Kayla y Eoin entraron en el bosque dejando a Eizan en la playa. Caminaron por algunos momentos sin decir nada por un pequeño camino de tierra hasta que llegaron a un claro donde se detuvieron.
-Debo encontrar a mi marido -dijo de repente Kayla sentándose bajo un árbol para descansar un poco.
Eoin no respondió, sólo miraba al rededor, como si se estuviese asegurando de que no había nadie más en ese lugar.
-Hay cosas más importantes de las que preocuparse en este instante ¿no lo crees? -le respondió el muchacho girándose hacia ella.
La Anxelin se puso de pie inmediatamente y con enfado le dijo:
-¡El es mucho más importante, no seguiré paseando por este bosque contigo!
-No es lo más importante... el bebé que se desarrolla en tu vientre si lo es.
Kayla se quedó pasmada, ¿como sabía lo de su hijo? Tal vez era otro enemigo, que hasta ahora la engañaba para poder asesinarla cuando estuviera desprevenida.
-No te asustes, no estoy aquí para hacerte daño, sino que para guiarte hasta tu próximo destino Kayla ¿ese es tu nombre no? -le dijo Eoin mirándola fijamente y con una sonrisa a medias.
-¿Como sabes todo eso? -le preguntó la Anxelin sorprendida.
El muchacho caminó hacia ella y le respondió en voz baja:
-Muchos han intentado matarte estos días, pero uno ha querido que vivas, por eso estas aquí, de otra forma habrías muerto en Hiver.
Ella un poco asustada retrocedió unos pasos.
-Hay muchas cosas que debo contarte, pero este no es el momento, pronto otros llegaran a buscarte. Ese Tsathi no es el único -le dijo el muchacho girándose y caminando hasta los matorrales.
Kayla se quedó observándolo, no sabía si seguirlo o no.
-Si no vienes tu hijo estará en peligro, grave peligro -le dijo Eoin para intentar convencerla.
Entonces la Anxelin reaccionó. El chico tenía razón. Kayla lo siguió sin decir nada, pero estaba lista para cualquier cosa, aun no se sentía muy segura.
La noche había caído hacía unas cuantas horas, Eizan aun seguía tendido en la arena frente al mar, no descansando, sino que pensando, pensando en aquella mujer que intentó matar.
-Si te la pasas descansando jamás la encontraras.
La conocida voz le alertó y se puso de pie inmediatamente. A su lado se encontraba un individuo cubierto por una capa y una capucha, blancas las dos, con la que ocultaba su rostro.
-Te advierto que debes tener mucho cuidado al encararla, no es alguien muy fácil de vencer -le dijo el sujeto.
Eizan se sacudió sus ropas y luego le preguntó:
-¿De verdad ella es una asesina?
Hubo una pausa.
-Ella asesinó a muchos de los mios, debe pagar por lo que hizo... ella y su descendencia.
-Si está embarazada no lo haré -contestó con voz firme Eizan.
El sujeto caminó hacia atrás hasta que se hubo alejado un poco y le dijo:
-No te preocupes... no lo está, pero debes hacer el trabajo antes de que si lo esté, además hay otros asesinos por ahí que también la están buscando. Sugiero que te apresures.
El individuo desapareció en un abrir y cerrar de ojos dejando a Eizan.
-No parecía ser una asesina, alguien que lo es me hubiese matado de inmediato y ella... me perdonó la vida. Pero, tal vez en ese momento sintió lastima. Me confié demasiado y debido a eso me venció fácilmente -se dijo a si mismo en voz baja.
Frunció el entrecejo y se marchó hacia el bosque. Él la encontraría antes que cualquier otro. Deseaba la revancha con ansias.
Kayla se sentó, estaba muy cansada y sentía nauseas, ya no podía avanzar más.
-Descansaremos esta noche, mañana partiremos hacia Jumú. Es la ciudad más cercana desde aquí -dijo Eoin sentándose sobre una pequeña roca.
-¿Hasta que lugar debemos ir para que estemos a salvo? -le preguntó Kayla con un agotado tono de voz.
-Gu-Xiang. Es la capital de Terraconce -respondió Eoin mientras miraba al cielo.
El alivio inundó el cuerpo de la Anxelin al escuchar aquel nombre, "Terraconce". Se encontraba exactamente en donde su marido había planeado llegar hace unos días atrás, aquello le devolvió algo de esperanza, de seguro en el camino se encontraría, tal vez esa noche, tal vez al otro día.
Kayla sonrió y cerró lentamente sus ojos mientras observaba las estrellas y la luna, ahora se sentía más segura que antes.
De repente se despertó en medio de un campo, el cielo estaba cubierto de negras nubes. Miró a su alrededor y vio a un enorme cantidad de humanos junto a otras criaturas bien formados, parecía ser un ejército. Observó al otro lado y ahí se encontraban otros seres cubiertos con ropas y armaduras negras, algunas partes de sus cuerpos estaban desgarradas, pero ni se inmutaban. En ese instante un estruendoso rugido provino de los montes, una criatura de gran tamaño, de color negro se levantaba junto a otros cuatro que eran de un color diferente. Luego el otro ejercito compuesto de humanos y otros seres levantó sus armas y corrieron hacia las incontables criaturas vestidas de negro que a su vez hicieron lo mismo. Kayla se levantó desesperada, pasaría por sobre ella, intentó volar, pero no pudo, sus alas no se extendían. Justo en aquel momento un agujero entre la negra población de nubes se abrió dejando pasar la luz del sol, y de él aparecieron cientos de Anxelin que bajaban a la tierra para combatir a las criaturas que se enfrentaban a los humanos. Kayla pudo volar y se perdió junto a los Anxelin que bajaban a gran velocidad listos para la batalla. Luego aparecieron cuatro bestias, cada provenía desde un punto distinto del cielo. Un gran dragón azul venía del este, después llegó una tortuga gigante desde el oeste, seguido por un ave cubierta de fuego proveniente del sur y al final un tigre blanco que llegó desde el norte. Delante de estos hizo su aparición un individuo vestido de negro que sostenía con sus dos manos una vara como la que ella llevaba.
