capítulo 28: "El Bosque"

Ya amanecía cuando el grupo de rescate llegaba hasta un espeso bosque. Habían viajado durante toda la noche, pasaron por la capital de Terraconce sin parar, dirigiéndose directamente hasta la costa, donde se supone estaban las ruinas de la ciudad que Nerik había visto gracias al constante llamado de June.

-Aquí está -dijo Bohutt mientras desmontaba-. Pasando esto llegaremos con el secuestrador de June.

Se quedaron mirando por unos momentos el lugar, algo les hacía desconfiar, algo tenebroso en el ambiente les hacía dudar.

-Es hora de seguir -ordenó Nerik-, no perdamos más tiempo.

-Pero no podremos seguir con los animales -informó Kosme-. El bosque parece demasiado espeso como para ir montado en los Tora.

-Tiene razón -agregó Kai-Wén.

-Que se queden aquí, al regreso los buscaremos -dijo Neirk bajándose de la criatura.

Los otros hicieron lo mismo y los ataron cerca de los árboles. Se adentraron en el oscuro bosque con cuidado, los árboles estaban tan juntos que el camino se hacía dificultoso; a medida que avanzaban parecía que la vegetación a propósito intentaba retrasarles.

-Podría incendiar este lugar... -murmuró Kai-Wén.

-Estás loco, moriríamos todos aquí, aun cuando somos capaces de controlar el fuego sería demasiado -dijo Bohutt al mismo tiempo que cortaba una rama con un filoso sable.

En ese momento Nerik, quien iba adelante de todos, se detuvo en seco.

-¿Qué sucede? -preguntó Kosme acercándose.

-Hay algo muy extraño en este bosque... -respondió- es como si todo estuviese vivo y nos observaran.

-¡Cuidado! -advirtió de pronto Malena a su hermana gemela cuando una gruesa rama pasaba cerca de ella con la intención de golpearla.

Camela se lanzó a la tierra y esquivó el ataque. De pronto las raíces de un enorme árbol brotaron desde el suelo y sujetaron con fuerza a Kosme.

-¡Maldición! -exclamó intentándose liberarse.

Bohutt se acercó con rapidez y con su sable rompió las ataduras.

-Tenemos que salir de aquí... -dijo Nerik.

Los seis comenzaron a correr con dificultad a través de los árboles, esquivando cada rama y raíz que intentaba golpearles. De repente Kosme se quedó pegado a un árbol. Los otros se detuvieron y Nerik junto a Kai-Wén se devolvieron para ayudarle.

-No me puedo mover... -dijo Kosme forcejeando.

En ese momento Camela y Malena volaron por los aires para luego quedar atrapadas entre las ramas, como si estas hubiesen decidido atarlas. Parecía que la naturaleza estaba en contra de ellos.

-¡Bohutt...! -gritó Kai-Wén mirando a su compañero.

Varias raíces salieron de la tierra levantando al muchacho hasta las copas de los árboles, dejándole prisionero.

-No logro verlo... -dijo Kai-Wén mirando hacia arriba, pero las ramas y las hojas le impedían encontrarlo, así no podría rescatarle.

Los ojos de Nerik comenzaron a brillar, el odio y la rabia se reflejaron en su rostro. De pronto todos los árboles que les rodeaban fueron arrancados del suelo y lanzados lejos, formando un gran claro en el lugar y dejando libres a Kosme, Bohutt, Camela y Malena.
Nerik cayó de rodillas al suelo, jadeando y sujetándose la cabeza con ambas manos. El dolor que le había producido el realizar tal acto era casi insoportable.

-Vaya, vaya...

Una vos femenina proveniente de entre los troncos de los grandes árboles amontonados a varios metros de ellos les alertó.

-¡Sal de tu escondite! -exclamó Kosme mientras miraba a todos lados al igual que sus compañeros.

De entre los árboles apareció una hermosa mujer, de cabello blanco, ojos azules y tez blanca. Sonriente se acercó a ellos poco a poco flotando a unos pocos centímetros del suelo.

-¡Ella asesinó a Dazke! -gritó Kosme apuntándola con el dedo.

