-¡Inténtalo de nuevo! -ordenó Kyosho.
Nerik yacía arrodillado a unos metros, cerca de la orilla del lago. Jadeaba si cesar y miraba al viejo con furia. Kyosho le observaba sin siquiera mover un músculo en su posición de combate.
-Envíame contra los árboles, sólo tienes que desearlo... -dijo el viejo.
Nerik levantó sus brazos y deseó con fuerza que Kyosho saliera disparado hacia atrás y entonces por unos momentos sus ojos le brillaron de un color azul intensamente. El cuerpo del viejo comenzó a moverse poco a poco hacia los árboles. Pero el efecto no duró mucho tiempo.
Lo estaba logrando, sentía algo correr dentro de él, algo que se movía a través de sus brazos y salía con dirección a Kyosho, una fuerza invisible a cualquier ojo. Pero en ese instante la cabeza le comenzó a doler, un dolor insoportable que incluso llegó a nublar su vista, entonces bajó los brazos y dejó de desear causar movimiento alguno en el viejo.
-Me duele... demasiado... la cabeza... -jadeó Nerik mientras se recostaba cerca del agua.
Kyosho se acercó a él y le dijo:
-Por lo menos pudiste moverme unos cuantos centímetros, es el primer logro en un mes. Sin duda alguna, muy pronto todas tus habilidades naturales afloraran y las podrás usar sin problema.
-No entiendo... el dolor de cabeza, es realmente insoportable -dijo Nerik.
-Los Anxelin tienes dones bastante extraños, y ese es uno; el que puedas mover cosas con sólo desearlo es algo que muchos desearían en este mundo. Existen variadas razas que pueblan la tierra, cada una de ellas tiene algo que la hace única. Los Tsathi son antiguos descendientes de los dragones milenarios de la época antigua, por consiguiente ellos pueden lanzar un fuego más intenso que el de un guerrero de nuestra tribu, incluso, pueden lanzarlo de sus bocas. Un Awaku puede hacer todo tipo de cosas con el agua, esta le obedece con tal que él lo desee. Por último, los miembros de la tribu Xing pueden comunicarse con los dragones y estos conviven con ellos, ayudándose mutuamente.
-¿Qué más pueden hacer los Anxelin? -preguntó Nerik con interés.
-Crear fuego, como los Tsathi y controlarlo como los Kaji, puede mover la tierra, provocar temblores con sólo dar una pisada y desearlo. Puede hacer otras cosas que son propias de otras tribus; pero no podría nombrar cuales son.
-Los Anxelin tiene demasiados dones ¿por qué?
-Cómo sabrás Nerik, en algunos libros de cuentos se dice que los Anxelin son los descendientes directos del o los creadores de esta tierra, si esto es así en la realidad, entonces han heredado esa naturaleza, una naturaleza fuera de lo normal y casi divina.
-Ya veo... -murmuró Nerik.
Kyosho se sentó a un lado del muchacho y observó la cinta roja que llevaba atada en el brazo izquierdo. Desde la muerte de Dazke que no se la quitaba, al igual que el color negro en la ropa que vestía a diario.
-Todos observan mi forma de vestir -dijo de repente Nerik al darse cuanta de que Kyosho le observaba-. Siguen pensando que no soy extraño; antes porque no podía crear fuego como todos y ahora por no quitarme la capa con capucha de color negro que visto a diario. Pero esto es lo que me recuerda que debo cumplir con un objetivo antes de pensar siquiera en morir. Vengar la muerte mi amigo es lo que deseo con fuerza en estos momentos y esta cinta roja y la ropa, propia para un funeral, es por lo que opté y cuando cumpla mi cometido me la quitaré, y tal vez vuelva a ser el mismo de antes, pero sólo tal vez. Siento que he cambiado demasiado en tan poco tiempo, ya casi ni hablo con mis amigos, con mi padre o con cualquier otra persona. Durante todo el día camino por ahí intentando dejar mis tristes pensamientos, cambiándolos a menudo por rabia hacia quien debo eliminar. Poco a poco este odio me consume y me aleja de todos, por un lado no me gusta, pero por otro es mi única alternativa. Es lo que me hace fuerte en estos momentos. Y estoy seguro de que me dirá que eso está mal, pero no puedo evitarlo, en realidad... no deseo evitarlo.
-Yo no voy a juzgarte muchacho -respondió Kyosho, siempre con la expresión seria-. No puedo obligarte a tomar uno y otro camino. Decidí entrenarte porque llevas una carga demasiado grande sobre tus hombros y sé que llegado un momento te sentirás confundido y perderás el control, pero si el entrenamiento sale bien, harás todo de forma racional y jamás de forma emocional.
