viernes, 4 de abril de 2008

Capítulo 5: Reencuentro

-Nerik, estoy cansada...

-Luces enferma -dijo Nerik al mirar su rostro.

-Pronto se quitará, sólo quiero descansar unos momentos.

Natsuko se recostó agotada sobre la hierba, mientras Nerik le observaba extrañado, nunca le había visto enferma, ella nunca se había enfermado. Eso le preocupaba demasiado.

-Te buscaré un curandero en cuanto lleguemos al puerto, Natsuko -le informó Nerik aun sabiendo que a ella no le gustaban para nada ese tipo de personas.

-¡Claro que no! -refutó ella- ¡no necesito que me lleves con uno de esos charlatanes!

-No todos lo son, además nos dirán que es lo que te sucede, pues no es normal que te enfermes -le dijo Nerik-. Si no me equivoco, esta misma tarde llegaremos.

-Que bien, ya no aguantaba seguir caminando, lo único que deseo es estar recostada.

-Ayer tuve un sueño, un extraño sueño -dijo de pronto Nerik, cambiando radicalmente de tema-. Estaba de pie frente a un enorme palacio, muchos dragones de extraña forma revoloteaban y luchaban en el aire, a mi alrededor habían algunas personas que me observaban con aflicción y otras con odio. De repente aparecían cuatro sujetos, uno de ellos me atravesaba el pecho con un sable, pero al hacerlo lloraba; otro sólo observaba, mientras que los dos restantes se apiadaban de mi.

-Me suena a sueña profético, ¿no crees? -preguntó Natsuko.

-Podría ser... pero también puede ser sólo un sueño.

Isei, Eizan y Trakey, bajaron del barco en el que habían viajado por varios días, desde el continente Oeste. Estaban agotados por completo y no comenzarían la busqueda de Nerik hasta el siguiente día.

-Encontremos una posada... y esperemos que no esté repleta -dijo Eizan.

-Aquí la gente actua como si nada -comentó Trakey, al ver a toda la gente despreocupada, comprando en los distintos puestos de la feria en el mismo lugar del puerto.

-No los envidies, no deben saber lo que sucede al otro lado del mundo -explicó Eizan.

-No los envidio... -refutó Trakey- es sólo que... es un poco extraño ver a la gente sin miedo en sus rostros.

-Si nos concentramos en nuestra misión, pronto nuestro hogar será como este lugar -agregó Isei.

-Creo que por allá hay una posada -dijo Eizan, apuntando hacia una enorme casa con un gran letrero encima.

Los tres caminaron rápidamente hasta el lugar, evadiendo a la gente y a las cientos de criaturas, extrañas para ellos, que se les cruzaban por el camino. La posada no era muy lujosa, pero no importaba, sólo dormirían ahí por una noche.

-¡Extranjeros! -exclamó con alegría una anciana que salía de una sala contigua.

-Buenas tardes -saludó Eizan-. Quisieramos saber, si tiene cuartos libres.

La vieja sonrió y caminó hasta ellos.

-Claro, nos queda el último, y que suerte, consta de tres camas.

-¿Cuánto cuesta la noche? -preguntó Trakey.

-Cincuenta monedas de cobre... por cada uno.

-¡Por cada uno! -chilló Eizan.

-Bueno, es temporada alta, no podemos rebajar nuestros precios -informó la anciana con un poco de molestía por la reacción de Eizan.

-No se preocupe -le dijo Isei sonriendo-, nos quedamos por esta noche.

Eizan se quedó boquiabierto y la vieja sonrió con ambición.

-Enviaré a los empleados a preparar la habitación de inmediato.

Los tres hicieron una reverencia antes de que la mujer se marchase.

-Claro... como no es tu dinero... -musitó Eizan mirando a Isei de reojo.

-Sensei, no se enfade, hay que gastar el dinero, en nuestro Continente ya casi no sirve de nada, ya parece uno de esos viejos que guardan con recelo el dinero.