Kayla sorprendida siguió observando lo que sucedía. Los ejércitos se encontraron uno con otro y batallaban sin cesar, mientras que las criaturas del cielo y las que estaban en el monte se enfrentaban hasta la muerte.
La Anxelin abrió los ojos de golpe, aun era de noche.
-¿Qué sucede? -le preguntó Eoin.
Ella dudó, no quiso contarle su sueño, se quedó en silencio unos momentos y luego respondió:
-Una pesadilla...
-Será mejor que intentes dormir nuevamente -le dijo Eoin mientras cruzaba los brazos.
Después de aquel sueño Kayla se dio cuenta de que algo muy grande estaba a punto de pasar, algo que involucraba incluso a los Anxelin, estaba segura de que aquello era un visión y en esta ella tendría una parte importante, aun cuando fuera una pequeña aparición dentro de todos los sucesos que en un futuro cercano se desencadenarían para provocar aquel hecho.
domingo, 27 de mayo de 2007
domingo, 20 de mayo de 2007
Capítulo 13: "Duelo en la Playa"
-¿Cual es tu nombre? -le preguntó Kayla al muchacho que le había ayudado sin dejar de mirar al amenazante extraño que estaba frente a ella.
-Eoin... -contestó el chico temeroso.
Kayla lo apartó con su brazo y le dijo:
-Bien Eoin, apártate.
La Anxelin se acercó un poco al individuo, era tiempo de comenzar con el enfrentamiento.
-Adelante... -le dijo el sujeto sonriente.
Kayla doblo un poco las rodillas y extendió su brazo derecho, dejando el izquierdo preparado para protegerse. Pero su oponente no hizo ningún tipo de movimiento, tal vez era tan experto en batallas que no necesitaba prepararse, eso le hizo tener mas cuidado a la Anxelin.
-¡Muere asesina! -gritó el extraño extendiendo de forma inmediata los dos brazos hacia ella.
Una llamarada salió de sus manos, con forma circular al principio, dirigida directamente hacia Kayla. La Anxelin hizo lo mismo, una gran bola de fuego salió de su mano derecha extendida que impacto contra la llamarada de su atacante.
-¡Fuego contra fuego! ¡No está mal! -gritó el extraño.
Los dos se esforzaron por no ceder. El fuego aumentó y hubo una implosión que los mandó a volar hacia atrás.
-Esto si que es impresionante -dijo Eoin observando con asombro el encuentro.
El sujeto se colocó de pie y corrió rápidamente hacia Kayla con su espada en la mano, mientras que la Anxelin hacía lo mismo, pero sin ningún tipo de arma, pues su vara de cristal se encontraba a varios metros de ella.
El individuo intentó herirla agitando en contra de ella la espada salvajemente, pero Kayla esquivaba los ataques sin mucha dificultad.
-¡Eres buena! -le dijo el extraño.
De repente su arma se detuvo frente a la Anxelin en contra de su voluntad, intentó moverla y seguir atacando, pero ya no podía. Entonces se dio cuenta de que los ojos de la mujer que cazaba resplandecían.
-Gracias... hago lo que puedo- le contestó ella con tranquilidad.
Su oponente salió disparado hacía atrás y cayó sobre la arena. Kayla tomó su vara y la golpeó en el suelo haciendo que la cuchilla en curva saliera, entonces se acercó al extraño.
-Miserable... tienes algo con lo que no puedo competir -le dijo el sujeto.
Ella lo observó fijamente a los ojos y por un momento confundió su rostro con el de su marido. Sus ojos dejaron de brillar y se alejó. Su intención había sido matarlo, pero el recuerdo de Tensai, ver su imagen en ese extraño le hizo retener su enfado.
-¡No he terminado! -le gritó él con furia.
Kayla se giró y le preguntó:
-¿Cuál es tu nombre?
El individuo se quedó en silencio por unos momentos, sorprendido por la inusual pregunta.
-Eizan... -contestó
-Eizan... es un bonito nombre -dijo ella con una sonrisa a medias.
-¡No te burles! -le gritó Eizan sonrojado.
Kayla se volvió y siguió caminando hasta donde estaba Eoin. Luego le dijo:
-Después de todo no eres tan malo... Eizan.
El la miró con rabia e intentó levantarse, pero no pudo hacerlo.
-No lo intentes, sólo te podrás mover cuando Eoin y yo estemos lejos de ti -le aclaró la Anxelin.
Los dos entraron en el bosque caminando tranquilamente, mientras que Eizan yacía en el suelo ya no forcejando, tranquilo como una roca.
Su trabajo era encontrar a los asesinos y hacerlos desaparecer, eso hacía desde que su mujer y su hijo habían muerto. Aunque aquella mujer extraña no parecía ser una. Tenía que averiguar si lo era en realidad.
-Eoin... -contestó el chico temeroso.
Kayla lo apartó con su brazo y le dijo:
-Bien Eoin, apártate.
La Anxelin se acercó un poco al individuo, era tiempo de comenzar con el enfrentamiento.
-Adelante... -le dijo el sujeto sonriente.
Kayla doblo un poco las rodillas y extendió su brazo derecho, dejando el izquierdo preparado para protegerse. Pero su oponente no hizo ningún tipo de movimiento, tal vez era tan experto en batallas que no necesitaba prepararse, eso le hizo tener mas cuidado a la Anxelin.
-¡Muere asesina! -gritó el extraño extendiendo de forma inmediata los dos brazos hacia ella.
Una llamarada salió de sus manos, con forma circular al principio, dirigida directamente hacia Kayla. La Anxelin hizo lo mismo, una gran bola de fuego salió de su mano derecha extendida que impacto contra la llamarada de su atacante.
-¡Fuego contra fuego! ¡No está mal! -gritó el extraño.