Camela y Malena lanzaron dos bolas de fuego que se dirigieron velozmente a la mujer, pero antes de siquiera tocarla se esfumaron en el aire. La extraña soltó una carcajada al ver el rostro horrorizado de las hermanas.

-¿Dónde está June? -preguntó Kai-Wén.

-No muy lejos... -contestó sonriendo- pero lamentablemente no podrán hacer nada por ella. Pronto estará lejos de este lugar y no la verán nunca más. Puesto que yo me encargaré de que así suceda...

Akemi extendió el brazo derecho y de este se escapó un relámpago que impacto cerca del equipo.

-Mala puntería... -se burló Bohutt.

-Sólo era una advertencia... -respondió Akemi sonriente mientras se lanzaba sobre los seis.

Kosme saltó hacia un lado sujetando a Nerik, quien aun no se reponía. Camela y Malena luchaban contra Akemi, pero esta esquivaba y bloqueaba todos sus golpes mientras hacía muecas burlonas. De pronto las gemelas se alejaron y una cortina de fuego cayó sobre la mujer, pero esta ni se inmutó, sus ojos resplandecieron y el ataque se devolvió hacia Kai-Wén y Bohutt, quienes en conjunto lo habían realizado.

-Es habilidosa... -murmuró Camela alejándose un poco de ella.

De pronto los árboles que habían sido arrancados se levantaron y se lanzaron contra los cuatro muchachos. Akemi reía de manera desquiciada mientras los troncos y ramas pasaban a un lado de ella. En ese momento un rayo de luz azul le golpeó en el vientre logrando derribarla. Kosme había dejado a Nerik cerca de los árboles, para que nada le sucediera, y se había unido al combate.

-Un Kijutsu... -farfulló Akemi cuando se volvía a poner de pie.

Bohutt desenfundó su sable y junto a Kai-Wén, Camela y Malena la rodearon.

-Luchando en grupo sólo prolongan un poco más sus vidas, pero no durarán para siempre -dijo Akemi levantando sus brazos, como si estuviera dispuesta a rendirse.

Pero sus intenciones eran diferentes. Sus ojos brillaron nuevamente y una especie de aura resplandeciente la rodeó. Los cinco atacaron al mismo tiempo, el fuego la cubrió, pero no la dañó, sino que se hizo parte de ella.

-Están perdidos... -advirtió la mujer sonriendo.

El fuego se repartió en el mismo número de brazos que había por muchacho y atacaron a cada uno como si tuvieran vida propia.

-¡No puedo controlar el fuego! -exclamó Camela mientras evadía una de las candentes extremidades.

Los cinco retrocedieron tanto como pudieron, pero los brazos de fuego se alargaban lo necesario como para alcanzarlos. De pronto un relámpago impactó a la mujer directamente, provocando que el ataque cesara y dejándola fuera de combate, pero no completamente gracias al fuego que la rodeaba.

Kai-Wén se giró hacia el lugar de donde había provenido y vio a Nerik de pie. Sus ojos resplandecían y desde su brazo extendido se escapaba humo. Entonces le gritó con fuerza:

-¡Ve por June, nosotros detendremos a esta mujer!

Nerik se dio la vuelta y corrió hacia el bosque. Bohutt le hizo una seña a Kosme para que le siguiera, y este asintió. Kosme se alejó del grupo y fue tras él.

-¿Detenerme? -dijo Akemi colocándose de pie- Sólo por él fue derribada, pero no sucederá de nuevo. Ahora el Enviado no está con ustedes.

Kai-Wén, Bohutt, Camela y Malena se prepararon para el contraataque.
En un abrir y cerrar de ojos, Akemi, apareció en medio de ellos; golpeó con fuerza a las dos chicas para alejarlas, luego tomó a Kai-Wén del cuello y lo azotó contra el suelo. Bohutt le atacó con el sable, pero ella dando un salto lo esquivó y de una patada le arrebató el arma de las manos. Bohutt retrocedió, lanzó una bola de fuego que Akemi ágilmente bloqueó con sus brazos para luego darle un puñetazo en pleno rostro. El chico cayó al suelo sangrando y Akemi se preparó para darle el golpe final. Pero una daga, lanzada por Kai-Wén le hirió el brazo.