Trakey soltó una carcajada, pero se cayó de inmediato al ver que Eizan le miraba sin mucho entusiasmo.

-Iré a caminar unos momentos -les informó Isei y las miradas reprobadoras de Eizan y Trakey se quedaron fijas en él-, claro que es para reconocer el lugar.

-Sí, claro, reconocer el lugar -dijo Trakey con ironía-. No te tardes demasiado, o comenzaremos a cenar sin ti.

-Si es que nos alcanza el dinero...

-No sea pesimista, Sensei -pidió Trakey al afligido Eizan, que miraba una bolsa de cuerto, en la que llevaba el dinero, con aflicción.

-Busquemos un lugar para domir, por favor -pidió Natsuko mientras caminaban entre la multitud del puerto.

-Este lugar está repleto, no pensé que habría tanta gente -dijo Nerik, al mismo tiempo que un sujeto de gran tamaño le apartaba con fuerza hacia un lado-. No tenemos mucho dinero, asi que buscaremos un lugar barato.

-Claro, eso sería... ¡sí, ya sé, la calle!

-No te pongas así, debe haber un lugar que no cobre demasiado... espero.

Caminaron un rato, preguntando en cada posada, pero todas cobraban el doble de lo que llevaban en sus bolsillos. Ya estaban agotados y faltaba poco para que cayera la noche.

-Creo que deberíamos volver al bosque y dormir ahí -sugirió Nerik.

-Es la única opción que tenemos -agregó Natsuko-, entonces, volvamos.

-Si mañana nos levantamos temprano, alcanzaremos algún barco.

-¡Es verdad! ¡Ni siquiera hemos preguntado por alguno que zarpe hacia el Continente Oeste!

-Yo pienso que muchos lo hacen, mañana muy temprano vendremos a preguntar -dijo Nerik, como si todo ya estuviese solucionado.

-Tomas las cosas con tanta simplicidad, no piensas seriamente -musitó Natsuko-, pero está bien, así te conocí y así te convertiste en mi mejor amigo.

Nerik sonrió y agradeció en secreto haber encontrado a la muchacha. Era como una especie de hermana menor para él.

-Por cierto, hace un rato que he visto a un hombre que nos sigue -informó Natsuko con preocupación.

Nerik observó a su alrededor, y cerca a un puesto, en el que venían pescado, un hombre, tal vez de su edad.

-¿El que está ahí? -señaló Nerik hacia donde estaba el sujeto mirandole.

-Si, ese mismo... ¡No apuntes!

La expresión seria y fría del extraño cambió de forma radical a una de sorpresa y horror.

-Al parecer se asustó... -dijo Natsuko al verle de nuevo.

-No lo creo, puesto que viene corriendo a gran velocidad hacia acá... -le informó Nerik extrañado.

-¡Apartate! -chilló Natsuko.

La chica empujó a Nerik hacia un lado cuando vio un destello azul acercándose hacia ellos a gran velocidad. Nerik cayó al suelo sin entender lo que sucedía, Natsuko yacía a unos metros de él mirándo al sujeto, que se acercaba cada vez más rápido, horrorizada.

-Natsuko... -murmuró y se levantó con firmeza nuevamente, para enfrentar al individuo.

-¡Nerik! -gritó el sujeto al detenerse a unos cuantos metros frente a él.

La multitud detuvo su andar y se apartó del lugar, sabían que algo sucedería, y lo hacían para ponerse a salvo, pues las peleas entre ebrios eran muy comunes en el lugar; les gustaba observar aquellos espectaculos.

-¿Me conoces? -preguntó Nerik confundido.

-Al fin te encuentro, después de todo estos años, después de tanto sufrimiento, al fin... al fina, te encuentro. Es hora de que mueras y pagues por tus crímenes.

-Perdón, pero no tengo idea de que...