Los dos se esforzaron por no ceder. El fuego aumentó y hubo una implosión que los mandó a volar hacia atrás.
-Esto si que es impresionante -dijo Eoin observando con asombro el encuentro.
El sujeto se colocó de pie y corrió rápidamente hacia Kayla con su espada en la mano, mientras que la Anxelin hacía lo mismo, pero sin ningún tipo de arma, pues su vara de cristal se encontraba a varios metros de ella.
El individuo intentó herirla agitando en contra de ella la espada salvajemente, pero Kayla esquivaba los ataques sin mucha dificultad.
-¡Eres buena! -le dijo el extraño.
De repente su arma se detuvo frente a la Anxelin en contra de su voluntad, intentó moverla y seguir atacando, pero ya no podía. Entonces se dio cuenta de que los ojos de la mujer que cazaba resplandecían.
-Gracias... hago lo que puedo- le contestó ella con tranquilidad.
Su oponente salió disparado hacía atrás y cayó sobre la arena. Kayla tomó su vara y la golpeó en el suelo haciendo que la cuchilla en curva saliera, entonces se acercó al extraño.
-Miserable... tienes algo con lo que no puedo competir -le dijo el sujeto.
Ella lo observó fijamente a los ojos y por un momento confundió su rostro con el de su marido. Sus ojos dejaron de brillar y se alejó. Su intención había sido matarlo, pero el recuerdo de Tensai, ver su imagen en ese extraño le hizo retener su enfado.
-¡No he terminado! -le gritó él con furia.
Kayla se giró y le preguntó:
-¿Cuál es tu nombre?
El individuo se quedó en silencio por unos momentos, sorprendido por la inusual pregunta.
-Eizan... -contestó
-Eizan... es un bonito nombre -dijo ella con una sonrisa a medias.
-¡No te burles! -le gritó Eizan sonrojado.
Kayla se volvió y siguió caminando hasta donde estaba Eoin. Luego le dijo:
-Después de todo no eres tan malo... Eizan.
El la miró con rabia e intentó levantarse, pero no pudo hacerlo.
-No lo intentes, sólo te podrás mover cuando Eoin y yo estemos lejos de ti -le aclaró la Anxelin.
Los dos entraron en el bosque caminando tranquilamente, mientras que Eizan yacía en el suelo ya no forcejando, tranquilo como una roca.
Su trabajo era encontrar a los asesinos y hacerlos desaparecer, eso hacía desde que su mujer y su hijo habían muerto. Aunque aquella mujer extraña no parecía ser una. Tenía que averiguar si lo era en realidad.
sábado, 19 de mayo de 2007
Capítulo 12: "Bienvenida"
Abrió los ojos tranquilamente, como si su sueño no le hubiese causado ningún tipo de temor, aun cuando había sido demasiado real, así lo sintió en esos momentos. Se levantó y se vio postrada en la cálida arena de una playa bañada por las cristalinas aguas del mar. Miró hacia atrás y apreció un frondoso bosque, que a simple vista parecía interminable, ya que cubría la distancia de todo aquel lugar. Comenzó a caminar un poco sobre la arena, hasta donde había un acantilado, en el cual en la parte más alta se encontraba un faro. Tal vez ahí estaba la respuesta al destello que vio mientras volaba. De repente se dio cuenta de que la vara de cristal que Toshi le había entregado en Hiver, pero no estaba en ningún lugar cercano, así que se decidió a caminar.
Mientras avanzaba, vio el mar y se detuvo unos momentos. Era relajante, después de todas las cosas que habían pasado.
-Tensai... -dijo en voz baja mirando fijamente al horizonte con melancolía.
La Anxelin dio un suspiro y prefirió quedarse ahí unos momentos. El recuerdo de su marido le hacía sentir ese intenso dolor en lo más profundo de su ser, un dolor que no podía quitarse de encima, un dolor que venía del corazón. En estos momentos no sabía donde él se encontraba, ni siquiera el por qué de haberla dejado ahí.
En ese momento la voz de un muchacho la alertó.
-¡Oye! ¿Quién eres?
Kayla se giró y vio a un muchacho de pie con mirada seria. Iba vestido con una camisa de mangas largas color verde, el mismo color de su pantalón, y llevaba unas botas cafés. Su cabello era negro y su piel blanca, pero no tan blanca como la de ella. En su mano izquierda llevaba el arma de cristal de la Anxelin.
-¡Eso es mio! -exclamó Kayla al ver la vara.
El muchacho miró el objeto que llevaba y sonrió.
-Ven por ella -le contestó con tono desafiante.
Kayla arqueo una ceja, extendió el brazo como si lo fuera a tomar desde el lugar en el que estaba y de inmediato la vara de cristal llegó hasta ella como si reconociera a su dueña. El humano asustado retrocedió.
-¿Decías...? -preguntó Kayla sonriendo.
La Anxelin se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia el lugar en el que había despertado, pero de repente un estallido en la arena la lanzó de vuelta hacia atrás, cerca de donde estaba el chico.
El muchacho se acercó a ella corriendo y le ayudó a ponerse de pie.
-Creí que me tenías... miedo -le dijo Kayla mientras él la sostenía.
El chico miraba hacia el bosque con una expresión de horror en su rostro.
-Le temo más a él... -contestó asustado.
Kayla miró en la misma dirección, pero ya no vio a nadie.
-Al fin te encuentro...
La voz provenía de entre el polvo que había dejado la implosión. Los dos observaron con atención. Alguien caminaba hacia ellos.
-Al fin te encuentro... Kayla.
Apareció frente a ellos un sonriente humano, aparentemente, vestido de negro y con armadura que cubría su pecho, hombros y la mitad de sus brazos, esta era de un color azul oscuro. Era moreno, de ojos oscuros y cabello negro, el cual le llegaba hasta los hombros. Su parecido con alguien muy cercano a Kayla era increíble.
-¿Tensai...? -murmuró la Anxelin confundida.
