sábado, 12 de abril de 2008

Capítulo 6: El Regreso de Nerik

Nerik y Natsuko se miraron de reojo. De repente la chica asintió con un ligero movimiento de cabeza y se lanzó sobre Eizan, decidida a propinarle con el puño envuelto en llamas. Trakey intentó detenerle, pero el poder de Nerik le hizo quedar paralizado, al igual que Isei.
Eizan intentó evadir el golpe, pero la agilidad de Natsuko era superior. Eizan salto hacia un lado y Natsuko frenó en seco ayudándose con su brazo derecho y fuertemente golpeó a Eizan con la rodilla en el rostro.

-¡No quiero luchar contigo! -chilló Eizan mientras caía al suelo.

-No te reprimas -pidió Natsuko-, no soy cualquier chica.

Eizan sonrió y se levantó de un salto, como si no hubiese sufrido ningún golpe. Natsuko retrocedió, esta vez todo iría en serio.

-¡Esquiva esto! -gritó Eizan, abriendo la boca tan grande como pudo para dejar escapar una gran bola de fuego.

El fuego se dirigió a Natsuko con gran velocidad; pero ella conocía ese tipo de ataque, para desgracia de Eizan. Natsuko movió su mano con ligereza, como si estuviese haciendo un paso de baile, y el fuego que debía herirle la rodeó y desapareció como si nada.

-¡No puede ser!

-¡Sensei Eizan, no pierda el tiempo, debe liberarnos para terminar con esto de una vez por todas! -gritó Isei.

Eizan se alejó de Natsuko corriendo tan rápido como pudo hacia Nerik, y se lanzó sobre él, logrando derribarle fácilmente, ya que su poder estaba concentrado totalmente en la paralización de Isei y Trakey, quienes se liberaron de inmediato.

-Acabamos con esto... -musitó Isei con furia.

Trakey bloqueo el camino de Natsuko, cuando esta vio que Isei y Eizan acorralaban a Nerik.

-¡Hazlo ahora! -ordenó Eizan.

Isei junto rápidamente las palmas de sus manos, para luego comenzar a decir unas palabras entre dientes, palabras en un idioma bastante extraño y desconocido para Nerik. Pronto sus manos brillaron y parecieron arder en fuego. Nerik retrocedió, pero Eizan lo detuvo por la espalda con fuerza.

-Lo siento... hijo... -lamentó Eizan cerrando los ojos.

Nerik intentó voltear al escucharle, pues el atisbo de una imagen, desconocida al pasado que había vivido, pasó fugazmente por su cabeza al oír las palabras del sujeto que le sujetaba.
Isei aprovechó el momento y golpeó con fuerza el pecho de Nerik con las palmas de sus manos envueltas en fuego, que al momento de tocar el cuerpo de Nerik se esfumó, como si se hubiese alojado en él.

Una corriente de energía recorría todo su cuerpo, no quedo ni un sólo dedo sin ser tocado desde dentro. Entonces sintió como su poder se desvaneció. Nerik intentó mandar a volar a Isei, pero no resultó. Algo se había alojado en su pecho, algo que aun le hacía sentir incomodidad. En cuento intentó de nuevo utilizar sus habilidades, un fuerte dolor en el pecho, justo en el lugar donde las palmas de Isei le habían tocado, le hizo vacilar y caer de rodillas al suelo.

-¡Nerik! -chilló Natsuko desde lejos al verle caer.

Trakey intentó derribarla, pero ella le esquivó y corrió hasta donde yacía Nerik.

-Es nuestra oportunidad... -dijo Isei, mientras saboreaba la muerte de Nerik antes de tiempo- al fin vas a morir...

Por alguna razón ya no podía moverse muy bien, su cuerpo le temblaba; era el efecto del ataque de Isei. Entonces le preguntó:

-¿Por qué me odias tanto?

Isei empuñó las manos, no dejaría que la mirada inocente de Nerik le engañara, su viejo amigo debía pagar por los crímenes que había cometido, y según él, también por los que podía llegar a cometer.