-¡Maldito mocoso! -exclamó Akemi furiosa mientras corrió hacia él.

Kai-Wén no retrocedió, desenfundó rápidamente un sable que llevaba oculto en una funda bajo la su capa y se lanzó hacia ella. Ambos se enfretarían a muerte.

domingo, 21 de octubre de 2007

Capítulo 27: "Necesidad de Confiar"

-Esto no es personal, espero que entiendas -dijo Alberich sonriendo frente a una fogata-. Verás, mi trabajo es llevar de vuelta a los Anxelin traidores o a aquellos que han escapado de nuestra tierra. Tú eres una, al convertirte en traidora me han solicitado que te lleve frente al rey. Todo por el Enviado.

A unos metros de él, cerca de unos escombros de lo que parecía ser una casa se encontraba June, atada de manos y pies con cadenas observándole desde las sombras sin decir ni una palabra.

-Descuida, tal vez sólo te den un castigo. Es mejor que morir ¿no?

June le miró con rabia y respondió:

-No me asusta morir.

-Pero eres demasiado joven, hay demasiadas cosas que aun no has vivido; yo estaría aterrado en tu lugar.

June sonrió a medias y cerró los ojos; por un momento pensó en Isei y en la herida causada por Alberich, pero luego sólo Nerik se presentó en su mente, su rostro, sus ojos, la imagen de él cuando su verdadera identidad como Enviado se había manifestado en la batalla de la capital. Entonces repitió su nombre, lo repitió tantas veces como pudo y deseo que él le escuchara y viniera en su ayuda. No lo sabía muy bien, pero un sentimiento grande y extraño le hizo pensar que el pecho estaba a punto de estallarle.

-Es ella... -dijo Nerik- está llamándome.

Los seis muchachos hicieron que los animales que montaban aumentaran la velocidad, ya era de noche y no habían parado en todo el día, si mantenían el ritmo llegarían a ellos más pronto de lo pensado.

-¿Puedes saber dónde está? -preguntó Kosme.

-Es como si pudiera ver lo que ella ve... -respondió Nerik sin apartar la mirada del camino, rodeado de árboles, por el que avanzaban- al parecer son ruinas, hay muchos escombros de edificios y casas a medio destruir.

-¿Una ciudad? -preguntó Kai-Wén acercándose con el animal a él.

Nerik le observó por unos momentos con desconfianza, pues aun no se acostumbraba a la idea de que ellos les acompañaban para salvar a alguien con quien nunca habían simpatizado, incluso Malena estaba ahí. Nerik apartó la mirada y respondió:

-Tal vez, pero no conozco ninguna ciudad en ruinas que esté en Terraconce.

-Yo sí -dijo el otro muchacho que los acompañaba, uno que tenía cierto parecido con Dazke.

Su nombre era Bohutt, pero Nerik no conocía más de él aparte de eso, lo había visto un par de veces junto a Kai-wén, pero al parecer también era uno de los más habilidosos de la tribu, de otra forma Kyosho nunca le hubiese llamado para formar el equipo de rescate.

-Una ciudad en ruinas llamada Jumú -les informó el muchacho-. Por lo que sé, fue destruida hace más de dieciocho años, los motivos no son claros. Una tribu completa intentó invadirla, pero fracasó a última hora, aunque los daños la hicieron inhabitable. Quienes vivían aquí prefirieron mudarse a otra lugar después de eso.

-¿En dónde se encuentra? -preguntó Nerik.

-Al sur de la capital de Terraconce, cerca de la costa -contestó Bohutt.

Nerik asintió sonriendo e hizo que el animal corriera más rápido, sus compañeros le imitaron y continuaron el viaje velozmente.

La fogata se había apagado, June miraba al cielo apoyada en una muralla pidiendo con fuerza en su mente que la encontraran rápido, no deseaba ir a Hiver, pues si lo hacía jamás volvería a ver a sus amigos. Especialmente a Nerik.