La mirada del sujeto era como la de un asesino y su permanente sonrisa inspiraba bastante temor, inclusive para Kayla. El casi exacto parecido con su marido la dejó pasmada, no sabía que hacer. Pero la presencia amenazadora de aquel individuo le hizo mantenerse firme, ya no huiría jamás, esta vez se quedaría al enfrentamiento.
Aquel extraño definitivamente no era su amado.
Mientras avanzaba, vio el mar y se detuvo unos momentos. Era relajante, después de todas las cosas que habían pasado.
-Tensai... -dijo en voz baja mirando fijamente al horizonte con melancolía.
La Anxelin dio un suspiro y prefirió quedarse ahí unos momentos. El recuerdo de su marido le hacía sentir ese intenso dolor en lo más profundo de su ser, un dolor que no podía quitarse de encima, un dolor que venía del corazón. En estos momentos no sabía donde él se encontraba, ni siquiera el por qué de haberla dejado ahí.
En ese momento la voz de un muchacho la alertó.
-¡Oye! ¿Quién eres?
Kayla se giró y vio a un muchacho de pie con mirada seria. Iba vestido con una camisa de mangas largas color verde, el mismo color de su pantalón, y llevaba unas botas cafés. Su cabello era negro y su piel blanca, pero no tan blanca como la de ella. En su mano izquierda llevaba el arma de cristal de la Anxelin.
-¡Eso es mio! -exclamó Kayla al ver la vara.
El muchacho miró el objeto que llevaba y sonrió.
-Ven por ella -le contestó con tono desafiante.
Kayla arqueo una ceja, extendió el brazo como si lo fuera a tomar desde el lugar en el que estaba y de inmediato la vara de cristal llegó hasta ella como si reconociera a su dueña. El humano asustado retrocedió.
-¿Decías...? -preguntó Kayla sonriendo.
La Anxelin se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia el lugar en el que había despertado, pero de repente un estallido en la arena la lanzó de vuelta hacia atrás, cerca de donde estaba el chico.
El muchacho se acercó a ella corriendo y le ayudó a ponerse de pie.
-Creí que me tenías... miedo -le dijo Kayla mientras él la sostenía.
El chico miraba hacia el bosque con una expresión de horror en su rostro.
-Le temo más a él... -contestó asustado.
Kayla miró en la misma dirección, pero ya no vio a nadie.
-Al fin te encuentro...
La voz provenía de entre el polvo que había dejado la implosión. Los dos observaron con atención. Alguien caminaba hacia ellos.
-Al fin te encuentro... Kayla.
Apareció frente a ellos un sonriente humano, aparentemente, vestido de negro y con armadura que cubría su pecho, hombros y la mitad de sus brazos, esta era de un color azul oscuro. Era moreno, de ojos oscuros y cabello negro, el cual le llegaba hasta los hombros. Su parecido con alguien muy cercano a Kayla era increíble.
-¿Tensai...? -murmuró la Anxelin confundida.
La mirada del sujeto era como la de un asesino y su permanente sonrisa inspiraba bastante temor, inclusive para Kayla. El casi exacto parecido con su marido la dejó pasmada, no sabía que hacer. Pero la presencia amenazadora de aquel individuo le hizo mantenerse firme, ya no huiría jamás, esta vez se quedaría al enfrentamiento.
Aquel extraño definitivamente no era su amado.
martes, 15 de mayo de 2007
Capítulo 11: "Mirada hacia el devenir"
Ya era de noche, las nubes cubrían el cielo, llegando a impedir que la luz de la luna iluminara aunque fuera un poco de su camino.
Kayla se sentía agotada, había volado durante todo el día, pero aun no encontraba nada, ni siquiera una isla en la que descansar, nada. No quería pensar en la equivocación de su marido, aunque así lo hizo. Tensai. Ese nombre producía un dolor tan grande en su alma, un dolor desgarrador que apenas soportaba junto al agotamiento, que ya llegaba a ser extremo en esos momentos.
Lentamente comenzó a notar que descendía, pero ya no tenía fuerzas. Justo en ese instante un pequeño destello a lo lejos llamó su atención, al parecer era fuego.
Cerró los ojos y se dejó caer hacia el mar precipitadamente, como si ella hubiese sido una piedra que lanzaran al mar, mar que entre sueños jamás llegó a sentir.
Le pareció sólo un segundo. Abrió los ojos lentamente y volvió a ver aquel destello antes, el fuego, pero esta vez estaba mucho más cerca. Sintió que alguien la cargaba, pero extrañamente el miedo fue algo que se ausentó por completo en ese momento.
Poco a poco las nubes se comenzaron a disipar dando paso a la luz de la hermosa luna que reinaba desde ese momento en adelante, junto a las estrellas, el cielo.
Kayla levantó el rostro un poco, deseaba ver a aquel que se tomaba la molestia de llevarla en sus brazos, y grande fue su sorpresa. Su corazón latió con fuerza, una gigantesca alegría inundó todo su cuerpo, alegría que debido al extremo cansancio no pudo demostrar muy bien.
-Tensai... -murmuró la muchacha con una pequeña sonrisa en el rostro.
El Anxelin también sonrió, pero luego puso uno de sus dedos sobre los labios de ella, indicándole que guardara silencio. Kayla colocó su cabeza sobre el pecho de su amado, se sentía segura, se sentía feliz, ahora los dos podría ir juntos hasta Terraconce. Luego se durmió profundamente.
De repente despertó, estaba en un bosque. Tal vez Tensai le había dejado ahí por seguridad. Se levantó del suelo y comenzó a caminar entre los matorrales hasta que encontró un camino de tierra. En ese instante cayó con fuerza de rodillas al suelo, como si alguien la hubiese empujado. Extrañamente su corazón se agitó, sintió miedo, el mismo miedo que sintió cuando aquellos Anxelin intentaron matarla. Intentó levantarse, pero no pudo, algo la retenía ahí, entonces se dio la vuelta y vio con sorpresa al individuo que la había perseguido con tanto ahinco en Hiver. Batsu era su nombre, si mal no recordaba.