-¡Nerik, huye! -gritó Natsuko mientras corría a toda velocidad hacia sus atacantes.

Isei lanzó un grito de furia y a continuación lanzó una potente descarga de energía directo en el pecho del desprotegido Nerik. Natsuko se detuvo en seco, sabía que ya no había tiempo, que había tardado demasiado. Sus ojos de llenaron de lágrimas y su corazón de odio.

-Hemos cumplido con la misión... -dijo por fin Isei suspirando de alivio, como si hubiesen matado a un insignificante insecto.

-No había otra forma... -musitó Eizan con algo de tristeza en su rostro.

El cuerpo de Nerik yacía frente a ellos, con los ojos cerrados y el pecho quemado. De su boca brotaban algunos hilos de sangre, todo indicaba que estaba muerto. De pronto, no muy lejos de ellos, un resplandor les hizo voltear. Natsuko les observaba de pie envuelta en fuego. Una llamarada enorme la cubría y le hacía resplandecer como a un ser divino.

-¿Qué le sucede a esa chica? -preguntó Isei, sabiendo que ninguno de sus compañeros podría responderle.

Nerik sintió un dolor terrible, pero tan sólo por unos segundos. Sus ojos se cerraron de inmediato, lanzando una última mirada a quien le asesinaba a sangre fría. La oscuridad le rodeo, y entonces se vio a si mismo de pie en la desolación, un lugar en el que tiempo no existía, un lugar donde nada existía. De pronto vio que dos siluetas se acercaban a él en silencio, pero no sintió miedo, no sintió na más que un poco de nostalgia. Una era una mujer y la otra sombra un hombre, mas o menos de su edad y con cierto parecido.

-Todo el mundo merece una segunda oportunidad, Nerik -dijo la mujer, una mujer hermosa, de cabellera negra y ojos azules que parecían brillar.

-Yo... yo te recuerdo, de alguna forma te recuerdo... -dijo Nerik al mirarla fijamente.

-Debes enmendar tu pasado, hijo, este es el momento de hacer las cosas bien... -dijo el hombre, de cabello plateado y ojos azules.

-Ahora recuerdo todo... -musitó Nerik con aflicción.

Las imagenes de varias personas llegaron a su mente, las imagenes de cientos de lugares, las imagenes de una terrible batalla. Sus amigos, su mentor, y todos aquellos que le estimaban en algún tiempo, todos estaban ahí en su memoria.

-Es difícil recordar tales cosas... -dijo Nerik a los dos que no le quitaban la mirada de encima.

-Lo sabemos, es difícil, pero no todo es malo en tu pasado -alentó la mujer.

-Debes aferrarte a los buenos recuerdos. Tus amigos, los momentos que viviste con ellos, lo que sentiste por ellos y lo que sientes aun, ahora que los recuerdas -dijo el hombre de cabello plateado sonriendo con cariño.

-Es verdad, esos recuerdos los tengo, esos recuerdos me hacen sentir felicidad.

-No vivas de los recuerdos que te hacen daño. Sigue adelante y nunca te rindas, sigue y no voltees. Si haces lo contrario, terminarás por destruirte a ti mismo -aconsejó la mujer, ahora acercándose un poco más hacia él.

-Debo enmendar mis errores, debo hacerlo, pero... ellos no me creeran -dijo Nerik, refiriéndose a Eizan y los otros.

-No en este momento, pero lo harán cuando transcurra el tiempo -respondió el hombre.

-Creo que debes irte, hijo -sugirió la mujer-, este no es lugar para ti.

Nerik asintió con el pecho inflado de felicidad. Sus mejores sentimientos afloraban y fluían por todo su cuerpo. Era el momento de hacer lo que hacía mucho tiempo atrás debío haber hecho, destruir al enemigo del hombre, destruir a LuxFero.

-Nos veremos pronto -dijo el hombre haciendo una seña de despedida a Nerik.

Nerik hizo una reverencia y respondió:

-Ansío el momento de volver a verlos, al final de todo, estaré con ustedes... adiós mamá, adiós papá.

