martes, 30 de octubre de 2007

Capítulo 28: "El Bosque"

Ya amanecía cuando el grupo de rescate llegaba hasta un espeso bosque. Habían viajado durante toda la noche, pasaron por la capital de Terraconce sin parar, dirigiéndose directamente hasta la costa, donde se supone estaban las ruinas de la ciudad que Nerik había visto gracias al constante llamado de June.

-Aquí está -dijo Bohutt mientras desmontaba-. Pasando esto llegaremos con el secuestrador de June.

Se quedaron mirando por unos momentos el lugar, algo les hacía desconfiar, algo tenebroso en el ambiente les hacía dudar.

-Es hora de seguir -ordenó Nerik-, no perdamos más tiempo.

-Pero no podremos seguir con los animales -informó Kosme-. El bosque parece demasiado espeso como para ir montado en los Tora.

-Tiene razón -agregó Kai-Wén.

-Que se queden aquí, al regreso los buscaremos -dijo Neirk bajándose de la criatura.

Los otros hicieron lo mismo y los ataron cerca de los árboles. Se adentraron en el oscuro bosque con cuidado, los árboles estaban tan juntos que el camino se hacía dificultoso; a medida que avanzaban parecía que la vegetación a propósito intentaba retrasarles.

-Podría incendiar este lugar... -murmuró Kai-Wén.

-Estás loco, moriríamos todos aquí, aun cuando somos capaces de controlar el fuego sería demasiado -dijo Bohutt al mismo tiempo que cortaba una rama con un filoso sable.

En ese momento Nerik, quien iba adelante de todos, se detuvo en seco.

-¿Qué sucede? -preguntó Kosme acercándose.

-Hay algo muy extraño en este bosque... -respondió- es como si todo estuviese vivo y nos observaran.

-¡Cuidado! -advirtió de pronto Malena a su hermana gemela cuando una gruesa rama pasaba cerca de ella con la intención de golpearla.

Camela se lanzó a la tierra y esquivó el ataque. De pronto las raíces de un enorme árbol brotaron desde el suelo y sujetaron con fuerza a Kosme.

-¡Maldición! -exclamó intentándose liberarse.

Bohutt se acercó con rapidez y con su sable rompió las ataduras.

-Tenemos que salir de aquí... -dijo Nerik.

Los seis comenzaron a correr con dificultad a través de los árboles, esquivando cada rama y raíz que intentaba golpearles. De repente Kosme se quedó pegado a un árbol. Los otros se detuvieron y Nerik junto a Kai-Wén se devolvieron para ayudarle.

-No me puedo mover... -dijo Kosme forcejeando.

En ese momento Camela y Malena volaron por los aires para luego quedar atrapadas entre las ramas, como si estas hubiesen decidido atarlas. Parecía que la naturaleza estaba en contra de ellos.

-¡Bohutt...! -gritó Kai-Wén mirando a su compañero.

Varias raíces salieron de la tierra levantando al muchacho hasta las copas de los árboles, dejándole prisionero.

-No logro verlo... -dijo Kai-Wén mirando hacia arriba, pero las ramas y las hojas le impedían encontrarlo, así no podría rescatarle.

Los ojos de Nerik comenzaron a brillar, el odio y la rabia se reflejaron en su rostro. De pronto todos los árboles que les rodeaban fueron arrancados del suelo y lanzados lejos, formando un gran claro en el lugar y dejando libres a Kosme, Bohutt, Camela y Malena.
Nerik cayó de rodillas al suelo, jadeando y sujetándose la cabeza con ambas manos. El dolor que le había producido el realizar tal acto era casi insoportable.

-Vaya, vaya...

Una vos femenina proveniente de entre los troncos de los grandes árboles amontonados a varios metros de ellos les alertó.

-¡Sal de tu escondite! -exclamó Kosme mientras miraba a todos lados al igual que sus compañeros.

De entre los árboles apareció una hermosa mujer, de cabello blanco, ojos azules y tez blanca. Sonriente se acercó a ellos poco a poco flotando a unos pocos centímetros del suelo.

-¡Ella asesinó a Dazke! -gritó Kosme apuntándola con el dedo.

Camela y Malena lanzaron dos bolas de fuego que se dirigieron velozmente a la mujer, pero antes de siquiera tocarla se esfumaron en el aire. La extraña soltó una carcajada al ver el rostro horrorizado de las hermanas.

-¿Dónde está June? -preguntó Kai-Wén.

-No muy lejos... -contestó sonriendo- pero lamentablemente no podrán hacer nada por ella. Pronto estará lejos de este lugar y no la verán nunca más. Puesto que yo me encargaré de que así suceda...

Akemi extendió el brazo derecho y de este se escapó un relámpago que impacto cerca del equipo.