El Anxelin movía su boca, como si estuviese diciendo algo, pero ella no escuchaba nada. Observó hacia un lado, ahí estaba un muchacho de tez pálida, cabello negro, ojos negros y mirada penetrante.
El chico la miraba con tristeza y movía la cabeza como si estuviese negando aquella situación. Volvió a mirar a Batsu, totalmente confundida, quien ahora le apuntaba con el brazo y con la palma de su mano abierta, de repente un rayo de luz cegador salió de esta impactándole directamente en el pecho.
Kayla se sentía agotada, había volado durante todo el día, pero aun no encontraba nada, ni siquiera una isla en la que descansar, nada. No quería pensar en la equivocación de su marido, aunque así lo hizo. Tensai. Ese nombre producía un dolor tan grande en su alma, un dolor desgarrador que apenas soportaba junto al agotamiento, que ya llegaba a ser extremo en esos momentos.
Lentamente comenzó a notar que descendía, pero ya no tenía fuerzas. Justo en ese instante un pequeño destello a lo lejos llamó su atención, al parecer era fuego.
Cerró los ojos y se dejó caer hacia el mar precipitadamente, como si ella hubiese sido una piedra que lanzaran al mar, mar que entre sueños jamás llegó a sentir.
Le pareció sólo un segundo. Abrió los ojos lentamente y volvió a ver aquel destello antes, el fuego, pero esta vez estaba mucho más cerca. Sintió que alguien la cargaba, pero extrañamente el miedo fue algo que se ausentó por completo en ese momento.
Poco a poco las nubes se comenzaron a disipar dando paso a la luz de la hermosa luna que reinaba desde ese momento en adelante, junto a las estrellas, el cielo.
Kayla levantó el rostro un poco, deseaba ver a aquel que se tomaba la molestia de llevarla en sus brazos, y grande fue su sorpresa. Su corazón latió con fuerza, una gigantesca alegría inundó todo su cuerpo, alegría que debido al extremo cansancio no pudo demostrar muy bien.
-Tensai... -murmuró la muchacha con una pequeña sonrisa en el rostro.
El Anxelin también sonrió, pero luego puso uno de sus dedos sobre los labios de ella, indicándole que guardara silencio. Kayla colocó su cabeza sobre el pecho de su amado, se sentía segura, se sentía feliz, ahora los dos podría ir juntos hasta Terraconce. Luego se durmió profundamente.
De repente despertó, estaba en un bosque. Tal vez Tensai le había dejado ahí por seguridad. Se levantó del suelo y comenzó a caminar entre los matorrales hasta que encontró un camino de tierra. En ese instante cayó con fuerza de rodillas al suelo, como si alguien la hubiese empujado. Extrañamente su corazón se agitó, sintió miedo, el mismo miedo que sintió cuando aquellos Anxelin intentaron matarla. Intentó levantarse, pero no pudo, algo la retenía ahí, entonces se dio la vuelta y vio con sorpresa al individuo que la había perseguido con tanto ahinco en Hiver. Batsu era su nombre, si mal no recordaba.
El Anxelin movía su boca, como si estuviese diciendo algo, pero ella no escuchaba nada. Observó hacia un lado, ahí estaba un muchacho de tez pálida, cabello negro, ojos negros y mirada penetrante.
El chico la miraba con tristeza y movía la cabeza como si estuviese negando aquella situación. Volvió a mirar a Batsu, totalmente confundida, quien ahora le apuntaba con el brazo y con la palma de su mano abierta, de repente un rayo de luz cegador salió de esta impactándole directamente en el pecho.
sábado, 12 de mayo de 2007
"Hiver"

Al fin, lo que quería subir al blog está listo. Y debo agradecer especialmente al trabajo de Pipiritruiqui y a Layca, quienes aportaron el 95% a este trabajo. Les agradezco grandemente por la ayuda, muchos saludos a ellos y a los que leen el blog. Es un excelente trabajo, en realidad muchas gracias. Adiós!!
Hiver es un continente sometido a un eterno invierno, su flora es difícil de encontrar, pero no imposible. Su fauna es muy numerosa, pues está repleto de animales de todo tipo que, en la antigüedad, aprendieron a soportar el frió de aquella tierra para sobrevivir y a encontrar los esquivos alimentos que les ofrecía la tierra bajo el blanco manto de nieve que la cubría.
Sus habitantes, los Anxelin, viven de los alimentos que les dan los animales, pero lo que más llena sus mesas son los peces. La pesca es lo que más pratican, cuidando de no terminar con las especies marinas, de otra forma en los tiempos actuales no tendrían de donde comer.
Hiver está dividido entre dos reinos. El reino del Este y el reino del Oeste. Las primeras dos ciudades Anxelin fueron Bai-Sé, en el este, e Itzamna, en el oeste. A medida de que el tiempo pasó estas se convirtieron en centros de gran poder para cada punto en el continente, lo que ocasionó que varias veces llegaran a confrontarse, pero no a grandes escalas. Todo comenzó cuando el hijo del rey de Bai-Sé asesinó en un duelo al hijo del rey de Itzamna, esto conllevó a una guerra inmediata entre las dos ciudades que involucraron a otras que estaban del lado de uno o de otro. El continente se dividió en dos y la sangre de los Anxelin bañó los campos de hielo. Poco a poco comenzaron a ver el mal que todo aquello estaba ocasionando, muy pronto desaparecerían de la faz del mundo por causa de ellos. Fue entonces que llegaron a la paz. Los dos reyes habían cometidos una variedad de crímenes el uno contra el otro, y esos asuntos sólo eran de su competencia, la población no podía pagar por sus faltas, así fue como todo volvió a la normalidad, las ciudades y pueblos se reconstruyeron y los Anxelin vivieron tranquilos por varios miles de años.
sábado, 5 de mayo de 2007
Capítulo 10: "Cruel Destino"
El corazón de Kayla llegó a saltar en cuanto escuchó aquella fría y satisfecha voz, no la conocía, no la había oido antes, pero sabía que no provenía de alquien que pretendiera ayudarla, así lo sintió en ese momento. Cuando se giró al igual que Tensai y Akemi vio ahí frente a ellos cinco Anxelin, uno de estos le era familiar.