Nerik se alejó caminando por el oscuro lugar, con un sólo objetivo en su mente. El objetivo que le haría cumplir con el destino que tanto deseó evadir en el pasado.

viernes, 4 de abril de 2008

Capítulo 5: Reencuentro

-Nerik, estoy cansada...

-Luces enferma -dijo Nerik al mirar su rostro.

-Pronto se quitará, sólo quiero descansar unos momentos.

Natsuko se recostó agotada sobre la hierba, mientras Nerik le observaba extrañado, nunca le había visto enferma, ella nunca se había enfermado. Eso le preocupaba demasiado.

-Te buscaré un curandero en cuanto lleguemos al puerto, Natsuko -le informó Nerik aun sabiendo que a ella no le gustaban para nada ese tipo de personas.

-¡Claro que no! -refutó ella- ¡no necesito que me lleves con uno de esos charlatanes!

-No todos lo son, además nos dirán que es lo que te sucede, pues no es normal que te enfermes -le dijo Nerik-. Si no me equivoco, esta misma tarde llegaremos.

-Que bien, ya no aguantaba seguir caminando, lo único que deseo es estar recostada.

-Ayer tuve un sueño, un extraño sueño -dijo de pronto Nerik, cambiando radicalmente de tema-. Estaba de pie frente a un enorme palacio, muchos dragones de extraña forma revoloteaban y luchaban en el aire, a mi alrededor habían algunas personas que me observaban con aflicción y otras con odio. De repente aparecían cuatro sujetos, uno de ellos me atravesaba el pecho con un sable, pero al hacerlo lloraba; otro sólo observaba, mientras que los dos restantes se apiadaban de mi.

-Me suena a sueña profético, ¿no crees? -preguntó Natsuko.

-Podría ser... pero también puede ser sólo un sueño.

Isei, Eizan y Trakey, bajaron del barco en el que habían viajado por varios días, desde el continente Oeste. Estaban agotados por completo y no comenzarían la busqueda de Nerik hasta el siguiente día.

-Encontremos una posada... y esperemos que no esté repleta -dijo Eizan.

-Aquí la gente actua como si nada -comentó Trakey, al ver a toda la gente despreocupada, comprando en los distintos puestos de la feria en el mismo lugar del puerto.

-No los envidies, no deben saber lo que sucede al otro lado del mundo -explicó Eizan.

-No los envidio... -refutó Trakey- es sólo que... es un poco extraño ver a la gente sin miedo en sus rostros.

-Si nos concentramos en nuestra misión, pronto nuestro hogar será como este lugar -agregó Isei.

-Creo que por allá hay una posada -dijo Eizan, apuntando hacia una enorme casa con un gran letrero encima.

Los tres caminaron rápidamente hasta el lugar, evadiendo a la gente y a las cientos de criaturas, extrañas para ellos, que se les cruzaban por el camino. La posada no era muy lujosa, pero no importaba, sólo dormirían ahí por una noche.

-¡Extranjeros! -exclamó con alegría una anciana que salía de una sala contigua.

-Buenas tardes -saludó Eizan-. Quisieramos saber, si tiene cuartos libres.

La vieja sonrió y caminó hasta ellos.

-Claro, nos queda el último, y que suerte, consta de tres camas.

-¿Cuánto cuesta la noche? -preguntó Trakey.

-Cincuenta monedas de cobre... por cada uno.

-¡Por cada uno! -chilló Eizan.

-Bueno, es temporada alta, no podemos rebajar nuestros precios -informó la anciana con un poco de molestía por la reacción de Eizan.

-No se preocupe -le dijo Isei sonriendo-, nos quedamos por esta noche.

Eizan se quedó boquiabierto y la vieja sonrió con ambición.

-Enviaré a los empleados a preparar la habitación de inmediato.

Los tres hicieron una reverencia antes de que la mujer se marchase.

-Claro... como no es tu dinero... -musitó Eizan mirando a Isei de reojo.

-Sensei, no se enfade, hay que gastar el dinero, en nuestro Continente ya casi no sirve de nada, ya parece uno de esos viejos que guardan con recelo el dinero.