-Mala puntería... -se burló Bohutt.

-Sólo era una advertencia... -respondió Akemi sonriente mientras se lanzaba sobre los seis.

Kosme saltó hacia un lado sujetando a Nerik, quien aun no se reponía. Camela y Malena luchaban contra Akemi, pero esta esquivaba y bloqueaba todos sus golpes mientras hacía muecas burlonas. De pronto las gemelas se alejaron y una cortina de fuego cayó sobre la mujer, pero esta ni se inmutó, sus ojos resplandecieron y el ataque se devolvió hacia Kai-Wén y Bohutt, quienes en conjunto lo habían realizado.

-Es habilidosa... -murmuró Camela alejándose un poco de ella.

De pronto los árboles que habían sido arrancados se levantaron y se lanzaron contra los cuatro muchachos. Akemi reía de manera desquiciada mientras los troncos y ramas pasaban a un lado de ella. En ese momento un rayo de luz azul le golpeó en el vientre logrando derribarla. Kosme había dejado a Nerik cerca de los árboles, para que nada le sucediera, y se había unido al combate.

-Un Kijutsu... -farfulló Akemi cuando se volvía a poner de pie.

Bohutt desenfundó su sable y junto a Kai-Wén, Camela y Malena la rodearon.

-Luchando en grupo sólo prolongan un poco más sus vidas, pero no durarán para siempre -dijo Akemi levantando sus brazos, como si estuviera dispuesta a rendirse.

Pero sus intenciones eran diferentes. Sus ojos brillaron nuevamente y una especie de aura resplandeciente la rodeó. Los cinco atacaron al mismo tiempo, el fuego la cubrió, pero no la dañó, sino que se hizo parte de ella.

-Están perdidos... -advirtió la mujer sonriendo.

El fuego se repartió en el mismo número de brazos que había por muchacho y atacaron a cada uno como si tuvieran vida propia.

-¡No puedo controlar el fuego! -exclamó Camela mientras evadía una de las candentes extremidades.

Los cinco retrocedieron tanto como pudieron, pero los brazos de fuego se alargaban lo necesario como para alcanzarlos. De pronto un relámpago impactó a la mujer directamente, provocando que el ataque cesara y dejándola fuera de combate, pero no completamente gracias al fuego que la rodeaba.

Kai-Wén se giró hacia el lugar de donde había provenido y vio a Nerik de pie. Sus ojos resplandecían y desde su brazo extendido se escapaba humo. Entonces le gritó con fuerza:

-¡Ve por June, nosotros detendremos a esta mujer!

Nerik se dio la vuelta y corrió hacia el bosque. Bohutt le hizo una seña a Kosme para que le siguiera, y este asintió. Kosme se alejó del grupo y fue tras él.

-¿Detenerme? -dijo Akemi colocándose de pie- Sólo por él fue derribada, pero no sucederá de nuevo. Ahora el Enviado no está con ustedes.

Kai-Wén, Bohutt, Camela y Malena se prepararon para el contraataque.
En un abrir y cerrar de ojos, Akemi, apareció en medio de ellos; golpeó con fuerza a las dos chicas para alejarlas, luego tomó a Kai-Wén del cuello y lo azotó contra el suelo. Bohutt le atacó con el sable, pero ella dando un salto lo esquivó y de una patada le arrebató el arma de las manos. Bohutt retrocedió, lanzó una bola de fuego que Akemi ágilmente bloqueó con sus brazos para luego darle un puñetazo en pleno rostro. El chico cayó al suelo sangrando y Akemi se preparó para darle el golpe final. Pero una daga, lanzada por Kai-Wén le hirió el brazo.

-¡Maldito mocoso! -exclamó Akemi furiosa mientras corrió hacia él.

Kai-Wén no retrocedió, desenfundó rápidamente un sable que llevaba oculto en una funda bajo la su capa y se lanzó hacia ella. Ambos se enfretarían a muerte.

domingo, 21 de octubre de 2007

Capítulo 27: "Necesidad de Confiar"

-Esto no es personal, espero que entiendas -dijo Alberich sonriendo frente a una fogata-. Verás, mi trabajo es llevar de vuelta a los Anxelin traidores o a aquellos que han escapado de nuestra tierra. Tú eres una, al convertirte en traidora me han solicitado que te lleve frente al rey. Todo por el Enviado.

A unos metros de él, cerca de unos escombros de lo que parecía ser una casa se encontraba June, atada de manos y pies con cadenas observándole desde las sombras sin decir ni una palabra.

-Descuida, tal vez sólo te den un castigo. Es mejor que morir ¿no?

June le miró con rabia y respondió:

-No me asusta morir.