-Nadie puede salir de Hiver sin la autorización de los sabios -dijo uno de ellos sonriendo-. Estoy seguro que ustedes no la tienen.
Tensai se colocó delante de las dos para protegerlas, recordando a cada momento que venían especialmente por el bebé de Kayla. No permitiría que nada les sucediera. Pero todo fue tan rápido, ni siquiera los vio venir, sólo basto pestañear para que los Anxelin estuvieran a un lado de ellos para no dejarlos escapar.
-No se resistan por favor -les pidió Batsu con falsa amabilidad-. Sólo la muerte de uno de los presentes es importante. Si no intentan nada... podría dejarlos con vida.
Batsu se acercó a Kayla sonriente, mientras esta desenfundaba la vara de cristal que le había entregado Toshi.
-Apartense -ordenó Batsu a los otros Anxelin que sujetaron fuertemente a Tensai y a Akemi-. Si quiere luchar, entonces le consederé ese deseo antes de su muerte.
Kayla enfurecida se lanzó contra Batsu. Intentó golpearle con la vara, pero no funcionaba, el Anxelin era rápido, bloqueaba todos sus ataques.
-Ya no tienes tanta habilidad como aquel día en la capital -dijo Batsu soltando una carcajada mientras se movía para esquivar los golpes.
Pero ese momento de confianza permitió a Kayla golpearle en el pecho y luego en el rostro lanzándolo al suelo. Tensai y Akemi sonrieron, pero no estaban seguros de su victoria, Kayla sólo podría ganarle si manifestaba aquel poder con el que lo había derrotado antes.
-Esta bien, subiremos el nivel -dijo Batsu mientras se levantaba.
El Anxelin se acercó lentamente, Kayla se preparó para intentar detener cualquier ataque. Batsu le propinó una fuerte patada llegando incluso a lanzarla varios mentros lejos de él.
-¡Kayla! -gritó Tensai intentando escapar de su captor, pero uno de ellos lo golpeo en el pecho dejándole sin respiración.
Kayla intentó ponerse de pie, pero su vientre le dolió mucho, ese dolor no le dejaba levantarse, entonces recordó, su bebé. La Anxelin soltó un grito de desperación, rabia y dolor.
-Parece que mi misión ya ha acabado -le dijo Batsu desde lejos-. He asesinado al ser que llevas dentro.
Batsu soltó una carcajada. Había cumplido con su misión. Kayla dejó de sentir el dolor físico, pero el dolor interior, aun más fuerte que el corporal comenzaba a manifestarse en ella, un dolor terrible, un dolor que escapaba del corazón.
El Anxelin sonriente se acercó a ella y desenfundó su sable.
-Ya no te queda nada... ya no tienes razón de existir -dijo Batsu colocando el arma en posición vertical para atravesar el cuerpo de la muchacha por la espalda.
Kayla de rodillas tembló de furía, pero nada servía, ya nada valía la pena, su hijo, hijo, al que tenía que proteger con su vida ya no nacería. Las lágrimas se resvalaron por sus mejillas hasta encontrar su destino en la nieve, lágrimas que derramaba no por el miedo a morir, sino que por su bebé.
-Creeme, tu vida será mejor desde ahora... claro, me refiero a la vida de tu espíritu -le dijo Batsu satisfecho con su victoria.
Con un rápido movimiento el Anxelin hundió el sable en la espalda de la Anxelin, ya todo estaba hecho, pero en ese momento se dio cuenta de algo, se había equivocado, de repente un golpe de parte de un furioso Tensai lo quitó del lugar.
Kayla sintió un pesado bulto en su espalda, acto seguido Tensai la tomó y la alejó de aquello que le había caido encima, entonces se giró para ver. El dolor dentro de ella creció, su amiga, Akemi, yacía en el suelo donde ella antes había estado con una profunda herida en su espalda. No sabía si estaba viva o muerta.
-Vamos Kayla, debemos irnos -le dijo Tensai sollozando-. Tenemos que escapar mientras podamos, así el sacrificio de Akemi no será en vano.
Kayla lo alejó de un manotazo. Tensai cayó sorprendido, los ojos de su mujer brillaban intensamente. En ese momento llegaron los Anxelin de los que su marido y Akemi habían escapado para ayudarla. Se detuvieron frente a ella, de alguna forma sintieron miedo.
La Anxelin extendió su brazo y la vara de cristal, que se encontraba a unos metros de ella, llegó a su mano de forma inmediata. Kayla la golpeo una vez en el suelo y la cuchilla emergió. Tres de los cuatro Anxelin que la miraban atónitos retrocedieron, sólo uno, uno que tenía los ojos rojos se abalanzó sobre ella, pero Kayla con un rápido movimiento y haciendo uso de su arma le hirió la cara dejándole un corte en medio del ojo izquierdo.
-¡Satsujin! -gritaron al mismo tiempo sus compañeros.
El Anxelin cayó al suelo desmayado inmediatamente, los otros extendieron sus alas para escapar volando, pero Kayla fue mucho más rápida y cortó sus alas, dejándolos sin escapatoria, aunque ya no intentaría huir, pues el dolor era tan fuerte en los tres que fueron cayendo uno a uno inconscientes.
Tensai la observaba pazmado, ese odio, esa furia que irradiaba su mujer, jamás pensó que la vería en ese estado, incluso llegó a sentir un poco de miedo mientras la veía. De repente vio que alguien se acercaba por detrás de ella, era Batsu amenazante con su sable listo para asestarle el golpe que posiblemente le llevaría a la muerte.
-¡Cuidado! -gritó Tensai se puso de pie y corrió hacia ella.