Trakey soltó una carcajada, pero se cayó de inmediato al ver que Eizan le miraba sin mucho entusiasmo.

-Iré a caminar unos momentos -les informó Isei y las miradas reprobadoras de Eizan y Trakey se quedaron fijas en él-, claro que es para reconocer el lugar.

-Sí, claro, reconocer el lugar -dijo Trakey con ironía-. No te tardes demasiado, o comenzaremos a cenar sin ti.

-Si es que nos alcanza el dinero...

-No sea pesimista, Sensei -pidió Trakey al afligido Eizan, que miraba una bolsa de cuerto, en la que llevaba el dinero, con aflicción.

-Busquemos un lugar para domir, por favor -pidió Natsuko mientras caminaban entre la multitud del puerto.

-Este lugar está repleto, no pensé que habría tanta gente -dijo Nerik, al mismo tiempo que un sujeto de gran tamaño le apartaba con fuerza hacia un lado-. No tenemos mucho dinero, asi que buscaremos un lugar barato.

-Claro, eso sería... ¡sí, ya sé, la calle!

-No te pongas así, debe haber un lugar que no cobre demasiado... espero.

Caminaron un rato, preguntando en cada posada, pero todas cobraban el doble de lo que llevaban en sus bolsillos. Ya estaban agotados y faltaba poco para que cayera la noche.

-Creo que deberíamos volver al bosque y dormir ahí -sugirió Nerik.

-Es la única opción que tenemos -agregó Natsuko-, entonces, volvamos.

-Si mañana nos levantamos temprano, alcanzaremos algún barco.

-¡Es verdad! ¡Ni siquiera hemos preguntado por alguno que zarpe hacia el Continente Oeste!

-Yo pienso que muchos lo hacen, mañana muy temprano vendremos a preguntar -dijo Nerik, como si todo ya estuviese solucionado.

-Tomas las cosas con tanta simplicidad, no piensas seriamente -musitó Natsuko-, pero está bien, así te conocí y así te convertiste en mi mejor amigo.

Nerik sonrió y agradeció en secreto haber encontrado a la muchacha. Era como una especie de hermana menor para él.

-Por cierto, hace un rato que he visto a un hombre que nos sigue -informó Natsuko con preocupación.

Nerik observó a su alrededor, y cerca a un puesto, en el que venían pescado, un hombre, tal vez de su edad.

-¿El que está ahí? -señaló Nerik hacia donde estaba el sujeto mirandole.

-Si, ese mismo... ¡No apuntes!

La expresión seria y fría del extraño cambió de forma radical a una de sorpresa y horror.

-Al parecer se asustó... -dijo Natsuko al verle de nuevo.

-No lo creo, puesto que viene corriendo a gran velocidad hacia acá... -le informó Nerik extrañado.

-¡Apartate! -chilló Natsuko.

La chica empujó a Nerik hacia un lado cuando vio un destello azul acercándose hacia ellos a gran velocidad. Nerik cayó al suelo sin entender lo que sucedía, Natsuko yacía a unos metros de él mirándo al sujeto, que se acercaba cada vez más rápido, horrorizada.

-Natsuko... -murmuró y se levantó con firmeza nuevamente, para enfrentar al individuo.

-¡Nerik! -gritó el sujeto al detenerse a unos cuantos metros frente a él.

La multitud detuvo su andar y se apartó del lugar, sabían que algo sucedería, y lo hacían para ponerse a salvo, pues las peleas entre ebrios eran muy comunes en el lugar; les gustaba observar aquellos espectaculos.

-¿Me conoces? -preguntó Nerik confundido.

-Al fin te encuentro, después de todo estos años, después de tanto sufrimiento, al fin... al fina, te encuentro. Es hora de que mueras y pagues por tus crímenes.

-Perdón, pero no tengo idea de que...