No alcanzó a terminar, una fuerza invisible le lanzó hacia atrás bruscamente. Su atacante le señalaba con la mano empuñada, no había duda, él era el culpable. Natsuko se levantó con rápidez y lanzó una gran bola de fuego, la cual el sujeto bloqueó tan sólo con su brazo, era evidente que conocía de ese tipo de ataques. La multitud observadora se amedrentó al ver aquellos poderes, no muy comunes para esa parte del mundo, y huyó despavorida, dejando el lugar libre para pelear.

-Si quieres luchar...

Nerik avanzó caminando lentamente, pero el individuo se abalanzó sobre él y le golpeó duramente en el rostro, haciendo que cayera nuevamente. Natsuko intentó detenerle, pero el sujeto la empujó hacia un lado, como si no sirviera para nada.

-Vas a ver de lo que soy capaz... -musitó Natsuko, entonces sus ojos resplandecieron como los de Nerik, pero de color rojo.

-Cualquiera que esté con él, es mi enemigo -dijo el sujeto sonriendo.

Natsuko saltó y dio unas volteretas en el aire, su agilidad era impresionante. Própino varias patadas, las que el extraño bloqueó con un poco de dificultad. El extraño intentó golpearla también, pero ella evadió el ataque con facilidad, pues sus movimientos eran mucho más rápidos.

-Maldita... -dijo a regañadientes el sujeto que les había atacado tan repentinamente.

Natsuko volvió a dar unas vueltas y le propinó una fuerte patada, que le mando a volar a varios metros de ella. En ese instante, Nerik, se colocó de pie nuevamente, acariciando su mejilla y dolorido por el golpe. Sus ojos brillaron azules y el cuerpo del extraño se detuvo en el aire como un simple muñeco.

-¡¿Quién eres?! -preguntó Erik con enfado.

-Deberías saberlo... es una pena que no me reconozcas -contestó el sujeto soltando una risa.

-No te hagas el interesante... ¡contesta de una vez!

-Hazlo... -ordenó Natsuko, quien le amenazaba con una bola de fuego que ya comenzaba a cubrir todo el brazo de la muchacha, lista para ser disparada.

-Soy yo... Isei, tu viejo amigo... -respondió el individuo.

Nerik se quedó perplejo, no recordaba tener un amigo. Entonces, la conversación con Asnaq vino a su mente. Según él, Nerik, había perdido la memoria, o alguien se la había modificado para un fin desconocido.

-¿Tu eres amigo de Asnaq? -preguntó con un poco más de calma.

-No te atrevas a relacionarme con ese sujeto, Asnaq es fiel a un ser que ansio destruir -respondió Isei.

-Yo... estoy muy confundido, realmente no recuerdo que hayas sido mi amigo -agregó Nerik, guardandose aquello de su perdida de memoria, no deseaba que todos se enterarán.

-No esperes salvarte con esto, sé quien eres realmente y nunca te perdonaré por lo que hiciste.

Natsuko miró de reojo a Nerik, ahora comenzaba a creer que su fiel amigo sí pudo haber cometido algo bastante malo en el pasado, y que le habían hecho olvidar aquello por precaución, tal vez.

-No me mires así... -pidió Nerik con tristeza a su amiga.

Natsuko guardó silencio, desvió su mirada hacia Isei y no la despegó de él.

-Vete de aquí, no vuelvas a molestarnos -dijo la muchacha de repente-. Si regresas, yo me encargaré de ti, personalmente.

-¿Acaso tu eres su nueva amiga asesina? -preguntó con sacarsmo y luego soltó una carcajada.

-¡Isei!

Otros dos sujetos corrían rápidamente hacia ellos, uno parecía ser de mayor edad que el otro.

-Sensei Eizan, Trakey... al fin he encontrado a Nerik -dijo Isei con expresión de felicidad en su rostro, aun cuando se encontraba suspendido en el aire por la habilidad de Nerik.

-¡Nerik, sueltale! -ordenó el que parecía de mayor edad, al aque Isei había llamado Sensei Eizan.