-Pero eres demasiado joven, hay demasiadas cosas que aun no has vivido; yo estaría aterrado en tu lugar.

June sonrió a medias y cerró los ojos; por un momento pensó en Isei y en la herida causada por Alberich, pero luego sólo Nerik se presentó en su mente, su rostro, sus ojos, la imagen de él cuando su verdadera identidad como Enviado se había manifestado en la batalla de la capital. Entonces repitió su nombre, lo repitió tantas veces como pudo y deseo que él le escuchara y viniera en su ayuda. No lo sabía muy bien, pero un sentimiento grande y extraño le hizo pensar que el pecho estaba a punto de estallarle.

-Es ella... -dijo Nerik- está llamándome.

Los seis muchachos hicieron que los animales que montaban aumentaran la velocidad, ya era de noche y no habían parado en todo el día, si mantenían el ritmo llegarían a ellos más pronto de lo pensado.

-¿Puedes saber dónde está? -preguntó Kosme.

-Es como si pudiera ver lo que ella ve... -respondió Nerik sin apartar la mirada del camino, rodeado de árboles, por el que avanzaban- al parecer son ruinas, hay muchos escombros de edificios y casas a medio destruir.

-¿Una ciudad? -preguntó Kai-Wén acercándose con el animal a él.

Nerik le observó por unos momentos con desconfianza, pues aun no se acostumbraba a la idea de que ellos les acompañaban para salvar a alguien con quien nunca habían simpatizado, incluso Malena estaba ahí. Nerik apartó la mirada y respondió:

-Tal vez, pero no conozco ninguna ciudad en ruinas que esté en Terraconce.

-Yo sí -dijo el otro muchacho que los acompañaba, uno que tenía cierto parecido con Dazke.

Su nombre era Bohutt, pero Nerik no conocía más de él aparte de eso, lo había visto un par de veces junto a Kai-wén, pero al parecer también era uno de los más habilidosos de la tribu, de otra forma Kyosho nunca le hubiese llamado para formar el equipo de rescate.

-Una ciudad en ruinas llamada Jumú -les informó el muchacho-. Por lo que sé, fue destruida hace más de dieciocho años, los motivos no son claros. Una tribu completa intentó invadirla, pero fracasó a última hora, aunque los daños la hicieron inhabitable. Quienes vivían aquí prefirieron mudarse a otra lugar después de eso.

-¿En dónde se encuentra? -preguntó Nerik.

-Al sur de la capital de Terraconce, cerca de la costa -contestó Bohutt.

Nerik asintió sonriendo e hizo que el animal corriera más rápido, sus compañeros le imitaron y continuaron el viaje velozmente.

La fogata se había apagado, June miraba al cielo apoyada en una muralla pidiendo con fuerza en su mente que la encontraran rápido, no deseaba ir a Hiver, pues si lo hacía jamás volvería a ver a sus amigos. Especialmente a Nerik.

-Isei... -murmuró.

El muchacho estaba enamorado de ella, al contrario de Nerik, quien no hacía nada más que caminar en silencio todo el día y no tomar en cuenta a nadie. Tal vez era Isei el indicado, Nerik había cambiado demasiado.
De pronto un ruido, muy cerca de ellos, alertó a Alberich, quien apareció rápidamente desde las sombras a la luz de la luna. El cazador observó a todos lados, listo para enfrentarse a quien fuera, pero después de unos segundos sonrió y le dio la espalda a la muchacha para encontrarse con una hermosa mujer vestida de blanco.

-Akemi... -dijo con un poco de entusiasmo en su voz- has venido a visitarme.

La Anxelin se acercó a él y sonrió.

-Ni lo pienses galán -le dijo apartándole del camino para observar de cerca a June-. Veo que has hecho un buen trabajo. LuxFero estará complacido, ayudas a que su plan funcione.

-Espero que me invite cuando decida invadir a esa tribu, me hace falta un poco de acción.

-Intentaré persuadirle para que lo haga -contestó Akemi.

Los dos se miraron fijamente por unos segundos, parecía que se decían todo sólo con la mirada, fue un momento que para ellos duró más que unos pocos segundos.

-Que lamentable... demasiado joven.

Volvió a mirar a June por unos segundos, pero esta vez con desprecio, y luego se giró para marcharse. Alberich sonrió y meneo la cabeza.

-Estaré cerca, podrías necesitar mi ayuda... -dijo Akemi antes de desaparecer entre la oscuridad.

El sol brillaba en lo alto del cielo; los seis muchachos continuaban con su viaje. Sin descanso alguno habían cabalgado durante toda la noche, ahora se encontraban saliendo de la capital de Terraconce, pronto estarían en Jumú.