No alcanzó a terminar, una fuerza invisible le lanzó hacia atrás bruscamente. Su atacante le señalaba con la mano empuñada, no había duda, él era el culpable. Natsuko se levantó con rápidez y lanzó una gran bola de fuego, la cual el sujeto bloqueó tan sólo con su brazo, era evidente que conocía de ese tipo de ataques. La multitud observadora se amedrentó al ver aquellos poderes, no muy comunes para esa parte del mundo, y huyó despavorida, dejando el lugar libre para pelear.

-Si quieres luchar...

Nerik avanzó caminando lentamente, pero el individuo se abalanzó sobre él y le golpeó duramente en el rostro, haciendo que cayera nuevamente. Natsuko intentó detenerle, pero el sujeto la empujó hacia un lado, como si no sirviera para nada.

-Vas a ver de lo que soy capaz... -musitó Natsuko, entonces sus ojos resplandecieron como los de Nerik, pero de color rojo.

-Cualquiera que esté con él, es mi enemigo -dijo el sujeto sonriendo.

Natsuko saltó y dio unas volteretas en el aire, su agilidad era impresionante. Própino varias patadas, las que el extraño bloqueó con un poco de dificultad. El extraño intentó golpearla también, pero ella evadió el ataque con facilidad, pues sus movimientos eran mucho más rápidos.

-Maldita... -dijo a regañadientes el sujeto que les había atacado tan repentinamente.

Natsuko volvió a dar unas vueltas y le propinó una fuerte patada, que le mando a volar a varios metros de ella. En ese instante, Nerik, se colocó de pie nuevamente, acariciando su mejilla y dolorido por el golpe. Sus ojos brillaron azules y el cuerpo del extraño se detuvo en el aire como un simple muñeco.

-¡¿Quién eres?! -preguntó Erik con enfado.

-Deberías saberlo... es una pena que no me reconozcas -contestó el sujeto soltando una risa.

-No te hagas el interesante... ¡contesta de una vez!

-Hazlo... -ordenó Natsuko, quien le amenazaba con una bola de fuego que ya comenzaba a cubrir todo el brazo de la muchacha, lista para ser disparada.

-Soy yo... Isei, tu viejo amigo... -respondió el individuo.

Nerik se quedó perplejo, no recordaba tener un amigo. Entonces, la conversación con Asnaq vino a su mente. Según él, Nerik, había perdido la memoria, o alguien se la había modificado para un fin desconocido.

-¿Tu eres amigo de Asnaq? -preguntó con un poco más de calma.

-No te atrevas a relacionarme con ese sujeto, Asnaq es fiel a un ser que ansio destruir -respondió Isei.

-Yo... estoy muy confundido, realmente no recuerdo que hayas sido mi amigo -agregó Nerik, guardandose aquello de su perdida de memoria, no deseaba que todos se enterarán.

-No esperes salvarte con esto, sé quien eres realmente y nunca te perdonaré por lo que hiciste.

Natsuko miró de reojo a Nerik, ahora comenzaba a creer que su fiel amigo sí pudo haber cometido algo bastante malo en el pasado, y que le habían hecho olvidar aquello por precaución, tal vez.

-No me mires así... -pidió Nerik con tristeza a su amiga.

Natsuko guardó silencio, desvió su mirada hacia Isei y no la despegó de él.

-Vete de aquí, no vuelvas a molestarnos -dijo la muchacha de repente-. Si regresas, yo me encargaré de ti, personalmente.

-¿Acaso tu eres su nueva amiga asesina? -preguntó con sacarsmo y luego soltó una carcajada.

-¡Isei!

Otros dos sujetos corrían rápidamente hacia ellos, uno parecía ser de mayor edad que el otro.

-Sensei Eizan, Trakey... al fin he encontrado a Nerik -dijo Isei con expresión de felicidad en su rostro, aun cuando se encontraba suspendido en el aire por la habilidad de Nerik.

-¡Nerik, sueltale! -ordenó el que parecía de mayor edad, al aque Isei había llamado Sensei Eizan.

-No se moleste en darle ordenes, ni siquiera recuerda quién soy -informó Isei.

-¿Qué? -preguntó Trakey.