Kayla se giró y de un manotazo mandó a volar a Batsu lejos de ella. Después de eso los ojos de su mujer dejaron de brillar. Pero no todo había terminado, cayó a la nieve retorciendose, el dolor en su vientre había vuelto. Tensai se acercó a ella rápidamente e intentó tomarla.
Batsu se levantó, enfadado, más de lo que otras veces nunca había llegado a estar. Paso su brazo por la barbilla para quitar un poco de sangre que tenía debido al golpe recibido. No la perdonaría nunca, era necesario para él terminar con su vida de una vez por todas.
-Es hora de irnos -le dijo Tensai a Kayla.
-No vale la pena -respondió ella.
Tensai le ayudó a ponerse de pie y le dijo sonriendo:
-Claro que vale pena Kayla.
Tensai la besó dulcemente. Pero en ese instante Batsu intentó atacarlos de nuevo quitándoles aquel momento de tranquilidad, el único que habían tenido desde hacía tiempo. El Anxelin apartó a su mujer logrando que el ataque de Batsu no le alcanzara.
-¡Vete! -le gritó Tensai a la Anxelin.
La enloquecida mirada del que los intentaba matar sólo se fijaba en la muchacha. En ese momento Tensai extendió su brazo y lo paralizó con mucho esfuerzo.
Kayla corrió hasta precipicio, extendió sus negras alas y miró a su marido.
-No te preocupes... yo te seguiré en cuanto lo derrote -dijo Tensai sonriendole a medias.
Una lágrima cayó por la mejilla de Kayla. Ella sabía que debía quedarse para ayudar, pero de algún modo las anteriores palabras de su marido le habían dado esperanza, él sabía algo que ella no y esperaba que fuera algo bueno, algo que no supusiera la destrucción de sus esperanzas.
-¡Vete ya! -volvió a gritar Tensai.
Kayla voló tan rápido como pudo hasta que después de unos momentos desapareció entre las nubes del horizonte. Los dos Anxelin ya no la podían ver.
Batsu logró salir de la paralisis ocasionada por Tensai, pero era demasiado tarde, su objetivo había escapado.
-No tienes idea de lo que has hecho -le reprochó Batsu-. Has dejado ir a la mayor amenaza para nuestro pueblo y el mundo.
-Te equivocas... el bebé es una amenaza... solamente para aquel que te ha enviado y te ha manipulado... ahora lo he comprendido todo... el supremo me ha dado visión -le respondió Tensai jadeando por el cansancio que le había provocado estar deteniendo al Anxelin.
Batsu se quedó en silencio, se alejó un poco de él y se preparó para luchar. Tensai hizo lo mismo, aunque estaba cansado y sabía que no aguantaría más. Los ojos de los dos brillaron intensamente y cada uno corrió hacia el otro, listos para asestar el último golpe. Sólo uno saldría con vida.
Kayla volaba entre las nubes, recordando todo lo sucedido hace unos momentos atrás, pensando en su bebé y pensando en las palabras de esperanza de Tensai, lo dicho por su marido le había dado fuerzas, de alguna forma el sabía que no todo estaba perdido, por eso no podía fallarle, aun cuando no lo volviera a ver nunca más.
-Nadie puede salir de Hiver sin la autorización de los sabios -dijo uno de ellos sonriendo-. Estoy seguro que ustedes no la tienen.
Tensai se colocó delante de las dos para protegerlas, recordando a cada momento que venían especialmente por el bebé de Kayla. No permitiría que nada les sucediera. Pero todo fue tan rápido, ni siquiera los vio venir, sólo basto pestañear para que los Anxelin estuvieran a un lado de ellos para no dejarlos escapar.
-No se resistan por favor -les pidió Batsu con falsa amabilidad-. Sólo la muerte de uno de los presentes es importante. Si no intentan nada... podría dejarlos con vida.
Batsu se acercó a Kayla sonriente, mientras esta desenfundaba la vara de cristal que le había entregado Toshi.
-Apartense -ordenó Batsu a los otros Anxelin que sujetaron fuertemente a Tensai y a Akemi-. Si quiere luchar, entonces le consederé ese deseo antes de su muerte.
Kayla enfurecida se lanzó contra Batsu. Intentó golpearle con la vara, pero no funcionaba, el Anxelin era rápido, bloqueaba todos sus ataques.
-Ya no tienes tanta habilidad como aquel día en la capital -dijo Batsu soltando una carcajada mientras se movía para esquivar los golpes.
Pero ese momento de confianza permitió a Kayla golpearle en el pecho y luego en el rostro lanzándolo al suelo. Tensai y Akemi sonrieron, pero no estaban seguros de su victoria, Kayla sólo podría ganarle si manifestaba aquel poder con el que lo había derrotado antes.
-Esta bien, subiremos el nivel -dijo Batsu mientras se levantaba.
El Anxelin se acercó lentamente, Kayla se preparó para intentar detener cualquier ataque. Batsu le propinó una fuerte patada llegando incluso a lanzarla varios mentros lejos de él.
-¡Kayla! -gritó Tensai intentando escapar de su captor, pero uno de ellos lo golpeo en el pecho dejándole sin respiración.
Kayla intentó ponerse de pie, pero su vientre le dolió mucho, ese dolor no le dejaba levantarse, entonces recordó, su bebé. La Anxelin soltó un grito de desperación, rabia y dolor.
-Parece que mi misión ya ha acabado -le dijo Batsu desde lejos-. He asesinado al ser que llevas dentro.
Batsu soltó una carcajada. Había cumplido con su misión. Kayla dejó de sentir el dolor físico, pero el dolor interior, aun más fuerte que el corporal comenzaba a manifestarse en ella, un dolor terrible, un dolor que escapaba del corazón.
El Anxelin sonriente se acercó a ella y desenfundó su sable.
-Ya no te queda nada... ya no tienes razón de existir -dijo Batsu colocando el arma en posición vertical para atravesar el cuerpo de la muchacha por la espalda.