-Es probable que al caer la noche ya estemos en ese lugar -dijo Kosme.

-Llegaremos mucho antes de lo esperado, le daremos una buena sorpresa a ese sujeto -agregó Kai-Wén.

Las dos muchachas que eran parte del grupo alcanzaron a Nerik de pronto, este las observó un poco extrañado, pues le miraban con seriedad.

-Sabemos que es lo que piensas de esto, quiero decir, de nosotros -dijo de repente Malena.

-¿Qué? -preguntó Nerik desconcertado.

-Yo he sido rival de June desde que somos pequeñas, tú lo sabes bien, pero eso no significa que desee que muera. Por eso estoy aquí, por eso estamos aquí, mi hermana y yo.

Nerik miró a la otra muchacha, la que asintió en cuanto Nerik posó su mirada en ella. Su nombre era Camela, hermana gemela de Malena; una muchacha muy fuerte y audaz, no le gustaba llamar mucho la atención, debido a eso no era muy conocida entre los jóvenes de la tribu. Nerik sólo la había visto una par de veces.

-Yo tampoco soy amiga de June, ni siquiera le he dirigido la palabra alguna vez, pero ella es una miembro de nuestra tribu. Haré todo lo que esté a mi alcance para ayudar en esta misión tan importante. Nosotros los Kaji, debemos ayudarnos unos a otros, las rivalidades no importan en momentos como estos. Es necesario que confíes en este equipo Nerik, sólo así lograremos nuestro objetivo.

Nerik sonrió, le encontraba toda la razón. Miró hacia atrás y vio a Kai-Wén diciendo algo a Bohutt. Al igual que con Isei, ya no sentía aquel odio tan grande hacia él por la muerte de su viejo amigo Sigfried. Tal vez era momento de terminar con aquel rencor, además Kai-wén se había comportado hasta ese momento con una total madurez que era extraña en él.

-En cuanto alcancemos la ciudad en ruinas, buscaremos a June en cada rincón y si alguno de nosotros encuentra al secuestrado no intente enfrentarse a él sólo... lo haremos todos, como un equipo. Así nos cuidaremos los unos a los otros -les dijo Nerik y todos asintieron con total firmeza, pues ya no había vuelta atrás.

viernes, 19 de octubre de 2007

Capítulo 26: "Equipo de Rescate"

-Está muy herido... -informó Aixa a Isao mientras colocaba una de sus manos sobre la frente de Isei.

-Un Anxelin lo hizo... -agregó Eizan- yo también fui atacado con el mismo tipo de técnica hace muchos años, Isao.

Los dos se quedaron observando a Eizan unos momentos, luego apartaron su vista hacia el pecho de Isei, el cual se encontraba cubierto de vendas. En ese momento la puerta se abrió de golpe y entró Nerik seguido de Kosme y Kyosho.

-Iré en búsqueda de ese sujeto... -dijo Nerik.

-No irás... -refutó Eizan inmediatamente- Isei casi ha muerto al enfrentarse a ese individuo, quién sabe lo que puede pasar contigo.

-Pero June está con él, no puedo dejar que se la lleve; ¡el maldito la raptó! -dijo Nerik subiendo el tono de voz.

-No nos quedaremos con las manos cruzadas... -agregó de pronto Kosme.

-¿Tú también? -preguntó Aixa.

Kosme asintió con firmeza, pues no dejaría que otro de sus amigos muriera. No sucedería lo mismo que con Dazke.
Kyosho se adelantó a los dos jóvenes y les miró de frente sin apartar la vista.

-Si eso es lo que quieren, irán -dijo con voz firme y con la expresión seria en el rostro que le caracterizaba-. Pero no le seguirán solos, otros les acompañarán.

Eizan le observó con curiosidad, no sabía a quienes se refería. Él estaba dispuesto a ir, pero los tres jamás le ganarían a un Anxelin tan poderoso como el que se había llevado a June y era evidente que Isao se quedaría cuidando de Isei.

-Vengan conmigo -ordenó Kyosho y salieron de la habitación al instante.

Caminaron por los pasillos iluminados con antorchas hasta que llegaron a la gran sala donde se celebraban las reuniones especiales que involucraban a todos los miembros de la tribu Kaji. Antes de abrir la puerta Sensei Kyosho se detuvo, les miró con detenimiento y dijo:

-No puedo enviar un ejército con ustedes, pues no contamos con uno, además necesitamos toda la seguridad aquí, ya que cualquier día podríamos ser atacados por las fuerzas del rey Kerbasi. Pero otros están dispuestos a ayudarles.

Nerik y Kosme se miraron por unos segundos y luego volvieron a mirar a Kyosho, quien empujaba la puerta para abrirla. El destello de la luz del sol les cegó por unos momentos.