Natsuko observó a Nerik de reojo nuevamente, pero esta vez de otra manera. Sabía que las cosas se estaban complicando, que tendrían que luchar, era inevitable si querían continuar con su viaje.

-Nerik, ¿no me recuerdas? -preguntó Eizan.

-No tengo la menor idea de quién es usted -respondió Nerik con firmeza-. Simplemente quiero viajar con mi amiga, ustedes no tienen derecho a retenerme aquí.

Eizan y Trakey observaron a la muchacha que le acompañaba, y que aun mantenía el brazo en alto, en vuelto en fuego, amenazando con lanza un poderoso ataque.

-Tal vez, perdió la memoria... -dijo Trakey.

-¡No seas idiota! ¡está claro que nos está engañando! -exclamó Isei con rabia, luchando inutilmente contra las invisibles ataduras que lo mantenían a unos cuantos centimetros del suelo.

-¡Isei, se razonable! -ordenó Eizan- ¡no estamos aquí para que cumplas con tu ridícula venganza personal!

-Sensei Eizan, me ha defraudado... no pensé que sus sentimientos de padre aflorarían en la batalla -respondió Eizan mirándole con desprecio.

-No seas irracional... el objetivo es claro, y no veo que Nerik esté asesianando a todo el que está frente a él.

-¡Esperen un momento! -chilló Nerik- ¡yo no soy ningún asesino!

-Eso es verdad -le apoyó Natsuko-, Nerik jamás ha asesinado a alguien.

-Realmente ha perdido la memoria -murmuró Eizan-, esto nos ayudará bastante.

-¡Nerik! -llamó Trakey- debes venir con nosotros, debes cumplir con tu destino.

-¿Con mi destino? -preguntó Nerik.

-Debes viajar con nosotros hacia el Continente Oeste -dijo Eizan con amabilidad.

-A ese lugar es al que vamos, Natsuko y yo -respondió Nerik-, para luego dirigirnos hacia Hiver.

Eizan y los otros se quedaron pasmados, era imposible que Nerik, habiendo perdido la memoria, hablara sobre ir a Hiver, el hogar de los Anxelin. Trakey observó a Isei y este le sonrió, pues se dio cuenta de que estaban aceptando la idea de que Nerik inventaba la perdida de memoria para escapar.

-¿Que pretendes llendo a ese lugar? -preguntó Eizan.

-Pues un sujeto llamado Asnaq...

-¡¿Asnaq?! -dijo Trakey con sorpresa.

-Sí, Asnaq. El me dijo que debía ir a Hiver.

-Todo está planeado, ¿no lo ven? -preguntó Isei- Asnaq pretende llevarlo a Hiver, con el objeto de hacer lo mismo con la tribu Kaji hace años atrás. Quiere que les destruya.

-Así hará, si llega a enterarse de que ellos asesinaron a su madre... -musitó Eizan con preocupación.

-Sensei Eizan, no permita que lo que siente por su hijo se interponga en nuestro objetivo; debemos acabar con él, hay demasiado en juego. Si los Anxelin caen, jamás tendremos una oportunidad de derrotar a LuxFero, sin necesidad de encontrar a los Cuatro Guerreros -intentó convencer Isei.

Eizan se quedó en silencio, lamentando todas las cosas que habían sucedido. Sentía que mucho de aquello era su culpa, por haberle dejado solo tantos años y por no poder detenerle cuando se reveló en contra de la tribu que lo había criado y educado.

-Tienes razón, muchacho -respondió Eizan mientras alejaba todos esos pensamientos a un lado-. Debemos cumplir con nuestro objetivo.

Trakey asintió, uniendose al pensamiento de Isei. No había nada más que hacer que destruir a Nerik. Les sería difícil, pero estaban dispuestos a dar su vida por ello.

jueves, 3 de abril de 2008

Capítulo 4: Búsqueda

El viaje hacia la ciudad-puerto Astro era largo. Caminando se tardarían más de una semana. Desde ahí partirían hasta el Continente Oeste, específicamente a una de las cuatro islas más importantes, Haî.


-Hemos caminado durante toda la noche anterior... ¿no podemos descansar un momento? -preguntó Natsuko agotada.