Kayla de rodillas tembló de furía, pero nada servía, ya nada valía la pena, su hijo, hijo, al que tenía que proteger con su vida ya no nacería. Las lágrimas se resvalaron por sus mejillas hasta encontrar su destino en la nieve, lágrimas que derramaba no por el miedo a morir, sino que por su bebé.
-Creeme, tu vida será mejor desde ahora... claro, me refiero a la vida de tu espíritu -le dijo Batsu satisfecho con su victoria.
Con un rápido movimiento el Anxelin hundió el sable en la espalda de la Anxelin, ya todo estaba hecho, pero en ese momento se dio cuenta de algo, se había equivocado, de repente un golpe de parte de un furioso Tensai lo quitó del lugar.
Kayla sintió un pesado bulto en su espalda, acto seguido Tensai la tomó y la alejó de aquello que le había caido encima, entonces se giró para ver. El dolor dentro de ella creció, su amiga, Akemi, yacía en el suelo donde ella antes había estado con una profunda herida en su espalda. No sabía si estaba viva o muerta.
-Vamos Kayla, debemos irnos -le dijo Tensai sollozando-. Tenemos que escapar mientras podamos, así el sacrificio de Akemi no será en vano.
Kayla lo alejó de un manotazo. Tensai cayó sorprendido, los ojos de su mujer brillaban intensamente. En ese momento llegaron los Anxelin de los que su marido y Akemi habían escapado para ayudarla. Se detuvieron frente a ella, de alguna forma sintieron miedo.
La Anxelin extendió su brazo y la vara de cristal, que se encontraba a unos metros de ella, llegó a su mano de forma inmediata. Kayla la golpeo una vez en el suelo y la cuchilla emergió. Tres de los cuatro Anxelin que la miraban atónitos retrocedieron, sólo uno, uno que tenía los ojos rojos se abalanzó sobre ella, pero Kayla con un rápido movimiento y haciendo uso de su arma le hirió la cara dejándole un corte en medio del ojo izquierdo.
-¡Satsujin! -gritaron al mismo tiempo sus compañeros.
El Anxelin cayó al suelo desmayado inmediatamente, los otros extendieron sus alas para escapar volando, pero Kayla fue mucho más rápida y cortó sus alas, dejándolos sin escapatoria, aunque ya no intentaría huir, pues el dolor era tan fuerte en los tres que fueron cayendo uno a uno inconscientes.
Tensai la observaba pazmado, ese odio, esa furia que irradiaba su mujer, jamás pensó que la vería en ese estado, incluso llegó a sentir un poco de miedo mientras la veía. De repente vio que alguien se acercaba por detrás de ella, era Batsu amenazante con su sable listo para asestarle el golpe que posiblemente le llevaría a la muerte.
-¡Cuidado! -gritó Tensai se puso de pie y corrió hacia ella.
Kayla se giró y de un manotazo mandó a volar a Batsu lejos de ella. Después de eso los ojos de su mujer dejaron de brillar. Pero no todo había terminado, cayó a la nieve retorciendose, el dolor en su vientre había vuelto. Tensai se acercó a ella rápidamente e intentó tomarla.
Batsu se levantó, enfadado, más de lo que otras veces nunca había llegado a estar. Paso su brazo por la barbilla para quitar un poco de sangre que tenía debido al golpe recibido. No la perdonaría nunca, era necesario para él terminar con su vida de una vez por todas.
-Es hora de irnos -le dijo Tensai a Kayla.
-No vale la pena -respondió ella.
Tensai le ayudó a ponerse de pie y le dijo sonriendo:
-Claro que vale pena Kayla.
Tensai la besó dulcemente. Pero en ese instante Batsu intentó atacarlos de nuevo quitándoles aquel momento de tranquilidad, el único que habían tenido desde hacía tiempo. El Anxelin apartó a su mujer logrando que el ataque de Batsu no le alcanzara.
-¡Vete! -le gritó Tensai a la Anxelin.
La enloquecida mirada del que los intentaba matar sólo se fijaba en la muchacha. En ese momento Tensai extendió su brazo y lo paralizó con mucho esfuerzo.
Kayla corrió hasta precipicio, extendió sus negras alas y miró a su marido.
-No te preocupes... yo te seguiré en cuanto lo derrote -dijo Tensai sonriendole a medias.
Una lágrima cayó por la mejilla de Kayla. Ella sabía que debía quedarse para ayudar, pero de algún modo las anteriores palabras de su marido le habían dado esperanza, él sabía algo que ella no y esperaba que fuera algo bueno, algo que no supusiera la destrucción de sus esperanzas.
-¡Vete ya! -volvió a gritar Tensai.
Kayla voló tan rápido como pudo hasta que después de unos momentos desapareció entre las nubes del horizonte. Los dos Anxelin ya no la podían ver.
Batsu logró salir de la paralisis ocasionada por Tensai, pero era demasiado tarde, su objetivo había escapado.
-No tienes idea de lo que has hecho -le reprochó Batsu-. Has dejado ir a la mayor amenaza para nuestro pueblo y el mundo.
-Te equivocas... el bebé es una amenaza... solamente para aquel que te ha enviado y te ha manipulado... ahora lo he comprendido todo... el supremo me ha dado visión -le respondió Tensai jadeando por el cansancio que le había provocado estar deteniendo al Anxelin.
Batsu se quedó en silencio, se alejó un poco de él y se preparó para luchar. Tensai hizo lo mismo, aunque estaba cansado y sabía que no aguantaría más. Los ojos de los dos brillaron intensamente y cada uno corrió hacia el otro, listos para asestar el último golpe. Sólo uno saldría con vida.
Kayla volaba entre las nubes, recordando todo lo sucedido hace unos momentos atrás, pensando en su bebé y pensando en las palabras de esperanza de Tensai, lo dicho por su marido le había dado fuerzas, de alguna forma el sabía que no todo estaba perdido, por eso no podía fallarle, aun cuando no lo volviera a ver nunca más.
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