-Ellos serán quienes los acompañen -dijo Kyosho señalando a un grupo de personas, al que no podían distinguir bien debido a la temporal ceguera.

Después de unos momentos pudieron mirar sin problemas. Kai-Wén, Malena y una muchacha idéntica a ella junto a otro chico casi de la misma contextura de Dazke, cabello castaño, de ojos verdes y tez pálida, les esperaban impacientemente.

-¿Ellos? -preguntó Nerik.

-Exacto, ellos irán con ustedes -respondió Kyosho-. No son conocidos como domadores de fuego aun, pero son los más fuertes; se acercan mucho a uno. Si no van todos juntos, nadie irá.

Nerik les miró con desconfianza unos momentos y luego bajó la mirada y asintió.

-Ahora escuchen -ordenó Kyosho dirigiéndose a todos-. El secuestrador de June es un Anxelin, y estos son muy poderosos, pueden realizar técnicas que ustedes jamás imaginaran que existen. Deben tener mucho cuidado; recuerden que el objetivo es rescatar a June y no destruir al individuo que está con ella. Deberán seguir la ruta del sur, ellos ya deben están cerca de Terraconce, pues ha pasado un día desde que se la llevó. Tienen que impedir que lleguen al mar, pues desde ese momento no les podrán alcanzar.

-Sensei -dijo de repente Kai-Wén-, si los seguimos en Tora no los alcanzaremos nunca, nos llevan mucho de ventaja.

-No lo creo -respondió Kyosho-. Deberán descansar algunos días en algún cercano a las costas del sur, sus energías deben estar completas antes de que continúen con el viaje, de otro modo jamás llegaran a su destino. La parada tal vez sea de una semana; tienen tiempo suficiente para encontrarlos. Si cabalgan a toda velocidad, llegaran en dos días a las costas de Terraconce en el sur. Tendrán cuatro días para encontrarles.

-Entonces nos vamos en este instante... -dijo Nerik dirigiéndose a la puerta.

-Vayan a preparar sus cosas, los esperan en la entrada del templo. Pero tú te quedas unos momentos Nerik.

Nerik dejó la puerta abierta y se giró hacia Kyosho, sus compañeros salieron sin decir palabra alguna.

-¿Qué sucede? -le preguntó Nerik caminando hacia él.

-Nerik -dijo Kyosho bajando la mirada, como si se sintiera culpable de algo-. No debería dejar que vayas, pero he notado en ti el compromiso de rescatar a tú amiga. Me he dado cuenta de que es muy importante en tu vida, por eso hice que los otros les acompañaran.

Nerik asintió y sonrió a medias.

-No luches en contra de ese individuo, a menos de que sea estrictamente necesario. Ustedes son un equipo de rescate, no de combate. Si por alguna razón el plan falla no le sigan, dejen que se marche. Si llegas a colocar un pie sobre la tierra blanca estarás en grave peligro y nadie podrá ayudarte...

-June es un señuelo -interrumpió Nerik con sorpresa-. Ellos quieren que vaya a ese lugar.

Kyosho escondió la mirada y asintió.

-Si la pelea es imposible de evitar, entonces utiliza todo lo que has aprendido hasta ahora, que no es demasiado, pero te puede llegar a salvar la vida. Desearía que hubieses estado más preparado, aunque si tu verdadera naturaleza se manifiesta, ningún Anxelin se las podrá ver contigo. Pero no te confíes de eso, aun no controlas tu poder.

Nerik asintió e hizo una reverencia. Kyosho sonrió y le imitó. Luego salieron de la sala hasta el patio delantero del templo, en donde los esperaban algunos miembros de la tribu, incluida Garaadria, con los animales. Kosme y los otros ya estaban preparados para marcharse, todos llevaban puestas capas color escarlata, con un triángulo negro bordado en ellas.

-Ten cuidado, Nerik -dijo Kyosho-. No olvides el entrenamiento.

Nerik asintió y montó a uno de los animales. Eizan, Isao y Aixa les observaban desde la puerta del templo, los tres sonrieron y levantaron sus manos haciendo señas de despedida. Momentos después los seis jóvenes partieron velozmente y se perdieron en el bosque. El lugar quedó silencioso, como si todo hubiese muerto en cuanto se marcharon. Kyosho entró en el templo seguido por otros miembros de la tribu, Garaadria le siguió de cerca.

domingo, 7 de octubre de 2007

Capítulo 25: "Alberich El Cazador"

-¡Inténtalo de nuevo! -ordenó Kyosho.

Nerik yacía arrodillado a unos metros, cerca de la orilla del lago. Jadeaba si cesar y miraba al viejo con furia. Kyosho le observaba sin siquiera mover un músculo en su posición de combate.