-El viaje es demasiado largo, debemos darnos prisa -respondió Nerik-, durante el viaje podrás dormir todo lo que quieras.


-¡No estaré despierta más de una semana! -exclamó Natsuko, lanzando el bolso de cuero que cargaba en su espalda.


Natsuko se sentó rápidamente, como si algo le adoleciera. Nerik se percató de aquello y se acercó un poco preocupado.


-Algo te duele -le dijo-, deberías habermelo dicho antes, podríamos haber descansado en...


-No es nada, sólo un poco de dolor de estómago -interrumpió Natsuko, sin darle mucha importancia.


-Creo que debes dormir unos momentos -aconsejó Nerik dejando su mochila en el suelo-, mientras nos quedemos en este bosque está bien.


-Preferiría una posada, pero supongo que esto está bien -murmuró Natsuko sonriendo.


-Chistosa...


Nerik se alejó unos momentos del lugar, para buscar algunas ramas y hacer una fogata. Natsuko se recostó dolorida, el malestar en su vientre se hacía cada vez más grande, aunque desde hacía varias semanas le pasaba lo mismo y no le tomaba importancia, después de unos minutos el dolor cesaba.


-No encontre mucho -dijo Nerik al volver con unas cuantas ramitas secas-, y no me gusta cortar los árboles, tendrás que abrigarte más. Las tardes se hacen cada vez más frías.


-No importa -respondió Natsuko acomodandose y sintiendo los últimos vestigios del dolor-. Veo que no llevas la cinta roja en tu brazo; hace unos días quería preguntarte, pero no me atreví.


-Se supone que esa cinta la llevaba mi abuelo en su frente cada vez que luchaba con las criaturas que amenazaban el pueblo donde vivíamos, cuando yo era niño. Era muy importante para mi, como un símbolo o algo así; pero Asnaq la rasgó mientras luchabamos con el hace unos días...


Natsuko cerró los ojos y Nerik guardó silencio. Segundos después la muchacha estaba completamente dormida.


-No pensé que estuviese tan agotada... -musitó Nerik.


-Señor, le he encontrado... -dijo Asnaq sonriendo frente a un alto sujeto sentado en un trono detrás de un velo, a través del cual poco se podía ver.


Otros tres individuos se encontraban arodillados a un lado del trono, al otro lado del velo.


-¡Excelente! -celebró el individuo- ¿Le has matado?


-No, mi señor -respondió Asnaq y el malestar de su amo se dejó sentir en toda la gran sala.


-Y eso se debió a... -comenzó a decir esperando que su fiel siervo le diera un buen argumento.


-... a que ha perdido la memoria, mi Rey -se apresuró a contestar Asnaq.


Después de un incomodo momento de silencio, un momento en que el sujeto sentado en aquel trono, rodeado de sus siervos más fieles, sopesaba la situación comentada por Asnaq.


-Tal vez, Nerik, no suponga un peligro. Todo esto cambia las cosas de manera radical. Por ahora no nos preocuparemos de él. Por otro lado, he oído que Eizan se ha reunido con viejos amigos para buscar a los Cuatro Guerreros.


-Mi señor LuxFero, ese no será un problema -dijo con voz grave uno de los que rodeaba el trono-. Uno de los Cuatro Guerreros está con nosotros, jamás podrán tener éxito en la búsqueda.


-Eso es cierto -dijo LuxFero sin moverse ni siquiera un poco en el trono, como si estuviese paralizado y habilitado sólo para hablar-. Además, podemos usarle para destruir todo este intento de golpe que intentan dar esos miserables... después de tantos años de guerra y la muerte de la mayoría de sus amigos, aun intentan derrotarme.


-Nerik, Nerik, despierta...


Nerik se levantó de un sobresalto. Era de noche, tal vez de madrugada, pero no lo sabía, ni siquiera recordaba cuándo se había quedado dormido.


-Gritabas dormido... -dijo Natsuko mientras se colocaba de pie y se alejaba para avivar el fuego que hacía un rato atrás había encendido.