-Pero mi padre y todos los demás esperan que cumpla con mi destino, con destruir a LuxFero, ellos quieren que haga algo que yo aun no deseo, pero si llego a desearlo, entonces estará bien, creo. Siempre me comporto con indiferencia frente a eso, pero algunas veces, cuando voy caminando por ahí siento que debo hacerlo, que es mi deber, pero no lo siento porque yo así lo desee sino para no defraudar a mi padre ni a los otros que murieron en la batalla de la capital. Todos ellos tenían esperanzas en el Enviado.
-Obligar a alguien para que haga algo no es nada bueno. Verás, Nerik, hace varios años descubrí que mi nieta poseía un gran poder, uno que tenía que ver con el fuego. Era como si este se hubiese encarnado en ella. La entrené tanto como pude para que lo controlará y cuando los frutos de aquello ya se apreciaban el líder de nuestra tribu vino a mí para llevársela con él muy lejos, dijo que tenía que hacerlo para que ella cumpliera con su destino. Lamentablemente mi querida nieta oyó nuestra conversación e intentó escapar. Como era de esperarse muchos tratamos de detenerla, por supuesto que todo fue en vano. Varios de mis amigos murieron en sus manos, me grito traidor antes de darse la vuelta y perderse en el espeso bosque. Aun puedo recordar, como si hubiese sido ayer, sus ojos llenos de ira, sus lágrimas. Por esto es que no sería capaz de obligarte muchacho. No lo hago para enmendar mi error, sino porque tu sufrirás mucho si eso llega a pasar y más si es que propio padre y las personas que te rodean lo hacen.
-Desearía que mi padre pensara de esa forma... -dijo Nerik- por otra parte, lo siento mucho por su nieta, creo entender como ella se sentía en esos momentos. Me gustaría haberla conocido. Si ella estuviese aquí tal vez seríamos buenos amigos.
Kyosho sonrió y le dijo:
-Claro que la conociste, Nerik. Lo que sucede es que a todos los demás se les dijo que ella se había ido con sus padres a vivir a Terraconce. El nombre de mi nieta era Hoshi.
Nerik le observó pensativo por unos segundos, hasta que los recuerdos de la muchacha aparecieron en su mente.
-Era pelirroja, de tez blanca, muy bonita -dijo de repente-. Ella, Sigfried y yo jugabamos mucho cuando eramos pequeños. Ahora la recuerdo bien.
Isei y June caminaban tomados de la mano entre los árboles, cerca de donde se enontraba el edificio de las habitaciones, procurando no ser vistos por otros. Hacía un mes habían establecido una relación estable a escondidas de sus amigos, aunque Kosme ya era conocedor de eso.
-¿Sucede algo? -preguntó Isei al ver la expresión triste en el rostro de la Anxelin June.
-No me siento muy bien con todo esto -contestó un poco incomoda-. Nerik debería saberlo.
-Así que es eso de nuevo... -dijo Isei con molestia- cada tema que envuelve a Nerik es motivo de tristeza o discusión; tú misma te diste cuenta de su frialdad, en todo este tiempo sólo te ha saludado, lo mismo hacia Kosme, parece sólo interesarse por él, aun cuando le manifestamos nuestro deseo de acompañarle, pero al decirle que confiara en nosotros sonrió y dijo que no lo necesitaba. Ha cambiado demasiado. Si llega a saber de nuestra relación tal vez se ponga peor. Tú sabes que el sentía y siente algo por ti.
-Pero debo cumplir con mi misión. Los Anxelin creen que he venido en busca del Enviado para llevarlo a Hiver, pero en realidad he sido enviada por otro para mantenerle a salvo.
-Con eso tengo una prueba feaciente de tu traición, June.
La voz de un extraño les alertó.
-¿Quién eres? -preguntó June un poco nerviosa.
En ese momento apareció frente a ellos un muchacho envuelto por un cegador resplandor.
-Serás enjuiciada por dar la espalda a nuestro pueblo, tú y ese viejo inútil de Toshi pagaran con la muerte todo esto. Bueno, él ya ha vivido casi por un mes en los calabozos de cristal. Pronto tendrá agradable compañía.
El resplandor que rodeaba al muchacho cesó, Isei y June pudieron verle. Para sorpresa de esta, ya le conocía.
-Alberich el cazador... -dijo June mirándole sin apartar la vista.
El muchacho hizo una reverencia y le sonrió.
-Al parecer tengo una buena reputación, no pensé que sabrías mi nombre.
-Tú fuiste el que asesinó a la mujer humana, Moriko.
-Sí, fui yo, pero aun así me faltó eliminar a su hija, Karria o Kandria, no recuerdo el nombre, y a su marido; ese antiguo cazador llamado Satsujin, quien hubiese pensado que caería tan bajo. Bueno, bueno, pero no hemos venido a hablar de eso. Ya he perdido demasiado tiempo, siempre sucede lo mismo cuando se habla de mí. Es hora de que vengas conmigo June.