-Envíame contra los árboles, sólo tienes que desearlo... -dijo el viejo.

Nerik levantó sus brazos y deseó con fuerza que Kyosho saliera disparado hacia atrás y entonces por unos momentos sus ojos le brillaron de un color azul intensamente. El cuerpo del viejo comenzó a moverse poco a poco hacia los árboles. Pero el efecto no duró mucho tiempo.

Lo estaba logrando, sentía algo correr dentro de él, algo que se movía a través de sus brazos y salía con dirección a Kyosho, una fuerza invisible a cualquier ojo. Pero en ese instante la cabeza le comenzó a doler, un dolor insoportable que incluso llegó a nublar su vista, entonces bajó los brazos y dejó de desear causar movimiento alguno en el viejo.

-Me duele... demasiado... la cabeza... -jadeó Nerik mientras se recostaba cerca del agua.

Kyosho se acercó a él y le dijo:

-Por lo menos pudiste moverme unos cuantos centímetros, es el primer logro en un mes. Sin duda alguna, muy pronto todas tus habilidades naturales afloraran y las podrás usar sin problema.

-No entiendo... el dolor de cabeza, es realmente insoportable -dijo Nerik.

-Los Anxelin tienes dones bastante extraños, y ese es uno; el que puedas mover cosas con sólo desearlo es algo que muchos desearían en este mundo. Existen variadas razas que pueblan la tierra, cada una de ellas tiene algo que la hace única. Los Tsathi son antiguos descendientes de los dragones milenarios de la época antigua, por consiguiente ellos pueden lanzar un fuego más intenso que el de un guerrero de nuestra tribu, incluso, pueden lanzarlo de sus bocas. Un Awaku puede hacer todo tipo de cosas con el agua, esta le obedece con tal que él lo desee. Por último, los miembros de la tribu Xing pueden comunicarse con los dragones y estos conviven con ellos, ayudándose mutuamente.

-¿Qué más pueden hacer los Anxelin? -preguntó Nerik con interés.

-Crear fuego, como los Tsathi y controlarlo como los Kaji, puede mover la tierra, provocar temblores con sólo dar una pisada y desearlo. Puede hacer otras cosas que son propias de otras tribus; pero no podría nombrar cuales son.

-Los Anxelin tiene demasiados dones ¿por qué?

-Cómo sabrás Nerik, en algunos libros de cuentos se dice que los Anxelin son los descendientes directos del o los creadores de esta tierra, si esto es así en la realidad, entonces han heredado esa naturaleza, una naturaleza fuera de lo normal y casi divina.

-Ya veo... -murmuró Nerik.

Kyosho se sentó a un lado del muchacho y observó la cinta roja que llevaba atada en el brazo izquierdo. Desde la muerte de Dazke que no se la quitaba, al igual que el color negro en la ropa que vestía a diario.

-Todos observan mi forma de vestir -dijo de repente Nerik al darse cuanta de que Kyosho le observaba-. Siguen pensando que no soy extraño; antes porque no podía crear fuego como todos y ahora por no quitarme la capa con capucha de color negro que visto a diario. Pero esto es lo que me recuerda que debo cumplir con un objetivo antes de pensar siquiera en morir. Vengar la muerte mi amigo es lo que deseo con fuerza en estos momentos y esta cinta roja y la ropa, propia para un funeral, es por lo que opté y cuando cumpla mi cometido me la quitaré, y tal vez vuelva a ser el mismo de antes, pero sólo tal vez. Siento que he cambiado demasiado en tan poco tiempo, ya casi ni hablo con mis amigos, con mi padre o con cualquier otra persona. Durante todo el día camino por ahí intentando dejar mis tristes pensamientos, cambiándolos a menudo por rabia hacia quien debo eliminar. Poco a poco este odio me consume y me aleja de todos, por un lado no me gusta, pero por otro es mi única alternativa. Es lo que me hace fuerte en estos momentos. Y estoy seguro de que me dirá que eso está mal, pero no puedo evitarlo, en realidad... no deseo evitarlo.

-Yo no voy a juzgarte muchacho -respondió Kyosho, siempre con la expresión seria-. No puedo obligarte a tomar uno y otro camino. Decidí entrenarte porque llevas una carga demasiado grande sobre tus hombros y sé que llegado un momento te sentirás confundido y perderás el control, pero si el entrenamiento sale bien, harás todo de forma racional y jamás de forma emocional.

-Pero mi padre y todos los demás esperan que cumpla con mi destino, con destruir a LuxFero, ellos quieren que haga algo que yo aun no deseo, pero si llego a desearlo, entonces estará bien, creo. Siempre me comporto con indiferencia frente a eso, pero algunas veces, cuando voy caminando por ahí siento que debo hacerlo, que es mi deber, pero no lo siento porque yo así lo desee sino para no defraudar a mi padre ni a los otros que murieron en la batalla de la capital. Todos ellos tenían esperanzas en el Enviado.