-No se moleste en darle ordenes, ni siquiera recuerda quién soy -informó Isei.

-¿Qué? -preguntó Trakey.

Natsuko observó a Nerik de reojo nuevamente, pero esta vez de otra manera. Sabía que las cosas se estaban complicando, que tendrían que luchar, era inevitable si querían continuar con su viaje.

-Nerik, ¿no me recuerdas? -preguntó Eizan.

-No tengo la menor idea de quién es usted -respondió Nerik con firmeza-. Simplemente quiero viajar con mi amiga, ustedes no tienen derecho a retenerme aquí.

Eizan y Trakey observaron a la muchacha que le acompañaba, y que aun mantenía el brazo en alto, en vuelto en fuego, amenazando con lanza un poderoso ataque.

-Tal vez, perdió la memoria... -dijo Trakey.

-¡No seas idiota! ¡está claro que nos está engañando! -exclamó Isei con rabia, luchando inutilmente contra las invisibles ataduras que lo mantenían a unos cuantos centimetros del suelo.

-¡Isei, se razonable! -ordenó Eizan- ¡no estamos aquí para que cumplas con tu ridícula venganza personal!

-Sensei Eizan, me ha defraudado... no pensé que sus sentimientos de padre aflorarían en la batalla -respondió Eizan mirándole con desprecio.

-No seas irracional... el objetivo es claro, y no veo que Nerik esté asesianando a todo el que está frente a él.

-¡Esperen un momento! -chilló Nerik- ¡yo no soy ningún asesino!

-Eso es verdad -le apoyó Natsuko-, Nerik jamás ha asesinado a alguien.

-Realmente ha perdido la memoria -murmuró Eizan-, esto nos ayudará bastante.

-¡Nerik! -llamó Trakey- debes venir con nosotros, debes cumplir con tu destino.

-¿Con mi destino? -preguntó Nerik.

-Debes viajar con nosotros hacia el Continente Oeste -dijo Eizan con amabilidad.

-A ese lugar es al que vamos, Natsuko y yo -respondió Nerik-, para luego dirigirnos hacia Hiver.

Eizan y los otros se quedaron pasmados, era imposible que Nerik, habiendo perdido la memoria, hablara sobre ir a Hiver, el hogar de los Anxelin. Trakey observó a Isei y este le sonrió, pues se dio cuenta de que estaban aceptando la idea de que Nerik inventaba la perdida de memoria para escapar.

-¿Que pretendes llendo a ese lugar? -preguntó Eizan.

-Pues un sujeto llamado Asnaq...

-¡¿Asnaq?! -dijo Trakey con sorpresa.

-Sí, Asnaq. El me dijo que debía ir a Hiver.

-Todo está planeado, ¿no lo ven? -preguntó Isei- Asnaq pretende llevarlo a Hiver, con el objeto de hacer lo mismo con la tribu Kaji hace años atrás. Quiere que les destruya.

-Así hará, si llega a enterarse de que ellos asesinaron a su madre... -musitó Eizan con preocupación.

-Sensei Eizan, no permita que lo que siente por su hijo se interponga en nuestro objetivo; debemos acabar con él, hay demasiado en juego. Si los Anxelin caen, jamás tendremos una oportunidad de derrotar a LuxFero, sin necesidad de encontrar a los Cuatro Guerreros -intentó convencer Isei.

Eizan se quedó en silencio, lamentando todas las cosas que habían sucedido. Sentía que mucho de aquello era su culpa, por haberle dejado solo tantos años y por no poder detenerle cuando se reveló en contra de la tribu que lo había criado y educado.

-Tienes razón, muchacho -respondió Eizan mientras alejaba todos esos pensamientos a un lado-. Debemos cumplir con nuestro objetivo.

Trakey asintió, uniendose al pensamiento de Isei. No había nada más que hacer que destruir a Nerik. Les sería difícil, pero estaban dispuestos a dar su vida por ello.

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