-Deberíamos estar aniquilando a los Kaji mientras el Enviado no está... -dijo Satsujin con impaciencia.
-No te preocupes, he cambiado algunas cosas acerca del plan -respondió LuxFero con tranquilidad-. Además, nuestros nuevos aliados no tendrán problemas en acabar con ellos.
-¿Qué hay del Enviado en ese caso? No estoy seguro de que puedan con él -habló uno que se encontraba arrodillado frente a LuxFero, vestido de negro y protegido por una brillante armadura plateada.
-Necesito que el Enviado esté presente... él terminará el trabajo si todo resulta como espero.
La sala en la que se encontraban era espaciosa, parecía estar en algún lugar bajo tierra, como un refugio para el rey en caso de emergencia.
En aquel instante la puerta se abrió y un sujeto con un antorcha en la mano, vestido igual que aquel que seguía arrodillado frente a LuxFero, hizo una reverencia y entró.
-¿Todo listo Tlajaná? -preguntó LuxFero, ansioso de recibir una respuesta positiva.
-Así es, mi señor -respondió el fiel sirviente del rey.
LuxFero se levantó del trono y caminó hasta el umbral de la puerta. Asnaq se colocó de pie y le siguió junto a Satsujin, quien mantenía un aire de indiferencia respecto del rey y sus servidores.
-¿A dónde vamos? -preguntó el Anxelin.
-Visitaremos la Puerta de Mordad... -respondió LuxFero sonriente.
-Sube rápido, Nerik -ordenó Garaadria desde el lomo del dragón carmesí de Teeka.
Nerik obedeció. Todos sus compañeros ya estaban arriba, agobiados por la muerte de Kai-Wén y por la batalla contra Akemi, que si bien fue corta, les costó demasiado.
El dragón se elevó hasta por encima de las nubes, por orden de Teeka y desde ahí se dirigió a gran velocidad hacia el norte.
-Isei... -dijo de repente June, Kosme se giró para verla- ¿él está bien?
-La herida fue grave, pero sobrevivirá -respondió Kosme.
June sonrió y asintió, luego miró hacia atrás, donde iba Nerik. Parecía triste y a la vez enfadado. Quitó la mirada rápidamente, de alguna forma sentía que le engañaba.
-Háblame más acerca de lo que te dijo ese sujeto, June -pidió Garaadria.
La muchacha asintió nerviosa y le respondió:
-Comentó que LuxFero invadiría el lugar de la tribu, que el objetivo era eliminarlos a todo. Mi secuestro fue una trampa para sacar al Enviado y dejar a los Kaji indefensos. Según él, a estas alturas los miembros de la tribu deben estar muertos.
-Entonces debemos ir más rápido... -dijo Camela- nuestra tribu jamás será destruida tan fácil, debemos llegar y ayudarles.
-LuxFero no está jugando -agregó Garaadria-. Ha planeado muy bien su movimiento. Al llegar puede que nos encontremos con una gran batalla... necesito que estén preparados.
Todos asintieron con firmeza, ninguno estaba dispuesto a huir. Teeka sonrió e hizo que el dragón aumentara la velocidad. Pronto llegarían.
-Tu tendrás tu venganza, no te preocupes por eso, Satsujin -dijo LuxFero.
-Lo que más deseo es destruir a ese mocoso... -agregó Satsujin empuñando su mano derecha y sonriendo.
-¿Te refieres al hijo de Kayla? -preguntó Asnaq.
-Sí -respondió Satsujin sin vacilación-. Yo lo destruiré.
-Pues te llevarás una gran sorpresa -advirtió Tlajaná.
Bajaron por una larga escalera que los llevaría hasta lo más profundo del palacio; un pasadizo que nadie antes había descubierto.
-¿Cómo es que sabes el camino? -preguntó el Anxelin.
-Verás, Satsujin, este antes era mi hogar, yo mismo ordené construir todo esto. Claro, antes de que mi cuerpo fuera destruido y mi espíritu encerrado en esa maldita espada. Todos los reyes que han gobernado este reino, fueron mis descendientes. Es justo que quiera volver a tener lo que me pertenece.
LuxFero sonrió satisfecho.
-Ahí está la entrada... -apuntó Tlajaná a una puerta frente a la que terminaba la escalera por la que bajaban.
La puerta se abrió por dentro y los cuatro entraron; Dengojí y Zuthú los esperaban ahí. Era como una cueva común y corriente, con antorchas en los muros para iluminar el lugar. Pero al final había una puerta de hierro, firmemente sellada.
-Al fin... -dijo LuxFero acercándose.
-Hemos descubierto que la puerta se abrirá sólo si se le otorga una gran cantidad de energía -informó Zuthú.
-Ya saben que hacer... -dijo LuxFero con la mirada fija en la puerta.
El rey colocó su mano en el medio de la puerta, pronto de esta salieron varios hilos de energía color purpura y negro. Asnaq, Tlajaná, Dengojí y Zuthú se colocaron sus manos en la espalda de LuxFero y le transmitieron sus energías.
Poco a poco la puerta de hierro comenzó a ceder.
-Ya es suficiente... todos retrocedan de inmediato -ordenó LuxFero mientras quitaba la mano con rapidez.
Se alejaron lo suficiente y la puerta se abrió de golpe, una fuerte ráfaga salió desde dentro. Las antorchas se apagaron y todo quedó a oscuras.
Asnaq extendió la palma de su mano y sobre esta apareció una llama que volvió a iluminar el lugar.
-Mis fieles siervos... -dijo de repente LuxFero- he venido a liberarlos, la Puerta de Mordad ha sido abierta, ya pueden vagar por el mundo de nuevo.
Se oyeron gritos escalofriantes provenientes desde el otro lado y segundos después comenzaron a salir varios hombres envueltos en vendas negras, sus ojos eran de color rojo y brillaban con intensidad, parecían tener la piel quemada; entre ellos venían otros seres alados muy parecidos a los Anxelin, pero de piel oscura y colmillos que sobresalían de sus bocas.
Todos se arrodillaron frente a LuxFero, sólo Satsujin quedó de pie.
-Nuestros ejércitos están listos para servirte amo... -dijo uno de los seres parecidos a los Anxelin con voz ronca.
-Lo mismo digo, su alteza... -agregó uno de los hombres con vendas negras y ojos rojos brillantes.
-Bien, muy bien -dijo LuxFero sonriendo-. Reunan a todos frente al palacio, ahora.
Los hombres vendados y las criaturas aladas se hundieron en el suelo, como si este fuera agua y se convirtieron en sombras que volvieron al lugar del que habían salido.
-Salgamos de aquí -ordenó LuxFero-. Ahora nadie podrá hacerme frente...
Satsujin y sus leales siervos le siguieron de inmediato.
Con esta nueva fuerza LuxFero tenía todo lo necesario para destruir lo que se le antojara. Ni siquiera la tribu Kaji se escaparía. Todo era parte de su perfecto plan.
-¿Quiénes son? -preguntó Satsujin con curiosidad a LuxFero.
-Son mis antiguos siervos y aliados, ellos estuvieron conmigo al momento de luchar contra el anterior Enviado. Sólo hay una forma de matarlos, por eso son casi invencibles, claro está que no te diré como hacerlo; y lo más importante es que el fuego no les afecta en lo absoluto.
viernes, 2 de noviembre de 2007
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