-Obligar a alguien para que haga algo no es nada bueno. Verás, Nerik, hace varios años descubrí que mi nieta poseía un gran poder, uno que tenía que ver con el fuego. Era como si este se hubiese encarnado en ella. La entrené tanto como pude para que lo controlará y cuando los frutos de aquello ya se apreciaban el líder de nuestra tribu vino a mí para llevársela con él muy lejos, dijo que tenía que hacerlo para que ella cumpliera con su destino. Lamentablemente mi querida nieta oyó nuestra conversación e intentó escapar. Como era de esperarse muchos tratamos de detenerla, por supuesto que todo fue en vano. Varios de mis amigos murieron en sus manos, me grito traidor antes de darse la vuelta y perderse en el espeso bosque. Aun puedo recordar, como si hubiese sido ayer, sus ojos llenos de ira, sus lágrimas. Por esto es que no sería capaz de obligarte muchacho. No lo hago para enmendar mi error, sino porque tu sufrirás mucho si eso llega a pasar y más si es que propio padre y las personas que te rodean lo hacen.

-Desearía que mi padre pensara de esa forma... -dijo Nerik- por otra parte, lo siento mucho por su nieta, creo entender como ella se sentía en esos momentos. Me gustaría haberla conocido. Si ella estuviese aquí tal vez seríamos buenos amigos.

Kyosho sonrió y le dijo:

-Claro que la conociste, Nerik. Lo que sucede es que a todos los demás se les dijo que ella se había ido con sus padres a vivir a Terraconce. El nombre de mi nieta era Hoshi.

Nerik le observó pensativo por unos segundos, hasta que los recuerdos de la muchacha aparecieron en su mente.

-Era pelirroja, de tez blanca, muy bonita -dijo de repente-. Ella, Sigfried y yo jugabamos mucho cuando eramos pequeños. Ahora la recuerdo bien.

Isei y June caminaban tomados de la mano entre los árboles, cerca de donde se enontraba el edificio de las habitaciones, procurando no ser vistos por otros. Hacía un mes habían establecido una relación estable a escondidas de sus amigos, aunque Kosme ya era conocedor de eso.

-¿Sucede algo? -preguntó Isei al ver la expresión triste en el rostro de la Anxelin June.

-No me siento muy bien con todo esto -contestó un poco incomoda-. Nerik debería saberlo.

-Así que es eso de nuevo... -dijo Isei con molestia- cada tema que envuelve a Nerik es motivo de tristeza o discusión; tú misma te diste cuenta de su frialdad, en todo este tiempo sólo te ha saludado, lo mismo hacia Kosme, parece sólo interesarse por él, aun cuando le manifestamos nuestro deseo de acompañarle, pero al decirle que confiara en nosotros sonrió y dijo que no lo necesitaba. Ha cambiado demasiado. Si llega a saber de nuestra relación tal vez se ponga peor. Tú sabes que el sentía y siente algo por ti.

-Pero debo cumplir con mi misión. Los Anxelin creen que he venido en busca del Enviado para llevarlo a Hiver, pero en realidad he sido enviada por otro para mantenerle a salvo.

-Con eso tengo una prueba feaciente de tu traición, June.

La voz de un extraño les alertó.

-¿Quién eres? -preguntó June un poco nerviosa.

En ese momento apareció frente a ellos un muchacho envuelto por un cegador resplandor.

-Serás enjuiciada por dar la espalda a nuestro pueblo, tú y ese viejo inútil de Toshi pagaran con la muerte todo esto. Bueno, él ya ha vivido casi por un mes en los calabozos de cristal. Pronto tendrá agradable compañía.

El resplandor que rodeaba al muchacho cesó, Isei y June pudieron verle. Para sorpresa de esta, ya le conocía.

-Alberich el cazador... -dijo June mirándole sin apartar la vista.

El muchacho hizo una reverencia y le sonrió.

-Al parecer tengo una buena reputación, no pensé que sabrías mi nombre.

-Tú fuiste el que asesinó a la mujer humana, Moriko.

-Sí, fui yo, pero aun así me faltó eliminar a su hija, Karria o Kandria, no recuerdo el nombre, y a su marido; ese antiguo cazador llamado Satsujin, quien hubiese pensado que caería tan bajo. Bueno, bueno, pero no hemos venido a hablar de eso. Ya he perdido demasiado tiempo, siempre sucede lo mismo cuando se habla de mí. Es hora de que vengas conmigo June.