-Isei... -murmuró.

El muchacho estaba enamorado de ella, al contrario de Nerik, quien no hacía nada más que caminar en silencio todo el día y no tomar en cuenta a nadie. Tal vez era Isei el indicado, Nerik había cambiado demasiado.
De pronto un ruido, muy cerca de ellos, alertó a Alberich, quien apareció rápidamente desde las sombras a la luz de la luna. El cazador observó a todos lados, listo para enfrentarse a quien fuera, pero después de unos segundos sonrió y le dio la espalda a la muchacha para encontrarse con una hermosa mujer vestida de blanco.

-Akemi... -dijo con un poco de entusiasmo en su voz- has venido a visitarme.

La Anxelin se acercó a él y sonrió.

-Ni lo pienses galán -le dijo apartándole del camino para observar de cerca a June-. Veo que has hecho un buen trabajo. LuxFero estará complacido, ayudas a que su plan funcione.

-Espero que me invite cuando decida invadir a esa tribu, me hace falta un poco de acción.

-Intentaré persuadirle para que lo haga -contestó Akemi.

Los dos se miraron fijamente por unos segundos, parecía que se decían todo sólo con la mirada, fue un momento que para ellos duró más que unos pocos segundos.

-Que lamentable... demasiado joven.

Volvió a mirar a June por unos segundos, pero esta vez con desprecio, y luego se giró para marcharse. Alberich sonrió y meneo la cabeza.

-Estaré cerca, podrías necesitar mi ayuda... -dijo Akemi antes de desaparecer entre la oscuridad.

El sol brillaba en lo alto del cielo; los seis muchachos continuaban con su viaje. Sin descanso alguno habían cabalgado durante toda la noche, ahora se encontraban saliendo de la capital de Terraconce, pronto estarían en Jumú.

-Es probable que al caer la noche ya estemos en ese lugar -dijo Kosme.

-Llegaremos mucho antes de lo esperado, le daremos una buena sorpresa a ese sujeto -agregó Kai-Wén.

Las dos muchachas que eran parte del grupo alcanzaron a Nerik de pronto, este las observó un poco extrañado, pues le miraban con seriedad.

-Sabemos que es lo que piensas de esto, quiero decir, de nosotros -dijo de repente Malena.

-¿Qué? -preguntó Nerik desconcertado.

-Yo he sido rival de June desde que somos pequeñas, tú lo sabes bien, pero eso no significa que desee que muera. Por eso estoy aquí, por eso estamos aquí, mi hermana y yo.

Nerik miró a la otra muchacha, la que asintió en cuanto Nerik posó su mirada en ella. Su nombre era Camela, hermana gemela de Malena; una muchacha muy fuerte y audaz, no le gustaba llamar mucho la atención, debido a eso no era muy conocida entre los jóvenes de la tribu. Nerik sólo la había visto una par de veces.

-Yo tampoco soy amiga de June, ni siquiera le he dirigido la palabra alguna vez, pero ella es una miembro de nuestra tribu. Haré todo lo que esté a mi alcance para ayudar en esta misión tan importante. Nosotros los Kaji, debemos ayudarnos unos a otros, las rivalidades no importan en momentos como estos. Es necesario que confíes en este equipo Nerik, sólo así lograremos nuestro objetivo.

Nerik sonrió, le encontraba toda la razón. Miró hacia atrás y vio a Kai-Wén diciendo algo a Bohutt. Al igual que con Isei, ya no sentía aquel odio tan grande hacia él por la muerte de su viejo amigo Sigfried. Tal vez era momento de terminar con aquel rencor, además Kai-wén se había comportado hasta ese momento con una total madurez que era extraña en él.

-En cuanto alcancemos la ciudad en ruinas, buscaremos a June en cada rincón y si alguno de nosotros encuentra al secuestrado no intente enfrentarse a él sólo... lo haremos todos, como un equipo. Así nos cuidaremos los unos a los otros -les dijo Nerik y todos asintieron con total firmeza, pues ya no había vuelta atrás.