-¿Gritaba? ¿qué gritaba? -preguntó algo confuso mientras se restregaba los ojos.


-Bueno, mas bien balbuceabas, porque no entendí mucho. Creo que era algo sobre la muerte de alguien... parecías sufrir mucho.


-No recuerdo haber soñado nada...


-Mejor te vuelves a dormir -aconsejó Natsuko mientras se sentaba frente al fuego.


-No, no... será mejor partir, así podremos llegar al puerto en menos de una semana.


-Si tu lo dices...


Ambos recogieron sus cosas, Natsuko apagó el fuego y partieron a paso veloz a través del tétrico bosque.


-¿Ansioso?


Isei se giró y vio a Trakey acercándose. Era un muchacho pálido, de cabello rubio y verdes ojos. Su mirada parecía despreciativa y arrogante, pero su actitud frente a los demás era completamente diferente.


-Recuerdo a Nerik -dijo de repente-. No podía hacer fuego y era un poco tonto, era divertido insultarle, algunas veces... supongo. Creo que no debería decir esas cosas.


-Nerik no es ningún tonto, eso debe quedarte claro -contradijo Isei-. No lo digo por tu comentario, lo digo porque es importante darse cuenta de que no es el mismo que conocimos hace varios años atrás. Debes estar dispuesto a matarlo, él no dudará en hacerlo.


-A mi parecer, es tu rabia la que te hace ver a Nerik de esa forma. No estás siendo muy racional en todo esto, pues por alguna razón que desconozco, le quieres matar cueste lo que cueste.


Isei se quedó en silencio, ya que Trakey decía la verdad. Trakey se marchó momentos después, volviendo a dejarle solo. Isei reflexionó lo dicho por su compañero de equipo, pero era imposible ganarle a su propio orgullo. Matar a Nerik no era sólo para salvar al mundo, sino que también porque su mujer y su hijo compartían una especie de lazo con él; Isei estaba dispuesto a destruir aquel lazo.


-Tal vez, hice algo muy malo en el pasado... -comentó Nerik mientras caminaban a través de una pequeña aldea.


-No lo creo, no eres una mala persona -le dijo Natsuko.

-Espero que sea así, no me gustaría enterarme de que fui un asesino o algo parecido. Estoy ansioso de llegar al puerto.

-En cuatro días llegaremos.

Isei se giró y vio a Eizan, el padre de Nerik, mirandole sonriente.

-Si, así me lo dijo el capitán hace un rato -respondió Isei, sin darle demasiada importancia a Eizan; quería que le dejaran solo por un rato.

-Isei, iré directo al grano -dijo de repente Eizan cambiando su expresión de aparente alegría a una seria-. El objetivo es claro: encontrar a Nerik, hablar con él, convencerlo de que vuelva y si se niega, intentar atacarle. Todos sabemos que si LuxFero le convence de unírsele, nuestra causa estará perdida.

-No entiendo por qué me dice esto -respondió Isei mirándole fijamente-. Sé cual es objetivo, pero tengo mis razones para pensar de mala forma acerca de Nerik, sin ofender. Él se encargó de eliminar a Sensei Kyosho, él hizo el trabajo de LuxFero. Sin nuestro Sensei, sin él quedamos indefenso. Usted no estuvo el día del ataque, la tribu desapareció en tan sólo media hora.

-Lo siento... no era mi intención hacer que recordarás aquel día.

Los ojos de Isei se llenaron de lágrimas, pero ninguna alcanzó a caer, su rabia, su odio y su tristeza se lo impidieron. Nerik había sido buen amigo, pero le era imposible olvidar la traición cometida por éste a sus amigos, incluso, les había matado a sangre fría.

-Tal vez, Nerik camibió -alentó Eizan.

-¡¿Cambiar, acaso no recuerda su mirada llena de odio?! -le preguntó Isei con enfado

-En parte fue mi culpa -respondió Eizan afligido-. Yo le prometí a su madre cuidar de él, pero fue lo que menos hice. Dejarlo al cuidado de la tribu Kaji no fue una buena desición.