-¡No te la llevarás! -exclamó Isei colocándose delante de ella.
-Vaya, vaya -dijo Alberich sonriendo-. Ni siquiera había notado tu presencia, hasta ahora. Tú debes ser el novio de June o algo así ¿no? pues que deshonra.
Furiosamente, Isei, se abalanzó sobre Alberich para intentar golpearlo, pero quedó suspendido en el aire frente a él, rodeado por un brillo azul.
-Deberías enseñarle que los humanos no pueden contra seres como nosotros.
-¡No le harás daño! -exclamó June.
Los ojos de June resplandecieron intensamente, alzó uno de sus brazos con dirección a Alberich, mientras este lanzaba contra los árboles a Isei y hacía lo mismo. Una fuerza invisible que se escapaba de las manos de ambos chocó con fuerza en medio y envió a volar a June varios metros atrás.
-Tú poder nunca podrá compararse con el mío, de otra forma no sería un cazador. Bien sabes que fue uno de nosotros el que eliminó a la madre del Enviado -dijo Alberich mientras se acercaba a June, flotando a pocos centímetros de la tierra.
De pronto varias raíces brotarlon del suelo y sujetaron con fuerza los pies de Alberich, quien arqueó una ceja. El cazador miró hacia atrás y vio a Isei de pie mirándole fijamente, lleno de furia.
-Que tierno, pretende salvar a su novia... -murmuró Alberich.
En pocos segundos las raíces comenzaron a quemarse dejándo libre a Alberich, quien ahora se dirigía hacia Isei.
-Recivirás algo que nosotros llamamos "Castigo Celestial".
Isei levantó los brazos y comenzó a mover los dedos; varias pequeñas peidras se levantaron del suelo y comenzaron a moverse a su alrededor como si estuvieran ahí para evitar un ataque.
-Eso no te servirá de nada...
Alberich apuntó con su mano al chico y de esta disparó un potente rayo, parecido a los que habían durante las tormentas. Las piedras se conviertieron en polvo al ser tocadas por el ataque. El rayo impactó en el pecho a Isei y la fuerza fue tal que le envió contra los árboles. El cuerpo del muchacho se estrelló y cayó al suelo. June corrió hacia él, pero a medio camino fue detenida por Alberich quien la sujetó fuertemente por el cabello, para luego elevarse hasta el cielo, llevándosela consigo.
-¡Isei, Isei! -chilló con desesperación mientras intentaba safarze.
Alberich sonrió y le dijo:
-Eso no fue tan fuerte, si es afortunado sobrevivirá. No utilicé todo el poder necesario, de haberlo hecho hubiese tu novio hubiese muerto instantáneamente. Creo que le tuve compasión.
June cerró los ojos y en su mente llamó con toda su fuerza a Nerik.
Nerik se encontraba a punto de lanzar por los aires a Kyosho cuando algo en su pecho le hizo presión, luego le pareció oír en su cabeza a June gritando su nombre.
-¿Qué sucede? -preguntó Kyosho acercándose cuando le vio atónito, con la mirada perdida en algún lugar desconocido.
-June me llama... creo que puedo verla, alejándose; está volando, alguien se la lleva.
-¡¿Qué más puedes ver?! -preguntó Kyosho con desesperación.
Nerik no contestó, comenzó a correr a toda velocidad hacia donde se encontraba el templo con forma de triángulo. Kyosho comenzó a seguirle.
-¡Isei está herido, casi a punto de morir...! -gritó Nerik mientras corría.
-¡¿Dónde está?! -preguntó Kyosho.
-¡Muy cerca de los dormitorios, en el bosque!
-¡Te encontraré ahí, buscare a Aixa en el templo antes!
Al llegar frente al edificio Kyosho entró en él y Nerik continuó corriendo velozmente por el camino que lo llevaba hasta el lugar que había visto en su mente gracias a June. Pasó entre los árboles, divisó el edificio e intentó ubicar el lugar donde se supone yacía Isei. Entonces le vio recostado bajo un árbol, se acercó caminando lentamente, esperando que no estuviese muerto, aun cuando antes hubiese deseado su muerte, pero ahora era diferente, desde la muerte de Dazke jamás había vuelto a pensar en eso.
La sudadera que llevaba Isei estaba desgarrada a la altura del pecho, en donde tenía una quemadura rodeada de pequeños brotes de sangre. La herida era parecida a la que le había hecho, casi un año atrás, el Anxelin Satsujin. Nerik retrocedió sorprendido, sintió como la rabia y el dolor comenzaban a apoderarse de él, aquel poder enorme que no podía controlar empezó a apoderarse de él, entonces se arrodilló, golpeó la tierra con sus manos y esta tembló con fuerza a su alrededor.
domingo, 7 de octubre de 2007
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