-¡No te la llevarás! -exclamó Isei colocándose delante de ella.

-Vaya, vaya -dijo Alberich sonriendo-. Ni siquiera había notado tu presencia, hasta ahora. Tú debes ser el novio de June o algo así ¿no? pues que deshonra.

Furiosamente, Isei, se abalanzó sobre Alberich para intentar golpearlo, pero quedó suspendido en el aire frente a él, rodeado por un brillo azul.

-Deberías enseñarle que los humanos no pueden contra seres como nosotros.

-¡No le harás daño! -exclamó June.

Los ojos de June resplandecieron intensamente, alzó uno de sus brazos con dirección a Alberich, mientras este lanzaba contra los árboles a Isei y hacía lo mismo. Una fuerza invisible que se escapaba de las manos de ambos chocó con fuerza en medio y envió a volar a June varios metros atrás.

-Tú poder nunca podrá compararse con el mío, de otra forma no sería un cazador. Bien sabes que fue uno de nosotros el que eliminó a la madre del Enviado -dijo Alberich mientras se acercaba a June, flotando a pocos centímetros de la tierra.

De pronto varias raíces brotarlon del suelo y sujetaron con fuerza los pies de Alberich, quien arqueó una ceja. El cazador miró hacia atrás y vio a Isei de pie mirándole fijamente, lleno de furia.

-Que tierno, pretende salvar a su novia... -murmuró Alberich.

En pocos segundos las raíces comenzaron a quemarse dejándo libre a Alberich, quien ahora se dirigía hacia Isei.

-Recivirás algo que nosotros llamamos "Castigo Celestial".

Isei levantó los brazos y comenzó a mover los dedos; varias pequeñas peidras se levantaron del suelo y comenzaron a moverse a su alrededor como si estuvieran ahí para evitar un ataque.

-Eso no te servirá de nada...

Alberich apuntó con su mano al chico y de esta disparó un potente rayo, parecido a los que habían durante las tormentas. Las piedras se conviertieron en polvo al ser tocadas por el ataque. El rayo impactó en el pecho a Isei y la fuerza fue tal que le envió contra los árboles. El cuerpo del muchacho se estrelló y cayó al suelo. June corrió hacia él, pero a medio camino fue detenida por Alberich quien la sujetó fuertemente por el cabello, para luego elevarse hasta el cielo, llevándosela consigo.

-¡Isei, Isei! -chilló con desesperación mientras intentaba safarze.

Alberich sonrió y le dijo:

-Eso no fue tan fuerte, si es afortunado sobrevivirá. No utilicé todo el poder necesario, de haberlo hecho hubiese tu novio hubiese muerto instantáneamente. Creo que le tuve compasión.

June cerró los ojos y en su mente llamó con toda su fuerza a Nerik.

Nerik se encontraba a punto de lanzar por los aires a Kyosho cuando algo en su pecho le hizo presión, luego le pareció oír en su cabeza a June gritando su nombre.

-¿Qué sucede? -preguntó Kyosho acercándose cuando le vio atónito, con la mirada perdida en algún lugar desconocido.

-June me llama... creo que puedo verla, alejándose; está volando, alguien se la lleva.

-¡¿Qué más puedes ver?! -preguntó Kyosho con desesperación.

Nerik no contestó, comenzó a correr a toda velocidad hacia donde se encontraba el templo con forma de triángulo. Kyosho comenzó a seguirle.

-¡Isei está herido, casi a punto de morir...! -gritó Nerik mientras corría.

-¡¿Dónde está?! -preguntó Kyosho.

-¡Muy cerca de los dormitorios, en el bosque!

-¡Te encontraré ahí, buscare a Aixa en el templo antes!

Al llegar frente al edificio Kyosho entró en él y Nerik continuó corriendo velozmente por el camino que lo llevaba hasta el lugar que había visto en su mente gracias a June. Pasó entre los árboles, divisó el edificio e intentó ubicar el lugar donde se supone yacía Isei. Entonces le vio recostado bajo un árbol, se acercó caminando lentamente, esperando que no estuviese muerto, aun cuando antes hubiese deseado su muerte, pero ahora era diferente, desde la muerte de Dazke jamás había vuelto a pensar en eso.

La sudadera que llevaba Isei estaba desgarrada a la altura del pecho, en donde tenía una quemadura rodeada de pequeños brotes de sangre. La herida era parecida a la que le había hecho, casi un año atrás, el Anxelin Satsujin. Nerik retrocedió sorprendido, sintió como la rabia y el dolor comenzaban a apoderarse de él, aquel poder enorme que no podía controlar empezó a apoderarse de él, entonces se arrodilló, golpeó la tierra con sus manos y esta tembló con fuerza a su alrededor.